Marta González

Razones políticas, obligaron a Cristóbal Colón a ocultar con la complicidad de los reyes- su verdadera identidad.

por Marta González

CRISTÓBAL COLÓN, NACIÓ EN GALICIA

A finales del siglo pasado la ciudad de Pontevedra (Galicia) era lugar de grandes tertulias culturales. En aquel entonces, una revolucionaria teoría acaparó todos los comentarios no sólo dentro de España sino también en el exterior: «Cristóbal Colón, español». Este era el nombre de un trabajo de Celso García de la Riega, que había basado su convencimiento en ciertos documentos hallados en los archivos de Pontevedra, en los cuales figuraban una gran cantidad de personas apellidadas Colón y a los que relacionó con la familia del descubridor. Sus investigaciones con otras más de una docena de ilustres personajes de la época, dieron pie para ser continuadas y mejoradas, hasta que en la actualidad podemos afirmar categóricamente que la cuna de Colón fue Galicia.

Sólo resta que absurdos intereses políticos que aún hoy día subsisten, puedan desaparecer para que la verdadera historia de esta parte de la humanidad, sea oficial y mundialmente aceptada.

LA CASA NATAL

En Porto Santo, parroquia de San Salvador de Poio (Pontevedra), se hallan las ruinas de la denominada CASA NATAL DE CRISTOBAL COLÓN o CASA DA CRUZ (foto1) llamada así por encontrarse frente a ella un crucero en cuya base podía leerse la inscripción «Juan Colón, 1490». Dicha inscripción fue misteriosamente limada, aunque afortunadamente existen fotografías tomadas en 1917 (foto2) por el arqueólogo Luis Gorostola que confirman esta frase. A escasos metros hallamos la Finca La Puntada, que perteneció a los Duques de Veragua, descendientes del descubridor, como la propia historia acepta. (En la actualidad el descendiente más directo es el mexicano Don Cristobal Colón de Carvajal y Gorosabel, Duque de Veragua, Duque de la Vega, Marqués de Jamaica, Almirante y Adelantado Mayor de las Indias, quien como se ve es poseedor de los títulos y honores concedidos al descubridor). Próxima a esta, la Huerta de Andurique, propiedad en 1519 de Juan Colón. ¿Pero quién era este personaje, cuyo nombre aparece en muchos documentos de la época e incluso grabado en piedra detrás de un altar de la Iglesia de Santa María La Mayor (Pontevedra)? Este Juan sería bisnieto del primer Colón establecido en España y en Galicia hacia 1380 y que desempeñó el cargo de procurador de una cofradía de la ribera, abuelo a su vez de la madre de Cristobal. Bartolomé -como así se llamaba- fue el primer genovés afincado en estas tierras, por lo que las nuevas teorías no niegan el orígen italiano de la familia del Almirante, no así su cuna, como estamos viendo. Pero estos no fueron los únicos Colón que habitaban Porto Santo y Pontevedra. Cualquier persona con tiempo y bastante paciencia puede comprobar los documentos de la época tanto en los archivos del museo de esta ciudad, como en las actas parroquiales de la Iglesia de San Bartolomé.(foto3) Existen decenas de documentos auténticos que prueban la residencia en estos lugares de familias apellidadas Colón, todos ellos relacionados con el gremio marítimo o de los Mareantes. Estas cofradías que se dedicaban al comercio marítimo, tenían sus astilleros en el arrabal del barrio de La Moureira (foto4) -precisamente en la ría que se halla frente a la finca La Puntada- donde se construyó la nave capitana Santa María, bautizada «La Gallega». Ya en 1535, el historiador Fernández de Oviedo comenta: » Debeys saber que de Palos principió su camino con tres carabelas, era capitana La Gallega, dedicada a Santa María, patrona de Pontevedra». Incluso existe un documento de fletamento suscrito en Pontevedra el 5 de julio de 1489, donde se cita a la nave «Santa María, La Gallega», propiedad de Fernando Cerviño y el nombre de dos marineros que pertenecieron a la tripulación del primer viaje y luego asesinados en la Isla Española. En viajes posteriores, también navegaron rumbo a América otras naves llamadas La Gallega y El Gallego, propiedad de Antonio Carraxero, según un documento de mayo de 1505. En un escrito del padre Sarmiento del siglo XVII dice, a esta zona de las rías «…infinidad de carpinteros i calafates se ocupaban de construir i aparejar barcos algunos capaces de afrontar las más arriesgadas singladuras como La Gallega que fue capitana de Colón en el descubrimiento del nuevo mundo». La Gallega, encalló el 25 de diciembre de 1492 en lo que hoy es la Bahía de Caracol, frente a Haití, sin embargo 7 dias antes «el Almirante maneciendo mandó ataviar la nao (nave) de armas y banderas por la fiesta que era ese día de Sacta María de la O» (Diario de a bordo. Extracto de Fray Bartolomé de las Casas, 1527). Al igual que en ese entonces como en nuestros días, el 18 de diciembre secelebra en Pontevedra, la festividad de su patrona oficial Santa María de la O.

EL RECUERDO DE SU PASADO

Colón no sólo escribía y hablaba pésimamente mal el italiano, sino que tampoco bautizó ni un sólo lugar de todos los decubiertos con algún nombre de su supuesta patria genovesa. Como Almirante era el único que podía decidir a su elección los nombres del nuevo continente y estos fueron los mismos que los de la geografía gallega. Ricardo Beltrán, secretario perpétuo de la Real Sociedad Geográfica y miembro de la Academia de Historia, señaló «Toda la nomenclatura geográfica de las tierras descubiertas por Colón en sus cuatro viajes es española, siendo de notar que en ella se reproducen voces propias y aún exclusivas, únicas del litoral gallego». Existen más de cien toponímios -imposibles de enumerar en este espacio- pero basten aquí unos pocos ejemplos: CABO CASA DA CRUZ (Isla de Trinidad), como su casa natal en Porto Santo, RÍO MINHO y RÍO XALLAS (Jamaica), ríos de Galicia,PORTO SANTO (Cuba)parroquia donde nació, PUNTA TOLETE (Venezuela) por «Tolete» un conocido almirante de La Moureira.PUNTA LANZADA (Haití) ría de Pontevedra,CERROS DE MATAMÁ (Costa Rica), ría de Vigo. Todos estos toponímios son comprobables, comparando mapas de las zonas descubiertas y mapas de las rías gallegas. Evidentemente Colón conocía perfectamente no sólo las costas gallegas donde nació y se crió, sino también los secretos de la navegación ya que el 21 de diciembre de 1492 escribe en su Diario de a bordo «Yo e andado veinte i tres años en la mar sin salir d’ela tiempo que se aya de contar». ¡Demasidos conocimientos y experiencia para un personaje -que según la tesis genovista- era hijo de cardadores de lana y a quienes ayudaba en el oficio hasta finales de 1478!. Un genovés además que siempre escribía en latín o español y muy contadas veces «chapurreaba» el italiano. El escritor e investigador Antonio Romeu de Armas señala que «mientras los genoveses cultos de su época escriben en italiano, Cristobal Colón, de cuya erudicción no se puede dudar, hace sospechozos alardes a lo largo de su vida de una ignorancia absoluta de dicha habla». En los escritos de Colón se pueden hallar centenares de palabras y frases del idioma gallego (ver recuadro 1). Una amplia relación de estas voces han sido recopiladas en el libro «La identidad de Cristobal Colón» de Alfonso Philippot, cuya cuarta edición está ala venta.

EL SECRETO DE COLÓN

Alfonso Philippot Abeledo, capitán de la Marina Mercante y oriundo de la ciudad de Vigo, es hoy día el mayor compilador e investigador de los documentos que avalan la cuna galega de Colón. Sus conclusiones hasta hoy no han podido ser refutadas por ningún otro historiador. Philippot apoya su teoría, demostrando que Cristobal Colón y Pedro Madruga, son la misma persona. ¿Pero quién es este último personaje? Cuando a finales de 1474 muere Enrique IV, Galicia se divide en dos grupos políticos, uno el de los «prelados» que apoyaban a Isabel en su pretención al trono y otro el de los «feudales» a favor de Juana, La Beltraneja Juana, había nacido en 1462, hija del rey castellano Enrique IV y de Juana de Portugal, su segunda mujer. Las Cortes de Toledo de ese mismo año la proclaman heredera al trono, pero años más tarde se acusará sin pruebas fehacientes a su madre de adúltera y a ella misma de ser hija del favorito del rey, Beltrán de la Cueva (lo que explica el apelativo de Beltraneja). A la cabeza de los feudales se hallaba Pedro Alvarez de Soutomaior, conocido como Pedro Madruga y ahora también como Cristobal Colón como vamos a ver. En 1440, muere en Valladolid, Fernán Yanez de Soutomaior Conde de Camiñas y pasa a ser su heredero un hijo bastardo (su hijo legítimo Alvaro había fallecido) nacido de una relación con Constança Colón, nieta de aquel primer Colón emigrado a Galicia y al que hacíamos referencia al principio de este reportaje y que estaba casada -según una escritura ya del 29 de septiembre de 1435- con Juan Gonçalves. Las leyes de la época, le daban al padre natural el derecho a elegir la educación de su hijo y otorgar apellido, por lo que pasó a llamarse Pedro Alvarez de Soutomaior en recuerdo de su abuelo y dejando el de Cristobal Colón impuesto por su madre, que por cierto, habitaba en Porto Santo en la casa que hoy se conoce como Casa da Cruz. Comienza entonces a recibir una sólida formación religiosa en la Orden de los Dominicos de Tui, donde además aprende latín. Pero las cuestiones del mar le atraen -seguramente por haber nacido y criado en La Moureira- y ya de joven decide viajar a Portugal para aprender más sobre asuntos mar´timos y cosmografía. Ejerce la profesión de marino 23 años -los mismos que cita él en su Diario-. Durante varios años, la historia pierde la pista sobre el nuevo Conde deCamiñas, los mismos años de los cuales no se hace ninguna mención a la vida del descubridor. Sin embargo el paralelismo entre ambos va mucho más allá. De Colón se conoce a su hijo Diego, producto de una unión con Felipa Muñiz y a Fernando, fruto de un idilio con Beatríz Enríquez. Pero en una carta que le escribe a Diego desde Sevilla el 1 de diciembre de 1504 le hace referencia al cuidado de otros diez hermanos «…diez hermanos no te serían demasiados, nunca yo fallé mayor amigo a diestro y siniestro que mis hermanos». Pedro de Soutomaior tuvo con Teresa de Távora, nueve hijos que sumados al que le nació de Beatríz Enríquez, se ían diez. Pedro, por haber heredado la Casa de Soutomaior, se relacionaba con la nobleza. Otro tanto fueron las amistades de Colón, las de sus hermanos y sus hijos. Es bien conocido de todos a través de la historia de dois personajes, dos sacerdotes que apoyaron firmemente la propuesta de Colón. Estos fueron Fray Diego de Deza y el Cardenal Mendoza, ambos emparentados en la línea directa con la Casa de los Soutomaior.

«NO SOY EL PRIMER ALMIRANTE DE MI FAMILIA»

Esto había manifestado varias veces el Almirante a los Reyes, pero hasta ahora nadie había acertado con la verdad. Philippot aclara que después del primer viaje Colón tuvo el privilegio de incluir en su escudo el castillo y el león, emblemas oficiales de Castilla, porque el descubridor ya tenía sus propias armas: los dos cuerpos inferiores contienen un grupo de islas y cinco anclas doradas sobre azul (foto6). Cuando los reyes conferían la dignidad de Almirante, el caballero que la recibía añadía un nacla a los blasones de sus armas. Estas cinco anclas que figuran en su escudo, corresponden a cuatro almirantes que pertenecieron a la Casa de Soutomaior, familiares directos de Cristobal o Pedro-que es lo mismo-: Paio Gómez Charinho, Alvaro Paez, Alonso Tenorio, Diego Hurtado de Mendoza y por supuesto Cristóbal Colón. Pero si esto fue un enigma durante años, más lo fue hasta hoy la firma del Almirante. «A partir del descubrimiento -continúa Philippot- comenzó a firmar conlos títulos de «El Almirante» o «El Virrey», anteponiendo a esto un extraño anagrama compuesto de siete letras cuya configuración espacial delimita una casa (¿la Casa de Soutomaior?) y las letras

 S
S A S
X M Y

correspondientes a Soutomaior, Alvarez, Xuares, Méndez, Yanez. (Casa de Soutomaior: sus abuelos, Alvaro Paez de Soutomaior y Maior Xuarez de Deza, sus abuelos Pedro Alvarez y Elvira Méndez y su padre Fernán Yanez, o sea el árbol genealógico de la familia y finalizaba con la firma Xpo. (Pedro) Ferens./, que significa «mensajero o embajador») Y agrega Philippot «una de las pruebas más evidentes de la dualidad de su nombre nos la proporciona el más notable de los historiadores de su época Lucio Marineo, capellán y confesor de los Reyes católicos, pues en una de sus obras al referirse a la epopeya americana llama al descubridor PEDRO COLÓN»

Si como se advierte, tanto los reyes como otras personas eran concientes de esta doble identidad ¿por qué lo han ocultado?. En primer lugar hay que destacar que hasta 1493, nadie en la Corte de Castilla le llamaba, cristobal Colón. En 1474 ya conocido como Pedro Madruga (porque en sus correrías solía salir siempre a deshora) se erige como caudillo de la resistencia gallega, frente al poder de Isabel y Fernando. Al suscribirse el pacto de Alcobenças, entre los reyes de Portugal y Castilla, Madruga se exilia en Lisboa y la Corona le embarga todas sus propiedades. Durante los próximos años trata de convencer a la Corte de Portugal de sus ideas de descubrimiento, pero al ser deshairado por ésta, entabla negociaciones con Castilla y por obvias razones de estado, los reyes tratarán que la presencia de Pedro de Soutomaior pase desapercibida, propagando además, la falsa noticia de sus ciudadanía genovesa.

Madrugada del viernes 12 de Octubre de 1492: su sueño se había hecho realidad. Hincado de rodillas sobre la blanca arena, tomó posesión de esas tierras y dirigiendo su pensamiento al pequeño pueblo pontevedrés que lo vio nacer bautizó aquella isla con el nombre de SAN SALVADOR.

Un mes más tarde a una ensenada de Cuba la llamó PORTO SANTO, a una pequeño islote, Isla das Ratas (¡qué casualidad pues ese es el nombre de otra pequeña isla frente a Poio!), a un río de Jamaica RIO MINHO, como el río que atraviesa Galicia y escrito en buen gallego con nh y no con ñ!! A partir del día del descubrimiento, los ríos, ensenadas, islas, cualquier accidente geográfico llevaría el nombre de aquellas tierras en donde vivió, donde estaba su familia y sus más grandes recuerdos. ¡No eran nombres de España, ni siquiera de Castilla, sino nombres EXCLUSIVOS de las costas gallegas, aún más preciso, de las costas de PONTEVEDRA! ¡Qué «genovés» tan desagradecido! Existen más de cien nombres en la toponimia del descubrimiento, aunque aquí sólo citaremos algunos de ellos.

Nombre Nuevo, ubicación actual y ubicación en Galicia

Sta. Ma. De la Concepción (Islas Lucayas)(Co Patrona de Poio) Ría del Sol (Cuba)(Isla Onza – Pontevedra) Punta Moa (Cuba) (Punta Moa – Pontevedra) Cabo del Pico (Cuba) (Desembocadura del Miño) Porto Santo (Cuba) (Pontevedra) Punta Lanzada (Haití) (Ría norte de Pontevedra) Punta Aguda (Isla Tortuga) (Bueu – Pontevedra) Isla Cabra (Isla Española) (Ría de Arousa) Punta do Ferro (Isla Española) (Pontevedra) Cabo San Telmo (Isla Española) (Patrona de Tui) Sta. Ma. Guadalupe (Isla Guadalupe) (devoción de gallegos Siglo XV) Sta. Ma. La Antigua (Isla Antigua) (Iglesia de Pontevedra) Puerto de Sta. Gloria (Jamaica) (Pórtico de la Gloria- Sgo.Compostela) Río Xallas (Jamaica) (igual en Galicia) Cabo de la Galera (Isla Trinidad)(Ría de Pontevedra) Isla de Gracia (Venezuela) (Ría de Pontevedra) Cabo Casa da Crus (Isla Trinidad (Casa natal en Porto Santo) Boca da Sarpe (Isla Trinidad) Porto Santo Punta Tolete (Venezuela) («Tolete», Almirante de La Moureira) Punta Muros (Venezuela) (Ría de Muros)
COLÓN GENOVÉS

El supuesto» Columbus genovés hijo de un tabernero, quesero y tejedor de paños de lana y que había vivido 23 años en su tierra» para salir de allí directamente a descubrir nuevos mundos, desconocía por completo su «lengua materna». Ramón Menéndez Pidal que fue un eminente filólogo y Presidente de la Real Academia de la Lengua, aún habiendo sido un ciego defensor de la tesis genovesa, afirmó en su tiempo que Cristóbal, a sus propios amigos genoveses les escribía en español. Una de dos, o era gallego – ya que lo escribía perfectamente – o había sufrido una amnesia galopante, porque ni siquiera en el momento de bautizar todos los accidentes geográficos se acordó un sólo instante de su «patria italiana». Es más, existe una carta que envió a un conocido en Génova ¡escrita en castellano!. Este “pobre e inculto genovés” era: UN PERFECTO NAVEGANTE

«…el Almirante fue hombre de letras y de gran experiencia, y que no gastó el tiempo en cosas manuales ni en artes mecánicas, como la grandeza y perpetuidad que sus maravillosos hechos lo requerían» (Vida del Almirante D. Cristóbal Colón. Fernando Colón (su hijo) «…es indudable que en el arte de marear, al menos y en su cosmografía, poseía una cultura superior a muchísimos de los pilotos contemporáneos… creando por cierto, verbos tan claros, significativos y bien construidos como los de nordestear y noruestear … el choque del remo y de las naos, latino el primero y sajón este ultimo. En su Diario predomina la modalidad lingüística y marinera del Atlántico, con la característica palabra Ancora» (Capitán de Navío Julio Guillen. Director del Museo Naval)

Sabía de: ASTRONOMIA

«Ni en la época de Colón, ni mucho después, se resolvió el problema de situar un buque por la longitud. Colón intuitivamente lo hacia, sin embargo por aproximación, basándose en su descubrimiento de la variación de la aguja magnética» ( Antonio Fernández, «Cultura de Colón», 1957). «…De igual modo notó que a prima noche las agujas noroesteaban toda una cuarta y cuando amanecía, miraban directamente a la estrella polar. Por cuyos motivos los pilotos estaban en grande inquietud y confusión, hasta que él les dijo que la causa de esto era el circulo que describía la estrella polar en torno al polo, explicación que les dio algún consuelo, porque en realidad con tantas diferencias temían peligro en el camino, en tanta distancia y diversidad de regiones» (Fernando Colón)

de: COSMOGRAFIA

Los cosmógrafos de su época creían que todo aquel que saliera del plano conocido andaría hacia abajo, siendo imposible dar la vuelta. Colón les explicaba que como toda el agua y la tierra del mundo «constituyen una esfera, era posible rodearse de oriente hasta occidente andando por ella los hombres, hasta estar pies con pies los unos con los otros, en cualquier parte que en oposito se hallasen». Pero cuanto más eficaces eran sus explicaciones menos le entendían.

También de: GEOGRAFIA FISICA

«…completaré el retrato dedicando algunos instantes a los rasgos individuales de l héroe y señalando especialmente a la admiración de los sabios, el espíritu de observación y los grandes conceptos de geografía física, que revelan los escritos de Colón… sus facultades intelectuales merecen ser tan admiradas como la energía de la voluntad ..» (Humboldt)

de: ARQUITECTURA NAVAL

«…con tino extraordinario decidió transformar sus carabelas con velamen cuadrado para afrontar no solo los grandes vientos sino también el enorme oleaje del Atlántico. Este aparejo era a la vez más práctico y más seguro. Pinzón se dio cuenta de la perspicacia del Almirante y aprovecho una escala forzada para seguir su ejemplo…»

de: CARTOGAFÍA

«…Ojeda en el primer viaje que hizo con Américo Vespuccio fue guiado (su propio testamento da fe de esto) por un fragmento de mapa dibujado por Colon y comunicado indiscretamente por el obispo Fonseca.» (Humboldt)

de: ANTROPOLOGIA

Sábado 13 de octubre de 1492: «…y todos eran de buena estatura, gente muy fermosa, los cabellos no crespos, salvo corredios, y gruesos como sedas de caballo y todos de la frente y cabeza muy ancha mas que otra generación que fasta aquí haya visto y los ojos muy fermosos y no pequeños y ellos ninguno prieto salvo de color de los canarios…las piernas muy derechas, todos a una mano y no barriga salvo muy bien hecha. Ellos vinieron a la nao con almadias que son hechas del pie de un árbol como un barco luengo y todo de un pedazo y labrado muy a maravilla según la tierra y grandes y que en algunas venían cuarenta y cuarenta y cinco hombres y otras más pequeñas fasta haber de ellas en que venía un solo hombre. Remaban con una pala como de fornero y anda a maravillas…»

Y cuando hablaba de las especies las ubicaba no en Italia, sino en: CASTILLA «…aquí los peces son tan disformes a los nuestros y las frutas y las hierbas y las piedras y todas las cosas. Son de naturaleza diferente a LOS QUE POSEEMOS EN CASTILLA. Existen mil variedades de plantas y arboles desconocidos hasta la fecha…»

Margarita Rodríguez Otero

Un nuevo libro sitúa el origen de Colón en Monforte El libro Os documentos Fonterosa, ambientado en esta ciudad de Lugo, gira en torno a la hipótesis del origen gallego del marino, y está escrito en forma de novela histórica.

Autor: efe Fecha de publicación: 14/8/2008

Margarita Rodríguez Otero, escritora e investigadora monfortina, ha presentado en Monforte su nueva obra, que lleva por título Os documentos Fonterosa, basada en la tesis del origen gallego de Cristóbal Colón. El libro, ambientado en esta ciudad de Lugo, gira en torno a la hipótesis del origen gallego de Cristóbal Colón, y está escrito en forma de novela histórica, mezclando elementos y personajes reales con hechos de ficción. La obra se centra en el relato, en primera persona, de una mujer, María Fonterosa, que vuelve todos los veranos a su casa familiar en Monforte. Tras la muerte de su madre pasa una temporada sin volver a la ciudad, pero finalmente regresa tras serle diagnosticada una enfermedad. Una vez allí, descubre unos documentos antiguos que afirman que Fonterosa fue segundo apellido de Cristóbal Colón. Entre revelaciones familiares e investigaciones llegará el desenlace de la historia. Margarita Rodríguez se decidió a escribir el libro porque quería retomar esta tesis olvidada del siglo XX referente al origen gallego de Colón. «Me pareció muy interesante. Busqué en bibliotecas e investigué sobre el tema, aparte de hablar con gente que trabajó para conseguir los documentos que aparecen en el libro, que son reales», declaró a Efe la escritora. Esta monfortina es una persona muy conocida en la ciudad del Cabe, en la que fue concejal, después diputada gallega e incluso durante una corta etapa, cronista oficial de Monforte

Marcelo Gaya y Delrue

El mito de Cristóbal Colón
El mito de Cristóbal Colón

Académico correspondiente de la Real Academia Aragonesa de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza.

Realizó varias traducciones del francés al castellano.

Parece ser el primero en ralacionar a un noble galaico-portugués con la verdadera identidad de Cristóbal Colón y sus hermanos.
Extracto de su libro «EL MITO DE CRISTÓBAL COLÓN»: Descripción: Zaragoza- Edt. Librería General s.a. (h. 1955). 21,5cm. 317p.- 2h. Ilustrado con retrato de Colón. Prof. de mapas plegados. (Ref. 1545-4).

… Hablar de la falta de pruebas de que Cristóbal Colón haya nacido en Génova o en otra parte de Liguria (desde luego, no se ha podido encontrar ningún Acta de Bautismo a su nombre, único documento que, a partir del Concilio de Trento, tenía algún valor en una época en que la documentación civil no existía y que fijaba la fecha de un nacimiento con unos ocho días de más o de menos) ya que esas afirmaciones no se apoyan más que en minutas de actas notariales, como la del 30 de octubre de 1470 o la del 7 de agosto de 1473, es decir, posteriores en varios decenios a la época supuesta de su nacimiento, hay dos hechos que, a primera vista, llaman la atención por su rareza. Primero, el nepotismo del Almirante de la Mar Océana es cosa harto conocida y que bastante le fue echado en cara durante su vida. En cuanto a su orgullo, éste era tal que le impelía a considerarse de familia noble y nada menos que descendiente de Julius Colonus, Cónsul romano, vencedor de Mitrídates, Rey del Ponto. Dicho orgullo le hacía tratar de igual a igual con los Reyes Católicos, cuando se llevaron a cabo las discusiones de las «Capitulaciones», y saltaba a la vista de todos.

¿Cómo, pues, orgulloso como era y con un instinto familiar tan desarrollado que le hacía llamar a su lado a sus dos «hermanos» Bartolomé y Diego, cómo pudo consentir, llegado a ser Gran Almirante de la Mar Océana, Virrey de las Indias y Gobernador perpetuo de las tierras descubiertas, después de haber acuartelado «su» escudo con las armas de Castilla y de León, cómo pudo consentir en continuar siendo el cuñado del obscuro quesero Bavarello? ¿Por qué dejó a «su hermana» Bianchinetta seguir luchando con la mediocridad? ¿Por qué no hizo nada por «su sobrino», el joven Pantalino? ¿Por qué no hizo con ellos lo que hizo con «sus» hermanos, por qué no los limpió de su villanía o por lo menos no llenó su bolsa para permitirles llevar un tren de vida digno de parientes colaterales de un Almirante de Castilla? Quería ocultar sus orígenes plebeyos, me contestarán los genovistas. Admitámoslo, pero Bavarello, Bianchinetta, Pantalino debían saber perfectamente quién era ese nuevo Almirante que acababa de hacer un viaje tan extraordinario y fuera de lo común, del cual todos hablaban, aunque no fuera más que ¡por la colección zoológica de papagayos y de indios que le rodeaba con el fin de asegurar su publicidad! ¿Por qué no se precipitaban, ellos también, a España, como Bartolomé, para formar parte de la segunda expedición hacia el País del Oro, expedición en la que participaron más de mil quinientas personas? Ellos no tenían por qué ocultar el parentesco que los unía a ese hombre llegado repentinamente a la celebridad. Al contrario, es de suponer que si Colón hubiera sido un pariente próximo, las habladurías de aquéllos no se hubieran parado en el barrio populoso de Génova donde moraban y, a su vez, hubieran llegado a ser una especie de celebridades locales; como consecuencia, y si no hubiera sido más que para que callaran, por su propio decoro, aunque el Almirante no hubiese deseado tenerlos cerca de sí, en Castilla o en La Española, les hubiera entregado, si no directamente, por lo menos por el intermedio de un Banco (y ¡los Bancos genoveses no faltaban en Europa!), con toda la discreción deseable, algunos socorros que hubiesen permitido a los Bavarelli ostentar una posición económica más de acuerdo con la nueva situación social del señorón.

En vez de esto, si los genovistas no hubieran descubierto a Bianchinetta y a su preclara familia, siempre la hubiéramos ignorado, pues nunca jamás, en ninguna parte, absolutamente en ninguna parte, hace mención Colón de su familia colateral genovesa. ¡Actitud algo rara, confesémoslo, por parte de un hermano!

Segundo, en lo que trata de su padre, la cosa es todavía más inexplicable. Ese anciano muere a la edad respetable de ochenta y un años, en la miseria y cargado de deudas… En ningún momento, a partir de su exaltación al Almirantazgo y su acceso a la fortuna (su pretendida pobreza, durante los últimos años de su vida, no es sino una fábula contradicha por los millones de maravedís que dejó a sus herederos), vemos a Colón preocuparse de la suerte de su padre ni tratar de ayudarle. Vignaud pretende que los acreedores de Doménico se dirigieron al Almirante para tratar de hacerse pagar las deudas de su padre cuando la muerte de éste, mas reconoce ignorar el resultado de sus trámites. No se halla ninguna huella de estos últimos en los papeles que dejó Colón y menos aún pruebas de que hubiese pagado… ¡Dejó pues, voluntariamente, empañar la memoria de «su» padre después de haberle dejado vivir y morir en la miseria, preocupándose tan poco de la reputación del apellido que él mismo llevaba! La única explicación a tal actitud no puede hallarse sino en la ignorancia en que estaba Cristóbal Colón de que viviese, en Génova, Doménico Colombo.

Además, de 1493 a 1499, durante seis años en el decurso de los cuales va y viene de Europa al Nuevo Mundo (en total tres viajes) y permanece durante períodos bastante largos en España, jamás siente Colón el deseo, no sólo de volver a Génova, mas ni siquiera de volver a ver a su padre o por lo menos de tener noticias de él y, por su parte, Doménico, a pesar del legítimo orgullo que hubiera debido sentir de haber engendrado a un hijo tal (sin hablar de la ayuda material sobre la que, moralmente, tenía derecho a contar) tampoco hizo nada para relacionarse con él.

En resumen, y a pesar de correr el riesgo de que se nos acuse de repetición, mas es nuestro deber insistir sobre este punto, la anomalía de las relaciones familiares entre Cristóbal Colón y los Colombo de Génova a los que se le quiere unir de manera tan estrecha es tan patente que no puede significar más que una cosa: el Almirante don Cristóbal Colón no era, no podía ser, el hijo de Doménico Colombo, ni, por consiguiente, el hermano de Bianchinetta. Más aún si recordamos, una vez más, que no sabía el italiano, prueba que no era de Liguria (a pesar de lo que haya mentado atrevidamente Pedro Martyr d’Anghleria en 1493).

¿Quién era pues el Almirante don Cristóbal Colón? ¿De dónde provenían los dos «hermanos» entrados detrás de él en la Historia?

Un hecho llama la atención de cualquiera que estudie los documentos dejados por Colón y los reunidos por Fernando y Las Casas: las numerosísimas y constantes contradicciones del Almirante cuando habla de su juventud; estas contradicciones son tan evidentes que sus apologistas, tanto los contemporáneos como los posteriores, no han podido pasarlas en silencio: pretende haber empezado a navegar a los catorce años y las actas notariales del 30 de octubre de 1470, 7 de agosto de 1473, otra también de 1472, que le dicen respectivamente de más de diez y nueve, veintidós y veintiún años de edad, no mencionan su estado de «marino», anomalía extraña para esta época y en tales documentos, en los cuales, por el contrario, se le califica de «lanero». La conclusión objetiva que se impone es que si estos textos corresponden en rigor a una sola persona, puesto que la edad que se le atribuye en cada uno de ellos corresponde a las diferencias de fechas, esa persona debía ser un individuo conocido y reconocido como ejerciendo la profesión de «lanero» y no de «marinero». Por lo tanto, si, efectivamente, el Almirante empezó a navegar a la edad de catorce años, no puede tratarse de él en los susodichos documentos.

En otro lugar afirma haber navegado por todas partes a donde puedan ir barcos (» todo lo que hoy se navega, lo he andado «, carta de 1501) pero comete errores geográficos, admite fábulas (a propósito de sirenas) que demuestran que sus viajes se efectuaron sobre todo… ya en libros, ya sentado a la mesa de algún bodegón con unos marineros que volvían de alguna lejana expedición y gustaban de contar sus aventuras a un auditorio complaciente, admirativo y crédulo, en la taberna acostumbrada de su puerto de embarque.

En la «lettera rarissima» de 1503, dice haber entrado al servicio de los Reyes Católicos a la edad de veintiocho años, lo que le haría nacer en 1457, pero en el Diario de a bordo del primer viaje, con fecha 21 de diciembre de 1492, pretende » haber recorrido los mares durante veintitrés años sin interrupción, y haber visto todo el Levante y el Poniente «. Entonces ¿habría empezado a navegar a los doce años? O, sino, no habría nacido en 1457, sino en 1455, cosa que, de todas maneras, infirma las notas notariales de las cuales hablábamos hace un momento, puesto que en 1470 no podía tener diez y nueve o veintiuno años, sino trece o quince… Luego, » sin la menor interrupción «… ¿Cuándo y cómo tuvo tiempo de casarse, de tener un hijo, de instalarse en Porto-Santo, de discutir con el Rey D. Joa II de Portugal?…

También en 1501 nos afirma que está navegando desde hace más de cuarenta años (» ya pasan de cuarenta años que yo voy en este uso «) o sea, desde 1460. ¡¡¡Tenía pues tres o cinco años cuando empezó a navegar!!! O, si había empezado a la edad de catorce años, ello significa que había nacido en 1446 y, en este caso, ¡tenía veinticuatro años cuando el acta notarial de 1470!

Y podríamos, en esta forma, citar un sinnúmero de contradicciones de Cristóbal Colón, todas sacadas de sus escritos.

Es que Colón quería ocultar sus orígenes y desalentar a los indiscretos, no cesan de repetir los colombófilos genovistas, desconsolados al hallar a su héroe cogido en flagrante delito de mentira. Mas, ¿por qué?, ¿con qué fin, si no tenía que esconder alguna tara referente a esos orígenes?

La impresión que se saca de toda la Colomboteca publicada y sin publicar aún, hasta la fecha, pero que nadie se ha atrevido a formular abiertamente, es que Cristóbal Colón, a partir de 1485, y más aún después de 1492, cuando hubo alcanzado la fama, cuenta acerca de su pasado una fábula aprendida, pero mal aprendida, la historia de otro y que se compone, con la historia de este otro, una personalidad de juventud que no es la suya…

Esta impresión notada al leer las biografías más serias y más modernas del Almirante, así como las de sus contemporáneos, se la comunicaba un día a una de mis alumnas cuya vivísima inteligencia y perspicacia siempre me habían seducido y decíale cómo, cualquiera que fuese la hipótesis admitida, uno siempre daba con unas objeciones de tal peso que, en conciencia, veíase obligado a abandonarla para repetirse un constante, irritante y desesperante «¡¿Qué sé yo?!».

Séame lícito dar aquí públicas gracias a esta alumna, la señora doña Genoveva Dire de Boudoire, no sólo por la valiosísima ayuda que aportó en la labor preparatoria de este trabajo, sino también porque me alentó en los momentos de impaciencia (por no decir peor) provocados por el enigma colombino, cuya clave me dió su genial intuición.

«-¿Qué sé yo? -repetíale, pues, un día de perplejidad mayor que la de otros…

-Pero… ¿Y si hubiera habido sustitución de personalidad? -me preguntó, de repente, mi interlocutora.

-¿Cómo es eso?

-Sí, si el Almirante, por una razón o por otra, ¿hubiese tomado el nombre de «Colón» cuando la desaparición del verdadero «Colón»?… En este caso, las biografías del Colón genovés serían exactas pero no se aplicarían al Almirante puesto que serían dos personas diferentes, lo que explicaría esas dudas y esas contradicciones cuando de su juventud se trata y también el que no haya tenido nunca ninguna relación con su supuesta familia genovesa…».

Esta hipótesis, aunque muy atrevida a priori, fue para mí un rayo de luz en esta enmarañada historia.

… ¡El Cristóbal Colón posterior a 1476 no era, pues, el Cristóbal Colón de antes de 1476!. Entonces todo se aclara: las biografías de Cristóbal Colón, cualesquiera que fueren, son exactas hasta 1476 y poco importa que no concuerden: ese joven desaparecido durante el combate naval del 13 de agosto no tiene ya ninguna importancia, puesto que su muerte le impide entrar en la Historia…¿Hacerle pues vivir hasta aquel entonces de la manera que se quiera!.

Pero después de San Vicente, Un hombre, de otro temple, hay que reconocerlo, se aprovecha de su desapareción, de la cual fué seguramente testigo, si no autor, para atribuirse, ignoramos aún por qué, su personalidad, y con ¡este falso estado civil hará el gran Descubrimiento de 1492!.

¿Quien era este hombre? Por ahora, todavía no lo sabemos. Por su lenguaje, ya lo vimos, debía ser un galaico-portugués de la región de Tuy. Circunscribiendo aún más el problema y para basarnos en sus porpias afirmaciones, es problable que fuese oriundo de uno de los pueblos que, cuando la rectificación de fonteras, cambió de nacionalidad a consecuencia del Tratado de Trujillo, en 1479, fin de la guerra de sucesión de Castilla, entre este país y Portugal. Que naciese en un lugar anexionado entonces a Castilla, no mentía al decirse «extranjero», puesto que en el momento de su nacimiento, se había cedido a Portugal, tampoco mentía, puesto que, aunque nacido castellano, se había convertido en «extranjero».

¿Por qué substituyó su propio nombre por el del joven Cristóbal? Otro enigma, que la ignorancia de quién era, no nos permite dilucidar. Mas, probablemente hízolo, considerando las costumbres de la época, para ocultar una tara peligrosa: herejía judaizante, brujería, bestialidad u otro pecado gravísimo, crimen de lesa-Majestad, rebeldía … que de todas maneras su porvenir abundante en Gloria, real o ficticia, hará olvidar.

La única objeción que se puede hacer a esta hipótesis (que al fin y al cabo, vale como las demás y suprime muchas incoherencias que en ellas se hallan) proviene de la aparición, al lado del Almirante, y después de hecho el descubrimiento, de los dos “hermanos” de Cristóbal, Bartolomé, y Diego. Pero todo lo que dijimos acerca de la rareza de las relaciones familiares de Colón con su padre se acordase de que tienen una familia en Italia. De ellos, tampoco sabemos nada antes de que se transformen en satélites del mayor. Parece se que Bartolomé estuvo en Inglaterra, para ofrecer los proyectos de Cristóbal al Rey Enrique VII. Cuando la vuelta a Europa del Almirante, pasó por Francia en donde le agasajó Ana de Beaujeu, por aquel entonces Regente de Francia, y a partir de ese momento, siguió la fortuna de Cristóbal Colón. Era un hombre enérgico y más culto que el descubridor, pero ignoramos también todo de sus antecedentes, salvo que él, igualmente, vivió, durante algún tiempo, en Lisboa, en donde se ganaba la vida como cartógrafo y en donde es probable que conociese a Cristóbal.

Del tercero, Diego, se ha estrujado el nombre italiano, que los unos dicen haber sido Giacomo, otros Jiacobo, Vignaud “Jiacopo”, para traducirlo por “Diego”, nombre español por el cual se le conoce. Pero “Giacomo” hubiera dado “Jaime” o “Santiago”, y “Jiacobo”, “Jacobo”. Este detalle probaría también que Diego Colón y Giacomo Colombo no eran el mismo hombre.

La única explicación posible a la existencia de estos tres “hermanos” colón, es que nuestro aventurero, una vez hecho Almirante y Virrey de las Indias, con el fin de tratar de legitimar su propia substitución de personalidad y “crearse” una familia que le hiciera más respetable, llamó a su lado a dos antiguos amigos de juventud y de pobreza, y, haciendo de ellos sus cómplices, los bautizó con los nombres de los verdaderos hermanos del auténtico Colón, de cuya existencia había podido enterarse por las confidencias de este joven durante la travesía trágica que efectuaron juntos desde Lisboa hasta el Cabo de San Vicente.

En resumen, no sabemos nada de su juventud, pero en cambio puede ser la suya, puesto que Don Cristóbal Colón no era Christoforo Colombo, viajante-corredor de comercio, muerto en la mar el 13 de agosto de 1476.

Luis Tur y Palau

Naceu no Porto de Corme en 1886 e morreu en 1968 en Caracas. Foi Oceanógrafo, ictiólogo e mariñeiro. Publicou entre outros os siguintes libros: «Carta Pesquera del Orinoco», «Ostra y perlas de Venezuela», «Los cupleidos cuplea, la sardina»,»Las tortugas del Orinoco», «La Cuna Gallega de Cristobal Colón».

La cuna gallega de Cristóbal Colón. De la sociedad Geográfica. Lo nombra el médico Rodríguez.- La tradición popular, acerca de la cual se hizo por el señor Gobernador civil D. Luis Tur, vocal de la Sociedad Greográfica, una importante información.