… le llamaban Pedro

Cristobal_Pedro_ColonAdmitido por todos que tanto Cristóbal Colón como sus hijos y familiares más directos trataron de mantener oculto su origen y patria, y que al observar la firma jeroglífica con la que firmaba, esta debería encerrar su verdadero origen. Muchos han sido los que han tratado de descifrar el secreto de este jeroglifo, y muchos han dicho y escrito que nunca se conocería el verdadero significado, pero Philippot al ser el primero en beber de las aguas de la fuente correcta, cayó rápidamente en la coincidencia de que cada una de estas iniciales colocadas en forma pidamidal, se correspondían con el árbol genealógico de Pedro Álvarez de Sotomayor (Pedro Madruga).

Según Manuel Lago y González, Obispo de Túy, la lectura de las siglas ha de ajustarse a estas normas:

  1. Las letras se han de leer en el orden en que Colón quería que se leyeran.
  2. Estas letras son abreviaturas, como se advierte al contemplarlas y se deduce de las mismas palabras del Almirante.
  3. La frase expresada en estas abreviaturas debe acomodarse a la significación del nombre de Colón o a alguna idea predominante en el inmortal descubridor.

Mi interpretación responde a las tres normas.

He aquí la firma, tal como aparece en muchos documentos:

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Y he aquí también lo que dice Colón acerca de ella:

«Don Diego, mi hijo, o cualquier otro que heredare este mayorazgo, después de haber heredado y estado en posesión de ello, firme de mi firma, la cual agora acostumbro, que es una X con una S encima, y una M con una A romana encima y encima della una S, y después una Y griega con una S encima, con sus rayas y vírgulas, como yo agora fago, y se parecerá por mis firmas, de la cuales se hallarán muchas…»(Institución del Mayorazgo, 22 de febrero de 1498.)

Al coincidir las siglas con la estirpe de Pedro Madrua, la duda recaía en la última línea  «Xpo Ferens», que en Latín significa «Portador de Cristo» siendo evidente que Colón quería hacer un Juego de Palabras con estos términos. Philippot asegura que «Ferens» representa la unión de los apellidos de sus abuelos «Fernández» y «Eannes», y en el caso de «XPO», la «X» que nadie pone en duda ser la abrebiatura que en la época se empleaba para definir «Cristobal» y que «po» se usaba también para definir «Pedro». Por tanto, para cualquier paleógrafo «Xpo» significaba «Cristobal Pedro», cosa que no podía ser y no parecía tener sentido, pero sí lo tenía, el genealogista Alfonso Enseñat de Villalonga, sin querer ayudarnos , acabó por confirmar que «Xpo» quería decir lo que en realidad decía:

En 1530, es decir cinco años antes de que el primer cronista de las Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo diera a luz su Historia General y Natural de las Indias, Lucio Marineo Siculo, cronista del Emperador Carlos V, escribía en su crónica titulada De las cosas memorables de España, que los Reyes Católicos, después de conquistar Canaria, enviaron a Pedro Colón a descubrir otras islas mucho mayores. Al principio a nadie sorprendió la noticia de que Colón se llamara realmente Pedro, pero andando los años algunos historiadores apuntaron a un posible despiste del cronista. Sin embargo, nadie se ha dado cuenta hasta ahora de que el testimonio de Marineo es corroborado por el gran humanista portugués y sacerdote el doctor Gaspar Frutuoso (1522-1591), que en su obra manuscrita Saudades da Terra, bebiendo en fuentes exclusivamente portuguesas -y más concretamente en los archivos de la isla de La Graciosa en el Archipiélago de las Azores- descubrió que Hiscóa Perestrello, esposa del capitán de la isla de La Graciosa, era cuñada del Pedro Colombo que descubrió el Nuevo Mundo, pues estaba casado con Filippa Moniz Perestrello, hermana de aquélla. Según esto, resulta que en Madeira y las Afores el descubridor era conocido también por Pedro Colombo.

Las dos fuentes en que bebieron Marineo y Frutuoso son tan antiguas y tan puras que no pudieron estar contaminadas por escritos posteriores. De ahí la importancia que debe otorgarse a estos dos testimonios, tan insólitos como casi olvidados.
 
Sólo nos queda un misterio por aclarar ¿de dónde le viene el nombre de Cristóbal? La respuesta nos la da Fernando Colón cuando afirma que su padre se dio a sí mismo el nombre de Cristóbal porque llevaba a Cristo, al igual que «San Cristóbal tuvo aquel nombre porque pasaba a Cristo por la profundidad de las aguas con tanto peligro». Esto significa que Colón cambió el nombre de Pedro que sus padres le impusieron en la pila bautismal. Y surgen ahora otras dos preguntas ¿cuándo y por qué cambió de nombre?.

Todos los que conocemos la historia de Pedro Madruga y su participación en las guerras de sucesión en Castilla y los conflictos por este motivo entre España y Portugal, podemos responder a las dudas del Sr. Villalonga.

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O «mar português» de Pedro Colón (II) – Parentes

Vila Nova de Cerveira (1509), por Duarte d’Armas

 

 

 

 

 

 

 

Retomemos o velho texto de Vasco da Ponte. Uma vez casado em terras lusas, o ex-cónego de Tui, Pedro de Soutomaior, recebeu o apoio de “(…) parentes, cunhados e amigos”. Três gradações de parentesco, com ou sem afinidades sanguíneas, capazes de mobilizar vontades e estabelecer semelhantes percursos de vida. Do conhecimento e compreensão do ambiente que o rodeou em Portugal, advém a possibilidade de esboçar um perfil condutor de Pedro Álvares, enquanto vassalo daquela corte.

Respeite-se a ordem do cronista. Em 1468, que parentes tinha Pedro em Portugal? Sigue leyendo O «mar português» de Pedro Colón (II) – Parentes

O «mar português» de Pedro Colón (I) – Estado da Arte

Peneda (o Viso) – Vista sobre ria de Vigo e Atlântico

 

 

 

 

 

 

 

 

Pedro Madruga não pode ter sido apenas e, tão só, o belicoso senhor feudal de Soutomaior, que cinco séculos de historiografia repassaram, motu continuum, elevado bastas vezes a legendário estatuto, e outras tantas submerso entre as trevas do medievo mais profundo. Foi também um conde português, membro da corte primo-renascentista de que se fazia rodear “o Africano” Afonso V, “rei de Portugal e dos Algarves, daquém e dalém mar em África”, como então, significativamente, se intitulava.

Corte, que o historiador Saúl António Gomes, não hesitou em considerar como “uma das mais notáveis e civilizadas da época”, adjectivando consequentemente esse Príncipe, que biografava em 2006, como “erudito humanista”, bibliófilo, intelectual e esteta[1]. Sigue leyendo O «mar português» de Pedro Colón (I) – Estado da Arte

O «mar português» de Pedro Colón (V) – Teria estado na Mina?

 

Foz do rio Minho. Foto de Luís Miguel Cruz

 

Sobejam, pois, referências factuais, integrando as casas de Távora e de Pombeiro da Beira, no processo marítimo português, pelo menos desde os anos trinta do século XV, com particular incidência nas décadas de cinquenta e sessenta, em que o cargo de Almirante de Portugal foi exercido por dois dos seus elementos. É precisamente à data do falecimento do último destes (1467), que se vai negociar o matrimónio de Teresa de Távora (1468).

Que outra razão, que não a mais-valia do controlo extra de quase quarenta e cinco milhas da costa ocidental galega, levaria Afonso V de Portugal, a aceitar e promover a entrada de um nobre castelhano, numa das linhagens mais afectas ao seu conselho, à segurança da capital do reino, e à eventual política de sigilo atlântico a que já se referiram inúmeros estudiosos? E seria desprezável a capacidade mobilizadora e armadora, de uma casa como a de Soutomaior, nas rias de Vigo, Pontevedra e Arousa, quando Portugal se preparava para novas investidas norte africanas, ainda no âmbito do apelo de Calisto III à Cruzada anti-otomana[1]?

Pelas razões atrás evocadas, bem assim como pela constatação de que, entre os aliados familiares mais próximos, podia o conde de Caminha encontrar quem dominasse a grande maioria dos pontos-chave da costa portuguesa e dos leitos fluviais de maior relevância, deve poder questionar-se qual o verdadeiro papel que Pedro Álvares de Soutomaior representou na corte portuguesa, de 1469 a 1485. Tal janela interpretativa não pode mais ficar posta de parte, quer na historiografia galega, quer na portuguesa. Urge reequacionar a figura de Pedro Madruga, também enquanto homem de mar, armador ligado às rotas de comércio e corso, participante activo – directa ou indirectamente – no movimento renascentista dos descobrimentos marítimos da segunda metade do século XV português.

Termino com uma pergunta potencialmente perversa.

Atlântico e São Jorge da Mina

Após o pacto de Alcáçovas-Toledo que, em 1479, pôs fim à guerra de sucessão peninsular, o perdão do conde de Caminha dependia do acatamento das disposições ditadas pelos Reis Católicos. De todas, a mais importante e mais penalizante, seria a entrega de Tui e respectivo preito de vassalagem ao bispo Diego de Muros. Em finais de 1481, a cidade estava ainda na posse do governador Acuña, representante dos Católicos. O acordo com Soutomaior, estipulava que até 15 de Janeiro seguinte, esta lhe fosse entregue, para que pudesse cumprir os protocolos de menagem, reconhecendo a soberania do prelado. Contrariando as expectativas, Pedro Álvares não esteve presente, enviando procuradores[2].

Simultaneamente – segundo um estudo dedicado ao “Castelo da Mina” por Carlos Antero Ferreira – , navegava no atlântico, uma armada de dez caravelas, um navio pesqueiro e duas urcas, sob o comando de Diogo de Azambuja, fundeando na costa da Mina nesse mesmo 19 de Janeiro. Dois dias mais tarde, teve início a construção da primeira fortaleza portuguesa do litoral ocidental da África[3], onde Colón afirmou ter ido algumas vezes.

Escrevendo sobre Tui, Suso Vila documenta que, a 23 de Janeiro, ainda se esperava a qualquer momento, a vinda de Pedro de Soutomaior «a Caminna ou Valença ou daquel cabo», para que fosse a Tui cumprir o acordado com Acuña e o bispo Muros, o que só aconteceu passados quase três meses e meio, no princípio de Maio[4].

Entretanto, a fortaleza da Mina ganhava forma rapidamente. Em meados de Fevereiro estavam levantadas as muralhas e o sobrado da torre. Presume-se que a esse alucinante ritmo, estivesse concluída em finais de Março, senão mais cedo. Depois, o capitão-mor enviou de regresso a frota e, se a viagem de ida demorara cerca de cinco semanas, conclui-se que em Abril já os navios demandassem a costa portuguesa.

Pedro – que esse era também o nome de Colón segundo Lúcio Marineo Sículo[5], cronista dos Reis Católicos – poderia estar em todos os lugares do mundo conhecido de então, menos no norte português ou no sul galego; estrategicamente, talvez aguardasse apenas que o tempo ganho numa propositada demora lhe fosse favorável de alguma forma; mas o bom senso, obriga à pergunta: pela demora, teria o conde de Caminha estado na Mina?


[1] Gomes, S. A. (2006), pp. 177-178.

[2] Vila, S. (2010), pp. 176-177.

[3] Ferreira, C. A. (2007). Castelo da Mina. Da Fundação às Representações Iconográficas dos Séculos XVI e XVII. Lisboa, Portugal: Livros Horizonte, pp. 17-27.

[4] Vila, S. (2009). A cidade de Tui durante a Baixa Idade Media (1ª ed.). Noia, Galicia: Editorial Toxosoutos, pp. 165.

[5] Marineo Sículo, L. (31 de Julho de 2008). L. Marinei Siculi regii historiographi opus de rebus Hispaniae memorabilibus modo castigatum atq. Caesareae maiestatis iussu in lucem editum, 1533. (M. d. Enguia, Ed.), pp. 106v. Obtido em Janeiro de 2011, de Memoria Digital Vasca: http://hdl.handle.net/10357/374