El Colón gallego y los Mansfield

El matrimonio Mansfield, Wladimir R. Mansfield y Charlotte Mansfield, fueron unos de los grandes defensores de la teoría presentada por Celso García de la Riega en el siglo XIX. Wladimir era Teniente Coronel jubilado del cuerpo de ingenieros del ejército inglés y arqueólogo, su mujer Charlotte era una escritora de fama reconocida, además, ellos dos eran miembros de la Sociedad Geográfica de Londres.

En el Museo Británico de Londres, encontraron un retrato con las armas de Critóbal Colón, sus investigaciones sobre este hallazgo los llevó a viajar hasta Pontevedra, donde residieron por periodo de dos años. En Pontevedra, se encontraron con la Teoría gallega y se integraron en el ambiente de los defensores de la teoría.

Convencidos del Colón gallego, animaron a sus  amigos gallegos, a defender sin complejos, ante el mundo el origen gallego de Cristóbal Colón, defendían la importancia de conservar los restos y ruinas donde la tradición señalaba la casa donde había nacido el gran Almirante.

No llegaron a conocer a Celso García de la Riega, quien había fallecido unos nueve años antes, pero fueron unos de sus más enérgicos defensores, cuando este ya en su tumba, fue atacado y denostado. El Coronel Mansfield, salió en defensa de García de la Riega, afirmando en una conferencia dada en Londres, que consideraba auténticos y válidos todos los documentos, pues aseguraba que las raspaduras que tienen algunos, afecten en modo alguno al texto, y otras deficiencias no parecen esenciales, sobre todo cuando donde aparece el vocablo “Colón” en cada uno de los documentos, no presenta ningún deterioro o alteración, el paleógrafo Camille O’Sirvi consideraba lo mismo.

 

De izquierda a derecha, el matrimonio Mansfield, Celso García de la Riega (hijo) y Sobrino Buhigas, director del Instituto de Pontevedra.
De izquierda a derecha, el matrimonio Mansfield, Celso García de la Riega (hijo) y Sobrino Buhigas, director del Instituto de Pontevedra.

Por desgracia, solo podemos ofrecer este extracto de un manuscrito del señor Mansfield, el manuscrito completo nunca llegó a publicarse, donde incorporaba sus conclusiones personales relativas al lugar de nacimiento del descubridor de América:

 

El lugar en que nació Colón

Por el Teniente Coronel W. Mansfield

¿Nació en Génova?

En 1578, ochenta y cinco años después de los descubrimientos de Colón, se colocó una piedra conmemorativa en Génova, en una casa en Vico di Mulcento, lugar en que se suponía vivió el padre de Colón. Harrise, erudito norteamericano, después de una búsqueda exhaustiva, escribió que “no existía evidencia que demuestre que Doménico (el padre de Colón) hubiera vivido alguna vez en esa calle ni en la casa donde se colocara la inscripción”.

En el “Regionamente”, se establece que esa casa perteneció a un tal Agostino Columbo, hijo de Giovanni Columbo, sin ninguna prueba de relación con Doménico Columbo, padre de Colón.

En 1887, otra casa, la nº 37 de Vico Dritto di Ponticello, se supuso fuera la del padre de Colón. También se puso en ella una inscripción. Sin embargo, Thatcher, en su monumental trabajo de investigación, dice que la casa mencionada en esos documentos italianos no es la misma que tiene la inscripción. Por su parte, Harrise consigna con mayor claridad los errores que tiene la inscripción. Por su parte, Harrise consigna con mayor claridad los errores que se han cometido con respecto a esas casas. Menciona, además, que Joseph HaCohen de 1501, escribió acerca del descubrimiento de América, pero no dice una sola palabra de que colón haya sido genovés.

 

¿O fue en Calvi?

En 1880, F. Martin Casanova, teniente-cura de Pioggiola, dio a conocer que Colón era compatriota de Napoleón porque también había nacido en Córcega, en el pueblo de Calvi. En su entusiasmo, esta patriota teniente-cura escribió que su afortunada isla no solamente había producido al hombre que sojuzgó al Viejo Mundo sino a aquel que había descubierto el Nuevo.

Se supuso que existía en Calvi, en poder de un cierto señor Giubeja, prefecto de la isla, el certificado de bautismo de Colón, pero nadie lo ha vista hasta ahora. Investigaciones posteriores dejaron en claro que ni el señor Giubeja, ni nadie en su familia, habían visto u oído algo acercad de tal documento.

No obstante esto, mucho se hizo con respecto a la declaración de Casanova. El 3 de agosto de 1882, el presidente de la república francesa firmó un decreto autorizando una colecta pública para un monumento a “Cristóbal Colón, en una de las plazas públicas de Calvi”.

En 1886, se colocó una piedra en una casa de Carrugio del Filo, con la siguiente inscripción en francés:

“Aquí nació, en 1441, Cristóbal Colón, inmortalizado como descubridor del Nuevo Mundo, en el tiempo en que Calvi estaba bajo el dominio de Génova. Murió él en Valladolid, el 20 de mayo de 1506”.

 

Placencia también reclama

A través de la capaz pluma de Tiraboschi y Ambivary, tan persistentemente reclamó Placencia ser el lugar de nacimiento de Colón, que la Academia de Ciencias y Literatura de Génova nombró, in 1812, una comisión para investigar el asunto. El informe de los tres miembros de la comisión, los profesores Serra, Carrega y Piaggio, comisión usualmente llamada Ragionamente, encontró que Canon Pedro Maria Campi, en su Historia Eclesiástica de la ciudad (1662), declaró que Cristóbal Colón era nativo de Pradello, un villorrio muy cercano a Placencia.

La base del reclamo era que Bertolino Colombo, supuestamente el abuelo de Cristóbal Colón, tenía propiedades en Pradello, las que estaban en arriendo, y que el alquiler había sido pagado regularmente a Nicolo y a Doménico Colombo, en Génova, y después de la muerte de este último, a sus hijos Cristóbal y Bartolomé. Como se Comprobó que ni Domenico ni Cristóbal jamás habían vivido en Pradello, la declaración de que fuera el lugar de nacimiento de Colón, cayó por tierra. Sin embargo, existe una «casa de Colón» en Via Diritta.

 

Hasta Cuccaro, en el Ducado de Monferrato

La misma comisión investigó otra pretensión de un tal Galeani Napione, que se dijo estaba mucho mejor fundada. Parece que se originó con Antonio de Herrera, en su «Historia General de los Hechos de los Castellanos», publicada en 1601, en la que se refiere a la familia Colón de Cuccaro y dice que es idéntica a la familia que vivía en Placencia: «Los Colombos de Cuccaro (o Cucureo), dice, y los de Plasencia, eran los mismos.

También se afirmó que un tal Domingo Colombo fue, en la época del nacimiento de Colón, el escudero del Castillo de Cuccaro, en Monferrato, y que Colón, el hijo de Domingo, había nacido en el castillo. La comisión se pronunció en contra de esa pretensión, como resultado de exhaustivas investigaciones.

 

Cogoleto… ¿otro demandante?

Cogoleto, un pequeño villorrio a unos 25 kilómetros al oeste de Génova, se llama, a veces, por nombres diferentes: Cogoreto, Cuchereto, Cugurea, Cogorero o Cujurgo. Esta aldea aspira al honor de ser el lugar de nacimiento de Colón. Alrededor de la época en que la «Historia» de Fernando estaba saliendo a publicidad, Bernardo Colombo, un descendiente de esta familia de Cogoleto, por aquel entonces en situación de extrema pobreza e incapaz de leer o escribir, fue a España y unió fuerzas con otro demandante, con la intención de ganar la herencia. Pero falló completamente.

En Cogoleto existe una pequeña casa, en la Contrada Giuggiola, en la actualidad una tienda, sobre cuya entrada se puede encontrar el Escudo de Armas de Colón, bajo el cual aparece la inscripción que sigue, puesta allí en el año 1650: «Extranjero, ¡detente! Aquí Colón vio  la luz por primera vez. El más grande hombre del mundo vivió en esta pequeña casa».

Las pretensiones de Cogoleto fueron llevadas adelante por Lorenzo Gambarra, Felizio Isnardi y G.C.B. Fazio, pero fueron contestadas por Sabazio y Centurini. Junto a los reclamantes mencionados que disputaban los derechos a la herencia de Colón, apareció en España, al mismo tiempo, otro italiano aspirante, Bernardo Colombo, de Cugureo. La sentencia dada en este gran caso estipuló que este Bernardo no pudo probar, en forma alguna, conexión familiar con Cristóbal Colón y, por lo tanto, no tenía derecho. Al mismo tiempo, su argumento de que Cugureo había sido el lugar de nacimiento de Colón, se probó como inexacto.

Seguidamente, dos nobles genoveses, Juan Bautista Spinola y Gregorio Torre, llegaron a un acuerdo con Bernardo Colombo -ante el escribano Chiavari- el 3 de junio de 1587, por medio del cual proporcionarían a Bernardo los fondos necesarios para seguir luchando, con la condición de participar de un cincuenta por ciento de lo que se obtuviera. Casanova declara que especuladores genoveses estuvieron buscando en Liguria algún Colón que valiera la pena.

La Escuela de Colombo ofreció una cantidad de documentos para probar que Colón vino de Génova, donde, de acuerdo con esos papeles, debe haber vivido por lo menos unos veinte años, entre numerosos parientes. Se suponía que ellos serían no menos de tres tíos y otras tantas tías, cinco primos en primer grado, algunos en segundo, numerosos sobrinos, dos años, entre numerosos parientes. Se suponía que ellos serían no menos de tres tíos y otras tantas tías, cinco primos en primer grado, algunos en segundo, numerosos sobrinos, dos tíos abuelos y sus descendientes. Entre tantos (si alguno de ellos fue realmente pariente) los especuladores pudieron haber encontrado un pretendiente aceptable, más especialmente si algunas de esas personas habían reclamado ser dueños de propiedades; además, se decía que el «padre» había tenido, en dos ocasiones, la honorable posición de Cuidador de la Torre, habiéndose visto envuelto en continuados problemas legales.

Se afirma también que el padre había sido enviado a Savona como representante de los trabajadores de la lana de Génova; de este modo, la familia de Colón debería haber sido muy conocida tanto en Savona como en Génova. Pero los especuladores no pudieron exhibir ningún argumento que probara que esa gente estuviera relacionada con el verdadero Colón, como tampoco aducir cualquiera relación con él.

 

Cataluña también interviene

El señor Luis Ulloa pretende que Colón era catalán. Pese a la extremada preocupación exhibida en su libro, su denuncia carece de valor. Sin embargo, importa prestar atención a esta pretensión.

El «A.B.C.», diario español, abrió un concurso ofreciendo un elevado premio, al mejor trabajo sobre el tema «Colón, español», y los detalles del mismo aparecieron publicados en muchos diarios.

Por aquel entonces, sorpresivamente apareció en el No. 40 del periódico mensual francés Le Monde Colonial Illustré, de junio de 1927, en la página 138, un artículo firmado por Luis Ulloa, con el siguiente título: Cómo descubrí al que descubrió América, el catalán Jean Colón.

Este artículo fue reproducido en muchos periódicos y diarios de todo el mundo, pero la pretensión del señor Ulloa sigue permaneciendo sin base.

Durante mis años de continuas investigaciones, se me han traído evidencias de que el descubridor del Nuevo Mundo fue un español de Pontevedra, no un italiano de Génova, como comunmente se supone.

Escritores contemporáneos, italianos, españoles, portugueses y de otras nacionalidades, han estado tan confundidos y contradictorios, que nada definitivo puede aprenderse de ellos. Escritores posteriores se han limitado solamente a copiar a los anteriores, de modo que los errores han viajado y viajado, haciéndose cada vez más numerosos.

 

Finalmente, Pontevedra

El finado don Celso García de la Riega fue la primera persona en presentar la teoría de que Colón había nacido en Pontevedra, o Pont Vedra, que así se llamaba en el Siglo XV. De la Riega era un mediador en la Corte Suprema, con elevados nombramientos, siendo, por          ejemplo, durante un tiempo, Gobernador de la Provincia de León. Conferenció en Madrid, en 1898, acerca de su libro «Colón Español», cuyas pruebas finales leyó en enero de 1914. Murió una semana más tarde.

Su libro fue amargamente atacado por numerosos miembros de la Real Academia de la Historia de Madrid, que lo declaró una deliberada falsificación, aunque la investigación microfotográfica y las investigaciones del autor substanciaban las conclusiones del señor de la Riega.

Galicia, en el extremo noroeste de España, al norte de Portugal, fue, en un tiempo, un reino independiente. Consiste en cuatro provincias, una de las cuales es Pontevedra, con su capital del mismo nombre. Los habitantes eran gallegos. Son ellos diferentes a los es­pañoles; su lenguaje es el gallego, que es muy diferente al español y, hablando en términos generales, no se entiende en España.

Desde una de las terrazas de la casa ocupada por el autor, durante casi un año, situada en la Parroquia de San Salvador de Poyo, cerca de Pontevedra, al mirar hacia la hermosa Ría de Pontevedra, en Galicia, uno ve muy cerca un villorrio, integrado por una docena de casas, llamado Portosanto, donde la tradición existente dice que el «Descubridor de las Américas» nació allí y allí pasó su juventud, y que su casa, ahora en ruinas, es recordada por la tradición de los pescadores.

Después de casi treinta años de búsqueda e investigación, se llega al convencimiento de que «Colón», el Descubridor del Nuevo Mundo, no sólo fue español sino que gallego. Se ha arribado a esta conclusión después de investigar las pretensiones de varias ciudades que aspiran a ser el lugar de nacimiento del italiano «Colombo»; después de estudiar los llamados documentos italianos de Colombo; después de tomar en consideración los hechos y los documentos escritos o firmados por el Colón español; después de inquirir en el conocimiento de Colón Español y usar, no sólo el lenguaje gallego, sino que el local y especial dialecto de Pontevedra; y después de encontrar que Colón tenía un íntimo y profundo conocimiento, no solo de Pontevedra, sino que también de la costa gallega.

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Busto de Cristóbal Colón mirando a la dormición, en la fachada de la basílica de Santa María de Pontevedra. Hay quien opina que el busto que hace referencia a Colón, es el que está a la izquierda del Rosetón.
Busto de Cristóbal Colón mirando a la dormición, en la fachada de la basílica de Santa María de Pontevedra. Hay quien opina que el busto que hace referencia a Colón, es el que está a la izquierda del Rosetón.

Publicado en 1924 en la revista Unión Ibero-americana en Madrid

En relación con los antecedentes y documentos en que se vienen apoyando los que sostienen que Cristóbal Colón había nacido en España, en 1923, el Coronel Mansfield, comisionado al efecto por la Real Sociedad Geográfica de Londres, realizó una conferencia en la Sociedad AngloEspañola de Londres, ante numeroso público y el Embajador de España.

El Coronel Mansfield, recogió en su disertación los antecedentes y datos ya conocidos, auxiliado con un aparato de proyecciones, con el que exhibió vistas y copias de documentos, demostración de la tesis que defendía; desenvolvió ampliamente el tema, tanto desde el aspecto de la poca consistencia que ofrecen los documentos en que se funda la supuesta nacionalidad italiana de Colón como desde el de la autenticidad de los que le acreditan como gallego, que encuentra, además, sólido apoyo en indicios de gran fuerza probatoria.

Presentó el orador un documento descubierto por él, en donde se ve que un cierto Ignacio Muñiz vivía entonces en San Salvador, y dedujo que este afortunado hallazgo prometía ulteriores investigaciones y la posibilidad de probar también que la esposa de Colón, Felipa Muñiz, fue gallega, de Portosanto o de San Salvador.

El Coronel Mansfield presentó otro documento, hecho por él en el Museo Británico de Londres. Es un busto de Colón, colocado en la fachada de una de las iglesias de Pontevedra. El retrato de Colón de 1548 tiene con dicho busto de piedra un parecido inconfundible.

El conferenciante, que fue durante muchos años “experto” en los métodos científicos para descubrir falsificaciones de documentos, sostuvo que sin inspección del original de un documento se puede incurrir en muchas equivocaciones, y demostró al mismo tiempo algunos de los mayores e imperdonables errores cometidos por el Sr. Serrano y Sanz y por el Sr. Oviedo y Arce. Por medio de microfotografías demostró el Coronel Mansfield que los acusadores de D. Celso de la Riega estaban equivocados en la materialidad de las cosas; y cuando dijo que ciertas raspaduras y tiznadura de algunos documentos, que están en posesión de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, no existían cuando D. Celso de la Riega los examinó, levantó una tempestad de aplausos.

En conclusión, el ilustre conferenciante asegura que hoy no puede haber duda alguna acerca del origen de Colón. Cree que los descubrimientos hechos por Carlota Mansfield y por él han de estimular a la nación española para tomar las debidas precauciones a fin de conservar las ruinas de Colón en Pontevedra y proclamarle como uno de los más grandes hijos de España.

 

Leemos en el Boletín Oficial del Centro Gallego de Avellaneda, Argentina, en número correspondiente a Octubre de 1924:

«En la Prensa neoyorquina se vienen publicando interesantísimas informaciones acerca de España y sus problemas.

»Una de ellas, transmitida por United Press, se refiere a la ver­dad sobre la cuna del descubridor de América, sobre la cual han he­cho profundos estudios dos escritores ingleses, que compendiarán sus trabajos en breve en un libro que preparan para la publicidad.

»Aseguran estos escritores que Colón es de un pueblo cercano a Vigo, y de esta opinión se ha hecho eco la escritora americana Herriet Adans, esposa de Franklin, Consejero de la Unión Panamericana, que ha tomado gran empeño en la rehabilitación de esta verdad histórica.

»De regreso de Washington, y después de un viaje de ocho meses por España y Marruecos, tiene el propósito de publicar sus trabajos en la Prensa norteamericana.»

 

El Orzán, de La Coruña, en su editorial del 19 de Noviembre último, dice:

“la Real Academía de la Historia ha dirigido una comunicación al Presidente de la Comisión provincial de Monumentos de Pontevedra, D. Castro Sampedro, participándole que aquella entidad estudia actualmente el asunto del nacimiento de Colón en Pontevedra, con motivo de la conferencia que acerca del particular acaba de dar en Inglaterra el distinguido coronel del Ejército británico señor Mansfield, que hace poco residió en aquella ciudad gallega.” “En dicha comunicación se solicitan informes acerca de determinados extremos. El Sr. Sampedro piensa reunir a la Comisión de Monumentos para estudiar y emitir el informe que solicita.”

 

 

 

La patria de Colón

Los técnicos ingleses sostienen que nació en Pontevedra

Documentos célebres falsificados.

Por Manuel Graña en la revista «La Guinea española» 1925

Aunque lentamente, parece que se va haciendo luz en torno al debatido proble­ma de la patria de Colón. La Real Sociedad Geográfica de Londres envió a España el año pasado algunos de sus miembros a estudiar los monumentos y documentos per­tinentes: los señores Mansfield los exami­naron e investigaron detenidamente durante más de un año los lugares donde se hallaron los vestigios del almirante. Como anticipo del libro en que se publicarán los resultados de estos trabajos, el coronel Mansfield, de la Real Sociedad Geográfica de Londres, dió tiempo hace u n a interesantísima con­ferencia en el local de la Sociedad Angloespañola de dicha capital, a la cual con­ferencia asistió nuestro embajador, el señor Merry del Val.

Empezó el conferenciante congratulán­dose de poder presentar delante de tan distinguido auditorio los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por Mrs. Mansfield, de la Real Sociedad Geográfica, de Londres, y por él mismo.

Se cree generalmente, vino a decir, que Colón es de Génova. Esta tesis se apoya principalmente en dos supuestos, a saber: Que el Mayorazgo de 1498 es auténtico. Este es el documento, en el cual se supo­ne que Colón ha dicho que nació en Ge­nova. El segundo supuesto es que los lla­mados los documentos italianos se refieren real­mente al intrépido navegante y no a algún otro individuo.

Además existen en Portosanto, frente a Pontevedra, las ruinas de una casa en la cual, según una tradición del país, vivió «el hombre que descubrió la América». Este fué el punto de partida para las investiga­ciones en que el conferenciante y la seño­ra Mansfieid hicieron notables descubri­mientos.

La conferencia fué ilustrada con vistas tomadas en los alrededores de Pontevedra, cuyos nombres iba poniendo Colón a los lugares que descubría. Especial in eres tie­nen algunos como éstos: «.Con», «Moa», «Arroaz», «Parbo», y otros muchos, que son puramente gallegos Recordó el conferenciante al señor don En­rique Saz, de la Habana, el cual reunió un gran número de estos nombres interesantes. Aseguró también que el señor don Angel Altolaguirre se equivocó al decir que Co­lón había escrito «Galera» en «Cabo de la Galea». El gran interés de estos nombres usados por Colón consiste en que no sólo son gallegos, sino que pertenecen al dia­lecto de Pontevedra, aduciendo el confe­renciante un buen número de importantes ejemplos para probar su tesis de que Co­lón, no sólo es gallego, sino de Pontevedra, porque únicamente un hombre conocedor de las condiciones locales de Pontevedra pudo haber usado estas palabras y nombres.

Presentó además un documento descu­bierto por él, en donde se ve que un cier­to Ignacio Muñiz vivia entonces en San Salvador, y dedujo que este afortunado ha­llazgo prometía ulteriores investigaciones y la posibilidad de probar también que la esposa de Colón Felipa Muñiz. tué galle­ga. de Portosanto o de San Salvador.

Vino luego al origen genovés de Colón, que sostiene tenazmente en España el señor Altolaguirre, distinguido mie.nbro de la Real Academia de la Historia de Madrid. Expuesto el estado de la cuestión, se dis­cutió la tesis del señor Altolaguirre, demos­trando el coronel Masfield que en las obras de dicho académico se encuentran muchas citas equivocadas y otros errores. Por ejem­plo, uno de los más importantes Documen­tos italianos sin el cual se derrumba la teoría del señor Altolaguirre, es dudoso y no ofrece garantía, porque tiene la fecha raspada y además las palabras que podía­mos llamar vitales están marcadas aposta en el original. También demostró el co­ferenciante que el Mayorazgo, de 1498 no es auténtico. Navarrete dice que las dudas acerca de este Mayorazgo han sido disi­padas por la llamada Confirmación Real del Mayorazgo, encontrada por él en Si­mancas. Pero el conferenciante también ha descubierto que esta Confirmación Real es una invención y de las groseras. Lleva la firma de «Alvarez», el cual cuatro años antes había dejado de ser secretario de los Reyes Católicos. Bastaría esto para tirar tal documento al cesto de los papeles: pero to­davía es más asombroso que este documen­to está fechado en el 28 de Septiembre de 1501 y en él se dice que los Reyes Cató­licos recomiendan «al príncipe don Juan, nuestro muy Caro e muy amado fijo», que lleve a cabo sus órdenes Pero este «muy amado fijo», en la techa del documento, hacía ya cuatro años que estaba en la sepultura, pues murió el 4 de Octubre de 1497.

Es bien extraño que los historiadores que desde Navarrete han estudiado este docu­mento, y la misma Real Academia de His­toria de Madrid, no hayan descubierto en tanto tiempo el error encontrado por los dos investigadores ingleses. Con esto la teo­ría del origen italiano de Colón, tal como la sostiene el señor Altolaguirre, queda completamente desechada.

Le tocó luego la vez a los bocumentos de Pontevedra. En 1898 el difunto don Celso de la Riega, de Pontevedra, dió una conferencia en Madrid sobre «Coión, es­pañol», y fué el pnmero en adelantar es­ta tesis. Don Celso publicó un libro en 1914, con reproducciones de varios documentos, pero murió pocos dias antes de salir el li­bro a luz. Cuando éste apareció, el profe­sor Serrano y Sanz, de Zaragoza, el cual no había visto los documentos originales, sino las reproducciones del libro, publicó un artículo, en el cual afirmó que once de los trece documentos eran inadmisibles»

Más tarde, el señor Oviedo y Arce, sin ver tampoco los documentos en el original, perdió los estribos completamente y acusó al señor de la Riega de falsificador. El con­ferenciante, que fué durante muchos años «experto» en los métodos científicos para descubrir falsificaciones de documentos, sos­tuvo que sin inspección del original de un documento, se puede incurrir en muchas equivocaciones, y demostró al mismo tiem­po algunos de los mayores e imperdonables errores cometidos por el señor Serrano y Sanz y por el señor Oviedo y Arce. Por medio de microfotografías demostró el co­ronel Mansfield que los acusadores de don Celso de la Riega estaban equivocados en la materialidad de las cosas; y cuando di­jo que ciertas raspaduras y tiznaduras de algunos documentos, que están en posesión de la Sociedad Arqueológica de Ponteve­dra, no existían cuando don Celso de la Riega los examinó, levantó una tempestad de aplausos. Debido a la colaboración del señor don Ramón Sobrino, director del Instituto de Pontevedra le fué posible re­habilitar la memoria del tan denigrado don Celso de la Riega.

El coronel Mansfield presentó otro des­cubrimiento, hecho por él en el Museo Británico de Londres. Es un busto de Colón, colocado en la fachada de una de las Iglesias de Pontevedra. El retrato de Colón de 1548 tiene con dicho busto de piedra un parecido inconfundible.

La cruz de Colón, que es de piedra y está en Portosanto, fué también estudiada en la conferencia. Las fotografías demues­tran que la inscripción de esta cruz, des­cubierta hace algunos años por don Pru­dencio Otero, de Pontevedra ha sido vo­luntariamente retocada y perjudicada con el objeto de cambiar Colón en Dotero.

En conclusión el ilustre conferenciante asegura que hoy no puede haber duda al­guna acerca del origen de Colón. Cree que los descubrimientos hechos por Mis. Car­lota Mansfield y por él han de estimular &, la nación española para tomar las debidas precauciones a fin de conservar las ruinas de Colón en Pontevedra y proclamarle co­mo uno de los más grandes hijos de Es­paña.

El embajador dió las gracias al coronel Mansfield, en nombre de la Sociedad Anglo-española, asegurando que el interés cien­tífico y la extrema seriedad de las inves­tigaciones, que constituían la base de la con­ferencia, hacían de ésta un acontecimiento excepcional en dicha Sociedad.

….-….

Por nuestra parte, no puede menos de regocijarnos que extranjeros de la competencía de los ilustres miembros de la Real Sociedad Geográfica de Londres aporten sus investigaciones al esclarecimiento de una cuestión que tanto nos interesa. Dada nues­tra incompetencia en estas materias, no nos atrevemos a decir nada ni en pro ni en contra; nos limitamos a dar un extracto auténtico de tan importantes trabajos. Nos avergüenza un poco que nuestros especia­listas salgan tan malparados de la crítica de los señores Mansfield; pero si con ello aseguramos para nuestra patria una gloria, que sólo por incuria nuestra pudo arreba­társenos, podemos darlo por bien emplea­do. Y ahora la Real Academia de la His­toria y los especialistas tienen la palabra.

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