Un investigador reivindica la figura del Marqués de Mos

Vivió en el castillo de Soutomaior, al que devolvió el esplendor, Grande de España, sirvió a tres reyes y llegó a jefe del Ejecutivo español en 1906

Luis Carlos Llera – soutomaior

Enlace La Voz de Galicia

v20c11f1[1]Un libro que está escribiendo Juan Barreiro recuerda que los restos de uno de los más importantes habitantes del castillo de Soutomaior estuvieron apunto de ser arrojados a una escombrera.

A caballo entre los siglos XIX y XX, la fortaleza fue escenario de consejos de ministros, de estancias del rey Alfonso XII y de visitas de nobles y personalidades. El artífice de este renacimiento político de Soutomaior cinco siglos después de Pedro Madruga fue Antonio Aguilar Correa Fernández de Córdoba Sotomayor, Grande de España, Marqués de la Vega Armijo y de Mos, Conde de la Bobadilla, Vizconde de Pegullal. Reformó el castillo en 1870 y empezó a habitarlo durante largas temporada.

La historia del Marqués de Mos es uno de los capítulos del libro que está escribiendo Juan Barreiro quien tuvo la oportunidad de recoger el testimonio de Flora de Roza, que trabajó junto con su marido de camarera y falleció hace años con una edad avanzada. El matrimonio trabajó al servicio de los marqueses y llegaron a atender al Rey Alfonso XII. «Por dentro era un verdadero palacio», señaló Flora a Juan Barreiro.

Presidencia

El Marqués de Mos alternaba sus relajadas estancias en el castillo con su ajetreada vida política. En 1861 obtuvo su primer ministerio, el de Fomento. Fue embajador en París y Roma y ministro de Estado en varios gobiernos liberales entre 1881 y 1893. Entre 1895 y 1905 fue presidente del Congreso.

Vega Armijo se convirtió en árbitro de las disputas internas del Partido Liberal y de este modo llegó a jefe del Gobierno el 4 de diciembre 1906. Al frente de un gobierno interino aprobó los presupuestos generales del Estado de 1907 y dos meses después dejó el cargo.

Su esposa, Zenobia Vinyals, murió en Madrid el 12 de abril de 1891 y sus restos fueron trasladados en tren hasta Arcade para ser enterrada en la cripta del castillo. El 13 de junio de 1908 falleció el marqués. Al día siguiente, fue embalsamado y su cadáver expuesto en el Congreso. El 17 de junio, el féretro llegaba a la estación de Redondela para ser enterrado junto a su mujer.

Cuando se llevó a cabo la reforma del castillo en 1982, tras ser adquirido el recinto por la Diputación, los restos de la pareja estuvieron a punto de ser arrojados a una escombrera. Así lo ordenaron los capataces. «menos mal que los obreros no hicieron caso»

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