Cristóbal Colón y el conde de Camiña, Vidas paralelas

Vidas paralelas

Colón y Pedro Álvarez de Sotomayor – Por Alfonso Philippot

1. Don Pedro de Soutomaior, 1 conde de Camiña, nació en 1432.

1.Según el testimonio de sus coetáneos, Cristóbal Colón,nació entre 1430 y 1436.

2. Su familia fue noble y en algún tiempo rica.
2. De acuerdo con su hilo Hernando y el padre Las Casas, Colón procedía de sangre ilustre.


 3. Entre sus antepasados se encuentran cuatro almirantes.
3. “Yo no soy el primer almirante de mi familia”, decía Colón.


4. Su padre biológico -Feman Eanes de Soutomaior~ era un importante armador de Pontevedra que ostentaba la Capitanía de Naos.
4. El trato o manera de vivir de sus mayores fue el de mercaderías por la mar.


5. Sus conocimientos del latín y de las Sagradas Escrituras, se remontan a sus años de semi­narista. en Santo Domingo de Tui, entre 1.440 y 1446.
5. Dice el barón de Humboldt que sus rudimentarios conocimientos de latín debió apren­derlos en la niñez, como monaguillo de alguna oscura feligresía”.


6. Era familiar del Gran Cardenal de Toledo, D. Pedro González de Mendoza y el padre Deza, prior del convento de San Esteban de Salamanca.
6. “En sólo el Cardenal halló acogimiento”, dice Oviedo. En una carta a su hijo Diego, le pide el Almirante que visite al P. Deza y le recuerde “su primer amor fraterno”.


7. El 1446, una vez liberado de la tutela de Fray Esteban de Soutelo, “cambió los libros por la espada”, dice L. Ferreiro. Y en 1469 regresó a Galicia después de veintitrés años de ausencia.
7. “Yo he andado veintitrés años en la mar…”, le cuenta a los reyes. “Habiendo en sus tiernos años aprendido los principios de doctrina -señala el P. Las Casas- cuando ya fue mancebo pasó a Lisboa y se dió al arte de la mar”.


8. Entre sus deudos figuran los Diáguez de Funes, “caballeros de la banda”. Uno de los emble­mas más antiguos de su familia ostenta el león rampante de los Soutomaior de Galicia y Portugal . (Sepulcro de Alvaro Páez en la Catedral de Tui)
8. Las armas de los Diáguez, “caballeros de conquista” , como él les llama, figuran en la punta de su escudo. Y en el segundo cuartel, un león rampando de verde sobre campoblanco.


9. Durante el periodo comprendido entre 1460 y 1463, debió enrolarse como mercenario con Juan de Lorena, adiestrándose en el manejo de las armas de fuego que más tarde utilizó en Galicia.
9. De veintiocho años comencé a servir,,.” Después de la muerte de Alfonso Y de Aragón, la Corona de Nápoles fue disputada por Juan de Lorena. “La naturaleza brillante de tal empresa, atraía a los audaces espiritus de aquellos tiempos. La nobleza y la caballería, los soldados de fortuna los recios corsarios. Los osados aventureros, los ansiosos mercenarios.


10. “El tratado de paz entre los reyes de Portugal y de Castilla, concertado en 1479, quebrantó al conde de Camiña que tuvo que retirarse a Portugal.”
10 “Por volta de 1479 chega a Lisboa um navegador on comerciante chamado Cristováo Colombo Da sua origem quase tudo se ignora.”


11. Hacia 1482 surgen sus primeras desavenencias conyugales como consecuencia de las ges­tiones de su esposa -Teresa de Távora- cerca de los Reyes de Castilla para trasjDasarle a su primogénito el señorío de Galicia.
11. La mayoría de sus biógrafos afirman que el hijo habido en Felipa Muñiz, nació en 1482, si bien ya tenía otros de quienes -como él dice- jamás volvió a ocuparse.


12 Durante su exilio (1479-1486), mantuvo una intensa relación con sus parientes portugueses como Pedro Correa, primo de su mujer. Capitán donatario de la isla Graciosa y ex- Gobernador de Porto Santo.
12 “El trato íntimo y frecuente entre los dos cuñados (Pedro Correa estaba casado con Elena Perestrello, media hermana de Felipa Muñiz) debió ser causa de que se comuni­ casen mutuamente sus observaciones sobre los descubrimientos…”.


13 Primo segundo de su esposa fue tambien Diego de Azámbuja Gobernador General de la Mina entre 1481 y 1483.
13 “Debió ser en una carabela rumbo a Mina, mientras se construía el castillo, cuando Colón llevó a cabo su viaje a la costa de Guinea, hacia 1483.”


14. Los señores de Soutomaior eran primos dell marqués de Villareal, D. Pedro de Meneses, de quien proceden los duques de Camiña.
14 Este frio y cauteloso discurso del Obispo de Ceuta ante la junta de Lisboa, lastimé el orgullo nacional de Pedro de Meneses y arrancó de él una elevada y patriotica res­puesta , favorable al proyecto de Colón.”


15 El martes lOde enero de 1486, después de otorgar testamento en Refojos, “el conde se fue para la Corte -que a la sazón se hallaba en Alcalá de Henares- y habló a sus grandes parien­tes que tenía en Castilla, con el fin de obtener el perdón de los reyes”.
15. “Yo vine a les servir que son siete años agora, a veynte días de henero este mismo mes…” (Nota del Almirante correspondiente al 14 de enero de 1493. Dice Juan Manzano qu.e aqnel 20 de enero de 1486 cayó en viernes, día de la semana señalado para las audiencias reales.)


16 El 18 de febrero de 1486, los Reyes Católicos nombraron a Don Alvaro -primogénito del conde- administrador de las fortalezas que eran de su padre, y relevaron del juramento de pléito-homenaje a Pedro Falcón, alcaide del Castillo de Soutomaior.
16 Dice Juan Manzano que después de esta entrevista con los reyes, “comenzó para Colón el largo y doloroso calvario al que tantas veces alude en sus escritos. Colón …. nota que por momentos el ambiente de la corte se le enrarece, que todos le vuelven la espalda” .


l7 La desaparición de Pedro de Soutomaior en Alba de Tormes (Salamanca) se produjo el 11 de abril de 1486.
17. “La encomienda del asunto colombino a fray Hernando de Talavera -señala D. Juan Manzano- tuvo lugar a últimos de febrero de 1486” A partir de esta fecha nada vuelve a saberse de Cristóbal Colón -como si se lo hubiese tragado la tierra- hasta el mes de noviembre, en que se reúne la Junta de Salamanca para estudiar su proyecto.


18. Su influencia en la corte lusitana, se remonta al reinado de Alfonso V. En las “horas bajas”, privado ya de su hacienda, recuerda Vasco da Ponte que D. Pedro visitaba de vez en cuan­do al Rey de Portugal, “y éste siempre le daba algo”.
18. Hacia el mes de diciembre de 1487, Colón le escribe a Juan II desde Sevilla, solicitan­do su permiso para volver a Portugal. La respuesta del Rey está  echada eu 20 de marzo de 1488, y en ella le trata de “especial amigo”, animándole a regresar: “Tu industria y buen ingénio Nos será necesario.


19 La relación familiar del conde de Camiña con los Muñiz y Perestrello -como queda dicho- se produjo a través de su esposa.
19. A su llegada a Lisboa, el 4 de marzo de 1493, salió a recibirle Martín de Noroña, cliam­belán en la corte de Juan II, hijo de Catalina de Távora.


20. En Andalucía tenía grandes parientes. El señorío de Moguer pertenecía a los Portocarrero. Y el de Palos, “por iguales partes”, a las familias Silva y Castañeda, descendientes todos ellos de la Casa de Soutomaior.
20 E1 12 de mayo de 1492, Colón regresó a Palos, “porque allí tenía conocidos y amigos”, dice el P. Las Casas. Hacia el 30 de abril de 1493 hizo su entrada triunfal en Sevilla, dispensándole esta ciudad un apoteósico recibimiento encabezado por el conde de Cifuentes, D. Juan de Silva y Castañeda.


21. Los sangrientos pasajes de la Historia de Galicia, en sus luchas internas, evidencian el odio que se profesaban las familias Fonseca y Soutomaior… El arzobispo de Compostela, D. Alonso de Fonseca, era primo-hermano del Intendente de Indias.
21. El Intendente, D. Juan Rodríguez de Fonseca, fue el enemigo más cruel de Cristóbal Colón y de sus hijos.


22 Don Pedro de Torquemada, padre de Beatriz Enríquez, dice en su testamento que es hijo de Juan Ruíz de Biedma (deudo de la Casa de Soutomaior.) “Los de este alcuño -señala el P. Crespo- señorearon las tierras de Limia, Monterrey y Sotobermud.
22 Las relaciones de D. Hernando Colón con los Soutomaior, se prodigaron a lo largo de toda su vida. En la “Sedacina Totius”, anotó: “Diómelo con la “Suma” de Geber, don Xristóbal de Soutomaior hijo de la condesa de Camiña”.


23. D. Pedro de Soutomaior, el Parricida (nieto deI. 1 cond.e de Camiña), huyendo de la policia vaticana, en 1518, se ocultó en un castillo que era propiedad de los Colones.
23. “Pasando yo por Cugureo (Cogoletto) -dice D. Hernando- me informé acerca de dos hermanos Colombo, dueños de aquel castillo y deudos suyos».


24. La dualidad de su nombre se descubre por I.a abreviatura que sigue a su firma: “Yo,Pedro, conde de Camyña, XFZ (Xristobo Fernández).”
24. La dualidad de su nombre viene confirmada por el testimonio del notable latinista y capellán de los Reyes Católicos, Lucio Marineo Sículo: “Petrum Colonum cun trigin­ta navibus”

Cristóbal Colón español, como nacido en territorio perteneciente al Reino de Aragón

Publicado en el Boletín de la Real Academía de la Historia en 1886

De las últimas investigaciones del abate Casanova resulta que no nació en Génova Cristóbal Colón, como generalmente se creído, sino en Calvi, ciudad fuerte de la isla de Córcega; y de ahí que, según dice el Temps de Paris, hayan empezado activamente en aquella ciudad los preparativos de las fiestas para celebrar el cuarto centenario del descubrimiento de las Américas. Y como consecuencia del resultado de las investigaciones indicadas, los Estados -Unidos, no sólo se proponen tomar parte especial en esta solemnidad, sino que se asegura, según se lee en algunos periódicos, que por un decreto del Presidente serán declarados ciudadanos de la república americana los habitantes de aquella isla.

Este importante descubrimiento del abate Casanova, que viene á confirmar el que en la primera mitad del presente siglo hizo M. Guibega, prefecto de Córcega1, demuestra que no es Italia sino España, la que puede envanecerse de ser patria del que la dió un Nuevo Mundo. Y la razón es sencillísima. Cuando nació Colón, bien se coloque la fecha de este nacimiento en el año 1430, como quieren algunos, ó en el 1435 ó 36 como asegura uno de sus contemporáneos é íntimos amigos, la isla de Córcega formaba parte de la corona de Aragón. Sabido es que fué cedida en 1297 al rey D. Jaime II por el pontífice Bonifacio VIII; y aun cuando fuera cierto que los genoveses se apoderasen de aquella isla en 1481, cosa que hasta entonces, según dicen algunos historiadores, no habían podido conseguir á pesar de sus reiteradas tentativas, y aun cuando lo fuera, como dicen otros, que en el 1440 la hubiera conquistado por su propia cuenta la familia de los genoveses Campo Fregosa, siempre sería el resultado el que, habiendo estado hasta entonces instalados en ella los aragoneses, á quienes de derecho pertenecía, era aragonés Cristóbal Colón cuando nació; con tanto mayor motivo, cuanto que según refiere Zurita en el lib. VIII, cap. 28 de susAnales, D. Pedro IV de Aragón en 1348, agradecido á la fidelidad y constancia que en los acontecimientos de aquella época manifestaron algunas compañías de corsos, que estuvieron en la defensa de Sácer (Cerdeña), todo el tiempo que los barones de Oria la tuvieron cercada, mandó que de allí adelante todos los corsos que estuviesen y morasen en cualquier ciudad y pueblo de Cerdeña fuesen tratados como catalanes y aragoneses.

No es necesario referir la multitud de hechos con que los reyes de Aragón manifestaron en aquellos siglos el ejercicio de la soberanía que tenían en Córcega, tales como el nombramiento de los gobernadores que habían de regir la isla, según Zurita, lib. VI, cap. 56; lo que el mismo refiere en el lib. V, cap. 60, acerca del legado que mandó el Papa en el año 1303 á los prelados, condes y barones de Cerdeña y Córcega, para que reconociesen y obedeciesen por rey al de Aragón, y lo que asimismo dice en el lib. X, cap. 78, de que «en el año 1404, Vicentelo de Istria, sobrino del Conde Arrigo de la Roca, que era muy poderoso en Córcega, imitando á su tío que fué muy fiel á la corona de Aragón, juntando las gentes que eran de su parcialidad con mano armada y con diversos medios, hizo de manera que la mayor parte de la isla se pusiese en la obediencia del rey, habiéndose enviado para que se defendiese aquella parte de Vicentelo y se fuese ganando lo restante algunas galeras y gente con las que pasó este á la isla, yendo por capitán García de Latras, que se puso en el castillo de Cinerca, etc.» Tampoco hay gran necesidad de recordar lo que dice otro de nuestros historiadores2 acerca de la armada que juntó D. Alfonso V para pasar personalmente con ella á los reinos de Sicilia y Cerdeña, y asegurarlos en su obediencia; y que después de haber acabado de sujetar al segundo de ellos, juntamente con el estado de tierras del juzgado de Arboréa, pasó á Córcega para asistir á los condes de Istria sus vasallos, y rindió á Calvi (patria de Colón) y la principal fuerza de la isla en la ciudad de Bonifacio. Ni hay tampoco para qué detenerse en sacar las consecuencias que podrían deducirse (atendidas las circunstancias de que frecuentemente corrían la misma suerte esta isla y la de Cerdeña, y de haber venido á pasar la de Córcega á poder de Génova) de lo que el mismo Zurita refiere en los capítulos 15 y 36 del libro XX de sus Anales, y Mariana en los 5, 11 y 18 del libro XX de su Historia de España. Y no hay para qué ocuparse de ello, por la razón de que, aun cuando fuera cierto que de hecho hubieran dejado de poseer aquella isla los aragoneses en 1481 y aun en 1440, continuaron considérandose soberanos de derecho, y lo fueron efectivamente, por lo menos hasta el tiempo de Felipe II, puesto que el mismo Zurita refiere en el lib. XIII, cap. 8, fué entonces cuando se aseguró á Génova en el señorío de la isla, aunque debajo de la protección y amparo de aquel rey. Y tanto es así, que, en el juramento que con arreglo á los fueros de Aragón prestó el mismo rey en La Seo de Zaragoza el año 1563, comprometiéndose, en cumplimiento del estatuto y ordenación hecha por el rey D. Jaime, á conservar unidos perpetuamente y bajo un solo cetro los reinos y condados que componían la corona de Aragón, dijo entre otras cosas á este propósito: «Ita quod quicumque sit Rex Aragonum idem etiam sit Rex Regnorum Valentiae, Maioricarum, Sardiniae etCorsicae, ac Comes Barcinonae Rossilionis et Ceritaniae» ( Murillo, trat. 2, cap. 8).

Por consiguiente, con idéntica razón, con el mismo derecho que sostiene Francia que fué francés Napoleón I por haber nacido en un territorio que solo desde pocos meses antes pertenecía á aquella nación3, con el mismo, y aun con mayor si cabe, puede sostener España que fué español, como nacido dentro de los estados de Aragón el descubridor del Nuevo Mundo.

El que en el documento de 22 de Febrero de 1498 en que fundó Colón su mayorazgo, dijera de «la cual ciudad de Génova he salido y en la cual he nacido,» y el que contestando el tribunal de San Jorge en 8 de Diciembre de 1502 á una carta suya, le llamase «amatissimus concivis» y á Génova «originaria patria de vestra claritudine,» que son las principales razones con que hasta ahora había aquella ciudad combatido á las muchas que le disputaban este honor (Cogoleto, Bugiasco, Finale, Quinto, Nervi sobre la Rivera, Savona, Pavestrella, Arbizoli cerca de Savona, Cosseria entre Millesimo y Carease, Val de Oneglia, Castel de Cucaro entre Alejandría y Casales, Placencia y Pradello en el Placentino)4, no son motivos suficientes á destruir lo que de las investigaciones del abate Casanova, según parece, resulta;   —244→   pues independientemente de que por haberse criado, según dicen algunos, en Génova, sería tenido por sus contemporáneos como natural de aquella ciudad, y de que en la época en que se escribieron tales documentos se habían apoderado los genoveses, según parece, de Córcega, por lo que considerarían como conciudadanos suyos los nacidos en aquella isla, es de creer que no se opondría á este concepto, porque su vanidad quedaría más lisonjeada con aparecer hijo de una ciudad tan ilustre y esclarecida, y que tan importante papel representó en los acontecimientos de aquellos siglos, que con serlo de una isla de poca valía, que no tenía existencia independiente, sino que por el contrario, iba pasando de unas manos á otras de los que tan frecuentemente se la disputaban5.

 

Por Luis Franco y López en 1886

 

Recorriendo voces, textos y fuentes por Carlos Penelas

Carlos Penelas - 600x280 ComVamos a recorrer con un poco de humor algunas voces, textos y fuentes. Se sabe que Colón no hablaba italiano a pesar de haber vivido en Génova hasta los 24 años. De hecho las referencias sobre su origen genovés son casi inexistentes. También se dice que tenía modales portugueses, lo que puede significar gallegos

La esfericidad de la Tierra ya estaba en el Corán. Hay versos sumamente elocuentes. Alfraganus, setecientos años antes de la llegada de Colón a América – siglo IX, Jalifato de Al-Mahmún – señaló en su célebre teorema que la medida correcta de la Tierra era de cincuenta millas y dos tercios por grado.
Collón, en gallego es testículo. Para ser didácticos: cada una de las dos glándulas ovoideas que segregan el semen y están contenidas en las dos cavidades del escroto. Según se dice era su verdadero apellido y está anotado en una iglesia de Pontevedra. Tiempo después, alguien tachó una “l” y quedó Colón. También se dijo que era judío converso, catalán, mallorquín, castellano, extremeño, corso…
“¿Qué le pasa, Penelas?”, preguntará el retrógrado del boticario. Pues bien, que vamos a recorrer con un poco de humor algunas voces, textos y fuentes. Recordemos, al pasar, que como dijo Woody Allen, “hay que trabajar ocho horas y dormir ocho horas , pero no las mismas”.
Se sabe que nuestro querido Almirante no hablaba italiano a pesar de haber vivido en Génova hasta los veinticuatro años. De hecho las referencias sobre su origen genovés son casi inexistentes. Se dice que tenía modales portugueses, lo cual puede significar gallegos. No hay que olvidar que una carabela, la Santa María, se la bautizó en principio “La Gallega”. (¿Qué dirá ante estos paupérrimos y conocidos datos mi amigo el historiador? Estará una furia. Le recordaría que “el eco siempre dice la última palabra”.)
Celso García, pontevedrés, pronunció una conferencia en la Sociedad Geográfica de Madrid en 1898, año del nacimiento de mi padre. En ella dio a conocer cierta documentación de los siglos XV y XVI. Causó un gran alboroto al afirmar la galleguidad del genovés. Poco tiempo después se afirmó que los documentos estaban manipulados. Pero en 1964, la profesora Rodríguez Solano estableció que no existió tal falsificación en los documentos de Pontevedra. Y se volvió a la carga. No es casual que Alejo Carpentier haya escrito una novela desopilante sobre la vida de este navegante misterioso. En El arpa y la sombra el mundo mágico-primitivo de universal comunión, el drama social y filosófico del hombre moderno, concebido dentro del ámbito de la mitología americana.
En 1923, en La Habana, Enrique Zas publicó un ensayo: Galicia, patria de Colón. Pone como ejemplo algo que no lo tomará por tal Menéndez Pidal. Zas habla de las muchas palabras en gallego que el almirante escribió en su diario: pardetas, a la corda, pardeles, toniñas, etc. Recordemos a don Ramón Menéndez Pidal, coruñes, que publicó en 1942, La lengua de Colón, libro de consulta en mis años de estudiante en el Profesorado en Letras. Me acuerdo la colección: Austral, de Espasa. Aún está en mi biblioteca. Luego vendrá la polémica de Francisco Romero de Lema en La lengua de Cristóbal Colón, publicado en 1969. Como ves, mi querido e hipócrita amigo, todo es confuso. Pero la ciencia sigue su curso y sabemos a dónde vamos.
Será Alfonso Philippot, vigués, capitán de La Marina Civil quien en 1991 publica La identidad de Cristóbal Colón donde concluye que Colón y Pedro Madruga son la misma persona, hijo natural (¡cuando no!) del conde de Sotomayor. El silencio será una razón de Estado. Siempre las razones de Estado terminan en el silencio.
A la tesis de que Colón era gallego dieron su apoyo la condesa de Pardo Bazán, Suárez Picallo, Eduardo Pondal, Castelao, Ramón Cabanillas, entre otros.
Roland Barthes creía que la efusión sentimental resulta inexpresable. Tal vez la vida de nuestro descubridor sea eso. Se dice que fue avaro, megalómano, sionista. Para algunos historiadores el legendario almirante chino, Zheng He, descubrió América siete décadas antes que Colón. Éste descubrió sus mapas y lo calló. Por eso llegó a nuestras playas. Más allá de todo recomiendo leer sus diarios de navegación.

Escribe: Carlos Penelas
Especial para Nueva Rioja

 

 

Celso García de la Riega no falseó los documentos del Colón gallego

Un análisis realizado en el Instituto del Patrimonio Histórico Español confirma que, a pesar de que hay doble tinta en parte de los textos, el contenido es el original y no fue raspado

 

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PONTEVEDRA. Los documentos utilizados por Celso García de la Riega para defender el origen pon- tevedrés de Cristóbal Colón y, por ende, de la existencia del apellido Colón antes, durante y después de su descubrimiento, no son falsos. «Sí que fueron manipulados, pero el contenido de los mismos no fue alterado o inventado a convenien­cia de la teoría gallega», como se ha apuntado desde hace años.

La responsable del Servicio de Conservación y Restauración de Patrimonio Bibliográfico, Docu­mental y Obra Gráfica del Insti­tuto del Patrimonio Cultural de

España, María del Carmen Hidal­go Brinquis, presentó ayer en el Sexto Edificio del Museo los resul­tados del estudio y análisis de las cartas pertenecientes a los siglos XV y XVI sobre las que De la Riega sustentó su teoría y a partir de las cuales escribió en 1914 el libro‘Co­lón español, su origen y patria’..

Este estudio, el más riguroso de los que se han realizado hasta el momento, certifica la veracidad de los documentos facilitados a los laboratorios madrileños hace apenas dos meses. «A través del análisis del papel se ha podido comprobar que las tintas han sido retocadas, pero el problema era ver si lo que está encima es idén­tico a lo que está debajo», explica. «A pesar de la dificultad de los es­tudios, debido a la densidad de las tintas, pudimos comprobar que efectivamente las letras estaban reescritas, quizás por un afán de clarificar el contenido».

La restauradora indicó que en la mayoría de los casos en los que existe manipulación se percibe una mejora de las palabras, «por ejemplo, si tenemos una o abierta él la cierra». Uno de los datos que más luz aporta a toda la polémica sobre el Colón gallego es que los documentos históricos no fueron raspados por el escritor. «De la Rie­ga no quiso engañar a nadie».

Todo este proceso de investiga­ción también incluyó la ayuda de la Policía Científica, debido a las sofisticadas e inconfundibles he­rramientas con las que cuentan sus agentes. Según apuntó Brin­quis, los documentos todavía no serán devueltos a la Casa Museo de Cristóbal Colón en Porto Santo porque los análisis seguirán.

Aunque este hallazgo no tumba el origen pontevedrés del almiran­te, tampoco lo confirma, «pues re­forzamos la afirmación de que en Pontevedra hubo un clan Colón, pero nosotros no sabemos si fue el del descubridor de América».

 

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Carlos Nuñez junto a María del Carmen Hidal­go Brinquis, Guillermo garcía de la Riega, Eduardo Esteban ...
Carlos Nuñez junto a María del Carmen Hidal­go Brinquis, Guillermo garcía de la Riega, Eduardo Esteban …

 

Dos gallegos, una misma identidad

En un ‘flashback’, el investigador Modesto Manuel Doval Montes viaja a la era de Cristóbal Colón. O a la época de Pedro Álvarez de Sotomayor, ya que, tras un estudio exhaustivo del tema, puede concluirse que eran la misma persona. Su teoría, con más de cien años de evolución, se divide en dos partes: en la primera, Doval habla sobre la relación del noble con la mar y la guerra. En la segunda, traza un boceto de su vida conventual y familiar mediante una caligrafía que demuestra su auténtica identidad.

 

Dos gallegos, una misma identidad
Dos gallegos, una misma identidad

Algo que no deja lugar a dudas es que Cristóbal Colón procedía de la nobleza; era natural de los reinos de Castilla, (lo asegura la reina Isabel la Católica, entre otros datos); escribía con giros gallegos, conocía perfectamente las costas de Galicia principalmente las de Pontevedra, tenía tratos con la alta nobleza portuguesa.

Por eso, hay que buscar a algún noble con estas características: un noble súbdito de los reinos de Cas­tilla, de origen gallego, que se des­envuelva entre Portugal y el Sur de Galicia (Pontevedra), que además era el único lugar del mundo don­de existía el apellido Colón. Gracias al trabajo de historiado­res e investigadores hoy se sabe que Pedro Álvarez de Sotomayor mejor conocido como ‘Pedro Ma­druga’ era Cristóbal Colón. Noble en dos regiones Galicia y Portu­gal, Conde de Camiña (Portugal), Señor de Sotomayor, Mariscal de Bayona y Vizconde de Tai (Ponte­vedra, Galicia).

Pedro Álvarez de Sotomayor (Cris­tóbal Colón) y su hermano Joáo Gongalves de Sotomayor (Bartolo­mé Colón), eran hijos bastardos de Fernán Yáñez (Eannes) de Soto- mayor, fruto de sus relaciones con Constanza Gongalvez de Colón. Tenían dos medios hermanos, uno por parte de su madre, -de nombre Diego Colón-, y otro por parte de su padre -de nombre Alvar Páez de Sotomayor- (heredero legitimo de la casa de Sotomayor).

Cristóbal Colón tenía conocimien­tos de latín y de las sagradas escri­turas, por haber sido seminarista, entre 1440 y 1446, por deseo de su padre Fernán Yáñez de Sotoma­yor. En 1446 cambia los libros por la espada y la navegación.

Su hermano Don Alvar Páez de Sotomayor, heredero de la casa de Sotomayor, sin tener descendencia y antes de morir, consiguió de En­rique IV -en 1468- la legitimación en orden de sucesión en los bienes y derechos de la casa Sotomayor, a favor de su medio hermano Pedro Álvarez de Sotomayor. Ala muerte de Alvar Páez de Sotomayor en las revueltas Irmandiñas, Pedro toma posesión de la casa Sotomayor; re­cuperando el patrimonio familiar perdido por la revuelta y aumen­tando su señorío. Convirtiéndose en uno de los señores feudales con más poder de la época.

Durante la guerra de sucesión en­tre Isabel de Castilla (la Católica) y Juana de Castilla (la Beltraneja), apoyó la causa de Juana y de Por­tugal. Al ganar la guerra Isabel la Católica, le despoja del señorío de Sotomayor, y Pedro A. de Sotoma­yor se refugia en Portugal.

Cristóbal Colón aparece cuando desaparece Pedro Álvarez de So­tomayor, en una supuesta y miste­riosa muerte que nadie investigó. Ni apareció cadáver alguno, ni sus hijos y descendientes reclamaron la herencia ni su testamento. Cu­riosamente, posterior a la fecha atribuida a su muerte, se han en­contrado varios documentos en donde se confirma que está vivo (pleitos, reclamaciones de deu­da, etc.). Por los escritos que dejó Cristóbal Colón, se puede ver que los personajes son el mismo. Co­lón decía que la forma de vivir de sus antepasados fue el de merca­derías por la mar; como los Colón de Pontevedra, que eran merca­deres. Todos relacionados con las actividades marítimas de aquella época. Su padre, Fernán Yáñez de Sotomayor, era un importante armador de Pontevedra, tenía la capitanía de barcos propios, de mercancías y de ‘al corso’ y están relacionados con los de Colón de Pontevedra.

Colón decía que vivió de las ar­mas, Pedro Álvarez de Sotoma­yor se enroló como mercenario, adiestrándose en el manejo de las armas.

Colón decía que estuvo veintitrés años en la mar y de Pedro Álvarez de Sotomayor se comprueba que estuvo veintitrés años en la mar. Hay constancias que justifican a Pedro A. de Sotomayor sus cono­cimientos náuticos y su ausencia de 23 años. Existen varios docu­mentos y cronistas de la época que avalan estos hechos; entre otros, Vasco De Aponte que nos dice “Pe­dro Álvarez de Sotomayor llega a Galicia con muchas riquezas por sus correrías marítimas y grandes alianzas portuguesas” o como nos narra L. Ferreiro: “una vez libera­do de la tutela de Fray Esteban de Soutelo, en 1446 “cambió los libros por la espada”, y en 1469 regresó a Galicia después de veintitrés años de ausencia”

Parte II: Vida conventuallEl fraile Diego de Deza estudió junto con Pedro A. de Sotomayor, y fue de los que más ayudo a Colón en su empresa del Descubrimiento.

El Cardenal de Toledo -que tam­bién lo ayudó- era pariente de los Sotomayor. Los amigos de Colón son también los amigos y valedores de Pedro Alvarez de Sotomayor. Los enemigos de Colón que siem­pre lo estuvieron fustigando son curiosamente los enemigos de Pe­dro A. de Sotomayor.

El comportamiento de Pedro Ál­varez de Sotomayor a los que sus enemigos lo tenían por cruel, es igual que el comportamiento de Colón.

Pese a lo que muchos creen, Colón era cruel y déspota como lo ase­guran sus marineros y contempo­ráneos; que es el clásico compor­tamiento de un señor feudal de la época.

Lucio Marineo Siculo (capellán y confesor de los Reyes Católicos), que conoció en la Corte a Colón, escribe un libro contando todo lo relacionado con la ‘gesta del des­cubrimiento’ y en un párrafo refi­riéndose a Colón, lo nombra como Don Pedro Colón. Al igual que el historiador portugués Gaspar Fructuoso, también contempo­ráneo a Colón, lo llamaba Pedro Colón, la propia Academia de la Historia llega a la conclusión de que su nombre de pila completo era Cristóbal Pedro, como se refle­ja en la abreviatura del documento de 1496: XP° de Colón. Los prime­ros nativos americanos que llevó Colón a Europa los bautizó con los nombres de Cristóbal y Pedro. Felipa Muñiz, quien tuvo un hijo de Cristóbal Colón, era prima de Teresa de Távora, mujer de Pedro Álvarez de Sotomayor; de la que se separó después de exiliarse en Portugal. Colón escribió a los Reyes una carta donde dice que “dejo tierras, mujer, e hijos” al desplazarse a Castilla, pero si lo acompañaba su hijo Diego y su otro hijo Hernando todavía no había nacido, y además que ya no tenía mujer ¿a quién se refería?. Sin lugar a dudas, a la familia que dejó en Galicia.

Colón nos dice que tenía otros hijos, en una carta que le escribe a su hijo Diego desde Sevilla el 1 de diciembre de 1504. Le hace re­ferencia al cuidado de otros diez hermanos “… Diez hermanos no te serían demasiados, nunca yo fallé mayor amigo a diestro y sinies­tro que mis hermanos…”. Pedro Álvarez de Sotomayor tuvo con Teresa de Távora nuevo hijos que sumados al que le nació de Beatriz Enríquez, serían los 10 hermanos de Diego.

Cristóbal Colón veló por los hijos de Pedro A. de Sotomayor a excep­ción de Álvaro de Sotomayor, al que Pedro A. de Sotomayor había desheredado.

En la corte de Carlos V existe un texto que menciona a Diego Soto- mayor el hijo de Pedro A. de Soto- mayor, como hijo de Colón.

La críptica firma de Colón es el árbol genealógico de Pedro A. de Sotomayor.

Pedro Correa de Acuña era cuña­do de Pedro Álvarez de Sotoma­yor y es conocido como cuñado de Colón

Colón afirmó que conocía los secretos más celosamente guar­dados de Portugal, Pedro A. de Sotomayor, era del pequeño gru­po de personas que conocía esos secretos.

El primer lugar donde fue en­terrado Colón pertenece a la fa­milia “de la Cerda” familiares de los Sotomayor, es el mismo lugar donde enterraron a Fernán Yáñez de Sotomayor, padre de Pedro A. de Sotomayor.

La segunda sepultura de Colón se hizo en Sevilla en el monasterio de la Cartuja junto a unos primos de Pedro A. de Sotomayor.

Se han realizado serias investiga­ciones sobre la escritura de Colón, el 14 de octubre del 2009 se dio a conocer un descubrimiento asom­broso; y gracias al adelanto tecno­lógico, la perito calígrafo y grafo psicológica Teresa Torres Legarre- ta realizó un estudio comparativo de la escritura de Cristóbal Colón y Pedro A. de Sotomayor (Pedro Madruga).

La perito calígrafo mostró con gráficos y superposiciones de es­crituras, cómo las formas de las letras son muy similares en ambos personajes. Tantas coincidencias son una prueba más de que se tra­ta de la misma persona.

Las investigaciones de la perito fueron comunicadas a la Univer­sidad de Barcelona para la revi­sión del estudio y los expertos calígrafos coinciden en que apa­recen todas esas similitudes entre las letras y sus formas. Lo que no deja lugar a dudas: Pedro A. de Sotomayor y Cristóbal Colón es la misma persona.»

 

Publicado en el Diario de Pontevedra el domingo, 9 de diciembre de 2012

Por Modesto Manuel Doval Montes

El origen de Cristóbal Colón

Publicado en LOS DOMINGOS DE ABC, 13 de abril de 1969
Publicado en LOS DOMINGOS DE ABC, 13 de abril de 1969

Fernando del Valle Lersundi, ilustre escritor e historiador, correspondiente de la Real Academia de la Historia, ha realizado un extraordinario estudio de investigación en torno al erigen de Colón. Sobre este debatido e interesante tema, el señor Valle Lersundi presentó un documentado informe a la Academia. El rigor y Ia lógica de los argumentos aducidos por el historiador son innegables. Manejando fuentes de primera mano, tras demostrar la falsedad de muchos documentos utilizados por varios historiadores que se copiaron unos a otros, Fernando del Valle Lersundi desarrolla una teoría brillante y rigurosa que podría resultar decisiva en la investigación del origen de Cristóbal Colón. Por su extraordinario interés, publicamos a continuación, íntegro, el trabajo del señor Valle Lersundi.

El 11 de octubre del pasado año, víspera del Día de la Raza, tuve el honor de presentar a la Real Academia un informe en el que hada la siguiente afirmación.

“El apellido del Descubridor de Améri­ca no tiene relación alguna con los Colombo genoveses, ni con los Colón de Pontevedra, ni con los Colom de Córcega o de nuestras tierras de Levante, ni con alguno de los considerados, hasta ahora, como ascendientes del Descubridor. E*1 Colón de Don Cristóbal es, simplemente, otra forma más del sobrenombre de “Coulon” o “Coullon”, con que fue conocido en Francia su pariente el vicealmirante de Luis XI, Gui­llermo de Casenove.”

 

facsimil_colon_1
Facsímil de la carta del Rey Don Juan II de Portugal, que constituye la mejor prueba del parentesco de don Cristóbal Colón con el almiran¬te corsario gascón Guillermo de Ca- senove. Ambos eran bien conocidos por Don Juan, desde que éste, en 1474, había asumido la dirección de los asuntos de Marina por delega¬ción de su padre, Don Alfonso V.

Mi afirmación no pudo ser más clara y sencilla, y pasado mi informe a la Comi­sión de Indias, tuve la satisfacción de es­cuchar, en la sesión siguiente, que la Co­misión consideraba interesante el informe por mí presentado y me pedía lo docu­mentara.

En apoyo de lo que afirmaba, ya hice en mi informe una ligera exposición de cuáles eran los documentos base de mi te­sis. Considero que la mejor manera de do­cumentar ésta, es ir aportando las prue­bas cronológicamente, tal como fueron apareciendo en crónicas e historias. Y co­mo, en realidad, versan en su mayor parte sobre el primero de los Almirantes Colón, famoso corsario gascón, al servicio de Fran­cia, comenzaré refiriéndome a Alonso Fer­nández de Falencia, primer cronista caste­llano que ló cita, en el capítulo VII del li­bro 24 de su famosa obra “Los treinta libros de los anales de España”, escrita en latín y traducida al castellano por el ilustre ar­chivero señor Paz y Melia;

 

 

AÑO 1475: EL CORSARIO ALMIRAN­TE FRANCES COLON COMIENZA A FIGURAR EN LA HISTORIA DE ESPAÑA

La acción que transcribimos ocurrió a mediados del año 1475, antes de que se firmara el Tratado de alianza de 8 de sep­tiembre de dicho año, entre don Alfonso V de Portugal y Luis XI de Francia.

Circular cursada por los Cónsules de fa Mar de la ciudad de Barcelona a todas las villas, castillos y lugares de la costa de Levante, avisando estén alerta por haber sido avistado en la costa de Valencia a un corsario llamado Colón con una armada de siete naos el 29 de septiembre. La circular es de 6 de octubre de 1473. Esta circular prueba la verdad de la afirmación hecha por Cristóbal Colón a los Reyes Católicos en su carta dirigida desde Cuba en 1495, refiriéndoles el intento que tuvo hallándose como corsario al servicio del Rey Renato de Anjou, pretendiente a las coronas de Aragón y Sicilia, de atacar a la galera “Fernandina”, lo que no llegó a ejecutar por haberse enterrado que estaban con ella otras dos naos y una carraca. Fue sin duda como capitán de una de las naos de su pariente el corsario Colon, en su expedición al Mediterráneo en ayuda del pretendiente.
Circular cursada por los Cónsules de fa Mar de la ciudad de Barcelona a todas las villas, castillos y lugares de la costa de Levante, avisando estén alerta por haber sido avistado en la costa de Valencia a un corsario llamado Colón con una armada de siete naos el 29 de septiembre. La circular es de 6 de octubre de 1473. Esta circular prueba la verdad de la afirmación hecha por Cristóbal Colón a los Reyes Católicos en su carta dirigida desde Cuba en 1495, refiriéndoles el intento que tuvo hallándose como corsario al servicio del Rey Renato de Anjou, pretendiente a las coronas de Aragón y Sicilia, de atacar a la galera “Fernandina”, lo que no llegó a ejecutar por haberse enterado que estaban con ella otras dos naos y una carraca. Fue sin duda como capitán de una de las naos de su pariente el corsario Colon, en su expedición al Mediterráneo en ayuda del pretendiente.

 

“Infestaba el mar de Occidente un pirata llamado Colón, natural de Gascuña, al que sus afortunadas expediciones habían permitido reunir gruesa armada y ostentar el título de Almirante del rey de Francia. Por él se habían hecho los franceses aptos para la navegación, porque antes se les consideraba o descono­cedores de tal ejercicio, o poco experimen­tados en las expediciones maríticas. Des­pués de combatir largo tiempo en Francia con los ladrones, casos adversos de fortuna le sumieron en la desgracia, y ya hacia la mitad de su vida, se consagró a la del mar y se enriqueció rápidamente merced a sus crueles y pérfidos procedimientos de pi­raba.”

“Buscó para compañeros a algunos vas­congados, gascones, ingleses y alemanes, aficionados a aquella vida; construyó una gruesa nave reforzada en las bandas eon fuertes vigas, para resistir el choque de las máquinas enemigas; inventó otras de di­versos géneros y en épocas determinadas salía del puerto de Haríleur, plaza de Nor- mandía, en la costa del océano, frontera a Inglaterra, y atacando furiosamente a cuantas naves mercantes se encontraba en la travesía, se apoderaba de sus ri­quezas.”

“En esas correrías había llegado a las , costas de Portugal y al Estrecho de Cá­diz, dirigiendo sus principales ataques con­tra portugueses y genoveses, por lo que el rey de aquella nación, don Alfonso, aliado entonces del inglés contra Francia, había enviado una armada en persecución del pirata…”

“Entre tanto, el rey Luis, ya amigo de don Alfonso de Portugal, deseando des­ahogar con España un innato prurito de guerra, antes de declararla, mandó a Co­lón que se reuniera con los marinos portu­gueses. Arribó el pirata a las costas de Lisboa y entró en la desembocadura del Tajo, con siete gruesas naves, y púsose en espera de los mercaderes vascongados que llevaban a Flandes vino, aceite y otros gé­neros. Muy ajenos estaban ellos de temer nada de Colón, eon quien tenían frecuen­tes tratos, a quien algunas veces habían acogido benignamente y en cuyas naves iban muchos marineros de Vizcaya. Con­fiados, además, en el afecto que los de es­tas provincias se profesan cuando están lejos de ellas, nada recelaban del pirata, pero éste, al divisarlos, cuando doblaban el Cabo de San Vicente, puso hacia ellos las proas. Seguros entonces de que venían a su encuentro marchaban confiados a re­cibir al que creían amigo, sin cuidarse, por tanto, de tomar las armas, y según costumbre de la gente de mar, le pregun­taron con qué intención venían en su bus­ca. Colón, dándose por mi*y amigo de los patrones de las naves, se limitó a indicar pasasen a la suya para ver por las relacio­nes de carga, si entre la de los andaluces habían introducido alguna los genoveses. Sin demora obedecieron los incautos vas­congados y el pérfido pirata les obligó trai­doramente a que le entregasen las nueve naves. Dos lograron huir merced a la as­tucia de cierto vascongado, pero se apo­deró de las otras siete y envió a Inglaterra a vender el cargamento de vino y aceite, géneros de que allí se carece.”

La amistad del corsario con los capitanes vizcaínos, y el hecho de llevar en su arma­da una buena parte de la marinería viz­caína y gascona, parece indicamos como lugar de su nacimiento, algún pueblo pró­ximo a la frontera franco-española.

La miserable acción que acabamos de relatar, cometida como hemos indicado a mediados de 1475, debió de tener gran re­sonancia en el pueblo vascongado con el que siempre, hasta entonces, había estado en excelentes relaciones.

 

 

COLON ERA SOBRINO DEL ALMIRANTE FRANCES GUI­LLERMO DE CASENOVE, DE SOBRENOMBRE «COLON»

EN LAS NAVES DE SU TIO, CRISTOBAL COLON ATACO LOS NAVIOS Y LOS COSTAS DE FERNANDO EL CATOLICO

Esto explico el misterio de que se rodeó el Descubridor ol venir o Espoño

QUEDA TOTALMENTE DESCARTADA LA TESIS GENOVESA, QUE ES UNA PA- ’ TRAÑA HISTORICA. CRISTOBAL COLON NADA TUVO QUE VER CON ITALIA

COMO SU TIO. EL ALMIRANTE FRANCES, COLON ERA GASCON

 

 

 AÑO 1476: MES DE JULIO. EL ALMI­RANTE FRANCES COLON ATACA LAS COSTAS DE ESPAÑA

Al año siguiente, declarada ya la guerra entre España y Francia, salió el almirante Colón de Harfleur, con nueve grandes naos, camino de Fuenterrabía, y al pasar por Erest, encontró en su puerto cuatro naos de súbditos del Rey Católico, logrando apo­derarse de dos de ellas, a cuyas tripula­ciones aniquiló. Las otras dos pudieron huir. Llegado a Fuenterrabía el día 8 de julio, en ayuda del ejército de tierra del rey de Navarra, estuvo diez días a la vis­ta de dicho puerto, y desembarcó su gente, “y con la que había en la Fuerza de la villa (cuenta Isasti en su Compendio His­torial de Guipúzcoa), hubo un recio en­cuentro y volvió el corsario a sus navíos con pérdida de cien hombres”.

Seguimos con los “Anales de España”, de Alonso de Palencia, que nos relata en su libro XXVII, capítulos IV, V y VI la segunda aparición del almirante Colón por las costas de España. El Capítulo IV termi­na con los párrafos siguientes referentes al corsario y a su partida de Fuenterrabía.

“Al dirigirse a Bermeo, una recia tormen­ta arrojó al mayor de sus navíos contra la costa enemiga, y viendo a los otros em­pujados sobre las rocas a punto de es­trellarse, dio rápidamente orden de salir a alta mar. Al dar vista a las costas de As­turias y Galicia, trató de compensar con alguna presa la pérdida de su navío, mas al querer atacar a Ribadeo, los vecinos, ya prevenidos a la defensa con tropas auxi­liares, le mataron mucha gente, y de tal modo le escarmentaron, que amedrenta­do con el doble descalabro huyó a Portu­gal en busca de tranquilo refugio.”

Efectivamente debió de huir, sin dete­nerse a ayudar a Pontevedra, Vivero y Ba­yona, que se habían alzado en Galicia a favor del rey de Portugal, y que fueron, pocos días después, tomadas por la Escua­dra de treinta navíos que, al mando de don Ladrón de Guevara había ordenado el Rey Católico se organizara en Guipúzcoa y Vizcaya para salir en persecución del corsario, y que sólo se tardó días en orga­nizar. Isasti, en su Compendio historial antes citado nos cuenta este episodio y agrega que “el rey don Femando se halla­ba entonces en Galicia y visto lo que hi­cieron los guipuzcoanos alabólos mucho con palabras públicas, de grande honor y agra­decimiento, porque en estas guerras derra­maron tanta sangre propia y de sus ene­migos. en servicio de su Real Corona”.

 

MES DE AGOSTO. COMBATE NAVAL DEL CABO DE SAN VICENTE

En el capítulo siguiente, V del mismo li­bro, nos describe Patencia el terrible com­bate dél Cabo de San Vicente, que tuvo lugar, aproximadamente, un año después de la traición llevada a cabo por el corsa­rio Colón a sus amigos los vascongados, y en el mismo emplazamiento de aquel su­ceso, el 7 ó el 12 de agosto de 1476.

“Exasperado Colón con el naufragio de su nave junto a Bermeo y con el daño re­cibido en el ataque a Ribadeo, anunció al rey de Portugal en cuanto entró en el puer­to de Lisboa, que había resuelto barrer de de las costas andaluzas hasta el Estrecho de Gibraltar, cuantas embarcaciones en­contrase. Llegó de seguida la noticia del ataque del Castillo de Ceuta y entonces don Alfonso reunió gran número de sus nobles y a toda prisa despachó dos galeras que habían escapado a los pasados desastres, la “Real” y la “Lope Yáñez”, las tripuló con gran número de portugueses que también embarcaron en las once de Colón y las en­vío a la defensa de aquella plaza. Al mismo tiempo zarparon del puerto de Cádiz, con rumbo a Inglaterra, tres gruesas naves genovesas, una galera grande y otro navío flamenco llamado de Pasquerio, sin temor a otro peligro que el de las tormentas, polla magnitud de las embarcaciones y la numerosa tripulación, aumentada enton­ces por la previsión de experimentados genoveses para asegurarse contra los ata­ques de Colón. La fortuna lo dispuso de otro modo. Al divisar estas cinco embarcaciones, las trace unidades del rey de Portugal y de Colón, destacó éste una carabela a enterarse de quiénes eran y qué se proponían. Contestaron los genoveses que bien conocía Colón la firme alianza que con los franceses tenían, en cuya vir­tud disfrutaban de libre navegación por todos los mares. Pero él, con igual astucia que la empleada con los obedientes vascon­gados, dijo qué el almirante, los maestres de las naves y los principales mercaderes podían pasar a la suya para enseñarle sus papeles. Como los genoveses no habían ol­vidado la pérfida conducta del pirata, se negaron a lo propuesto y empuñaron las armas. Adelantóse entonces Colón con la “Real” contra una de las tres galeras genovesas; la “Lope Yáñez” se arrimó al cos­tado de otra, y una tercera clavó su arpón en la elevada, borda de la flamenca de Pasquerio. Las otras dos galeras genovesas, seguras de los ataques de las naves más pe­queñas del pirata, auxiliaban a los suyos. Ante la tenaz resistencia de las galeras genovesas, Colón dio orden a otra de las suyas, también atestada de combatientes escogidos, de arrimarse al otro costado, a fin de apoderarse antes de ella entre las dos. No veía otro recurso más eficaz para combatir que el empleo de los artificios de fuego, con los que haciendo volar por los aires llamas de azufre y chispas encen­didas, aterraba y vencía a sus enemigos. En aquella ocasión, sin embargo, unos y otros sufrieron el daño, porque cuatro naves del pirata, la «Real”, la pegada al costado de la genovesa, la que combatía con la galera grande y la que trataba de incen­diar la flamenca, fueron, como las enemi­gas, presa de las llamas. Siete quedaron casi destruidas, y también hubieran sido las otras dos genovesas al no haber logra­do extinguir rápidamente él fuego que em­pezaba a prender en ellas. Al defenderse de los ataques de otras embarcaciones, per­dieron gran parte de la gente. También perecieron todos los genoveses y alema­nes de las otras galeras, menos ciento cincuenta que se salvaron a nado y reco­gieron las carabelas portuguesas, cuyos tri­pulantes miraban, desde la playa de La­gos, qué término tendría aquel encarniza­do combate que duraba diez horas. Qui­nientos nobles portugueses perdieron allí la vida, hundidos en las aguas a causa del peso de las armaduras. Además, dos mil franceses y portugueses perecieron entre las llamas o al filo de las espadas. Colón, con unos pocos, logró a duras penas subir a otras naves. Tal fue el terrible desastre de este pirata, tan funesto también para los ladrones franceses y para la nobleza lusi­tana../’

“Perdiéronse siete grandes naves, a saber: cuatro de Colón y portuguesas, una de las tres mayores genovesas y la urca y la cor­beta de Mandes. Lograron arribar a Cádiz dos de las genovesas, cuya tripulación la­mentaba tristemente la pérdida de la ma­yor parte de sus compañeros en el com­bate. Ocurrió éste el 7 de agosto de 1476, no lejos del Cabo de Santa María, en la costa andaluza, a unas noventa millas de Sanlúcar de Barrameda. Achacaban al­gunos el desastre de las dos armadas a la fortuna del rey don Fernando, por ser genoveses y portugueses enemigos de la Corona aragonesa y del poder de Castilla. Don Fernando, sin embargo, lamentó mu­cho el descalabro de los primeros, porque trataba de reconciliarlos con los catalanes y hacerlos amigos de los castellanos, si­guiendo los consejos de su tío don Fernan­do de Nápoles. que, a la sazón, negociaba alianza con los genoveses y quería tener a su lado por auxiliar en esta negociación a su sobrino.”

El relato del mismo combate que nos da Mosén Diego de Valera en el capítu­lo XXI de su “Crónica de los Reyes Católi­cos”, en nada difiere de la anterior, por cuyo motivo lo omitimos, no sin indicar que Mosén Diego nos señala como fecha la del 12 de agosto, en lugar del 7 que nos fija Palencia.

Cotejando estos relatos con los de fray Bartolomé de las Casas, en su “Historia de las Indias”, y don Femando Colón, en la Biografía de su padre, nos encontra­mos que éstos señalan la presencia de Cristóbal Colón en el combate (cosa que Falencia y Valera ignoraron) y que afir­man, al mismo tiempo, que Cristóbal Co­lón era pariente del almirante corsario. Como estas afirmaciones tienen una im­portancia capital en nuestra prueba, va­mos a dar cuenta de ellas, transcribién­dolas literalmente. Comenzamos por las de fray Bartolomé.

“Según todos afirman, este Cristóbal era genovés de nación; sus padres fue­ron personas notables, en algún tiempo ricos, cuyo trato en manera de vivir de­bió ser por mercaderías por la mar, se­gún él mismo da a entender en una carta suya; otro tiempo debieron ser pobres por las guerras y parcialidades que siem­pre hubo y nunca faltan en Lombardía. £21 linaje de suyo dicen que fue genero­so y muy antiguo, procediendo de aquel Colón, de quien Comelio Tácito trata en el libro XII al principio, diciendo que truajo a Roma preso a Mítrades, por lo cual le fueron dadas insignias consulares y otros privilegios por el pueblo romano, en agradecimiento a sus servicios. Y es de saber que antiguamente el primer sobre­nombre de su linaje dicen que fue Co­lón; después el tiempo andando» se lla­maron Colombos los sucesores de dicho Colón romano o capitán de los romanos…, pero este ilustre hombre, dejado el ape­llido introducido por la costumbre, quiso llamarse Colón, restituyéndose al vocablo antiguo.”

Hace más de sesenta años que Henry Vignaud, en sus “Etudes Critiques sur la vie de Colomb”, pág. 50, descubrió que este cuento, que relatan Don Fernando y Fray Bartolomé, del Colón, capitán romano, ci­tado por Comelio Tácito “en su Libro XP, al principio”, no tenía base alguna. Ea historiador francés demostró que en el texto de Tácito el que lleva preso a Roma a un Rey Mitridates, y recibe como premio las insignias Consulares, se llama Junius Gibo, y no Colón. Difícilmente podría derivarse de Cibo el apellido Colombo, pero no me­nos difícil sería el explicamos cómo Don Cristóbal, “dejado el apellido introducido por la costumbre, quiso llamarse Colón, restituyéndose al vocablo antiguo”.

También conviene señalar en este pá­rrafo de fray Bartolomé, el parecido exis­tente de los antecedentes de los padres de Colón, “personas notables, en algún tiempo ricos”, con los que del propio Guillermo de Casenove, nos dejó Alonso de Falencia: y la afirmación que sigue de “cuyo trato en manera de vivir debió ser por mercaderías por la mar, según él mismo da a entender en una carta suya”, tan distinta de la supuesta en la tesis genovesa.

Después de estudiar lo que, referente al origen del apellido Colón, aparece en el capítulo n de la Historia citada de fray Bartolomé, pasamos ahora al capítulo IV en que nos hace una relación del comba­te, dándonos cuenta antes de la razón por la cual don Cristóbal tomaba parte en él.

“Como fuese, según es dicho, Cristóbal Colón tan dedicado a las cosas y ejerci­cios de la mar, y en aquel tiempo an­duviese por ella un famoso varón, el ma­yor de los corsarios que en aquellos tiem­pos habla, de su nombre y linaje, que se llamaba Columbo Júnior, a diferencia de otro que había sido nombrado y señala­do antes, y aqueste Júnior trajese glan­de armada por la mar contra infieles y venecianos, y otros enemigos de su nación, Cristóbal Colón determinó ir e andar con él, en cuya compañía estuvo y anduvo mucho tiempo. Este Columbo Júnior, te­niendo nuevas que cuatro galeazas de ve­necianos eran pasadas a Flandes, esperó­las a la vuelta entre Lisbona y el Cabo de San Vicente, para asirse con ellas a las manos; ellos juntados, el Columbo Júnior a acometerles y las galeazas de­fendiéndose y ofendiendo a su ofensor, fue tan terrible la pelea entre ellos, asi­dos tinos con otros con sus garfios y ca­denas de hierro, con fuego y con las otras armas, según la infernal costumbre de las guerras navales, que desde la mañana hasta la tarde, fueron tantos los muertos, quemados y heridos de ambas partes, que apenas quedaba quien de todos ellos pu­diese ambas armadas, del lugar donde se toparon, una legua mudar. Acaeció que en la nao donde Cristóbal Colón iba o lle­vaba quizá a cargo, y la galeaza con que estaba aferrada, se encendiesen con fuego espantable ambas, sin poderse la una de la otra desviar, los que en ellas queda­ban aún vivos ningún remedio tuvieron sino arrojarse a la mar; los que nadar sabían pudieron vivir sobre el agua algo* los que no, escogieron antes padecer la muerte del agua que la del fuego, como más aflictiva y menos sufrible para la es­perar; el Cristóbal Colón era muy buen nadador y pudo haber un remo que a ratos le sostenía mientras descansaba, y así anduvo hasta llegar a tierra que estaría poco más de dos leguas de dónde y adonde habían ido a parar las naos con su ciega y desatinada batalla…”

“Ansí que llegado Cristóbal Colón a tie­rra a algún lugar cercano de allí y co­brando algunas fuerzas del tullimiento de las piernas. A de la mucha humidad del agua y de los trabajos que había pasado, y curado también, por ventura, de algu­nas heridas que en la batalla había reci­bido, fuese a Lisbona que no estaba le­jos.»

Veamos lo que nos refiere don Fernan­do Colón sobre el por qué se halló su pa­dre en el combate de San Vicente. No re­cocemos el relato que hace de este com­bate por parecerse extraordinariamente al que hemos transcrito de fray Bartolomé. En el capítulo V nos dice don Feman­do lo siguiente: “El principio y causa de la venida del Almirante a España y ser tan dado a las cosas del mar, fue un hombre muy señalado de su apellido y fa­milia, muy nombrado por mar por la Ar­mada que gobernaba contra los infieles y también la de su patria. Tal era su fama que espantaba con su nombre hasta a los niños en la cuna. Es creíble que este su­jeto y su Armada fueron muy grandes, pues una vez apresó con ella cuatro gale­ras venecianas gruesas, cuya grandeza y fortaleza no será creída, sino de quien las hubiera visto armadas. Llamaron a este general Colombo el Mozo, a diferencia de otro más antiguo que fue gran hombre de mar.”

Antes, en el capítulo I de la Biografía de su padre, nos declara su incertidumbre sobre el origen de su apellido con las siguientes palabras:

“El Almirante, conforme a la patria donde fue a vivir y a empezar su nuevo estado, limó el vocablo para conformar­le con el antiguo y distinguir los que pro­cedieran de él, de los demás que eran pa­rientes colaterales, y así se llamó Colón; esta consideración me mueve a creer que así como la mayor parte de sus cosas fueron obradas por algún misterio, así en lo que toca a la variedad de semejante nombre y sobrenombre no deja de haber algún misterio.”

Del cotejo de estas cuatro relaciones re­sulta evidente que fray Bartolomé y don Fernando hacen referencia con su almi­rante Colombo el Joven al almirante cor­sario Colón, falseando su nacionalidad y su sobrenombre y falseando al mismo tiempo las nacionalidades del atacante y del atacado. El combate, como se demues­tra claramente por los relatos de Palencia y Valera, fue entre la escuadra aliada franco-portuguesa, a las órdenes del pi­rata y la escuadra genovesa. Es de supo­ner que en esta acción iba don Cristóbal a las inmediatas órdenes de su pariente, y es seguro que el recuerdo de su parti­cipación en esta batalla le quemaba de remordimientos su conciencia, cuando al otorgar en Valladolid, viendo ya cercana su muerte, en 19 de mayo de 1505, agre­gó a continuación de su codicilo, una Me­moria o relación de ciertas personas a quienes manda se entreguen determinadas cantidades, indicando “háseles de dar en tal forma que no sepa quien se las man­da dejar”, y en ella figuran parte de los propietarios de los navíos genoveses ata­cados en el combate del Cabo de San Vi­cente.

Por otra parte, al atribuir Fernando Colón al Almirante genovés que llama “Colombo el Joven”, entre sus hazañas, la de las cuatro galeras venecianas que los historiadores franceses la cuentan co­mo una de las más famosas del Almiran­te corsario Colón lo identifica claramente con éste.

 

Retrato de Cristóbal Colón—a la izquierda—que se conserva en el Museo Na¬val de Madrid. El dibujo de un grabado de la “Historia de América”, de Th. de Bry—a la derecha—, está hecho sobre el retrato pintado por orden de los Reyes Católicos y grabade por Amboise Tardieu. Ambos han sido muy reproducidos.
Retrato de Cristóbal Colón—a la izquierda—que se conserva en el Museo Na¬val de Madrid. El dibujo de un grabado de la “Historia de América”, de Th. de Bry—a la derecha—, está hecho sobre el retrato pintado por orden de los Reyes Católicos y grabado por Amboise Tardieu. Ambos han sido muy reproducidos.

 

Entre los partida­rios del Colón genovés hay todavía quien sostiene, para no aceptar que el Descu­bridor venía en la Ar­mada del corsario, que don Cristóbal for­maba parte de una de las tripulaciones de Génova. Don Sal­vador de Madariaga, autor de la—a mi jui­cio—mejor biografía que se ha escrito so­bre el Descubridor (obra que he consul­tado muchas veces para escribir este tra­bajo), siempre ecuá­nime, como debe ser un verdadero histo­riador, da en su nota 9 al capítulo V de su “Vida del muy magní­fico señor don Cristó­bal Colón” dos argu­mentos en contra de los que afirman figuró éste como combatiente genovés. El primero que como han proba­do eruditos italianos no figura el nom­bre de Colón en la lista de ninguna de las tripulaciones genovesas, y el segundo que si Vignaud aduce que en el testamento de Colón, como es cierto, lega ciertas canti­dades de dinero a algunos genoveses, lo hace, como ya indicamos anteriormente, movido indudablemente por remordimien­to de conciencia. También resulta para la tesis genovesa, no menos extraordinario, que don Bartolomé Colón, hermano de don Cristóbal, hijo según esa tesis, de modes­tos artesanos genoveses, viviera hospe­dado un año aproximadamente en el Pa­lacio Real de París, en la parte de él en que habitaba madame Ana de Beaujeu, hermana entera de Luis XI y regente que había sido de Francia. Esto es compren­sible siendo don Bartolomé sobrino del vicealmirante Casenove. pero no de una modesta familia de taberneros italianos. Recuérdese que esto sucedía en el siglo XV.

 

CRISTOBAL COLON EN PORTUGAL

Llegado a nado Cristóbal Colón, según nos cuenta don Fernando y fray Bartolo­mé, al puerto de Lagos, de aquí pasó a Lisboa, donde conoció según manifiesta fray Bartolomé “en un monasterio que se decía de Santos, donde había ciertas Co­mendadoras (de qué Orden fuese, no pue­de haber noticia) donde acaeció tener práctica y conversación con una Comen­dadora de ellas, que se llamaba doña Fe­lipa Moñiz, a quien no faltaba nobleza de linaje, la cual hubo finalmente con él de casarse. Esta era hija de un hidalgo que se llamaba Bartolomé Moñiz del Perestrello, caballero criado del infante don Juan de Portugal”.

Ignoramos si fue verdad lo del monas­terio, pero sí lo fue el matrimonio con doña Felipa, y probada la nobleza de su linaje, a poco que se conozca la orga­nización social del siglo XV, con la di­ferenciación de clases, se comprenderá la imposibilidad de que un aventurero ge­novés, hijo de un tejedor tabernero, se ca­sara con una noble portuguesa, relaciona­da con la familia real.

Su parentesco con el almirante corsario Colón fue lo que sin duda le facilitó el situarse en el lugar que le correspondía y abandonar su arriesgada profesión de corsario. Más tarde, sus tra­tos con navegantes portugueses algunos de ellos descubridores, le llenaron su ima­ginación, ya de natural fantástica, de en­sueños de llevar a cabo grandes descubri­mientos. Atrevióse como consecuencia a proponer al rey _ don Juan II sus pro­yectos. Como estaban basados en el cálcu­lo   erróneo de don Cristóbal sobre la longi­tud del grado ecuatorial, no fueron apro­bados, por lo cual, y habiendo muerto doña Felipa, pasó a España en el otoño de 1484, pensando que quizá en ella encontraría la ayuda que necesitaba.

 

AÑO 1484: CRISTOBAL COLON, HA­CIENDOSE LLAMAR CRISTOBAL CO­LOMO, LLEGA A ESPAÑA

Llegado a tierras, de Huelva, parece ló­gico suponer que su primera visita fuera en ellas dedicada a sus dos concuñados que residían en aquella ciudad, Pedro Correa y Miguel de Muliart, y que éstos fueran

los que le recomendaran visitar en el con­vento de Santa María de la Rábida al padre franciscano fray Juan Pérez. Hay que pensar que el Descubridor llevaba consigo, además de un equipaje en el que abundaban los libros, a su hijo Diego, de cinco años de edad. La llegada de don Cristóbal a La Rábida, como antes indico, debió ser preparada con anticipación. El Cristóbal Colomo extranjero, presentado como tal por fray Juan Pérez a los duques de Medinasidonia y Medinaceli, y al que este último sigue llamando Colomo en 1493, al regreso triunfante del Descubri­dor, hace pensar que recién llegado a La Rábida, fray Juan Pérez supo, o sabía ya de antemano, quién era su visitante. En cuanto el asunto pasó a manos de los Re­yes Católicos, fray Juan Pérez debió expo­ner a éstos la verdad. No era el Rey Cató­lico persona fácil de engañar, y es seguro que si no se lo hubiera declarado el re­ligioso, lo hubiera él averiguado, ordenan­do se hicieran toda clase de pesquisas con objeto de conocer la procedencia y cuan­to en su vida había realizado el Descubri­dor.

En el año 1487, el 5 de mayo, figura co­brando “Cristóbal Co­lomo extrangero” tres mil maravedís de la tesorería de los seño­res Reyes Católicos. En 17 de agosto se le paga por la misma tesorería otros cuatro mil maravedís más. Al año siguiente de 1488, en 18 de julio, Cristóbal Colomo co­bra otros tres mil ma­ravedís. Pero no ter­minan en esto las ayudas prestadas a Cristóbal Colomo “extrangero” por los Re­yes Católicos, pues el

11   de mayo de 1489, por una real cédula, ordenan que tanto a Colomo como a los suyos “se les den bue­nas posadas sin di­neros”.

Al parecer cobran­do como “Cristóbal Colomo extrangero”, cosa desusada enton­ces en la Tesorería Real, sin expresar la naturaleza del cobrador, hace creer se trata de algún secreto de Estado, que con­venía, cuando menos de momento, no aclarar. Al firmar las capitulaciones re­dactadas, como se sabe, por el gran pro­tector del Descubridor, fray Juan Pérez, y el tesorero de Aragón Coloma, firma por primera vez el futuro Almirante como “Cristóbal Colón”, con el sobrenombre con que hasta entonces era conocido en el ex­tranjero.

El Rey Católico perdonó, sin duda, y dio al olvido los ataques que de los dos cor­sarios Colón, Cristóbal y su pariente, ha­bía recibido en sus navíos y en las costas de sus territorios.

 

AÑO 1488: SE CONFIRMA EL PARENTESCO DEL ALMIRAN­TE FRANCES CON DON CRIS­TOBAL

Ahora bien, en 10 de marzo del año 1488, es decir, un año anterior a la Real Cédu­la citada, Cristóbal Colón había recibido una carta del rey de Portugal, en la que. contestando a una que Colón le había di­rigido, le daba aquel monarca seguridades para mi ida a aquel reino. En ella el rey en el sobrescrito dice:

“A Xpoval Collon noso especial ami­go en Sevilla’’, y en el texto de la carta aparece dirigida a “Xpoual Colon”.

“Nos Dom Joham, per graza de Déos, Rey de Portugall, é dos Algarbes: da aquem é da allem mar om Africa; Senhor de Guiñee vos enviamos muito saudar…” a XX días de marzo de 1488. El Rey.”

Esta carta de don Juan n es la que más valor tiene para la prueba del pa­rentesco de don Cristóbal Colón con el cor­sario Colón, vicealmirante de Francia. Don Juan n de Portugal fue encargado por su padre el rey don Alfonso V, en el año 1474, de la dirección de las Armadas y descubri­mientos geográficos del reino vecino. Fue, por tanto, quien con el corsario francés organizó el ataque a los puertos españoles

a realizarse como consecuencia del desas­tre de la Armada franco-portuguesa en el combate antes citado del cabo de San Vi­cente. El corsario había muerto en 1483, y el hecho de concederle, tan­to en la carta como en el sobrescrito, los sobrenombres de Colón y Collón, que usó el corsario, demuestra claramente—a mi modo de ver—que al rey don Juan le constaba el cercano parentesco que unía al Descubridor con el almirante francés.

y que le daba dos de los sobrenombres que éste usó y con los que fue conocido, pareciendo considerarle hasta cierto pun­to como uno de sus herederos. Este testi­monio del parentesco es el tercero, ya que anteriormente hemos señalado las decla­raciones sobre el mismo, dadas por fray Bartolomé y por don Femando.

Existe un cuarto testigo de este pa­rentesco y es el propio don Cristóbal, que en la carta que lleno de amargura escri­bió al llegar a España preso en 1500, a doña Juana de la Torre, ama del príncipe don Juan, le dice: “Yo no soy el primer almirante de mi familia».  Y esto era cier­to, porque el primer almirante Colón co­nocido en España fue, como queda de­mostrado, el corsario francés, y el segun­do almirante que llevó el sobrenombre de Colón fue don Cristóbal.

 

SE ACLARA QUIEN FUE EL ALMI­RANTE FRANCES COLON

¡Precisa averiguar ahora cómo se llamaba el que hasta entonces, sin nombre propio, figuraba como almirante francés Colón.

El historiador francés Henry Vignaud nos dice en sus “Etudes critiques sur la vie de Colomb”, en el capítulo I, que se titula: “Colomb, corsaire fameux, grand homme de mer”. “Guillaume de Casenove, dit Coullon”. “Son véritable nom”, “Fer- nand Colomb, comme on l’a vu, parle de deux Colombo célébres, membres de sa fa- mille, dont l’un, marin redoutable, était appelé le Jeune, pour le distinguer de l’autre qui était également un grand homme de mer. C’est tout ce qu’il dit de ce demier. Mais dans les documents et écrits du temps, on trouve nombre de mentions de ce personnage sous les noms de Colombo, Columbus, Cullam, Colon et méme Coror. En France, il était connu sous le nom de Coullon, dont les Italiens ont fait Colombo. Nous savons que c’est bien de lui que Fernand Colomb a voulu parler, parce qu’il eut souvent maille á partir avec les Siciliens, les Génois, les Flamands, et les Castillans, et que les documents contemporains oü ces incidents sont mentionnées le désignent sous les différents noms qui viennen d’étre rap- pelés. On sait aujourd’hui que c’était un cadet de Gascogne qui s’appelait de son véritable nom, Guillaume de Casenove.”

 

Fotocopia del “Dictionnaire Critique" del historiador francés Agustín Jal, en la que figura la .firma del almirante francés corsario “Guillaume de Casenove, dit Coullon”, y su biografía. Nos relata Jal que et citado corsario, sin duda en la retirada de su expedición al Mediterráneo, organizada en ayuda del Bey Renato de Anjou, pretendiente a tas Coronas de Aragón y Sicilia, apresó, junto al puerto de Vivero, dos galeras de Don Fernando, entonces Rey de Sicilia, por cesión de su padre, Don Juan II de Aragón. Don Fernando envió su protesta por este hecho a Luis XI, exigiendo la devolución de los navíos con cuanto contenían y la libertad de las tripulaciones. La protesta fue escrita, en latín, el 9 de noviembre de 1473, y llevada por un rey de Armas. Entregóse el 26 de enero de 1474, y Luis XI contestó el 31 del mismo mes, alegando las razones que habían dado lugar al apresamiento, pero que, no obstante daba orden al corsario para que devolviera las galeras con sus mercaderías y pusiera en libertad a sus tripulantes. Hechos todos ellos de importante significación histórica.
Fotocopia del “Dictionnaire Critique» del historiador francés Agustín Jal, en la que figura la .firma del almirante francés corsario “Guillaume de Casenove, dit Coullon”, y su biografía. Nos relata Jal que et citado corsario, sin duda en la retirada de su expedición al Mediterráneo, organizada en ayuda del Bey Renato de Anjou, pretendiente a tas Coronas de Aragón y Sicilia, apresó, junto al puerto de Vivero, dos galeras de Don Fernando, entonces Rey de Sicilia, por cesión de su padre, Don Juan II de Aragón. Don Fernando envió su protesta por este hecho a Luis XI, exigiendo la devolución de los navíos con cuanto contenían y la libertad de las tripulaciones. La protesta fue escrita, en latín, el 9 de noviembre de 1473, y llevada por un rey de Armas. Entregóse el 26 de enero de 1474, y Luis XI contestó el 31 del mismo mes, alegando las razones que habían dado lugar al apresamiento, pero que, no obstante daba orden al corsario para que devolviera las galeras con sus mercaderías y pusiera en libertad a sus tripulantes. Hechos todos ellos de importante significación histórica.

 

Como se ve el origen gascón señalado por Alonso de Palencia en sus Anales que­da confirmado con lo que nos diee Henry Vignaud. Probado como queda anteriormente el parentesco de don Cristóbal con el corsario Casenove, del cual heredó su sobrenombre de Colón, dicho parentes­co y herencia hacen presumible el origen también gascón de don Cristóbal. Las manifestaciones de diversos testigos de que al Descubridor se le sentía extranjero en Castilla y que en su manera de hablar el castellano se le conocía que no era na­tural del Reino de los Reyes Católicos eran, desde luego, ciertas y lógico el que se lo notaran. Su idioma nativo fue problablemente el gascón, o acaso el vascuen­ce, idiomas que hablara con sus familiares y con la marinería. Los gascones, vascones romanizados, de origen ibérico, es decir, hispano, habían ocupado en la antigüedad toda la Aquitania, que comprendía desde el nacimiento del Garona en los Pirineos hasta su desembocadura en Burdeos, y la costa del llamado golfo de Gascuña hasta la provincia de Labourd.

Fue autor de esta litografía el gran dibujante madrileño Vicente de Urrabieta, padre del gran pintor, considerado en los Estados Unidos como el mejor dibu¬jante mundial del siglo XIX, Daniel de Urrabieta Vierge, nacido también en Madrid. En ella se representa a Cristóbal Colón salvándose a nado,, apoyándose en un extraño remo, después del terrible combate naval del Cabo de San Vi¬cente, último episodio de su vida de capitán de corsarios. En él tomó parte atacando, a las órdenes de su pariente el almirante corsario Guillermo de Ca- sanove, de sobrenombre “Coullon”, que mandaba una armada franco-portu- guesa, a una armada genovesa. Este episodio lo refieren con toda clase de detalles, falseando la nacionalidad del atacante y del atacado, don Fernando Colón, en la biografía que escribió de su padre, y fray Bartolomé de la Casas en su “Historia de las Indias”, libro, como se sabe, de celebridad universal.
Fue autor de esta litografía el gran dibujante madrileño Vicente de Urrabieta, padre del gran pintor, considerado en los Estados Unidos como el mejor dibujante mundial del siglo XIX, Daniel de Urrabieta Vierge, nacido también en Madrid. En ella se representa a Cristóbal Colón salvándose a nado,, apoyándose en un extraño remo, después del terrible combate naval del Cabo de San Vi¬cente, último episodio de su vida de capitán de corsarios. En él tomó parte atacando, a las órdenes de su pariente el almirante corsario Guillermo de Casanove, de sobrenombre “Coullon”, que mandaba una armada franco-portuguesa, a una armada genovesa. Este episodio lo refieren con toda clase de detalles, falseando la nacionalidad del atacante y del atacado, don Fernando Colón, en la biografía que escribió de su padre, y fray Bartolomé de la Casas en su “Historia de las Indias”, libro, como se sabe, de celebridad universal.

Dadas las relaciones que Guillermo te­nía con los vizcaínos y los gascones, según hemos podido ver en los textos de Alonso de Palencia, el nacimiento de estos dos al­mirantes Colón debió tener lugar en el antiguo reino de Navarra, frontera con la provincia de Guipúzcoa, o acaso en la mis­ma Guipúzcoa. Calculando los años en que ambos actuaron, si nacieron en Na­varra, es muy posible fuera en tiempos en que el rey don Juan de Aragón, como marido entonces de doña Blanca de Hebreux, su primera mujer, era rey con­sorte de dicho reino. Por muerte de doña Blanca recayó su corona en su hijo, el no­ble, culto y desgraciado don Carlos, prínci­pe de Viana, habiendo don Juan contraído segundo matrimonio con doña Juana Enríquez, madre del Bey Católico, surgieron graves desavenecias entre el príncipe y su padre, a poco de ser aquél coronado. Estas desavenencias terminaron en una san­grienta guerra civil, en la cual; Navarra y sus alrededores fueron campo de batalla durante años entre beamonteses y agra­men teses: los primeros partidarios de don Juan y los segundos del principe.

Los Casenove, tenían dos ramas de su li­naje en la zona de combate y una tercera muy cercana a él. En el lugar de Bardos, en el Labourd, hoy Cantón de Bidache, al­za todavía sus viejos muros la casa palacio de Casenove, muy posiblemente la nativa de Guillermo. Otra, encontramos en Pamplona, donde en su archivo de la Dipu­tación existe un documento del año 1568, litigado por Berenguer y Sancho de Casa- nova, hermanos, en que prueban ser hijos legítimos de un Juan de Casanova que demostró anteriormente ser descendiente de las casas y palacios de Echéverz y Ca­sanova, «en tierra de vascos”. La terce­ra, se hallaba, y se halla situada en la ciudad de Fuenterrabía, y por estar lin­dante con el reino pirenaico y enlazadas familias de esa zona con las de Navarra, puede considerarse como zona de combate. La rama de Fuenterrabía era tenida como una de las principales de dicha ciu­dad y estaban dedicados sus familiares a la carrera del mar, dando la coincidencia posiblemente casual, de que en el siglo XVI figuran un Casanova que se llama Cristó­bal y otro que se llama Diego.

Creer, dada la manera de ser de Gui­llermo de Casenove, que sí, como supone­mos, nació en el reino de Navarra, no hu­biera tomado parte en esas guerras civi­les, me parece imposible. Sería cosa lógica que él, como navarro y luchador, teniendo en cuenta que Bardos, donde pensamos que acaso nació, era señorío de una línea fundada por Sancho García de Agramonte, feudatario del conde de Foix—que luego afrancesada se hizo famosa con los títulos de duque de Gramont, príncipe de Bida­che y conde de Guiche—, tomara el ban­do agramontés, contrario al rey don Juan n, y acaso se hallara en la desgra­ciada jornada de Aybar, en 1452—en la que el príncipe de Viana cayó prisionero en manos de su padre—, y como conse­cuencia de ello se viera obligado a abando­nar su tierra natal y emigrar a Normandía.

Esto me hace suponer, también como po­sible, que las luchas con los ladrones a que hace referencia Alonso de Falencia, fueran luchas sostenidas contra los bea­monteses, dado el que unos y otros com­batientes tenían, como en casi todas las guerras civiles—y en algunas que no son civiles—, mucho de ladrones. Lo cierto es que después de su inicua acción contra les vizcaínos, Guillermo, como súbdito, en su carrera de pirata, del rey Luis XI de Francia, procuró atacar cuanto pudo a las costas y naves de don Fernando, rey de Aragón y Castilla. El Descubridor se formó a su lado, según nos declaran fray Bartolomé y don Femando Colón, afir­mando que pasó con él muchos años, y acaso el episodio como corsario a las ór­denes del rey Renato de Anjou, por don Cristóbal recordado en su carta de 1495 a los Reyes Católicos, y que debió de tener lugar en la primera mitad de la octava década del siglo XV, lo realizara por de­legación de su pariente Guillermo.

Es imposible comprender cómo los que han estudiado a fondo los orígenes de nuestro primer Almirante del Mar Océano, no hayan resuelto este problema hace ya mucho tiempo. Solamente la labor enre­dadora de fray Bartolomé y don Fernan­do, inventando la oriundez genovesa del Descubridor, apoyada entusiásticamente por una serie de falsificadores italianos, ha podido cegar hasta ahora a los investiga­dores, en tan terrible forma. Nuestro gran Fernández de Navarrete demostró hace más de ciento cincuenta años que el úni­co documento en que don Cristóbal mani­festaba haber nacido en Genova era falso, ya que en él, que no es nada menos que la fundación del mayorazgo de Colón, otor­gado el 22 de febrero de 1498, figura la siguiente súplica, que demuestra claramen­te su falsedad: “Y asimismo lo suplico al Rey y a la Reina nuestros señores, y al Príncipe Don Juan, su primogénito nues­tro Señor.” Recorde­mos que el malogra do Príncipe Don Juan había muerto el 6 de octubre del año ante­rior. Igualmente de­mostró la falsedad del codicilo militar.

Desgraciadamente el inventario de la Sec­ción del Patronato Real de nuestro ma­ravilloso Archivo de Indias de Sevilla, ma­ravilloso por su ar­quitectura y por su riqueza documental, se redactó pocos años antes de la publica­ción del trabajo del que fue ilustre direc­tor de esta Real Aca­demia, y como con­secuencia, esos dos documentos falsos, que al que formó el inventario le parecie­ron de una autenti­cidad clara e indiscu­tible, recalcada por él con entusiasmo, si­guen confundiendo a los investigadores co­lombinos a su llega­da, que como conse­cuencia, siguen afe­rrados a la tesis del Cristóbal Colón genovés.

Se hace preciso por ello—si la Real Aca­demia considera probada mi afirmación, hecha el 11 de octubre—rogar a la direc­ción de dicho Archivo señale en las mis­mas páginas donde aparecen inventaria­dos los citados documentos, su demostrada falsedad.

 

ORIGEN DEL SOBRENOMBRE DE «COLON»

Hacia el año 1452, acaso coincidiendo con la desgraciada batalla de Aybar, es­tablecióse en el puerto de Harfleur, ya de mucho tiempo atrás nido constante de piratas en la costa de Normandía, Gui­llermo de Casenove. (Parece lógico supo­ner que si el año 1461, según afirma Ha- rrisss, era ya vicealmirante del Almiran­tazgo de dicha región, debió comenzar su vida de corsario ocho o diez años antes.) Hombre inteligente, belicoso y bravo, ro­deóse, sin duda, de marinos expertos, mer­ced a lo que pronto se hizo, si antes ya no lo era, gran conocedor de la vida del mar.

Construyó, como ya antes indicamos “una gruesa nave, reforzada en las ban­das con fuertes vigas”, y con ella se dedicó al corso. El lugar donde organi­zó su guarida se prestaba a ello, por ser ruta obligada de todo el comercio maríti­mo del Mediterráneo y de la Península Ibé­rica con los Estados de Flandes. Su fama se extendió rápidamente por el norte de Francia y los pescadores bretones y nor­mandos le consideraron como un héroe. Dieron, por ello en llamarle “Colón”, “Cou- llon” o “Coulón”, por las numerosas presas que realizaba, y con estos sobrenombres fue conocido y temido por la marina co­mercial europea, a excepción—en cuanto a temor—de la de Francia.

Es indudable que el sobrenombre, en sus varias formas, halagó a Casenove, quien no sólo lo aceptó complacido, sino que lo usó detrás de su nombre y apellido. Como “Guillaume de Casenove, dit Coulon” fi­gura en el encabezamiento de varios do­cumentos y hay que agregar que cuando tuvo que signar algún papel de carácter ofi­cial, sólo lo firmó, en grandes letras, con el sobrenombre de “Coullón” (C.a 7).

Vignaud, en “Etudes Critiques sur la vie de Colomb” <C* 7), nos afirma que en Francia se ignora de dónde le venía a Ca­senove tal sobrenombre, y en nota, a este propósito, nos cuenta que a Jal, le producía gran extrañeza que a un corsario de las calidades de Casenove se le denominara “Coulon”, que los historiadores franceses traducen erróneamente por “Paloma”, en vez de haberle apodado “aguilucho” o “azor”. Vignaud nos cuenta también que Charles de la Ronciére suponía fuera de­bido a la gran nave “rápida y ligera” que construyó, que si nos atenemos a la descripción que de ella nos hizo Alonso de Palencia, contemporáneo de Casanove, es difícil pudiera ser rápida y ligera. Al encontrar que ninguna de las explicaciones dadas sobre el origen del sobrenombre me convencía, opté por consultar diversos dic­cionarios franceses e ingleses, y en ellos encontré la solución.

El Diccionario francés de Litaré, al tra­tar de la palabra “Coulon” nos da las acep­ciones siguientes:

“Un des noms vulgaires de pigeon—Üou- lon chaud—, un des noms vulgaires de tourne’-pierre. oiseau. — Coulon de mer, un des noms vulgaires de la mouette. — E. ¡Latin Columbus. Coulon ou Colon était. dans l’ancienne langue le nom du pigeon.” El Diccionario Enciclopédico Le Grand Larcuse da a su vez del mismo vocablo las acepciones siguientes:

‘Lat. columbus, pigeon. Nom usuel dans les départements du nord de la France, du pigeon domestique. Coulon de mer, nom sous lequel les pecheurs du Pas de Calais désignent les mouettes.

Hemos de señalar que según el Diccio­nario inglés de Oxford, en la costa sur de Inglaterra, al norte del Canal de la Man­cha, encontramos que “mouette”—en cas­tellano “gaviota”—, se dice indistintamen­te “Gull” y “Sea Gull”, correspondientes a “Coulon” y “Coulon de mer”, y a “gavio­ta” y “gaviota de mar”, de donde clara­mente se deduce que vale tanto simple­mente “Coulon” como “Coulon de mer”. Pero en el Diccionario inglés, se hace una aclaración interesante: que “Gull” es vo­cablo derivado de “Voüenno” de origen céltico del cual derivan también el voca­blo del bretón inglés “goelann” y el del bretón francés “goóland”. Continuando esta investigación he de agregar que en el Diccionario Grand Larousse, confirman­do esta cita del vocablo “Goéland”, al tra­tar de él nos dice: “n. m. (mot bas bretón signif. mouette). Nom usuel des grosses mouettes”; resulta, por lo tanto, ser mascu­lino. En el Diccionario de Littré, al ocu­parse del vocablo “mouette” nos indica que es “s. f. Oiseau de mer de Fordre des palmipédes. et á longues ailes. genre Gavia de Bresson: nom donné á plusieurs espé- ces de genre Larius de Linne, lequel com- prend les goélands et les mouettes”. Anote­mos que es femenino. Y algo después agre­ga: “Pour établir un terme de compa- raison dans cette échelle de grandeur, nous prendrons pour goélands tous ceux qui scnt de ces oiseaux dont la taille sur- passe celle du canard, et qui ont dixhuit ou vingt pouces de la pointe du bec á l’extremité de la queue, et nous appellerons mouettes tous ceux de ces oiseaux qui sont au-dessous de ces dimensions.”

Esta misma diferencia de denominación por tamaños nos la da al tratar de la pa­labra “mouette” el Grand Larousse asegu­rándonos, no en pulgadas, sino en centí­metros, que varía de 25 a 65. Al tratar de la palabra “Goéland” ese mismo Diccio­nario la fija de 0,25 a 0,70 m. Estas pe­queñas contradicciones encuéntranse en todos los diccionarios.

A mi entender, las distintas acepciones que dan los dos Diccionarios franceses a la palabra “Coulon”, son el resultado de la fusión en una sola, de dos antiguas pala­bras francesas de distinto significado, ori­gen y género y de parecida ortografía. La una, “Coulon”, “Coullon”, “Colon”, todas con “n” final, de origen céltico, como de­rivados de la palabra del bajo bretón fran­cés “Goéland”, vocablo masculino, equi­valente a “grande mouette”, y cuyo pa­rentesco con el bretón inglés, antes citado, de “Goelann” es indudable. La otra “Cou­lomp” de origen efectivamente latino, con “mp” finales, derivado ciertamente * de “Columbus”, sinónimo de “Pigeon” (en castellano “paloma”) y de género femenino. (En uno de los documentos que se con­servan del almirante Casenove, e1 escri­bano que redactó el documento le da el sobrenombre de “Coulomp”, a pesar de que en su firma se lee claramente “Coullon’. lo cual demuestra que la palabra “Cou­lomp”, hoy desaparecida en el léxico fran­cés, existía en tiempo del almirante.)

Por otra parte, parece lógico pensar que si al parecido literal de los vocablos “Cou­lon” y “Coulomp” acompaña, como es in­dudable, un gran parecido físico entre “mouettes”, “Goélands”, por un lado, y “Figeons” por otro (gaviota, gaviotones y palomas), a pesar de ser bien distintas en costumbres y de distintas familias avícolas, al fundirse en uno aquellos dos vocablos, posiblemente en la Edad Moderna, el pue­blo francés debió agregar a las primeras para diferenciarlas de las segundas, el “de mer”, que antes no hacía falta existiera.

Aclarado ya que “Coullon” es derivado del bretón francés “Goéland”, se ve clarí­sima la razón por la cual los pescadores bretones bautizaron con dicho sobrenom­bre a Guillermo de Casenove. Es fácil su­poner cuál hubiera sido la reacción del corsario ante la persona que le hubiera llamado “Pigeon”, pues no era precisamen­te Casenove una inocente paloma. Llamá­ronle “Coullón” por “Goéland”, que en castellano correspondería más bien a “Gavioton” que a “Gaviota”.

Gaviotón, gaviota, ave iqarina voracísi­ma, con una vista sumamente penetrante que le permite divisar en sus vuelos a lós peces que sobrenadan en el mar, para caer en vertical a hacer cruel presa en ellos. ¿Qué otra cosa hacía Guillermo de Case­nove, “dit Coullón”, con los desgraciados navegantes que divisaba en la costa cerca su guarida de Harfleur?

 

CONSIDERACIONES FINALES

Demostrado ya el origen del sobrenombre de Colon, con que fue conocido el almiran­te Guillermo de Casenove; demostrado el parentesco que unió a don Cristóbal Colón con Guillermo, con quien convivió muchos años; demostrado que don Cristóbal usó este mismo sobrenombre, con el que fue conocido por el rey don Juan n de Portugal, queda probada la afirmación he­cha por mí ante la Real Academia, el 11 de octubre. El apellido del descubridor de América ninguna relación tiene con Colombo, Colón gallego, Colom, etc.; es simple­mente el sobrenombre que bretones y normandos dieron a Casenove, de quien lo heredó, o acaso lo usufructuó al mismo tiempo, nuestro gran almirante del Mar Océano. El origen gascón de Casenove hace presumible fuera también el de su pariente don Cristóbal, y es lógico se ten­ga por tal mientras no surja un documento auténtico que lo contradiga.

Lamento que Génovae Italia entera tengan un gran desengaño, pero la realidad es que sólo España, Francia y Portugal es­tán verdaderamente relacionadas con el descubridor de América. La primera por la probable oriundez ibérica del autor, por haberse realizado a expensas de España, bajo nuestros estandartes y en nombre de los Reyes Católicos Femando e Isabel. La segunda, por haber estado a su servicio du­rante muchos años como corsario don Cristóbal Colón y ser el vocablo “Colón” del idioma antiguo francés el que como ape­llido inmortalizó el Descubridor. En cuan­to a nuestra hermana ibérica Portugal, de no ser por la estancia de ocho años de don Cristóbal en sus dominios, donde se ave­cindó, donde se casó, donde nació su hijo don Diego, y donde respiró el ambiente obsesionante de los descubrimientos que llevaban a cabo los portugueses, probablemente nunca se le hubiera ocurrido pasar de capitán de corsarios a Descubridor.

Fernando del VALLE LERSUNDI

C. de la Real Academia de la Historia

 

 

 

La Patria de Colón – La Vanguardia 12 de octubre de 1956

LaVanguardia_12_10_1956Publicado en La Vanguardia el 12 de octubre de 1956 por Augusto Martínez Olmedilla

AUNQUE siempre se ha llamado a Cristóbal Colón “el gran genovés”, parece indudable que no fue Génova su cuna. Ni siquiera Italia, pese a existir otras varias ciudades —Saona, Cuccaro, Nervi, Palestrella, entre ellas—, que se disputan la gloria de tal privilegio, habiendo levantado sendos monumentos en honor de hijo tan preclaro. Fernando Colón, primogénito del almirante, dijo en alguna ocasión que la patria de su padre «es un caso oculto». Antonio Gallo y el obispo Giustiniani, ambos genoveses, contemporáneos de Colón, a quien conocían y trataban personalmente, afirman que Bartolomé Colón, hermano del descubridor, era «nacido en Lusitania», bajo cuya denominación se comprendía entonces a Portugal y Galicia. La familia Colón sería, según eso, galaica o portuguesa. De cualquier modo, española.

El apellido Colón o Colom —este último de marcado sabor catalán— es de origen hispano. Cristóbal no escribió nunca en italiano, sino en castellano o en latín. El sabio Toscanelli, orientador y amigo del almirante, consideraba a éste portugués. En el memorial dirigido a los Reyes Católicos manifestando el objeto de su magna empresa, dice que en los territorios de Catay gobierna un prín­cipe a quien llaman El Gran Kan, que «en nuestro romance» significa Rey de Reyes. «En nuestro romance», esto es «en nuestro idioma»; con lo cual se atribuye el romance o castellano como propio.

¿Por qué, entonces, transigió con ser llamado genovés, no siéndolo? Sin duda, por el prestigio de que gozaban los marinos genoveses; y, al disponerse a realizar empresa de navegación, nada más lógico que apropiarse esta patria, sin ser suya. No se olvide que esto lo hizo pocas veces, y siempre de pasada, sin insistir en ello.

Se dirá que estas consideraciones son meras conjeturas. Pasando al terreno de las realidades, el culto cronista pontevedrés don Celso García de la Riega, hizo concienzudos estudios en los archivos de la bellísima región galaica, logrando resultados asombrosos en su búsqueda. Los apellidos del descubridor  eran Colón y Fonterosa. El matrimonio Colón-Fonterosa, padres del almirante, j aparece existente en Pontevedra. De allí pasan a Italia, con los dos hijos ma­yores, Cristóbal y Bartolomé, estableciéndose en Génova o en Saona, donde permanecen varios años. De allí parte Cristóbal a Portugal para ofrecer su idea al monarca lusitano; y, al ser rechazado por éste, pasa a España, donde esconde su verdadera nacionalidad, por varias razones: «Nadie es profeta en ‘ su patria», dice un refrán, que le mueve, sin duda, a la ocultación. Por otra  parte su madre era de origen judío, y esto, aunque fuese conversa, constituía | un peligro al ser divulgado, habida cuenta de la persecución contra la raza israelita. No podía negar el almirante la sangre judía existente en sus venas:

Su incorregible avaricia, el tenaz regateo con los Reyes Católicos ai redactar las Capitulaciones de Santa Fe, pruebas son evidentes de su abolengo sefardí.

Su naturaleza galaica, la acreditan sobradamente la viveza imaginativa, la facilidad para percibir, comprender y sintetizar que se advierte en sus escritos —siempre en castellano— así como la penetración y sagacidad de que dio tantas pruebas en su vida, características del temperamento galaico.

Su amor a «la terrina» fue reiteradamente demostrado. La expedición que parte de Palos de Moguer estaba formada por tres naos: una de carga, la «Gallega», y dos más cómodas para navegar: la «Pinta» y la «Niña». EL, prefiere la primera, por su nombre, que cambia por el de «Santa María», para ponerla, y a toda la empresa, bajo tan excelsa advocación. A una ¿e las islas descubiertas por él, también la llama «la Gallega», sin ocurrírsele otra denomina­ción que denotara su extraño origen. La patria chica estaba en él presente a todas horas.

Fuera prolijo e inadecuado reseñar ahora los mil documentos y detalles acumulados por García de la Riega para confirmar su tesis de «Colón, gallego». Esta circunstancia hace más nuestra la epopeya americana, que tuvo origen tan español.

Ahora bien: ¿por qué se llama América al Nuevo Mundo, olvidando, con manifiesta ingratitud, al que fue su descubridor? Un mercador florentino, Amé- rico Vespucio, que hizo su primer viaje ultramarino como subordinado del es­pañol Alonso de Ojeda, en 1499 —siete años después que Colón— publicó al regresar a Europa, y por encargo de los Médicis, un relato de sus aventuras, adornado con exceso cíe imaginación, aunque no desprovisto de mérito. Esta obra, traducida y divulgada en varias ediciones, que aparecieron en Alemania, Italia y Francia, dio a Vespucio gran fama en toda Europa. ¿Contribuyó a esto el deseo de empequeñecer ia obra de Colón por ser patrocinada por España? Indudablemente. Ello es que todos hablaban, de Américo Vespucio y pocos se acordaban*de Cristóbal Colón Cierto escritor alemán propuso por vez primera dar al Nuevo Mundo el nombre de América en honor del mercader florentino, que de este modo usurpó la gloria ajena En vano los españoles Herrera, Las Casas y otros, protestaron de tamaña demasía, rompiendo lanzas a favor de Colón. El .mal estaba hecho, y la costumbre sancionó la absurda injusticia, reconocida por todos, pero no rectificada a tiempo, y ya, por desgracia, in­subsanable.

Colón gallego en «Espacio en Blanco» – Rtve – 15-12-2012

Espacio en blanco – Segunda hora – 15/12/12

15 dic 2012

Pruebas sobre el origen gallego de Colón, con el escritor Guillermo García de la Riega.

Entrevista a Guillermo García de la Riega en el programa de Rtve «Espacio en Blanco» al  bisnieto del iniciador de la Tesis gallega de Colón.

 

 Descargar archivo en la página de RTVE – Espacio en Blanco

 

 

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LA LENGUA DE CRISTÓBAL COLON – A LÍNGUA DE CRISTÓVÃO COLOM

LA LENGUA DE CRISTÓBAL COLOM

RESUMEN

Martinho Montero Santalha

Fuente: www.lusografia.org

(Traducido al castellano con google – original más abajo)

 

Esta comunicación :

                «Desentona» en el programa del seminario, pero he elegido este tema (que, por otra parte, tiene un carácter algo a primera vista, «pintoresco») por 3 razones:

                Primera (y principal): una obra de Antonio Gil año 1992 (pág. 10 del programa):

   G-1992) «En cuanto a» La lengua de Cristóbal Colón «. Nombramientos en el «estudio» (1940) D. Ramón Menéndez ‘em Nosotros (Braga / Ponte Vedra), Nums. 29-34, Actas del Congreso Internacional «La lengua portuguesa en el mundo, tercera lengua de comunicación internacional, lusófona 200 millones. En homenaje al profesor Lindley Cintra y Manuel Ferreira , pp103-112.

                Cronológico en segunda naturaleza: 2006: quinientos años de la muerte de Colom (en Valladolid mayo 1506).

                Tercero de naturaleza personal: mi residencia en Pontevedra, y en particular en Poio, cerca de la casa que tradicionalmente atribuido a Colom, en lugar de Porto Santo.

 

El lenguaje de Colom

                es una parte de la investigación de su personalidad, hoy enigmático en varios aspectos:

                – Este «canonical» figura de Colom: Cristoforo Colombo se documenta en el origen de la familia Genovese (. Nacido ca 1450), y la lana de carda y camarero de profesión, por lo tanto, residente en Portugal desde hace varios años y finalmente, «Almirante «el» descubrimiento «de América (1492).

                – Varias dificultades: cronológicos, su formación (en la que llegó a esa cultura tenía buena Incautados donde el arte?   -y-ciencia   de la navegación?), su uso lingüístico (no emplea el italiano, como sería lo normal).

                – Varias interpretaciones alternativas de su origen: el catalán (o disparar), el corso, extremeño, portugués   – y gallego.

 

La tesis Colom gallego:

                – Desde principios del siglo XX (el pontevedrés Celso García de la Riega)

                – Número de argumentos (o pruebas), entre otros

                                – El nombre (de) Columbus : frecuente en Pontevedra en el XV siglos XVI, XVII y XVIII, la gente de mar relacionados

                                – La toponimia impuesta por Colom en América: S. Salvador (Poio) , Río Jallas, Río Miño, Isla de Gracia (= Tambo, Nuestra Señora de Gracia) …

                                – Otras pistas: la fiesta del 18 de diciembre, la casa y la granja de Porto Santo …

   «Martes, 18 de Diziembre. […] LUEGO en la primp no Amaneciendo Mando y la carabela de armas y banderas Por La fiesta que fue el día de Santa María de la O, de la Conmemoración Anunciación. Tiráronse MUCHOS tiros Lombard «(Diario, 1492 ).

 

Lengua Colom: el estudio de Menéndez Pidal:

   Menéndez Pidal , Ramón (1942): «La lengua de Cristóbal Colón», en La lengua de Cristóbal Colón, el estilo de Santa Teresa y Otros Estudios sobre el Siglo XVI , Buenos Aires / Madrid: Espasa Calpe («Colección Austral», volumen num. 280) [5 ª ed. 1968].

                                – Notas portuguesismos abundantes (comparables a las de los poetas portugueses que utilizan el español en Resende Cancionero )

                                – Considera que no hay rastros pero característicamente gallego portugués («es el dialectalismo colombino portugués en gallego y»: p 15.)

                                – Réplicas:

                Romero Lema:

   Rosendo Ruiz [seudónimo Francisco Lema Romero] (1951): «Un galleguismo de Colón», en: Faro de Vigo (Vigo), 19 de junio de 1951.

   Rosendo Ruiz [seudónimo de Francisco Romero Lema] (1953): «La lengua de Colón», en: La Noche (Santiago de Compostela): Serie de artículos publicados los días 25, 28 y 30 de abril y 02 de mayo 1953 .

   Rosendo Ruiz [seudónimo de Francisco Romero Lema] (1959-1960): «Galleguismos de Colón», en: La Noche (Santiago de Compostela): Serie de artículos publicados los días 28, 29 y 30 de diciembre de 1959 y 1 2 y 4 de enero de 1960.

   Lema Romero , Francisco (1969): La lengua de Cristóbal Colón , A Coruña: Editorial Moret, 52 pp [Recoge los diferentes artículos de prensa bajo el seudónimo de Rosendo Ruiz, con correcciones y adiciones, y se introduce un nuevo capítulo titulado «Algo malo de Colón» (pp. 33-48) y un «Apéndice» (pp. 49-50 )].

                Padre Aureliano Pardo (1956):

   «Deseaba study El Trabajo de Menéndez Pidal sobre el Lenguaje de Colón, Pero la alcaldesa Sufri decepción con Su Lectura. Escribe obsesionado por la idea de alejar el Colón de Galicia y de España, y para galleguismos Ello responde que no heno en y escritos hor viene a empañar todo rastro idioma gallego del Lenguaje EN SU castellano, convirtiendo los galleguismos en la Manera malo portuguesismos arbitrario . […] En lo que podría sospechar Un hombre del prestigio de Menéndez Pidal descendiese el plan de bronceado Bajo un, […] y que la Ciegas admitiese que lanero y del descubridor Colombo, con documentos apócrifos sos libre y Y Sus afirmaciones contrarias a la Verdad ya que Colón Cuenta de Su Vida en ALGUNAS cartas de los Reyes Católicos sos. […] Yo no le quito mérito como el filólogo pueda Tener EN SU Estudio de la lengua de Colón ¿Es hora Muy bien en teoría la, Pero al descendiendo terreno de la Realidad y de la Verdad y Visibles histórico hijo también claudicaciones ellos notorio. Negar que existan galleguismos escritos de Colón en los […] Hacer, Una semblanza del Mismo fantástico […] Cita como cartas auténticas de Colón al Oficio de San Jorge Génova ya Oderigo […] Vamos, que el heno Un poquito de ser despreocupado Y OTRO Tantico Osado. Perdone, Presidente de la Real Academia Española! ¡Perdone usted sucede deslizarse Un poco plume » (Carta a Modesto Bara, Pontevedra, cuando Padrom el 9 de febrero de 1956).

   (1961, póstumo): «Lo menos que Florerias concederse, en buena lógica, es que las Palabras gallego-portuguesa puedan llamarse indiscriminadamente galleguismos los portuguesismos.Menéndez Pidal, al calificarlas exclusivamente portuguesismos, para entender el idioma que desconoce el gallego lo que, él mismo CONOCE, dispensa absoluta en Su Conocimiento Juicio de formular su en el Lenguaje de Colón «( Vida Gallega (Vigo) 1961).

   Méndez Ferrín (1986): «Los argumentos que poden utilizarse para situar a la patria en Pontevedra hijo de Colón bueno. Incluso moi convincente hijo. Pero hay clavo casta tímido de Galicia encolleitos todavía andan asustados por la ONU precipitado dictame y la Academia de la Historia no científico […]. Son los mismos cultos aceitan gallego, con naturalidad, las barbaridades que Menéndez Pidal escribiu en la lengua de Cristóbal Colón «(Xosé Luís Méndez Ferrín, Faro de Vigo (Faro del Lunes) (Vigo), 17 de noviembre de 1986).

 

                otras teorías: catalanismos genovesismos;

   Madariaga, Salvador (1940), «El castellano es ‘entonces’ ocupaba Una Situación Muy Fuerte Lisboa; Pero aquí a imaginar que la ONU Inmigrante italiano se asienta Portugal va en el castellano ya aprender portugués con preferencia al hablarlo y escribirlo con exclusión total de la lengua de Su origen y país de la lengua de Su país adopción (Pues al Casarse es difícil de Portugal en) heno sin abismo que no es Razonable salvará «( Madariaga , Salvador (1940): La vida del Muy señor don magnífico Cristóbal Colón ., Buenos Aires [defiende la tesis del origen judío de Colom: asume que los antepasados de Colom fueron Judios que escapó catalán y balear Génova huyendo de la persecución de los Judios en 1391 en el Reino de Aragón]).

   Verdera , Nito (1994): Cristóbal Colón, catalanoparlante , Ibiza: Editorial Mediterrània-Eivissa.

   Vid. Lapesa, Rafael (1980): Historia de la lengua española , Madrid: Editorial Gredos, 8 ª ed. [En el capítulo titulado «Evolución, Extensión y variedades del castellano (1474-1525)»], «La difusión del castellano como lengua literaria si se intensifica en las REGIONES Catalanas […]. Otro tanto ocurre en Portugal […]. Es el caso especial de Cristóbal Colón, que residía habiendo Nueve Años tierras en portugués Su Primera antes de visitar España, el castellano escogio como cultura lengua: está escrito incorrecciones sos Venido atribuyendo Han EN SU mayoria del lusismo; Pero si recientemente Hecho que ha véase Muchas de disposición ( así, pam, um, bueno, pronto, moro, noche, personas, peligro, etc.) Debén proceder genovés Del nativos de Columbus, Pues estan atestiguadas en el Siglo XV Génova desde antes, aunque Falten lusismos en otros «(pp. 274-285).

 

Características del Colom lengua portuguesa:

                – Portugués léxico: niño, con ‘rock’ goteo ‘(pelo) suave’, el crimen, los costos de corral, parada, saliva, fama, honda, escapar, la pardela ‘ave’ sed …

                – Portugués fenómenos diferenciales:

                                – Phy -m : una, tam, fablem : «Es la peculiaridad que salta la vista Primero en any autógrafo Colón» (Mz. Pidal).

                                – La caída de los diptongos ( ei, hola, o : Lo sé, tesoirero ) y el mal uso creciente de los diptongos ( ie, ue : miseria, qualquera, cuerda, fuerza, horno , depiende, sintetizado, consinte ) …

                                – Género gramatical ( el morro, sin señal ), estos (por Essos ) , éstos , le «ellos», el elenco. ‘lo’ (neutral)

                – Comparable a la lengua utilizada por Vasco da Ponte (ca. 1530)

                 Un magnífico estudio de Colom tesis entera Gallego [lo identifica con Pedro Madruga, con argumentos dignos de atención]: Abeledo Philippot , Alfonso (1991): La Identidad de Cristóbal Colón , Vigo [5th ed. 2004, 744 pp].

 

Lengua de Cristóbal Colón

 

(Texto original en Portugués)

A LÍNGUA DE CRISTÓVÃO COLOM

RESUMO

Martinho Montero Santalha

 

Esta comunicação:

                “desentoa” no programa deste seminário, mas escolhi este tema (que, ademais, à primeira vista tem um carácter algo “pitoresco”) por 3 motivos:

                1º (e principal): um trabalho de António Gil do ano 1992 (pág. 10 do programa):

   G-1992 a) «A respeito de “La lengua de Cristóbal Colón”. Apontamentos ao “estudio” (1940) de D. Ramón Menéndez», in Nós (Braga / Ponte Vedra), núms. 29-34, Atas do Congresso Internacional «A língua portuguesa no mundo, terceira língua de comunica­ção internacional, 200 milhões de lusófonos. Em homenagem aos Professores Lindley Cintra e Manuel Ferreira, pp. 103-112.

                2º de índole cronológica: ano 2006: quinhentos anos do falecimento de Colom (em Valladolid em Maio de 1506).

                3º de índole pessoal: a minha residência em Pontevedra, e particularmente em Poio, perto da casa que tradicionalmente se atribui a Colom, no lugar de Porto Santo.

 

A língua de Colom

                é uma parte da investigação da sua personalidade, enigmática ainda hoje em vários aspectos:

                – A imagem “canónica” da figura de Colom: seria um Cristóforo Colombo documentado, genovês na sua origem familiar (nascido ca. 1450), e cardador de lã e taverneiro de profissão; logo, residente em Portugal vários anos; finalmente, “almirante” do “descobrimento” de América (1492).

                – Várias dificuldades: cronológicas; a sua formação (donde lhe veio a boa cultura que tinha?; onde apreendeu a arte  –e ciência–  da navegação?); o seu uso linguístico (não emprega o italiano, como seria normal).

                – Diversas interpretações alternativas da sua origem: catalão (ou balear), corso, estremenho, português  –e galego.

 

A tese de Colom galego:

                – desde os inícios do século XX (o pontevedrês Celso Garcia de la Riega)

                – vários argumentos (ou indícios): entre outros

                                – o apelido (de) Colom: frequente em Pontevedra nos séculos XV, XVI, XVII e XVIII, em gente relacionada com o mar

                                – a toponímia imposta por Colom em América: S. Salvador (de Poio), Río Jallas, Río Miño, Isla de Gracia (= Tambo, Nossa Senhora da Graça)…

                                – outros indícios: a festa do 18 de Dezembro; a casa e quinta de Porto Santo…

   “Martes, 18 de Diziembre. […] Luego en amaneciendo mandó ataviar la nao y la caravela de armas y banderas por la fiesta que era este día de Santa María de la O, o conmemoración de la Anunciación. Tiráronse muchos tiros de lombardas” (Diário, ano 1492).

 

A língua de Colom: o estudo de Menéndez Pidal:

   Menéndez Pidal, Ramón (1942): “La lengua de Cristóbal Colón”, em La lengua de Cristóbal Colón, el estilo de Santa Teresa y otros estudios sobre el siglo XVI, Buenos Aires / Madrid: Espasa Calpe (“Colección Austral”, volume núm. 280) [5ª ed. 1968].

                                – constata abundantes portuguesismos (comparáveis aos dos poetas portugueses que usam o castelhano no Cancioneiro de Resende)

                                – crê que não há traços caracteristicamente galegos mas portugueses (“el dialectalismo colombino es portugués y no gallego”: p. 15)

                                – réplicas:

                Romero Lema:

   Ruiz, Rosendo [pseudónimo de Francisco Romero Lema] (1951): “Un galleguismo de Colón”, em: Faro de Vigo (Vigo), 19 de Junho de 1951.

   Ruiz, Rosendo [pseudónimo de Francisco Romero Lema] (1953): “La lengua de Colón”, em: La Noche (Santiago de Compostela): série de artigos publicados nos dias 25, 28 e 30 de Abril e 2 de Maio de 1953.

   Ruiz, Rosendo [pseudónimo de Francisco Romero Lema] (1959-1960): “Galleguismos de Colón”, em: La Noche (Santiago de Compostela): série de artigos publicados nos dias 28, 29 e 30 de Dezembro de 1959 e 1, 2 e 4 de Janeiro 1960.

   Romero Lema, Francisco (1969): La lengua de Cristóbal Colón, A Corunha: Editorial Moret, 52 pp. [Recolhe os diversos artigos publicados na imprensa sob o pseudónimo de Rosendo Ruiz, com correcções e acrescentamentos, e introduz um novo capítulo intitulado “Algo más sobre Colón” (pp. 33-48) e um “Apéndice” (pp. 49-50)].

                O Padre Aureliano Pardo (1956):

   “Deseaba conocer el trabajo de Menéndez Pidal sobre el lenguaje de Colón, pero sufrí la mayor decepción con su lectura. Escribe obsesionado por la idea de alejar a Colón de Galicia y de España, y para ello afirma que no hay galleguismos en sus escritos y trata de borrar todo vestigio del idioma gallego en su lenguaje castellano, convirtiendo los galleguismos en portuguesismos de la manera más arbitraria. […] No podía sospechar que un hombre del prestigio de Menéndez Pidal descendiese a un plano tan bajo, […] y que admitiese a ciegas lo del Colombo lanero y descubridor, con sus documentos apócrifos y sus afirmaciones gratuitas y contrarias a la verdad y a lo que Colón cuenta de su vida en algunas de sus cartas a los Reyes Católicos. […] Yo no le quito el mérito que como filólogo pueda tener en su estudio de la lengua de Colón. Estará tal vez muy bien en la teoría, pero descendiendo al terreno de la realidad y de la verdad histórica son demasiado visibles y notorias las claudicaciones. Negar que existan galleguismos en los escritos de Colón […] Hacer una semblanza fantástica del mismo […] Citar como auténticas las cartas de Colón al Oficio de San Jorge de Génova y a Oderigo […] Vamos, que hay que ser un poquito despreocupado y otro tantico osado. Perdone, Sr. Presidente de la Real Academia Española! ¡Perdone si acaso se desliza un poco la pluma!” (Carta a Modesto Bará, de Pontevedra, data em Padrom em 9 de Fevereiro de 1956).

   (1961, póstumo): “Lo menos que puede concederse, en buena lógica, es que las palabras gallego-portuguesas puedan llamarse indistintamente galleguismos o portuguesismos. Menéndez Pidal, al calificarlas exclusivamente de portuguesismos, da a entender que desconoce el idioma gallego o que, si lo conoce, prescinde en absoluto de su conocimiento para formular su juicio sobre el lenguaje de Colón” (Vida Gallega (Vigo) 1961).

   Méndez Ferrín (1986): “Os argumentos que poden utilizarse para situar en Pontevedra a patria de Colón son bons. Mesmo son moi convincentes. Pero existe unha casta de tímidos, de galegos encolleitos que ainda andan atemorizados por un dictame precipitado e pouco científico da Academia da Historia […]. Son os mesmos galegos cultos que aceitan, con naturalidade, as barbaridades que Menéndez Pidal escribiu sobre o idioma de Cristóbal Colón” (Xosé Luís Méndez Ferrín, Faro de Vigo (Faro del Lunes) (Vigo), 17 de Novembro de 1986).

 

                outras teorias: catalanismos; genovesismos

   Madariaga, Salvador de (1940): “El castellano ocupaba entonces en Lisboa una situación muy fuerte; pero de aquí a imaginar que un inmigrante italiano que se instala en Portugal va a aprender el castellano con preferencia al portugués y a hablarlo y escribirlo con exclusión total de la lengua de su país de origen y de la lengua de su país de adopción (pues al casarse se afincó en Portugal) hay un abismo que no es razonable salvar” (Madariaga, Salvador de (1940): Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón, Buenos Aires. [Defende a tese da origem judia de Colom: supõe que os antepassados de Colom eram judeus catalães ou baleares que escaparam a Génova fugindo da persecução dos judeus em 1391 no reino de Aragão]).

   Verdera, Nito (1994): Cristóbal Colón, catalanoparlante, Ibiza: Editorial Mediterrània-Eivissa.

   Vid. Lapesa, Rafael (1980): Historia de la lengua española, Madrid: Editorial Gredos, 8ª ed. [No capítulo intitulado “Evolución, variedades y extensión del castellano (1474-1525)”]: “La difusión del castellano como lengua literaria se intensifica en las regiones catalanas […]. Otro tanto ocurre en Portugal […]. Caso especial es el de Cristóbal Colón, que habiendo residido nueve años en tierras portuguesas antes de su primera visita a España, escogió el castellano como lengua de cultura: las incorrecciones de sus escritos se han venido atribuyendo en su mayoría a lusismo; pero recientemente se ha hecho ver que muchas de ellas (bem, pam, um, bom, logo, moiro, noite, povo, perigo, etc.) deben proceder del genovés nativo de Colón, pues están atestiguadas en Génova desde el siglo XV o antes, aunque no falten otros lusismos” (pp. 274-285).

 

Características portuguesas da língua de Colom:

                – léxico português: boy, con ‘penedo’, corredio ‘(cabelo) liso’, crime, curral, custa, deter, espeto, fame, fisga, fugir, pardela ‘ave’, sede…

                – fenómenos diferenciais portugueses:

                                – grafia -m : um, tam, fablem: “Es la peculiaridad que primero salta a la vista en cualquier autógrafo de Colón” (Mz. Pidal).

                                – ditongos decrescentes (ei, oi, ousei, tesoirero) e uso errado de ditongos crescentes (ie, uequer, qualquera, corda, força, fornodepiende, sinte, consinte)…

                                – género gramatical (el nariz, un señal); esses (por essos), dessesle ‘lhes’; el cast. ‘lo’ (neutro)

                – comparável à língua empregada por Vasco da Ponte (ca. 1530)

                 Um magnífico estudo de conjunto da tese de Colom galego [identifica-o com Pedro Madruga, com argumentos dignos de atenção]: Philippot Abeledo, Alfonso (1991): La identidad de Cristóbal Colón, Vigo [5º ed. 2004, 744 pp.].

Fonseca y su malvada influencia

Columnistas  10 noviembre, 2012 – 1:02 AM

Hay un personaje histórico que apasiona y decepciona. Su condición de autoridad eclesiástica y colaborador de los reyes católicos para casar a sus hijas e hijo, lo hizo desarrollar un bien tejido tinglado de espionaje e intrigas, que lo convirtieron en un hombre

 

Hay un personaje histórico que apasiona y decepciona. Su condición de autoridad eclesiástica y colaborador de los reyes católicos para casar a sus hijas e hijo, lo hizo desarrollar un bien tejido tinglado de espionaje e intrigas, que lo convirtieron en un hombre poderoso y millonario; mucho más que la pareja real.
Fue el encargado de organizar todos los viajes a las tierras descubiertas por Cristóbal Colón en 1492, que fueron llamadas Indias Occidentales, por la errónea creencia del navegante de haber llegado al continente asiático.
En el segundo viaje de Colón que salió desde Cádiz en septiembre de 1493, de las 17 naves que llevaban con 1,200 hombres, más de la mitad eran leales y obedientes al todopoderoso Juan de Fonseca, arcediano de Sevilla y con los años, obispo de Burgos y arzobispo de Rossano.
Intrépido para la intriga, Fonseca logró hacer caer en desgracia a Cristóbal Colón, con el rey Fernando, consorte de Isabel. Le dijo que el genovés tenía aires de grandeza, que se comportaba como un reyezuelo y que quería explotar las minas de oro encontradas para su propio provecho y establecer el tráfico de esclavos negros. Ese fue más bien su mercado encubierto, usando a sus leales de testaferros y socios.
Uno de los marinos afines a Fonseca, volvió con 12 naves, con una serie de solicitudes contenidas en un memorial de Colón, donde pedía ropa fina y alimentación de mejor calidad. Fonseca lo aprovechó para dejarlo mal parado y decir que como administrador, el Almirante no era el adecuado porque no tenía don de mando.
Al tercer viaje de Colón que zarpó de Sanlúcar de Barrameda, le infiltró reos condenados a cadena perpetua. A Fonseca ya no le interesaba el descubridor. Más bien su enviado como administrador de la Española, Francisco Bobadilla, devolvió a los hermanos Cristóbal y Bartolomé Colón, con grilletes y presos a España.
Al mismo tiempo que hacía los “pernos” montó una flota paralela que también viajaría al sitio del descubrimiento, con Vicente Yáñez Pinzón, Alonso de Hojeda y el piloto florentino Américo Vespucio, del que le viene el nombre a América, posteriormente.
Esa fue la razón por la que Colón retornó deprimido y molesto del cuarto viaje, al enterarse que Vespucio y Hojeda se habían adentrado a Las Higueras, la isla de Trinidad y llegado hasta lo que ahora es Colombia.
Se desvanecía la gloria de Colón y surgía la estrella de Juan Rodríguez de Fonseca. En la primera década del siglo XVI era el principal armador de viajes a África, Asia y América. Confidente y mejor amigo del rey viudo Fernando de Aragón y nombró a su pariente político Diego de Velásquez, como gobernador de La Española, quien mandaba la explotación de oro y plata a su benefactor y se deshizo de Diego Colón Muñiz de Perestrello, el hijo heredero de Colón, a quien correspondía el cargo.
Cuando murió el rey Fernando (1516) por los afrodisíacos que usaba con su joven segunda esposa, francesa Úrsula Germana de Foix, se creía que Fonseca caería, pero el Cardenal Cisneros lo dejó en su cargo de presidente del Consejo de Indias.
Fonseca fue enemigo de Hernán Cortés, a quien consideró un traidor, por independizarse de Velásquez, de quien había sido escribano en Cuba. Pero Cortés fue más audaz que el obispo y lo acusó ante el joven rey Carlos, de quedarse con parte del tesoro (quinto real) que él había enviado desde Tenochitlán (México). El escándalo provocó que el temido obispo fuera sustituido temporalmente. Después persiguió al osado Hernán Cortés a través de su vasto equipo de funcionarios “que eran sus ojos y oídos (orejas) en América”, que lo enjuiciaron por sus asesinatos y robos.
Fonseca murió en noviembre de 1524 y dejó una cuantiosa fortuna a sus “sobrinos y sobrinas”. A doña Mayor de Fonseca le cedió su cama que tenía la base y el respaldar de plata labrada con motivos religiosos en piedras preciosas. A Pedro de Fonseca, una fortuna en efectivo para los estudios de sus hijos, nietos y bisnietos. En un expediente de limpieza de sangre del obispo de Sevilla de 1605, se puede leer que en realidad, el obispo era el padre biológico de don Pedro de Fonseca, a la vez abuelo del religioso del siglo XVII.
Fonseca sigue vigente hasta nuestros días. ¿Cómo? :
En 1522 su antiguo criado Gil Gonzales Dávila y su ahijado Andrés Niño, piloto de la Casa de Indias, buscaban un estrecho que uniera el Pacífico y Atlántico. Gonzales salió de la isla de las Perlas con rumbo a Nicaragua y Honduras, mientras Niño tomó el Poniente y descubrió El golfo chorotega al que bautizó en honor a su protector y benefactor como Golfo de Fonseca y a la isla Meanguera, como Petronila, “sobrina” también de Fonseca.
Ese apellido del polémico y asediado Golfo de Fonseca, parece que trajera consigo una maldición eterna de pleitos e intrigas. Ojalá y los actuales mandatarios de Honduras, El Salvador y Nicaragua, arreglen de manera civilizada el litigio marítimo.