Hace tres años, comenzamos a trabajar en este documental paralelo al libro de Carlos de Vilanova «La clave de Cristóbal Colón, el noble gallego que descubrió América» y el cómic «Cristóbal Pedro de Colón» del mismo autor, con imágenes de Juan Agustín Grassi.
Por fin, ha quedado terminado (al igual que el presupuesto del proyecto editorial:), y nos hemos encontrado con que ningún medio televisivo ha querido emitirlo, en parte por habérsenos adelantado otros proyectos de documentales posteriores… cosas de la vida!
En todo caso, queremos haceroslo llegar al menos por este medio, y que todos los que habéis colaborado en él veáis de algún modo recompensado vuestro apoyo a nuestra idea.
Gracias por participar, especialmente a Don Xerardo Fernandez Albor, expresidente de la Xunta de Galicia, que participó con 96 años en el documental defendiendo como siempre ha hecho al Colón gallego; gracias a D. Alfonso Philippot, descubridor de la verdadera identidad de Cristóbal Colón en el noble Pedro Madruga de Soutomaior y que de seguir así no verá reconocido su esfuerzo de toda una vida para demostrarlo; gracias a Guillermo García de la Riega Bellver, bisnieto de Celso García de la Riega, quien en 1898-habeis leido bien, en 1898- inició la tesis gallega de Colón al descubrir que Colón era de Pontevedra; gracias al catedrático de lingua galega de la Univ. de Vigo, Jose Martinho Montero Santalha, por ayudarnos también a comprobar que Colón falaba galego; gracias a Fernando Alonso Conchouso, el coloniano que más ha hecho por nuestro paisano Colón en la red de redes, y que es el bibliógrafo mas relevante sobre este asunto; gracias a Manuel Modesto Doval, el cual espero que nos siga desde México y extienda también por allí -estoy seguro- la verdad del origen de Colón; gracias a la Dra. Carmen Hidalgo del Instituto de Patrimonio de España por contrastar científicamente los documentos, y también al experto en papel antiguo D. José Basanta por demostrar que eran del XV…
En fin, gracias a todos lo que participaron, desde dentro y desde fuera, para hacer que este proyecto casi imposible en 2012 se hiciese realidad a día de hoy y sirviese también para estimular iniciativas similares. Lo cierto es que hoy día cada vez más gente conoce la verdad.. que Colón era gallego y que su verdadera identidad era la de Pedro Madruga de Soutomaior.
Esperamos y confiamos que esto no acabe aquí… Nosotros seguiremos trabajando por difundir la tesis gallega de Colón por una sencilla razón… es la verdad.
Los interesados en emitir el video pueden solicitar permiso que les será otorgado si cumple criterios de difusión desinteresada por ejemplo en colegios o institutos. Creemos que a los jóvenes gallegos se les robó una parte muy importante de sus clases de Historia al no revelarles la existencia de una tesis gallega de Colón, absolutamente coherente y documentada, desde finales el siglo XIX. Nosotros mismos fuimos algunos de esos niños, y queremos que esto no se repita más… A todos ellos les dedicamos este documento audiovisual y a sus profesores les invitamos a divulgarlo en clase, pudiendo contar con nuestro apoyo personal si lo precisan. no tienen más que pedirnoslo en el correo oeralediciones[arroba] gmail.com
Bienvenidos a conocer la clave de Cristóbal Colón, el noble gallego que descubrió América!
¿Sabía usted que muchos personajes relevantes creían que Colón era GALLEGO, entre ellos Valle Inclán, Castelao, Unamuno, Eduardo Pondal, Beltrán y Rózpide, Emilia Pardo Bazán, Vicente Blasco Ibáñez, Wenceslao Fernández Flores, Ramón Cabanillas, Blanco Amor, Xosé Neira Vila, Montero Ríos, Xose Luis Mendez Ferrín, Xerardo Fernández Albor…etc
Lucio Marineo Sículo, era el confesor de Isabel la Católica. Una prueba más de que en la corte castellana se conocía muy bien al conde de Camiña, Pedro Madruga, es que hasta este confesor de la reina le llama Pedro Colón en su obra De laudibus Hispaniae Libri VII, publicada en Burgos en 1496, primera versión de la posterior De rebus Hispaniae memorabilibus Libri XXV (Alcalá, 1530).
En la imagen superior tenéis el original de 1530, en latín, y debajo una traducción posterior de un facsímil, ya en castellano, donde menciona que «enviaron a Pedro Colón con treinta y cinco naos, que dicen carabelas, y con gran número de gnte a otras yslas mucho mayores que tienen minas de oro… »
Los historiadores dicen que es un error del autor, a pesar de que lo repite en el lateral del libro como referencia. Pero el error es de ellos, no de Marineo, que sabía muy bien quien era el Almirante: Pedro Madruga de Soutomaior.
Hacía tiempo que andaba detrás de los datos del bautizo de los indios de Colón. Sabía que habían venido con él en su primer viaje, al menos en la Pinta, y que al desembarcar en Baiona (Pontevedra) algunos de ellos fueron enterrados al pie del Monte Real, donde se haya emplazado el parador actual de Baiona. Eso es lo que había oído, entre la maraña de datos que rodean al almirante misterioso. Pero colón no desembarcó en la villa del sur de Pontevedra, sino que se había dirigido en el otro barco, la Niña, no hacia Galicia como sería lo lógico, sino hacia Lisboa, a través de la tormenta. Todo ello con el fin de no atracar en Baiona…
Ésta villa pertenecía a las antiguas posesiones de Pedro Madruga (alias de Cristóbal Colón), donde éste podría ser fácilmente reconocido por sus antiguos vasallos, y dado que estaba oficialmente muerto -tras su acuerdo con los reyes católicos-, Colón no podía romper ese pacto, o podía perder todo lo acordado en Santa Fe. Eso era precisamente, lo que le obligaba a navegar hacia Lisboa, en plena tormenta, donde atracó con el barco casi desguazado.
Colón llevaba ya indios en ese primer viaje de vuelta, como testimonio de primera mano de su descubrimiento, y tenía interés por convertirlos en traductores de sus futuros viajes, y también los enseñaba -junto a animales exóticos, oro y productos de aquellas lejanas tierras- a los reyes y nobles que acudían en tropel a recibirle, tanto en Portugal como en España. Estos primeros indios que trajo -de los que poco se sabe- fueron cristianizados en Barcelona, y brindados allí a los reyes católicos. Sin embargo, a la vuelta de su segundo viaje, en Junio de 1496, Colón traería consigo a dos indios más para convertirlos en traductores, y los bautizó en el monasterio de Guadalupe, en Cáceres. Aqui tenemos otra prueba más de la identidad del noble gallego, pues en su bautizo al catolicismo les impuso el nombre de ¡Cristóbal y Pedro! casualmente, los mismos nombres de Pedro Madruga y su alter ego, Cristóbal Colón.
En principio, los Reyes Católicos no se mostraron propicios a satisfacer a Colón, por lo que este dijo:
“Pensando lo que yo era me confundía mi humildad;
pero, pensando en lo que llevaba,
me sentía igual a las dos coronas.”
¿Cómo interpretar este oscuro pasaje? ¿Qué es lo que era Colón? Y ¿qué es lo que llevaba? ¿A qué dos coronas se sentía igual?…
Los catalanistas lo interpretan como que una de esas coronas dos coronas era la del reino de Aragón. Claro… Otros lo interpretan su humildad como que Colón intentaba pasar a ser noble… en fin.
Pero una vez más la moderna tesis gallega encuentra respuestas que nadie tiene, pues sabemos que las dos coronas a las que sirvió Pedro Madruga de Soutomaior -verdadera identidad de Colón- eran la castellana y la portuguesa como señor de Caminha que era (Portugal) y Vizconde de Tuy (Galicia). Es decir, el noble propietario de ambos lados de la frontera del río Miño, e involucrado por tanto con ambos reinos. Efectivamente, sabemos que Pedro Madruga fue fiel seguidor de Enrique IV de Castilla, y que sólo tras la muerte de éste se alía con el rey de Portugal Alfonso V, precisamente para eliminar del acceso al trono a Isabel la Católica.
El autor portugués Manuel Rosa, en su libro sostiene que Colón es un noble portugués aún desconocido, aunque luego también especula con Enrique Alemán y Salvador Zarco. Este interesante libro, publicado en Portugal bajo el nacionalista título de“Colón Portugués. El hombre que engañó a los reyes españoles y sirvió al genial rey D. Juan II”, va referenciando los numerosos vínculos que lo unen a la corona portuguesa, y muy especialmente los de su mujer Felipa Muñiz de Perestrello.
Considero que en muchos apartados del libro este moderno autor tiene razón, pero nos resulta extraño que una persona que dice haber leído más de 2.000 libros, en cinco lenguas diferentes, no se plantee en su libro siquiera la existencia de la tesis gallega, tan próxima a la portuguesa, la cual posee tan abundante literatura, desde hace más de cien años. Muy chocante, ¿no creen? ¿No será que no quiere verla…?
Leyendo su libro (1), Rosa parece no conocer esta tesis tan cercana a la suya, ni sus argumentos, los cuales por otra parte son artillería pesada para quien pretenda refutarlos. Quizá por eso le resulta a este autor mejor ignorarla y, así, en su extensísima bibliografía final, no menciona ni a García de la Riega, ni Alfonso Philippot, ni a Rodrigo Cota, por sólo mencionar algunos autores relevantes. Nosotros no haremos lo mismo con él ni con su libro traducido al castellano por la editorial Esquilo…
Colón siempre mantuvo que su apellido era así: “Colón”, o bien “de Colón”. Bien, pues así es también como aparece en los documentos hallados en Pontevedra pertenecientes al siglo XV. De hecho es el único lugar del mundo donde aparecen documentos con ese nombre. Pero son otros siempre los que -después del descubrimiento- cambian su nombre (Colom, Colombus, Colombo…) y lo hacen conforme a su pronunciación o derivación lingüística particular. En Portugal se le denomina Colom, lo que los catalanes aprovecharon para atribuírselo. Pero es una falsa atribución.
En latín, idioma habitual en la época, se le denominaba Colombus… Total, que su nombre se deforma al ritmo que crece su fama. Visto esto, Colón llega incluso a decir: “Pongame, pues, el nombre que quisieren…”
Sin embargo, en las Capitulaciones de Santa Fe, el descubridor deja -una vez más- muy claro su nombre y firma como Cristóbal Colón; el Papa en las bulas Alejandrinas le llama Christóforum Colón, y en el primer folleto alemán sobre el descubrimiento que hay en la Biblioteca de Múnich se dice “Cristóforo Colón de España”, lo que sin duda es una latinización del nombre, pero no así del apellido que permanece idéntico, y tal como era junto a la referencia a su origen español, no italiano.
¿A qué viene esto? Pues a que recientemente, se han abierto los archivos secretos del Vaticano (http://www.luxinarcana.org/documenti/), mostrándonos imágenes de la bula papal en la que se ve claramente escrito el nombre de Colón, tal como lo conocemos, y tal como aparece también en los documentos y monumentos pontevedreses: COLON. Sólo por esta prueba del verdadero apellido del descubridor, ya se invalida la tesis del lanero genovés «Colombo», y de paso también la tesis catalano-balear o la portuguesa del «Colom».
Otro de los mitos sobre el Almirante es que nació en 1951 y que con veintisiete años se fue a Portugal. Falso. De ser así, habría sabido hablar italiano y no tendrá que recurrir a un intérprete para cartearse con el italiano Toscanelli. De ser ése el caso, habría descubierto América con 41 años, cuando en realidad lo hizo con 60 años!
Bien, en 1506, con 74 años muere en Valladolid, y como dice el bachiller Bernáldez (que estaba allí presente): “en senectude bona alrededor de 70 años”. En la imagen del Retablo de la Virgen del Buen Aire, o Virgen de los Mareantes de 1535, pintada por Alejo Fernández que se halla en el Real Alcázar de Sevilla, en la Sala de Audiencias, y que en su día fue dependencia de la Casa de Contratación se halla una imagen contemporánea de Colón, y si la ampliamos, a la izda, veremos su cara, con su calva, su barba y su pelo cano. Y también su nariz aguileña, tal como lo describe su hijo que era. Evidentemente no podía tener 41 años…
No quiero dejar este breve artículo de pruebas mediante imágenes, sin recordar un dato interesante que suele pasar desapercibido también en Pontevedra: la efigie de Colón que se haya labrada en la fachada principal de la Basílica de Sta. María la Mayor de Pontevedra, una maravilla arquitectónica de estilo plateresco, financiada por el gremio de mareantes de la ciudad y construída durante el s. XVI.
Se trata de una de las joyas de la arquitectura gótica gallega, que fue finalizada durante el reinado de Carlos I por las cofradías marineras de la rica ciudad pontevedresa (la segunda del Atlántico, tras Lisboa, en siglo XV). Esta fachada oeste, es obra de Cornielles de Holanda y Joao Nobre, realizada a modo gran retablo de piedra, con tres cuerpos de profusa decoración. Es obvio que en Pontevedra tenían muy clara la procedencia del descubridor, hasta el punto de incluirlo en la fachada principal de su basílica…
En el cuadrado blanco, vemos una ampliación de la imagen dedicada a Cristóbal Colón, que está mirando para la dormición de la Virgen. Sería muy interesante bucear entre los documentos sobre el origen de la basílica, para conocer más al respecto. Algún día quizá alguien lo haga… En todo caso, allí se colocó la imagen de Colón, como recuerdo de su gran descubrimiento, realizado con la nao “La Gallega”, construida en los astilleros pontevedreses de la Moureira, y que fue rebautizada en honor a esta parroquia y a esta basílica como la “Santa María” la Mayor, de Pontevedra. La misma a la que Colón dedicó las salvas de disparos en las Indias recién descubiertas, aquel 18 de Diciembre de 1492 …en honor a la patrona de su ciudad: Pontevedra, la cual se celebra el mismo día.
Evidentemente hay muchas más pruebas, estas son sólo un aperitivo para recordar algunas imágenes que demuestran claramente que Colón era el gallego Pedro Álvarez de Soutomaior IV o Pedro Madruga.
Pero de eso nos ocuparemos en futuras ocasiones…
Carlos de Vilanova