Pro-ADN del Colón gallego ¡YA!

Es cosa evidente que tanto Cristóbal Colón como su entorno, no quisieron aclarar el asunto de su origen y nacionalidad, motivo por el cual, hoy nos encontramos desconocedores de ello.

Si su nacionalidad es importante para recomponer la biografía de un personaje tan relevante para la historia, tanto más lo es, el motivo por el cual dedicaron tantos esfuerzos en mantener embrollada esta cuestión.

La incerteza de su origen y la causa que motivó tal enigma, es causa de innumerables debates, teorías y conjeturas desde hace más de cinco siglos. Miles de libros y escritos se han acometido ocupándose de esto, dándose la paradoja que cuanto más lee uno sobre sus muchas biografías e historias, menos conocimiento y certeza cree tener de ninguna de ellas.

Demasiados intereses y demasiadas lucubraciones han embrollado este asunto haciéndolo casi irresoluble, salvo por un suceso científico reciente: La obtención completa del ADN de su hijo Fernando y de su hermano Diego.

descargaValiéndose del ADN para comprobar si los restos depositados en la Catedral de Sevilla son los auténticos y no los de Santo Domingo, se exhumaron los restos de Cristóbal Colón, de Fernando y de Diego. Siguiendo la tradición Coloniana, los resultados de estos análisis se volvieron a embrollar, y en los medios se vertieron distintas versiones de los resultados. En realidad, lo único claro y demostrado que se consiguió, es relacionar el parentesco entre Fernando Colón y Diego Colón.  El ADN de los restos de Cristóbal Colón solo se pudo recomponer hasta un 80 %, insuficiente para defender la autenticidad de los mismos. Poco importaba teniendo los resultados completos de su hermano e hijo, en realidad, todo ello se acometió y diseñó con otro fin, muy distinto de la búsqueda de una autentificación de los restos de Sevilla; prueba de ello es que quien financió el proyecto fue un lobby catalán, que inmediatamente después de obtener los resultados de Fernando y Diego, se acometió el coteje del ADN, único fin verdadero, con el de los candidatos catalanes. Los resultados no fueron satisfactorios y los portugueses aprovecharon la ocasión para hacer lo mismo con sus candidatos, el resultado tampoco fue el esperado. Le tocó el turno a los italianos,  con idéntico resultado negativo, estos cometieron el tremendo error de realizar las pruebas sin estar necesitados de ello, cuando el solo hecho del fracaso de catalanes y portugueses les beneficiaba.

Primero se buscó la identificación de parentesco entre restos fósiles, luego entre personas vivas con apellido Colom, Colombo, etc. Solo quedaba una posibilidad de éxito, la identificación geográfica, es decir, identificar estadísticamente los marcadores del ADN con una población determinada, mejor dicho, con la población del levante español, la población italiana y la portuguesa. El silencio mediático, es prueba del rotundo fracaso.

Es la teoría gallega, por tanto, la única con una mínima solvencia que continúa sin descartar. En 1898 el pontevedrés Celso García de la Riega realizó una conferencia en la Sociedad Geográfica de Madrid y que luego sería publicada, donde de manera magistral, convenció a los presentes demostrando la imposibilidad de que un Cristóforo Colombo pudiera ser el mismo que aquel que descubrió las Indias Occidentales, además, dio a conocer la existencia del apellido “Colón” en Pontevedra, apellido que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo; además, observó que los nombres con los que Cristóbal Colón iba bautizando las costas y sus accidentes geográficos, eran nombres existentes en las costas gallegas y sus rías; además, observó que Cristóbal Colón nunca escribió en dialecto italiano alguno, ni tan siquiera con italianos con los que mantuvo correspondencia; que escribía correctamente en castellano salvo expresiones y giros puramente galaicos. La teoría fue incrementándose en datos y argumentos gracias a la continuación en su estudio de numerosos seguidores de la teoría esparcidos por todo el mundo.

Podríamos resumir la Teoría presentada por Celso García de la Riega en cuatro Pilares:

  • Cristóforo Colombo no puede ser Cristóbal Colón.
  • La Toponimia coincidente entre las costas gallegas y las bautizadas por Colón en el caribe.
  • La lengua, está plagada de giros netamente gallegos inmersos en sus autógrafos.
  • El apellido Colón existía en Pontevedra, antes, durante y después del descubrimiento.

Sin embargo la extraordinaria teoría iniciada por Don Celso, le faltaba el personaje y carecía de una genealogía suficiente que pudiera identificar la familia pontevedresa de Cristóbal Colón, también dejó caer la posibilidad de ser su familia de origen judío en cuanto al motivo por el cual Cristóbal Colón, hermanos e hijos, mantuvieron su origen en secreto. La opción de un Colón judío fue presentada también por otras teorías. Según Fernando Colón, su padre era de linaje cristiano muy antiguo y noble.

En los años 80 el vigués Alfonso Philippot Abeledo, marino mercante y presidente de la Asociación Colón gallego, publicó una copiosa y trabajada teoría sobre la verdadera identidad de Cristóbal Colón, la sorpresa sobre todo radicaba en el personaje, “Pedro Álvarez de Sotomayor” conocido por “Pedro Madruga”, señor feudal gallego que protagonizó una lucha encarnizada contra las Irmandades en Galicia y contra los reyes Católicos después. Luchó este noble señorial contra la alianza entre la Corona de Aragón e Isabel Trastámara, que pretendían arrebatar los derechos al trono de Castilla a su sobrina, la legítima y verdadera heredera al trono, Juana de Trastámara, casada con su tío Alfonso V de Portugal. Una unión con Portugal que preocupaba sobremanera a la corona de Aragón. Pedro Madruga se posicionó del bando portugués hasta su rendición en Acasovas.

Alfonso Philippot, aportaba sobremanera el motivo buscado por tantas teorías, aquel que debería justificar que Cristóbal Colón y sus coetáneos más cercanos trabajaran por ocultar su origen y cuna.

Llegados a este punto, trataremos de demostrar que el candidato aportado por Alfonso Phlippot, además de ser el único que queda sin descartar, a falta de otros nuevos, reúne sobradamente todos los condicionantes para ser incluido en un proyecto de autentificación utilizando los últimos avances en la ciencia genómica.

Algunos Indicios y vidas paralelas que llevaron al sr. Philippot a formular su Tesis:

  • Además de la aseveración de Fernando Colón y el padre Las Casas sobre la nobleza de linaje del Almirante, y que los dos tenían almirantes en su familia, los reyes siempre le dieron tratamiento de Noble tanto en las maneras como en las formas. ¡Colón era noble!
  • Tanto en un caso como en el otro empiezan a navegar a la edad de 14 años por un periodo continuado de 23 años.
  • Tanto en un caso como en el otro, tenían conocimientos de latín y de las sagradas escrituras.
  • Los familiares de uno fueron los mejores aliados del otro, así como los enemigos de uno lo fueron también del otro.
  • Los dos fueron corsarios
  • Colón manifiesta tener diez hijos además de Diego, Pedro Madruga tenía 10 hijos.
  • Cuando unas fuentes aseguran que Pedro Madruga se refugia en Portugal, otras aseguran que Colón llega a este reino.
  • Cuando unas fuentes relatan como Colón abandona Portugal para irse a España, otras nos dicen que Pedro Madruga alberga la misma idea.
  • Cuando unas fuentes sitúan en la misma fecha a uno y a otro de camino a España, llevando el mismo cometido de reunirse con los reyes, entre Valladolid y Alba de Tormes uno aparecerá ya para siempre, mientras el otro desaparecerá sin dejar rastro.
  • Cristóbal Colón se negó siempre a firmar como “Cristóbal Colón”, recurriendo a la forma “xpo. Ferens”, el capellán y confesor de los reyes que trató en persona a Colón, le llama en uno de sus escritos “Petrum Colonum”. Cristóbal Colón dijo: Pónganme, pues, el nombre que quisieren, que al fin David, rey sapientísimo, fue guarda de ovejas, y después fue hecho rey de Jerusalén, y yo siervo soy de aquel mesmo que le puso a él en tal estado.”

 

Además, en los últimos años nuevos datos se vienen a sumar en defensa de la Tesis Colón/Madruga:

Rodrigo Cota rescata de una crónica del siglo XVI, escrita por “Francesillo de Zúñiga” un texto revelador donde aparece Diego de Sotomayor como hijo de Cristóbal Colón y a este además como protector del primero:

«Iba también con su majestad monsieur de Laxao, e contábale como don Diego de Sotomayor é el clavero de Alcántara e Rodrigo Manrique no tenían justicia para pedirle la encomienda mayor de la dicha Orden, que él era aficionado a ser de ella, y más si le daban la encomienda mayor. Decíale también que don Diego de Sotomayor parecía hijo bastardo de Colón el almirante de Indias, é solicitador de la mejorada (…)»

Se recupera otro texto olvidado del siglo XVII, donde Cristóbal Colón hace el camino a Barcelona con tres hijos para reunirse con los reyes para comunicarle la “gran noticia”:

“Paso por la ciudad de Córdova; fue recevido de los cavalleros de aquella ciudad, como era razon, llevando descubiertas las cosas particulares que de las Indias traia. Con mayor contento le recibio doña Teresa Enríquez de Harana, su mujer, señora natural de Cordova, y sus hijos don Diego, don Cristóbal y don Hernando. Con ellos camino la via de Barcelona”.

Diego Colón, Fernando Colón y Cristóbal de Sotomayor, antes de 1492 coincidieron al servicio de los reyes y príncipes como pajes y bajo su protección.

En otro documento Diego Colón solicita un traslado del testamento de su padre donde figura como principal testigo Diego de Sotomayor hijo mayor de Pedro Madruga, el mismo para el que Cristóbal Colón solicitó la mejorada, el mismo que parecía hijo bastardo del Almirante de Indias según la crónica del Francesillo de Zúñiga.

El genealogista Antonio Pedro documenta la existencia de un hermano de Pedro Madruga llamado Juan González, que coincide con el perfil de Bartolomé Colón, hijo de la misma madre y del mismo padre. Este apellido González, concuerda con la supuesta madre de Colón según Alfonso Philipot: “Constanza González Colón”.

Manuel Doval a finales de 2013, encontró en las murallas del castillo de Sotomayor, lo que parecen las armas que según los reyes Católicos, Cristóbal Colón solía traer. Hallazgo que se suma a otro trabajo de Antonio Pedro Sottomayor sobre la supuesta madre de Pedro Madruga y Cristóbal Colón.

Un estudio pericial realizado por la perito calígrafa Mª Teresa Torres Legarreta, determinó un alto grado de similitud que no es casual y lleva a pensar que se trata de la misma persona que escribe en momentos diferentes de su vida. Para el estudio se comparó la grafía de documentos con referencia a Cristóbal Colón y a PedroMadruga pertenecientes en los dos casos al archivo de la Casa de Alba, siguiendo parámetros grafoanalíticos como: orden espacial, dimensión, presión, forma, rapidez, inclinación de las letras, apertura de los óvalos, continuidad y gestos tipo, además del estudio de la firma y de la rúbrica.

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Fernando Colón y el padre Las Casas nos dicen que los corsarios “Colón” eran del mismo linaje y familia que Cristóbal Colón, que Cristóbal Colón navegó con ellos por mucho tiempo y que coincidieron, desde el mismo bando, en la batalla contra barcos genoveses del cavo San Vicente en 1476. Pedro Madruga, que según Alfonso Philippot su madre era “Constanza González Colón” vecina de Pontevedra, luchó junto a estos corsarios durante las guerras de sucesión. Esta relación entre Pedro Madruga y la familia de corsarios “Colón” está de sobra documentada, y más ahora con otro suceso:

El 9 de agosto de 1477 en Medina del Campo el rey Fernando de Aragón firma una real Provisión contra Michel de Nicola, conocido como Michelote y sobrino del la mujer del corsario Guillermo Casanova Colón, por el asesinato de la tripulación de un buque inglés y posteriores tratos con Pedro Madruga en la venta del botín.

Resumido y concretado los motivos que justifican el realizar un coteje de ADN  con  miembros de la Casa de Sotomayor, se hace imperativo que las instituciones y organismos reconduzcan su anquilosada postura. Todavía están a tiempo.  ¡Pro-ADN Colón gallego, YA!

CRISTOBAL COLÓN NOBLE GALLEGO

Escudo-de-C.-Colon1-300x203Cristóbal Colón  procedía de la nobleza, lo demuestran los hechos y los escritos del Almirante, su vida está ligada con la familia Sotomayor y con Galicia.

La teoría de Colón gallego fue evolucionando con el paso de los años gracias a los nuevos hallazgos realizados por historiadores e investigadores, Cristóbal Colón y Pedro Álvarez de Sotomayor (Conde de Camiña) conocido como Pedro Madruga, noble gallego y portugués, son la misma persona, son muchos los hechos que lo confirman.

Don Celso García de la Riega iniciador de la teoría ya lo menciona cuando sitúa la casa natal de Colón en Poio (Pontevedra) y nos dice que la finca vecina pertenecía a la familia Sotomayor, el historiador Don Enrique Zas nos habla de la estrecha relación con Cristóbal de Sotomayor, más adelante Marcelo Gaya describe a Colón y asegura que tenía que ser algún noble del sur de Pontevedra con una gran relación con la alta nobleza de Portugal, en 1977 don Alfonso Philippot  Abeledo revoluciona la teoría al afirmar que Cristóbal Colón y Pedro Álvarez de Sotomayor famoso noble feudal gallego son la misma persona, las fechas y los hechos empiezan a encajar, todo concuerda, la teoría crece a pasos agigantados, los investigadores encuentran cada día más datos y documentos que lo confirman, esto ya era sabido cinco siglos atrás como apunta Rodrigo Cota González en su  libro “Colón, Pontevedra, Caminha” donde descubre un texto del cronista Francesillo de Zuñiga que circulaba en la corte de Carlos V en el siglo XVI en donde afirma que Diego de Sotomayor hijo de Pedro Álvarez de Sotomayor era hijo de Cristóbal Colón, la vida de Colón va de la mano con la familia Sotomayor. Sigue leyendo CRISTOBAL COLÓN NOBLE GALLEGO

Sobre el libro de Manuel Rosa…

 

El autor portugués Manuel Rosa, en su libro sostiene que Colón es un noble portugués aún desconocido, aunque luego también especula con Enrique Alemán y Salvador Zarco. Este interesante libro, publicado en Portugal bajo el nacionalista título de“Colón Portugués. El hombre que engañó a los reyes españoles y sirvió al genial rey D. Juan II”, va referenciando los numerosos vínculos que lo unen a la corona portuguesa, y muy especialmente los de su mujer Felipa Muñiz de Perestrello.

Considero que en muchos apartados del libro este moderno autor tiene razón, pero nos resulta extraño que una persona que dice haber leído más de 2.000 libros, en cinco lenguas diferentes, no se plantee en su libro siquiera la existencia de la tesis gallega, tan próxima a la portuguesa, la cual posee tan abundante literatura, desde hace más de cien años. Muy chocante, ¿no creen? ¿No será que no quiere verla…?

Leyendo su libro (1), Rosa parece no conocer esta tesis tan cercana a la suya, ni sus argumentos, los cuales por otra parte son artillería pesada para quien pretenda refutarlos. Quizá por eso le resulta a este autor mejor ignorarla y, así, en su extensísima bibliografía final, no menciona ni a García de la Riega, ni Alfonso Philippot, ni a Rodrigo Cota, por sólo mencionar algunos autores relevantes. Nosotros no haremos lo mismo con él ni con su libro traducido al castellano por la editorial Esquilo… Sigue leyendo Sobre el libro de Manuel Rosa…

O Xadrez de Tordesilhas: Colón, «Alpedrinha», Caminha – Parte 1 – O “Príncipe”

Que me perdoe o meu amigo Rodrigo Cota pelo pseudo-plagio em que acabo de incorrer!

Que me perdoem igualmente os seus conterrâneos se por uma pequena vila do interior beirão português faço substituir a bela Pontevedra.

É que nenhum outro título assentaria tão bem ao que em seguida vou relatar, como o que me atrevo a fazer encabeçar estas linhas.

Acontece que o “puto” Jorge se criou nessa vila de Alpedrinha, corriam as primeiras décadas do século XV. Não se entendem os historiadores sobre a sua filiação nem data em que veio ao mundo. Fazendo fé na sua lápide tumular, o Jorge iria viver 102 anos! Feito digno de registo se acaso em épocas tão remotas já se bebesse cerveja Guinness e os frades copistas se entretivessem com o “estranho e fascinante mundo dos recordes”!

Sem ilusões e lendo as entrelinhas documentais, Manuela Mendonça, historiadora e a sua mais recente biografa, sistematizou em D. Jorge da Costa, Cardeal de Alpedrinha, editado em 1991, que o rapaz terá nascido provavelmente em 1416, filho de um humilde Martim Vaz e, procurando um futuro melhor terá calcorreado as estradas da vida enquanto jovem, acabando a estudar Latim, Filosofia e Teologia no Colégio de Santo Elói em Lisboa, “apadrinhado” pelo Reitor Padre João Rodrigues, e ordenado presbítero em meados dos anos 40. Sigue leyendo O Xadrez de Tordesilhas: Colón, «Alpedrinha», Caminha – Parte 1 – O “Príncipe”

Bartolomé Colón, la verdadera identidad

BARTOLOMÉ COLÓN

BartolomeColon[1]Todas las teorías que proponen una identidad a Cristóbal Colón esquivan con mayor o menor elegancia la exigencia de hacer lo mismo con sus hermanos, Bartolomé Colón y Diego Colón. Basta decir «Colón era tal persona» para que tengamos que dar por sentado que esa tal persona tenía dos hermanos, ya que Colón los tenía. No se considera necesaria prueba alguna a ese respecto, ya que es la figura del Almirante la que es motivo de estudio. A Bartolomé Colón y Diego Colón debemos suponerlos o imaginarlos.

Pero sucede que no, que quien quiera demostrar quién era Colón, inexcusablemente debe ligarlo a sus hermanos. Cualquier candidato a Colón que no presente dos hermanos que respondan a los perfiles, bien distintos uno del otro,  de Bartolomé Colón y Diego Colón, debe ser descartado por no reunir una de las mínimas condiciones exigibles.

Hasta hoy, la tesis gallega formulada en 1898 por Don Celso García de la Riega fallaba en ese punto. Ni los mejores investigadores de la tesis, como Prudencio Otero, Constantino Horta, Rafael Calzada o Enrique Zas, por citar a algunos de ellos, ni Philippot, quien propuso a Pedro Madruga como Cristóbal Colón, daban un respuesta satisfactoria, al menos en cuanto a la verdadera identidad de Bartolomé Colón. Philippot asegura que Colón-Madruga es hijo de las relaciones adulterinas mantenidas entre Fernán Yáñez de Sotomayor y una vecina de Porto Santo, Constanza Gonçalvez Colón, punto en el que coincidimos. En cuanto a Bartolomé y Diego, sostiene que ambos son hijos de esa misma mujer y su legítimo esposo, con quien contraería matrimonio algunos años después, llamado Juan Gonçalves de Ribeiro. Si bien en lo referido al hermano menor, Diego, no hemos de poner objeciones por el momento, no parece que Bartolomé Colón responda a la figura de un hijo de humilde familia. Veamos por qué:

Uno de los principales motivos que nos llevan a aceptar a Colón como Pedro Álvarez de Sotomayor, aparte de abrumadoras pruebas, es el perfil del descubridor. Por sus conocimientos, por sus aptitudes, por sus relaciones, por la educación recibida y por mil motivos más, Colón era sin duda un miembro de la nobleza, y en esa dirección apuntan desde hace décadas todas las teorías alternativas a la genovesa. Pero ocurre que, si bien de su hermano Diego no podemos decir lo mismo, del otro, Bartolomé Colón, sí, pues presenta un perfil en muchos aspectos similar al de Cristóbal Colón. Bartolomé, por poner un ejemplo, negociaba con reyes de Inglaterra o Francia. Los reyes europeos no negociaban nada con simples plebeyos hijos de nadie. Por esos motivos y muchos más cuya explicación sería muy larga para este espacio, debemos descartar que Bartolomé Colón, siempre en el contexto de la tesis gallega, sea el que propone Philippot.

No encontrando en Galicia a ningún otro hermano de Pedro Madruga que pudiese responder a la identidad de Bartolomé Colón, trasladé la cuestión a António Pedro de Sottomayor, investigador portugués de quien conozco sus cualidades y que viene trabajando en la tesis gallega desde hace algunos años con resultados sorprendentes.

Y sorprendente fue su respuesta: Pedro Álvarez de Sotomayor tenía un hermano residiendo en Portugal, hijo ilegítimo también de Fernán Yáñez. El sujeto respondía al nombre de João Gonçalves de Sotomayor. Ese apellido Gonçalves encajaría con el de la misma madre que ropone Philippot para Pedro Madruga, Constanza Gonçalves Colón, por lo que serían hermanos por parte de padre y madre. El personaje, referenciado en diferentes genealogías y documentos, fue escudero del Duque Fernando de Bragança (o Braganza en España). Ocupando tal cargo es lógico suponer como señala António Pedro de Sottomayor, que tuviese alguna participación en los hechos más destacables que protagonizó el reino de Portugal en su época:

«Ao ser escudeiro do Duque de Bragança (penso que o terá sido depois da batalha de Alfarrobeira em 1449), por certo participou nos acontecimentos em que se viram envolvidos os titulares da Casa: a expedição de 1458 a Alcacer-Ceguer; a de 1463 a Tânger; a regência do reino durante a campanha de Arzila em 1471; e a guarda de D. Juana «a Beltraneja» durante a guerra de sucessão peninsular em 1476.»

Coincidimos con el investigador, pero fuera como fuese, el hermano de Pedro Madruga, como el propio Madruga y como tantos otros, desaparece entre los convulsos acontecimientos que se vivieron en Portugal tras la subida al trono de João II y las subsiguientes conjuras contra la Corona organizadas por los más destacados miembros de la nobleza. En 1483, el Duque de Braganza es ejecutado en Évora acusado de alta traición. Probablemente, siguiendo el ejemplo de otros nobles leales a Fernando de Braganza, João Gonçalves de Sotomayor se unió a Diego, Duque de Viseu, quien asumió el liderazgo de la conjura. Pero Viseu es asesinado personalmente por el rey de Portugal. Los restantes nobles son apresados o escapan, quizás el más destacado de entre ellos, el Conde de Penamacor, Lopo de Albuquerque, quien tras una estancia en Londres se refugia en Sevilla, en principio bajo un nombre falso, como pudo haber hecho el mismo Bartolomé Colón.

Sucede que la familia Sotomayor tenía grandes lazos con todos los conjurados. Un hermano de Pedro Madruga, como acabamos de ver, era escudero de Fernando de Braganza. El único hijo de Diego de Viseu era fruto de su relación con una Sotomayor; el Conde de Penamacor era por su parte pariente de los Sotomayor. En esas condiciones, lo óptimo para el hermano de Pedro Madruga era desaparecer. Se sabe que Bartolomé Colón permaneció en Londres en las mismas fechas en que el Conde de Penamacor se ocultó allí, así como que ambos recalan en Sevilla. Se da la circunstancia añadida de que uno de los mayores hombres de confianza de Cristóbal Colón fue su secretario Diego Méndez de Segura, quien era hijo adoptivo del Conde de Penamacor.

Lo cierto es que el hermano de Pedro Madruga ya no da desde entonces señales de vida en Portugal, como lo prueba el hecho de que el matrimonio de su hija Guiomar fuese concertado por los hermanos de Guiomar hacia 1485, lo que demuestra que su padre se encontraba ya ausente, sin que por otra parte se haya encontrado prueba alguna de su muerte, lo que nos permite suponerlo vivo y entre el grupo de los escapados.

Por todo lo antedicho y otros datos más engorrosos o transversales que harían demasiado pesado este texto aproximativo, podemos atrevernos a proponer a João Gonçalves de Sotomayor como verdadera identidad de Bartlomé Colón. Cuenta con la primera de las condiciones necesarias: haber existido, algo que sólo podemos suponer en el caso del Bartolomé Colón propuesto por Philippot, cuya existencia no se encuentra documentada. Reúne a su vez otra condición inexcusable para quienes creemos en la tesis Colón-Madruga: ser hermano de Pedro Madruga y por tanto hermano de Cristóbal Colón; y por si eso fuera poco, cuenta con un perfil coincidente con el de Bartolomé Colón, por su experiencia de mando, por su pasada actividad militar, por su formación y educación y por su condición de miembro de la nobleza gallega ligada al Reino de Portugal, ninguna característica que siquiera podamos suponerle al Bartolomé de Philippot, una figura esta última simplemente conjetural cuya existencia ni se ha probado ni se probará.

Quedamos, lógicamente, a la espera de nuevos datos que nos permitan reforzar o descartar esta propuesta, pero con lo que tenemos hasta el momento, y tras haber efectuado todas las comprobaciones posibles sobre el personaje, creemos poseer elementos suficientes como para sostener que nuestro candidato es Bartolomé Colón.

http://correctoresdesabor.blogspot.com.es/2011/07/la-verdadera-identidad-de-bartolome.html

Cristóbal Colón y el Comendador Diego de Sotomayor

Hace algo más de un año, tuve la inmensa fortuna de toparme con un texto de Francesillo de Zúñiga, una crónica en la que se mencionaba a Diego de Sotomayor, hijo de Pedro Madruga, como hijo de Cristóbal Colón. La sorpresa fue doble, en primer lugar porque el texto, escrito en el primer tercio del S. XVI y publicado por vez primera a mediados del S. XIX, refrendaba la tesis de Pedro Madruga como verdadera identidad de Colón…………..

Si, como asegura Francesillo, Diego de Sotomayor era hijo de Colón, entonces Colón es Pedro Madruga. En segundo lugar, me sorprendió que el texto hubiera pasado desapercibido durante todo este tiempo a los ojos de todos aquellos que dedican su vida al estudio de Cristóbal Colón.

La autoridad de Francesillo de Zúñiga como cronista queda fuera de toda duda por varios motivos, y más aun en lo que se refiere a la familia Sotomayor, de la que habla con gran conocimiento. Había estado durante años al servicio del duque de Béjar, íntimamente ligado a los Sotomayor y a la Orden de Alcántara, a la que pertenecía Diego de Sotomayor, residente en Extremadura en tierras vecinas a las de su pariente, el propio duque de Béjar. Por otra parte, un análisis exhaustivo del texto de Francesillo no deja lugar a dudas sobre el carácter escrupuloso que imprimía a cada dato que consignaba, aunque se tratara de una obra satírica escrita para solaz de Carlos V, o precisamente por estar dedicada al Emperador. Es imposible encontrar en la “Crónica del Emperador Carlos V” una inexactitud en lo que se refiere a hechos que narra, nombres, parentescos que refleja o fechas. Además, Francesillo tuvo la libertad de escribir sobre todos aquellos asuntos que estaban vetados a los cronistas oficiales por una simple razón: su crónica no fue escrita para ser publicada, y de hecho no se imprimió hasta tres siglos después. Eso permitía al autor bromear sobre asuntos muy serios de los que el rey, destinatario del texto, tenía un amplio conocimiento. Dice Francesillo que Diego de Sotomayor “parece hijo bastardo de Colón, el Almirante de Indias”. Ese “parece” lo utiliza habitualmente para referirse a los que en realidad eran hijos bastardos. En el caso de Diego de Sotomayor tiene un doble sentido, pues Colón no reconocía, obviamente, a los hijos que había tenido con su anterior identidad. Dice luego que el mismo Diego “parece heredero del ladrón que desesperó”. Y en otra parte del texto deja bien claro que el “ladrón que desesperó” es Pedro Madruga, cuyos bienes realmente heredó Diego tras serle confiscados a su sobrino Pedro. Dice también que Diego de Sotomayor aspiraba al maestrazgo de la Orden de Alcántara y se refiere a Colón como solicitador de aquel ascenso. De ser así, esa solicitud tuvo que hacerse años antes, pues Colón murió en 1506. Era habitual que ese tipo de cargos se solicitasen con años de anticipación. Todo encaja en el testimonio de Francesillo con la tesis Colón-Madruga.

Y ya saliéndonos del texto de Francesillo de Zúñiga, la investigación sobre el Comendador Diego de Sotomayor da mucho más de sí, y sospecho que irá a mayores a medida que se vayan conociendo nuevos datos. Hace unos meses tuve la feliz idea de enviar a don António Pedro Sottomayor una copia del libro “El Castillo del Marqués de Mos en Sotomayor”, escrito por la marquesa de Ayerbe. El libro me había llegado a través de Fernando Alonso Conchouso. Así, entre el mayor investigador que existe hoy sobre la tesis Colón-Madruga, que es el Sr. Sottomayor, y el mayor bibliófilo y divulgador, que es el Sr. Alonso, tenemos dos minas que pronto arrojaron sus frutos. A los pocos días me escribía António Pedro y, en su elegante portugués (eso no es mérito suyo, el pueblo portugués escribe con mayor elegancia que nosotros) me hacía ver un dato que a mí se me hubiera escapado de todas todas, y eso sí es mérito suyo. En uno de los apéndices del libro de la marquesa de Ayerbe se reproduce la solicitud de ingreso de Diego de Sotomayor en la Orden de Alcántara. Uno de los testigos que declara en ella es Juan de Estrada, procedente de Vila Real (Portugal). Pedro Madruga tenía una amante en Vila Real, Francisca de Estrada, de la que tuvo un hijo llamado Juan de Estrada, que servía al marqués de Vila Real. Éste puede ser el testigo que declaró a favor de Diego de Sotomayor, ya que es el único de ese nombre que tenemos documentado, aunque no se puede descartar la posibilidad de que existiera otro Juan de Estrada en Vila Real, que en todo caso sería pariente muy cercano de Francisca, la amante de Madruga, ya que la única rama de apellido Estrada que había por aquella época en Vila Real era aquella a la que pertenecía Francisca, y por tanto el testigo Juan de Estrada.  De lo que no hay duda es de que un Juan de Estrada, hijo de Pedro Madruga y Francisca de Estrada, sirvió durante toda su vida al marqués de Vila Real, eso queda claro por abundante documentación. La relación de Madruga con el marqués de Vila Real iba mucho más allá de una simple amistad. Por poner un ejemplo, cuando Pedro Madruga secuestró al obispo de Tui, Diego de Muros, los 700.000 maravedíes del rescate fueron entregados al marqués de Vila Real, lo que nos demuestra que Pedro Madruga tenía una confianza ciega en el marqués.

Todo ello no nos llevaría a ningún lado si Pedro de Meneses, que así se llamaba el marqués de Vila Real no tuviera relación alguna con Colón. Pero el caso es que fue Pedro de Meneses, en una encendida discusión con el obispo de Ceuta quien intentó convencer al rey de Portugal de que patrocinara el viaje de Colón. ¿Defendía el marqués de Vila Real a un Colón cualquiera, jugándose su prestigio y su influencia en la corte portuguesa? Evidentemente, no. El marqués de Vila Real defendía a su amigo y hombre de confianza, Pedro Madruga.

Rodrigo Cota González.

Pedro Madruga, Cavaleiro de São João de Rhodes (I) – o tempo de provar nobreza

Numa quinta dos arredores de Braga, o velho morgado Francisco Bernardo de Sá Sottomayor, regalava-se em juntar os netos ao seu redor, contando-lhes histórias do seu viver de Tenente de Cavalaria em luta contra os franceses, ou de legitimista combatendo os constitucionais do futuro Imperador do Brasil. Por vezes, no auge do relato, evocava a coragem e o sangue guerreiro que lhe corria nas veias, herança do seu antepassado Pedro Madruga! E os miúdos sonhavam, e “guerreavam-se” a brincar, em nome daquelas memórias distantes.

Agostinho Barbosa de Sottomayor, meu bisavô, tinha sete anos quando o Morgado se finou. Nunca esqueceu as aventuras do avô e, já velho, a doença levava-o a “águas” ao Balneário de Mondariz, no sul da Galiza. Ali, voltou a ouvir falar de Madruga, personagem lendária que ainda nos princípios do século XX encantava os bosques da região.

Relatou-o ao filho mais novo, António de Sequeira Sottomayor, e aquele tornou-se o genealogista de serviço da família durante as seis décadas que viveu. Nenhum dos filhos se despediu dele, sem também conhecer os “feitos” do Conde de Caminha… e as “barbáries” também, mas essas, “eram frutos dos tempos de antanho”!
Meu pai, Agostinho Neuparth de Sottomayor, levou-me aos 18 anos ao castelo do Madruga. Nunca alguém da família ali tinha voltado nas centúrias mais recentes. Não era então o monumento que hoje podemos apreciar; estava decrépito e ameaçava ruína interior. Pairava no ar, suspenso do restolho e silvados em seu redor… místico, mas ainda e assim mesmo, imponente.

Há um quarto de século que me dedico à história e genealogia dos Sotomayor, e isso diz bem da impressão que me causou aquela visita em Setembro de 1983. As minhas filhas, já jogaram “à apanhada” no castelo… e começam hoje também, a conhecer o avoengo Pedro Madruga!

Certo dia, Alfonso Philippot publicou La Identidad de Cristobal Cólon, afirmando que o Conde de Caminha e o Almirante do Mar Oceano, Colón, eram a mesma pessoa. Ri-me, mas quis saber do que se falava. Afinal… a tese fazia sentido, mas só parcialmente. Tudo o que se relacionava com a época declinante de Pedro Alvares de Soutomaior apontava, de facto, para uma possível transmutação de um no outro, em 1486. O estudo para clérigo também fazia sentido, tal como a frota dos Sotomayor em Pontevedra, e a sua ligação à cabotagem e à rota mercante do Levante. O parentesco de Frei Esteban de Soutelo, seu tutor, parecia um achado surpreendente, e pleno de consistência… contudo, e embora sem certezas, os documentos antigos referiam quase sempre a mãe de Pedro Madruga, como pertencente à casa de Monterrey, ou seja, como uma Zúñiga, e não uma Soutelo-Colón, de Poio.

Se nas suas últimas vontades, ditadas em 1440, o pai de Madruga omitiu o nome da sua amásia, acreditamos que o terá igualmente escamoteado o mais possível, enquanto viveu. Sabê-lo-iam de facto frei Esteban, o escudeiro Alfonso Garcia, os parentes próximos da incógnita, e o próprio Pedro Alvares que quando passou a dono e senhor de Soutomaior, em 1469, fez acrescentar na entrada do senhorio, o escudo de armas de Zúnigas, de sua pretensa mãe, em vez de Távoras, como se esperaria pelo seu casamento, numa clara atitude do que hoje em dia poderia ser considerado, “marketing publicitário”!

Porque mentia Madruga? Perguntei-o a Philippot, cuja resposta não me satisfez. Desse modo, pouco convencido, passei o Colón-Madruga à gaveta das recordações.
Volvido ano e meio, Rodrigo Cota apresentou a crónica burlesca de Francesillo. Reabri a “gaveta”; voltei a querer saber o que se passava: afinal, um achado de princípios do século XVI, não poderia ser ignorado. A leitura que então fiz, cimentou o que já aceitara em Philippot, mas a questão de base mantinha-se em aberto; também a coloquei a Rodrigo Cota. Respondeu-me como é seu apanágio: claro, sucinto e pleno de lógica. Madruga mentia para apresentar uma linhagem de nobreza!

As grandes ideias, são quase sempre “ovos de Colombo”, e desse modo pude reequacionar toda a teoria de Philippot acerca do nascimento de Pedro Alvares de Soutomaior, para mim até então, o grande “calcanhar de Aquiles” de todo o conceito. Como chave-mestra, a Ordem de São João de Jerusalém, também chamada Ordem do Hospital de São João, ou mais geralmente, de Rodes ou de Malta.

Gaspar Massó no seu Pedro Madruga de Soutomayor, caudillo feudal, afirma na página 25, a propósito da confirmação dos títulos de Visconde de Tui e Mariscal de Baiona, que o Conde de Caminha pertencia àquela Ordem militar e religiosa; o investigador português Luiz de Mello Vaz de São Payo, recentemente falecido e até então colaborador activo na revista “Filermo” – publicação oficial da Assembleia dos Cavaleiros Portugueses da Ordem Soberana de Malta – , instituição a que pertencia, não estranhou a afirmação de Massó, acrescentando até que os referidos títulos lhe tinham sido reconhecidos quando Madruga “já era cavaleiro do Hospital de São João de Jerusalém (Rodes)”, como se pode ler na página 77 de Sottomayor Mui Nobre, editado em 1999.

Sabemos também, graças a Suso Vila Pérez e ao seu estudo sobre A cidade de Tui durante a Baixa Idade Media, vencedor do segundo prémio História Medieval de Galiza e Portugal em 2008, que à referida Ordem militar, pertenciam nos séculos XIV-XV as comendas de Toroño e Mourentán, no bispado de Tui, cujas fronteiras provocaram conflitos jurisdicionais entre a Ordem de São João e o Bispado, prontamente resolvidos em 1460, com vantagem para o Cabido tudense, entre Álvaro Paes de Soutomaior – o encomendeiro irmão de Pedro Alvares – e o comendador Frei Sueiro de Nogueirol.

Galindo Romeo já esclarecera antes, em 1923, com Tuy en la baja Edad Media que Toroño designava “toda a terra do bispado de Tui não submetida ao senhorio episcopal”, e pela Nobleza gallega que José Garcia Oro deu à estampa em 1981, sabíamos que Paio Sorredea de Soutomaior fora Meirinho daqueles territórios até ao seu falecimento que Suso Vila situa em 1425, sucedendo-lhe o genro, Garcia Sarmiento, senhor de Sobroso, futuro alvo político-militar de Pedro Madruga.
O historial da Ordem de São João revela que em cada lugar onde se instalavam, os Hospitalários começavam por fundar um hospital, logo seguido por um hospício, e só depois se preocupavam com a sua defesa ou fortificação. Segundo Adrián Arcaz Pozo, tratando da Implantación y desarrollo territorial de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén en Galicia (siglos XII-XV), as rotas da peregrinação jacobea foram o cerne aglutinador das comendas e instituições hospitalárias, “facultando ao peregrino hospedagem e assistência nos seus hospitais e albergarias que se encontravam espalhadas, tanto nas desoladas e ásperas montanhas, como dentro das povoações”. No século XV, existiam pelo menos em Tui, o Hospital de São João (dos Gafos), e o Hospital de Pobres e Peregrinos, o que indicia também a presença continuada na região, dos cavaleiros hospitalários.

É precisamente tratando de um aforamento relativo a esta última instituição que a 15 de Fevereiro de 1458 se testemunha, na Edición e estudo escriptolóxico do Tombo do Hospital dos Pobres de Tui que Xulián Maure Rivas publicou, a presença de Pedro Álvares de Soutomaior no claustro da Catedral tudense, ao lado do alcaide da cidade, notários e outras testemunhas. Chama-se-lhe então “discreto varom”, o que prova a sua actuação enquanto representante do Cabido catedralício. Outros documentos apresentados por Suso Vila Pérez em 2008, provam que entre 1460 e 1463, Pedro Álvares era cónego e pertencia ao Cabido tudense, embora segundo aquele investigador, “Pedro não se interessasse muito pelo Cabido”, fazendo-se representar amiúde pelo criado Pêro de Sevilla, de família imigrante da capital andaluza, onde Colón viverá os anos mais relevantes da sua vida.

Extintos os Templários, reza a história que os Hospitalários lhes herdaram senhorios e comendas, um pouco por todo o mundo conhecido. Em Portugal, assim não foi. Dinis, o Rei Lavrador, “tirou da cartola” a Ordem de Cristo, e os cavaleiros de São João perderam poder até ao reinado do “Africano” Afonso V que os relançou e muito beneficiou. Se acaso ainda o não era enquanto serviu o irmão e o Cabido de Tui, por certo Pedro Madruga cavalgou nas hostes das milícias do hospital, ao cair nas graças daquele rei português, de quem teve sempre o maior apoio e amizade.
Qualquer que tenha sido o percurso do futuro Conde de Caminha entre os anos 50 e 60 do século XV, teve de fazer prova da nobreza “a foro de Espanha” dos seus quatro costados, para poder ingressar como cavaleiro secular na referida Ordem, conforme bem esclarece Fernando Gonzalez-Doria no Diccionario Heráldico y Nobiliário, tratando da “Orden Militar de San Juan de Jerusalén”. Os Soutelo dificilmente cumpriam os requisitos, e os Colón eram essencialmente carpinteiros e mareantes.
Um acordo de linhagem pode bem ter sido o ponto de apoio desta mentira tão fundamental. Álvaro Paes, o último herdeiro legítimo e representante da estirpe dos Alvares de Soutomaior, de Toroño, que senhoreavam, ainda e sempre, o solar de onde brotou a casta, conviveu largo tempo na sua infância e adolescência, com seu parente Alfonso, o filho favorito do Mestre de Alcântara D. Gutierre de Sotomayor. Seriam bem próximas as suas idades, e ambos cresceram na Corte, enquanto donzéis de João II de Castela. É o professor universitário de Córdoba Emílio Cabrera Muñoz quem afirma, na página 180 do seu estudo El Condado de Belalcázar (1444-1518), que durante os anos 50, época do seu estratégico enlace com D. Elvira de Zúñiga, Alfonso se passou a apelidar “Alvares” de Sotomayor, facto que o académico atribuía a uma homenagem de Alfonso ao sogro, D. Álvaro de Zúñiga, Conde de Plasencia.
Outra leitura dos factos, permite entrever uma procura de paridade na legitimidade dos Sotomayor da Extremadura, face aos seus homónimos da Galiza. Como moeda de troca, reforçavam-se os Soutomaior de Tui, conseguindo para o seu bastardo Pedro Álvares, a entrada na Ordem de São João, validada num parentesco próximo, tacitamente aceite entre ambas as linhagens, mas sempre envolto em confusa neblina, como o próprio Vasco de Aponte nos transmite na sua Relación dalgunhas casas e linãxes do reino de Galiza, na página 120 da edição de 2008 de Clodio González Pérez, relatando o que sobre esse assunto se conhecia na época, da seguinte maneira: “(…) Pedro Alvarez de Soutomaior era bastardo natural que o tivera seu pai Fernán Eáns dunha irmã, curmá ou sobriña da condesa de Ribadavia, a que morreu a lanzadas”.
José Garcia Oro na obra supra-citada, revela, por acréscimo, que entre os Soutomaior e os Zúñiga existia uma relação de parentesco muito próximo, documentando nas páginas 95 e 222, respectivamente, que Álvaro de Soutomaior se dirigia a D. Pedro e a D. Juan de Zúñiga, de Monterrey, com o tratamento de “mi Señor tio”. Por maioria de razão, deve concluir-se que da mesma forma consideraria a condessa de Santa Marta (Vasco de Aponte chama-lhe erradamente “de Ribadavia”), D. Teresa, irmã destes. Esta situação prova, por si só, que a Pedro Madruga, irmão de Álvaro, bastava ser filho de Fernánd Yáñez de Soutomayor, para também ser visto na sua época como sobrinho da Condessa de Santa Marta. Não precisava de ser filho bastardo de uma qualquer “Zúñiga”, não documentada nas genealogias, como muito bem anota Salazar y Castro à margem do testamento do primogénito do Madruga, também chamado Álvaro, documento datado de 1491, em que o testador menciona o sepulcro de sua suposta avó, na igreja do Convento de São Domingos de Tui: “(…) de dicho Monesterio de S. Domingo onde está enterrada la dicha D.a Constanza de Zúñiga mi abuela”. Equivocava-se Álvaro, ou enganara-o seu pai, bem como aos outros seus irmãos. No mosteiro em que Pedro Madruga se criou e que tão bem conhecia, está de facto sepultada uma dama, ao lado da arca tumular de um Soutomaior: só que se chamava Inês Álvares e foi mãe do segundo João Fernandes de Soutomaior, Bispo de Tui, conforme opinião de Suso Vila, no livro já citado, páginas 351 a 353.
A propósito ainda da suposta mãe do bastardo Pedro Álvares de Soutomaior, cabe nestas linhas a opinião de Rodrigo Cota, baseado na seguinte passagem do testamento de Fernánd Yáñez: “Yten mando q den ala madre del dicho Pedro mi fizo bastardo por el cargo q della tengo docientos frolines de oro y dela dicha ley y cuño de Aragon.” Baseado na equivalência do florin de ouro em relação ao maravedi, moedas correntes no tempo de Enrique IV, o autor de Colón, Pontevedra, Caminha, estima o valor legado, em 14 000 maravedis, magra quantia para um Soutomaior doar a uma Zúñiga, à laia de dote; “más bien parece la cantidad que se entrega como ayuda a una mujer sin linaje alguno ni gran fortuna”. Tomemos como ponto de comparação que o dote de uma nobre casadoura por essas datas, valia cerca de cinquenta vezes mais, como se deduz do contrato de casamento de Mecia Sarmiento com seu primo Francisco, filho dos Condes de Santa Marta.

Estreita era a relação entre os dois ramos dos Zúñigas: o de Monterrey e o de Plasencia. Após a referida morte prematura da condessa viúva de Santa Marta, em 1470, ficou órfão o pequeno Bernardino, cuja tutela, segundo Garcia Oro (página 105) logo foi atribuída ao Conde de Plasencia D. Álvaro de Zúñiga, sogro, como acima se viu, de Alfonso “Alvares” de Sotomayor. Informa Emílio Cabrera Muñoz no já mencionado estudo sobre o Condado de Belalcázar, páginas 182 a 186, que este Alfonso, por sua vez, também morreu cedo, em 1464, cabendo a tutela dos seus filhos à mulher, Elvira, e ao irmão desta, também chamado Álvaro de Zúñiga, Prior da Ordem de São João do Hospital em Castela.

Admita-se pois, à guisa de conclusão, que a este Álvaro poderá ter ficado a dever o então ainda eclesiástico Pedro Álvares de Soutomaior, a sua ascensão a cavaleiro da Ordem de São João do Hospital, após o necessário processo de admissão, devidamente sancionado pelos testemunhos dos Zúñiga de Monterrey e Plasencia, jurando um nebuloso parentesco capaz de garantir ao futuro Conde de Caminha, nobreza dos quatro costados.