La presentación mañana de la traducción al gallego de «A patria de Colón» se suma a la rehabilitación de la casa-museo
López Penide 24/1/2008
El Concello de Poio parece decidido a que Cristóbal Colón tenga un cierto protagonismo en la vida social y cultural del municipio a lo largo de este 2008 que acaba de comenzar. Así, a la proyectada rehabilitación y construcción de la casa-museo en Portosanto, mañana por la tarde el Casal de Ferreirós acogerá la presentación de la traducción al gallego del libro A patria de Colón, escrito por Celso García de la Riega.
Prologado por Clodio González Pérez y traducido por Rosa María Blanco Outón, la obra defiende la tesis del origen pontevedrés del marino. De este modo, desde el Concello de Poio se resaltó ayer que el libro «presenta os datos e documentos achados por García de la Riega no Arquivo de Pontevedra nos que se basea o autor para concluir que o descubridor de América naceu en Pontevedra ao redor de 1436».
Se trata de una hipótesis que han sostenido en el Congreso diputados de una y otra vertiente. De este modo, el socialista Domingo Miguel Tabuyo Romero, quien, en febrero del 2007, señaló a «sus señorías que en este municipio de Poio (…), concretamente en La Puntada, nació Colón, según la documentación y la teoría que defiende, como yo lo hago, el origen gallego de Colón (…). Además, comprobado científicamente». Por su parte, la popular María Dolores Pan Vázquez no dudó en reconocer el valor histórico del marino, «sobre el que los gallegos tenemos la convicción de que era gallego».
Además de la presentación de A patria de Colón, estos días ya se están dando los primeros pasos para que la casa-museo de Portosanto, un proyecto del arquitecto Enrique Barreiro, sea una realidad. El primer paso de esta iniciativa, que en los presupuestos del 2008 aparece con una inversión de 33.000 euros, será la rehabilitación de las dos viviendas, una de las cuales se dedicará a biblioteca y salón de lectura.
La tesis que afirma que Colón era pontevedrés, concretamente perteneciente al municipio de San Salvador de Poio, recogida en el libro de Alfonso Philippot Abeledo ‘La identidad de Cristóbal Colón’, llega al cómic por el escritor Carlos de Vilanova y saldrá a la venta a mediados del próximo septiembre.
El marino e investigador vigués Alfonso Philippot retomó los trabajos que datan de 1914 de Celso García de la Riega. Philippot buscando un noble gallego que contase con cuatro almirantes en su familia, concluyó que la verdadera identidad de Colón no era otra que la de Pedro Madruga de Soutomaior, conde gallego rebelde a Castilla, fundador del pazo de la Pastora en el centro de la ciudad de Vigo.
El cómic, que recoge la teoría, explica que el padre de Colón fallece siendo este niño, le reconoce en su testamento como Pedro de Soutomaior y es enviado al seminario de Tui. Cómo era hijo bastardo, fue su medio hermano Alvaro quién hereda el señorío de Soutomaior, próximo a Vigo. Decide enrolarse como corsario al servicio del rey de Francia, pero más tarde retorna a Soutomaior para hacerse cargo de la herencia de su hermanastro y Pedro Fernández Eannes de Soutomaior toma el nombre de Pedro Álvarez de Soutomaior, en honor a su hermano. Se une a la nobleza gallega que pretendía recuperar el poder frente a los irmandiños y sus ataques de madrugada a le valieron el apodo de Pedro Madruga, que combatiendo en el cabo de San Vicente incendió su buque y nadó hasta la costa portuguesa.
El principal argumento de la tesis reside en que Cristóbal Colón, huye a Portugal ya que los Reyes Católicos persiguen a los nobles gallegos que se aliaron con el rey de Portugal para apoyar la legitimidad al trono de Castilla de Juana la Beltraneja, en oposición a Isabel la Católica. Colón, después de años escondido, presenta su proyecto en las cortes portuguesas de navegar al Oeste, ante la negativa decide hacer un trato con los Reyes Católicos, dónde renuncia a su anterior identidad de Pedro Madruga, con la condición de ser virrey de los territorios que descubriese.
Algunas de las evidencias mostradas en el cómic son que Colón usaba los mismos métodos de castigo con los indígenas que Madruga, usó más de 100 topónimos de lugares de las Rías Baixas y más de 500 términos de sus escritos son gallegos. Philippot localizó los árboles genealógicos de Madruga y descubrió que los apoyos de Colón son siempre familiares del noble gallego Pedro Madruga y que ambos concurren en diferentes momentos de la historia en los mismos lugares y resuelve el enigma de la críptica firma de Colón, investigada durante años: Xpo Ferens, que según el investigador, Xpo, es Cristóbal Pedro y Ferens, la contracción de sus apellidos maternos, Fernández Eannes.
http://www.farodevigo.es/portada-pontevedra/2012/07/26/colon-gallego/668595.html
S. R. – PONTEVEDRA La estatua de Colón, situada en los céntricos jardines del mismo nombre, amaneció ayer cubierta por una bandera gallega y un lema: «Eu tamén son galego», un modo original de sumarse a las celebraciones del Día de Galicia y de reivindicar el origen pontevedrés del navegante.
La acción sorprendió positivamente a los numerosos pontevedreses que a primera hora pasearon por el céntrico parque de Las Palmeras. «Es un modo diferente de explicar el origen de Colón y no daña la escultura», explica Javier Vilán, uno de los numerosos padres de familia que a primera hora de ayer se encontró con la intervención.
Como él, decenas de vecinos, en su gran mayoría propietarios de mascotas, aficionados al ciclismo o padres de familia que cuidaban de los más pequeños de la casa, fueron testigos desde la mañana de la nueva imagen de la estatua de Colón.
Es un símbolo de la ciudad en un espacio emblemático, de ahí que los partidarios de la teoría del Colón gallego recordasen que «se trata de un modo original y divertido de reivindicar algo en lo que todos, absolutamente todos los intelectuales del momento independientemente de su afiliación, ya fuesen católicos, comunistas, nacionalistas o federalistas, estaban de acuerdo, que Colón era gallego».
La acción se produce en un año de intensa actividad vinculada a la teoría del Colón pontevedrés, apenas un mes después de que la familia del principal impulsor de la teoría, el erudito Celso García de la Riega, ponga a disposición de los científicos el legado de este historiador que en 1889 proclamó en la Sociedad Geográfica de Madrid lo que ayer decían una bandera y una pancarta anónima en nombre de Colón: «Eu tamén son galego».
Texto: SALVADOR RODRIGUEZ
Fotos y reproducciones: RAFA VÁZQUEZ
>> FARO accede a la documentación que manejó Celso García de la Riega para demostrar el origen gallego de Cristóbal Colón, teoría de la que fue pionero. Estos documentos, que serán cedidos a la Casa-Museo de Colón, en la villa de Poio, considerada cuna del Descubridor, llevan 98 años bajo la rígida custodia de los descendientes del intelectual pontevedrés.
Tras su muerte y la publicación póstuma de su libro “Colón español” fue duramente atacado por quienes habían sido sus amigos, entre ellos Casto Sampedro y Manuel Murguía.
Cuando el 20 de diciembre del significativo año 1898, Celso García de la Riega (Pontevedra, 1844-1914) compareció en una conferencia organizada por la Sociedad Geográfica de Madrid, la práctica totalidad de los asistentes al acto quedó estupefacta ante los sólidos argumentos y, sobre todo, ante las impactantes pruebas documentales que el investigador pontevedrés presentó para demostrar que Cristóbal Colón había nacido en Galicia, concretamente en la villa de Poio. Quienes, en un principio, creían que se trataba de una teoría de carácter meramente especulativo tuvieron que admitir que, a partir de ese momento, y fruto de la investigación de De la Riega, el presunto origen ge- novés del Descubridor, tesis hasta entonces comúnmente aceptada, se ponía en muy serio entredicho.
Celso García de la Riega era ya, por aquel entonces, uno de los intelectuales gallegos de mayor prestigio y a la vez, un hombre que había desarrollado una importante carrera política desempeñando cargos como el de Jefe de Negociado de Política Interior y Exterior en el Gobierno General de Cuba, interventor en la Administración económica de La Habana, gobernador civil de León y diputado liberal a las Cortes por Cambados, escaño desde el que impulsó de manera decisiva el proyecto de hacer llegar el tren hasta Redondela. Con una ingente actividad periodística, en el ámbito intelectual no solo fue el autor de la primera tesis sobre el origen gallego de Colón, sino también el primer investigador que atribuyó a un canónigo de Santiago, llamado Juan de Lobeira, la autoría original, y en lengua galle- ga,del“Amadís de Gaula”.
Un año antes de aquella histórica conferencia en la capital de España, Celso García de la Riega había publicado un libro titulado“La Gallega, nave capitana de Colón” en el que, con pelos y señales, demostraba que la carabela que ha pasado a la historia con el nombre de “Santa María” había sido construida en los astilleros de Pontevedra. En ese volumen, el investigador ya daba a conocer una serie de co- cumentos que probaban la existencia del apellido Colón en Poio, sin atreverse, no obstante, a a comprometerse todavía a fondo con la deducción de la patria natal del Descubridor. El primero de esos documentos había llegado a sus manos por mediación de su tío Luis de la Riega:se trataba de la mención de una escritura de aforamiento hecho a inicios del siglo XVI por el monasterio de Poio a favor de un tal Juan Colón y de su mujer Constanza. El hallazgo de ese aforamiento se complementaba con otro más, el de un documento, copia de un cartulario (manuscrito medieval) datado en 1496, en el que se menciona que los lindes de una finca se corresponden con otra de la“heredad de Cristobo Colón”. En ese mismo cartulario aparece otro aforamiento en el que consta un nombre y, sobre todo, un apellido, muy esclarecedor: María Fon- terosa.Aquí topamos, así pues, con la primera confrontación con la teoría genovesa: frente al Cristoforo Colombo Fontanaro- sa italiano se alza el Cristobo Colón Fonterosa gallego, y encima localizado en los límites de un concello muy determinado: el de Poio.
Guillermo García de la Riega, bisnieto de Celso, en su vivienda de Poio el pasado jueves.
Murguía jamás le perdonó que criticase su teoría sobre el origen celta de Galicia; De la Riega rehusó ingresar en una “Academia de procélticos
La constitución, en 1894, de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra daría un inusitado impulso a la investigación sobre el origen gallego de Cristóbal Colón. En el seno de las tertulias que generalmente se celebraban en la casa de Casto Sampe- dro el tema del “Colón de Poio” se convirtió en habitual. Uno de sus miembros, el abogado Carmelo Castiñeiras, encontró un par de documentos más en los que el apellido Colón, en la persona de un tal Bartolomeu, volvía a emerger de los archivos más antiguos del pontevedrés Gremio de los Mareantes.
El seguimiento de la investigación se encarga a Celso García de la Riega quien, en 1909, presenta en una exposición conmemorativa del centenario de Alfredo Brañas en Santiago su libro “La Gallega” y todos los documentos con que hasta entonces contaba. En la mente de Celso ya anidaba la realización de la obra definitiva, la que iba a demostrar de una vez por todas la españolidad y galleguidad del Descubridor. Su título: “Colón español. Su origen y su patria”.
Poco sospechaba don Celso que de aquella práctica totalidad de intelectuales y hombres de la cultura que, hasta aquel entonces, lo habían apoyado, le habrían de surgir dos poderosos (y muy peligrosos) enemigos: el propio Casto Sampedro y el que sería primer presidente de la Real Academia Galega, Manuel Murguía.
¿Qué pintaba Murguía en todo lo concerniente a la teoría del Colón gallego? En esa, prácticamente nada, pero sí en otra: en 1904, Celso García de la Riega publicó un libro,“Galicia Antigua
Documentos presentados en Junio de 2012 en la Casa Museo Cristóbal Colón de Poio – Pontevedra
A la izquierda, Celso García de la Riega en plena madurez; al lado, retrato de Cristóbal Colón (que también ha sido puesto en duda).
¿Qué pintaba Murguía en todo lo concerniente a la teoría del Colón gallego? En esa, prácticamente nada, pero sí en otra: en 1904, Celso García de la Riega publicó un libro, “Galicia Antigua”, en el que, frente a las tesis de origen céltico esgrimida y defendida por el marido de Rosalía de Castro, tesis que hogaño se ha demostrado insostenible el intelectual pontevedrés apostaba, en cambio, por una raíz helénica (por otra parte, en nuestros días tan insostenible como la murguiana).Además del libro, De la Riega publicó numerosísimos artículos rebatiendo los argumentos célticos de Murguía a tal punto que, en 1906, cuando se funda la Real Academia Galega, Celso, que tenía plaza reservada, se negó a tomar posesión de ella por considerar que estaba rodeado de enemigos “pro- célticos”, acólitos del patriarca don Manuel. Cuentan que Mur- guía, que en vida de sus antagonista jamás contestó a las críticas a su teoría céltica vertidas por De la Rie- ga,juró odio eterno al“in- truso” pontevedrés, pero éste no se haría palpable hasta la muerte de don Celso, el 3 de febrero de 1914, poco menos de un mes antes de la publicación de “Colón español”.
Desde ese momento, y en el propio seno de la Academia, comenzaron a brotar cual hongos los descalificadores del trabajo publicado por De la Riega:“Curiosamente -resalta el bisnieto Guillermo de la Riega- fue una vez muerto cuando empezaron a salir las impugnaciones y las descalificaciones del personaje…Se le techó de falsario, de mentiroso, de manipulador…¡Hay que ser cobarde y ruin para desprestigiar a un personaje después de muerto cuando ya no se puede defender”.
Acoso y derribo
En esta operación de acoso y derribo, adquirió especial protagonismo el antaño amigo Casto Sampedro“y todo su entorno de discípulos y adláteres”, sostiene Guillermo. Es cierto que Sampe- dro había colaborado en la investigación sobre los orígenes de Colón. De hecho, de los 13 documentos que había manejado Celso de Riega, 5 le habían sido proporcionados o facilitados, directa o indirectamente, por Casto, pero el grueso del trabajo de investigación lo había llevado a cabo el bisabuelo de
>> Además de la teoría coloniana, don Celso defendía que el origen de Galicia estaba en la civilización griega y que el autor de “Amadís de Gaula”, en gallego, fue un canónigo compostelano <<
Guillermo: “Fue él quien se ocupó de buscar aquí y allá, de solicitar pruebas del Archivo de Indias y del de Simancas, de leerse prácticamente todo los que hasta aquella época se había escrito sobre Colón”, dice Guillermo, pero cuando la figura de su antiguo amigo comenzó a protagonizar la teoría gallega del origen del Descubridor, Casto Sampedro saltó a la palestra para reivindicar su trozo de pastel, cosa que sentó como un tiro no a Celso, que ya había fallecido, sino a su hijo, Celso de la Riega y Quiñones, quien contestó muy duramente las “reinvidicaciones” de un Sampedro que se encargó de que la persona designada por la Academia Gallega de Historia para investigar el caso Colón fuese un muy buen amigo suyo, Eladio Oviedo y Arce, quien tras las pesquisas efectuadas concluyó que al menos tres de los documentos manejados por Celso García de la Riega eran falsos pues presentaban “correciones” efectuadas sobre el texto original. Mediante la operación Sam- pedro-Arce, el finado investigador pontevedrés quedaba como un “falsario”. ¿Qué ocurrió en realidad? Según Guillermo García de la Riega “para empezar, Oviedo y Arce sólo investigó los papeles que le suministró Sam- pedro, y jamás se preocupó de someter a análisis los que poseía mi familia”. Es decir, que de trece documentos posibles, sólo halló irregularidades en tres y, para eso, con una aclaración que desea efectuar el descen- diente:“Reconozco que mi bisabuelo cometió un error: el de avivar algún documento consi- sintiendo que el fotógrafo Pintos y el editor Nicanor García rees- cribiesen ciertas palabras para hacerlas más visibles al lector.
Sin embargo, cuando la catedrática de Historia Emilia Rodríguez Solano realizó su tesis con documentos de mi bisabuelo, demostró, aplicando la técnica de rayos ultravioleta, que lo que había por encima del texto original era lo que había debajo, esto es, que Pintos y García se habían limitado a recalcar, a hacer visibles en la reproducción las palabras que ya estaban escritas”.
La guerra declarada de la propia Academia contra la tesis del Colón gallego no impidió, sin embargo, la aparición de seguidores de la teoría de Celso de la Riega. Desde algunos de los centros gallegos de países como Argentina, Uruguay y Cuba llegó incluso a corregirse los libros de texto en los que se ubicaba la ciudad natal de Cristóbal Colón en Géno- va sustituyéndola por Poio,en tanto que la prensa gallega a este y el otro lado del Atlántico acogió numerosísimos artículos de apoyo o crítica a la tesis del ya convertido en polémico intelectual pontevedrés.
Los nombres de Juan Colón y Constanza, en el documento hallado por el “tío Luis”.
En medio de esta polémica, Benito Mussolini accede al poder en Italia yen 1922,el agregado militar de la embajada italiana en Madrid recibe en una carta con claras instrucciones de “desactivar” la teoría de la cuna española del Descubridor”.Y de hacerlo, además, desde una institución española de prestigio: la Academia de la Historia.
En ese año, ejercía de secretario general de la Academia Ángel Altolaguirre y Duval, escritor e historiador de reconocidas ideas fascistas, a cuyo cargo quedó la presidencia de una comisión de académicos destinada a “determinar el alcance” de los documentos sobre el Colón gallego. La primera medida del equipo de Altolaguirre, siguiendo las instrucciones italianas, fue la de desacreditar el último estudio que acababa de editarse acerca del origen galaico del Descubridor, una completísima obra del historiador Prudencio Otero Sánchez, que había ido mucho más lejos que García de la Riega,pero cuyas pruebas fueron calificadas de infundadas. Acto seguido, Ángel Altolaguirre se negó a que el reciente equipo constituido se trasladase a Galicia para verificar in situ no sólo los documentos sino también pruebas como la de la inscripción hallada en la basílica de Santa María donde se lee: “Os de cerco de Joao Neto e de Joao de Colon feceron este capilla”.Por el contrario, Altolaguirre se dedicó a atacar “con una virulencia indigna de un académico, de un historiador y hasta de un mamífero -escribe el historiador Rodrigo Cota González- la tesis gallega. Publicaba informes negando la veracidad de documentos que ni siquiera estudiaba y, haciendo gala de una parcialidad y una subjetividad indecentes, insultaba rabiosamente a cualquiera que osara afirmar que acaso Colón era gallego.”
De izquierda a derecha, el matrimonio Mansfield (de la Sociedad Geográfica de Londres, muy interesada en la teoría coloniana), Celso García de la Riega (hijo) y Sobrino Buhigas, director del Instituto de Pontevedra. (Segunda mitad de los años 20 del siglo pasado).
Una copia de esa“carta italiana” se incluye también entre la documentación que la familia García de la Riega cederá a la Casa Museo de Poio, aunque en este caso no la consiguió el pio- nero,sino su hijo,también llamado Celso, por mediación de Modesto Bará. Este periodista e investigado supo de ella a través de un bibliófilo catalán, Jaume Colomer i Montset quien, tras la muerte de Altolaguirre, adquirió un lote de sus libros y, al hojear uno de ellos, se encontró con la citada misiva. En uno de esos párrafos se delata muy claramente la instrucción de que “alguien estudiara el problema del origen de Cristóbal Colón a fin de oponerse a la argumentación de la tesis gallega”. Ese “alguien” terminó siendo Ángel Altolaguirre.
Este documento fue el primero que se encontró del apellido Colón en Poio.
Ante el bisnieto de Celso García de la Riega se hace obvio in- querir por qué toda esta serie de documentos ha permanecido la friolera de 98 años sin salir de los sucesivos domicilios de los De la Riega. Guillermo, que forma parte de la asociación Colón Gallego “Celso García de la Riega”, se sabe la respuesta de memoria:“La verdad es que la polémica que se creó tras la publicación de Colón español a quienes más afectó fue a mi padre y a su hermana, que nacieron en 1915 y 1916, y se vieron envueltos en las redes de una leyenda negra que se había tejido en torno a mi bisabuelo. Mi padre me tiene contado que notó al suyo tan quemado por aquella controversia que decidió guardar todos los documentos en casa”. Guillermo, que ha abierto el blog celsogarcíalarie- ga.wordpress.com, confiesa que si por fin se ha decidido a que esta documentación vea la luz, y aún a riesgo de que haya investigadores que puedan refutar las conclusiones de su antepasado, lo ha hecho por rehabilitar la memoria de quien, además de pariente, considera uno de los mayores intelectuales gallegos de todos los tiempos.
Como reafirmación de su tesis, y así lo registró en el prólogo a“Colón espa- ñol”,a Celso García de la Riega todavía le dio tiempo a saber que se había descubierto, en la basílica de Santa María, una capilla con la inscripción“Os do cerco de Joao Neto e de Joao de Colon feceron esta capilla”, pero a esa altura su teoría ya estaba completa. Estas son, según un resumen realizado por su bisnieto Guillermo, las claves de la tesis pionera del origen gallego del Descubridor.
Capilla de la Basílica de Santa María con la inscripción “Os do cerco de Joao Neto e Joao de Colon feceron esta capilla”.
Siglo XV > 1490-1499 > 1497
Cosa es de durable amor y larga amistad, cuando en el contrabto o asiento que entre partes se hase van muy declaradas las rasones e cabsas que les movió a tomar tal asiento, porque los tales contrabtos son cabsa que si sobre lo mesmo en algund tiempo naçen debates, ligeramente se atajan e se da a cada uno su justiçia.
El año de 1492, los muy altos e poderosos prínçipes el Rey e la Reina de Castilla e de Aragón, etc., enbiaron al su Almirante a tentar y descobrir las Indias, islas y tierras firmes del fin de Oriente, navegando de España al Poniente por el mar Oçéano, el cual camino jamás nadie navegó. El cual dicho Almirante, en breve tiempo, pasó a las dichas islas y tierras firmes de India y navegó por ellas grandes días y mucho número de leguas; y después, bolviendo a España a los dichos Rey y Reina con su vitoria, vino forçado de muy grave tormenta al puerto de la cibdad de Lisboa, adonde estava el serenísimo Rey Don Juan de Portugal.
El cual, después de sabido de tan señalado viage y la admiraçión d’él y de tantas islas y tierras y pueblos y riquesas de oro y espeçias y otras infinitas cosas de valor de que se avía notiçia, se movió con mucha priesa a enbiar una armada suya a esas islas y tierras firmes. La cual navigaçión y trato y manera de las gentes de aquellas tierras, con grand diligençia procuró de saber, por formas y artes, de los pilotos y marineros y gentes que venían con el dicho Almirante, a los cuales hiso merçedes y dádivas de dineros, y allende d’esto mandó sacar dos marineros portugueses que venían con el dicho Almirante, para que fuesen pilotos de la dicha armada y la levasen por ese mesmo camino a las dichas islas y tierras firmes, y le informasen más enteramente de todo.
Partió el dicho Almirante del dicho puerto de Lisboa y vino a Sevilla y dende a la cibdad de Barçelona, adonde a la sazón estavan los sobredichos Rey e Reina de Castilla e Aragón, y fecha relaçión a Sus Altesas de su viage y de todo lo que en él le avía acontesçido y ellos ya por otra parte avían sabido cómo el dicho Rey de Portugal tenía destinado y presto la dicha su armada para ir a las dichas islas e tierras firmes, sobre lo cual luego le escrivieron y enbiaron mensagero propio, rogándole que no mandase faser el dicho viage a la dicha su armada ni a otras naos para las dichas Indias y tierras firmes, a descobrir ni tratar en ellas, porque eran suyas propias e tenían d’ellas donaçión del Santo Padre así de las descubiertas como de todas las otras islas y tierras firmes que estuviesen por descobrir a la parte del Poniente, desde una raya o línea que Su Santidad avía mandado señalar al Poniente, desde las islas de Cabo Verde y aquellas de los Açores cient leguas, la cual pasa del polo Artico al polo Antártico; por manera que les avía donado e conçedido todas las islas y tierras firmes, descubiertas y por descubrir, que sean allende de la dicha raya al Poniente, fasta adonde tuviese posesión a la sasón y tiempo del año de 1493 prínçipe cristiano, con todas las cibdades e billas e logares que en ellas son.
El Rey de Portugal, sabido esto, enbió mensageros a los sobredichos Rey e Reina disiendo qu’él tenía las islas de los Açores y aquellas del Cabo Verde y otras en el dicho mar Océano, v que sus naos navegavan y descobrían en él, que avía seido agraviado qu’el Santo Padre le oviese ansí ençerrado, que no pudiese él enbiar allende de las dichas cient leguas al Poniente a navegar y descobrir.
Los serenísimos Rey e Reina de Castilla e de Aragón, etc., respondieron qu’el serenísimo Rey de Portogal ni sus naos no avían jamás navegado allende de las dichas islas de los Açores y Cabo Verde cient leguas, ni tenía allí islas ni tierras ni posesión alguna, e que a ellos el Summo Pontífice les avía donado e conçedido todas las islas e tierras firmes, descobiertas e por descobrir al Poniente desde la dicha raya o línea navegando hasia India o fasia cualquiera otra parte que sea, fasta adonde tuviese posesión de tierra otro prínçipe cristiano al dicho tiempo; y que así como todo gelo avía donado, que así ya todo lo tenían por suyo y que entendían de lo descobrir por divulgar en todas las islas y tierras firmes de aquellas partes el nombre de Nuestro Salvador, y procurar de animar y traer la gente de todas ellas al santo bautismo, segund se avía començado, y que entendían de gastar en esto todo lo que fuese menester y no estimar ni dudar peligro alguno que ya en ello pudiese ocurrir, pues el mayor era pasado; pero que si tan enterradas quedavan las dichas islas, que sus navíos no tenían dónde ir a descobrir, como desían, que por contemplaçión del amor y debdo tan çercano que Sus Altezas tenían con el dicho señor Rey de Portugal, que les plasía de les dar y que fuese suyo las islas y tierras que fuesen de la parte de Lebante, desde una raya que mandaron marcar al Poniente, adelante de la otra raya sobredicha, dosientas y setenta leguas, la cual pasa de Setentrión en Abstro de polo a polo; y que a los sobredichos Rey e Reina les quedarían todas las islas y tierras firmes descubiertas e por descobrir que son de la parte del Poniente, fasta donde avía o oviese prínçipe cristiano que posea de antes de dicho año, segund en la dicha conçesión se contiene; e los dichos mensageros del señor Rey de Portugal acebtaron y conçedieron con su mandado e con su poder todo lo susodicho, es a saber; que los sobredichos Rey e Reina mandasen señalar otra raya, allende aquella que tenía[n] señalada el Summo Pontífice, CCLXX leguas, que sería y es sobre las dichas islas de los Açores y Cabo Verde CCCLXX leguas; y que todas las islas y tierras que fuesen adentro la dicha raya, de la parte del Levante fasta la otra raya primera, que todas fuesen del señor Rey de Portugal; y todo lo otro, que fuese al Poniente d’ella, fuese de Sus Altezas fasta adonde tiene o tenía posesión prínçipe cristiano, como en la dicha donaçión se contiene; y d’esto todo se hiso asiento.
El Summo Pontífiçe donó e conçedió a los sobredichos Rey e Reina, año de 93, todas las islas y tierras firmes que son al Poniente, desde una raya que él fiso marcar sobre las islas de los Açores y aquellas de Cabo Verde cient leguas, yendo al Poniente fasia India, o a cualquier parte que fuesen fasta adonde tuviese posesión prínçipe cristiano antes del dicho año de 93.
A este tiempo las naos de Portugal no avían pasado navegando por Guinea de Africa en la Agesimba, de un límite qu’ellos nombraron cabo de Boa Esperança, fasta el cual lugar se entiende que llega la donaçión y conçesión del Summo Pontífice fecha a los dichos Rey e Reina, y fasta allí a ese tiempo tenían tomada posesión por lo que ya era descubierto; y por esto el dicho Rey de Portugal non avía de pasar más adelante fasia el Levante, y ansí lo fiso, porque nunca después mandó navegar sus navíos hasia aquella parte, como quien avía consentido y otorgado y avido por buena la dicha donaçión e conçesión, cuando açebtó e resçibió el límite de las dichas CCLXX leguas, que los dichos Rey e Reina le dieron de lo que ya era suyo e avían posesión e señorío por las dichas rasones.
Agora el serenísimo Rey de Portugal don Manuel, no aviendo respecto al dicho asiento fecho con el Rey don Juan, que Dios aya, que tanto tiempo avía guardado y mandado que no navegasen sus naos adelante del dicho límite cabo de Boa Esperança, porque fasta allí comprehendía la dicha donaçión del Summo Pontífice, como dicho es, ha mandado navegar a sus naos grandíssimo número de leguas al Oriente, atravesando Arabia, Persia e India, fasta llegar casi adonde avían llegado las naos de los sobredichos Rey e Reina, navegando de Oriente hasia el Poniente, y al polo Artico; y fueron allende de la dicha raya que avían marcado, allende de la del Summo Pontífice. Lo cual todo fue contra el dicho asiento, y en perjuisio y daño de los dichos Rey e Reina.
Pero porque en la escriptura que mandaron faser de las dichas dosientas y setenta leguas de mar y tierra que le dieron, dise que todas las islas y tierras que son de la parte de Levante de la dicha raya que él fallare y descubriere, que sean suyas y de sus herederos, podría ser que alguno dixese que él pudo navegar a Levante del Cabo de Boa Esperança e ir en Arabia, Persia e India, pues esto todo es a Levante de la dicha raya, y que por ello todo es suyo.
Respondo que no se deve entender así por IIII cabsas, y que aquella navegaçión del Arabia, Persia e India e de las islas de aquellos mares, que son allende del cabo de Boa Esperança yendo por Guinea, y tanbién la otra navigaçión de Portugal al Poniente, allende de la raya y pasar al Norte qu’el señor Rey de Portugal ha mandado faser, que ambas han seido y son contra el dicho asiento, y que segund aquel la una navigaçión ni la otra no son líçitas ni conformes a él, antes son ambas proibidas del Santo Padre so pena de excomunión late sentençie.
La primera rasón que presupongo para prueva d’esto es que la diferençia porque la dicha escriptura e asiento se fiso, como en ella está muy claro, no era otra salvo qu’el Rey de Portugal, al tiempo qu’el dicho Almirante de los dichos Rey e Reina vino de descobrir las dichas Indias y llegó al dicho puerto de Lisboa forçado de tormenta, como dicho es, armó çiertas naos y tomó al dicho Almirante çiertos marineros para enbiar a las dichas Indias, por el mesmo camino que avía llevado y traído el dicho Almirante; sobre lo cual los dichos señores Rey e Reina, como poseedores de todo, se opusieron a ello y a estorvar la dicha navigaçión, por rasón de la dicha donaçión e conçesión apostólica e de la posesión que ya el dicho Almirante en sus nombres de todo avía tomado.
Por lo cual el dicho Rey de Portugal estorvó la dicha navigaçión de la dicha armada, y enbió sus mensageros con su poder bastante, con los cuales se tomó el dicho asiento y les fueron dadas las dichas CCLXX leguas solamente; y fue por ellos, en nombre del dicho Rey de Portugal y con su consentimiento, otorgado y asentado por la parte que al dicho señor Rey pertenesçían las dichas CCLXX leguas al Levante, quedando todas las islas y tierras firmes descubiertas e por des[c]ubrir al Poniente de la dicha raya para los dichos señores Rey e Reina de Castilla e de Aragón, etc., e para sus herederos, yendo hasia India o fasia cualquiera otra parte que sea, que se entiende fasta el dicho cabo de Boa Esperança, porque fasta allí no tiene ninguna posesión prínçipe cristiano de tierra ni de isla; y por ello comprehende fasta allí la dicha donaçión del Santo Padre.
La segunda es que la dicha diferençia, segund en la dicha escriptura dise, non era salvo sobre el descobrir de las islas y tierras que ha en el mar Oçéano, y esta es la verdad. El mar Oçéano es entre Africa, España y las tierras de Indias; él tiene de la parte del Poniente las Indias y de la parte de Levante, Africa y España, y este es la mar Oçéano, porque, pasando el sol de España hasia el Poniente, va et occidit nobis en aquella mar grande, y por esto cobró el nombre de Occéano.
Así que la diferençia non era salvo en las islas y tierras non descubiertas a ese tiempo en el dicho mar Occéano, o tanbién desir, entre India, Africa y España. Por el cual, por amor y amistad, los sobredichos Rey e Reina dieron al sobredicho Rey de Portugal las dichas CCLXX leguas de la mar y tierras de lo que, como dicho es, el Summo Pontíf[ic]e les avía donado y conçedido, y ellos poseían y señoreavan, de manera que non quedó de la dicha mar Oçéana fasta llegar a la tierra firme e islas, qu’están al Poniente d’ella, salvo la meitad; y que sea verdad que la dicha diferencia non era ni fue salvo en el dicho mar Oçéano segund aquí está dividido, claro paresçe en la dicha escriptura de asiento, casi en el fin d’ella, en un capítulo en que aclaran los sobredichos Rey e Reina que, si sus naos oviesen ya fallado algunas islas o tierras en el dicho mar Oçéano, de la parte del Levante de la dicha raya que avían mandado marcar, adentro las dichas CCLXX leguas que le avían dado, que las davan e querían que fuesen del dicho señor Rey de Portugal; y asimismo se prueva esto por las diligençias que pusieron en el marcar de la dicha raya, segund en el dicho asiento paresçe, en el dicho mar Oçéano; y así mismo se prueva, porque no es de creer que Sus Altezas dieran estas dichas 270 leguas para que el dicho Rey de Portugal o sus naos entrasen ni navegasen por otra puerta ni entrada indireta, porque claro se puede desir que fue engaño, por averse fecho contra la intinçión del dicho asiento y en quebrantamiento d’él; en el cual está prometido y asentado por el dicho Rey de Portugal que se guardaría, segund en él se contiene, sin cautela ni arte ni engaño ni simulaçión, lo cual no ha complido así el dicho señor Rey don Manuel, porque ha mandado navegar en India, por la parte de Guinea, y en Scitia, por la parte del Poniente y al Setentrión allende el dicho límite o raya.
La III.ª es qu’el Rey e la Reina de Castilla e de Aragón, etc., le dieron las dichas CCLXX leguas de mar y tierras en el dicho mar Oçéano porqu’él tuviese en qué navegar y descobrir, y porque non tuviese él que haser en Asia, Arabia, Persia e India, ni en las islas que son al Abstro d’esas tierras, de que ya tenía donaçión e posesión, y si creyeran que él o sus subçesores non avían de guardar el dicho asiento, y que, después de resçibidas las dichas CCLXX leguas de mar y tierras, le avían de entrar en el resto por formas cautelosas y atajos y contraminas, Sus Altezas enbiaran luego sus naos por Asia en India, Persia, Arabia y en la mar Bermeja, y en Africa fasta el cabo de Boa Esperança, de que ya de todo tenían y tienen donaçión y posesión y señorío, porque el dicho cabo de Boa Esperança es el mojón y división de las dichas tierras, y non avía el dicho señor Rey de Portugal de mandar pasar adelante, antes lo deviera guardar con tanta diligençia, que fueran Sus Altesas muy seguros que en ningund tiempo se avía de quebrantar, como siempre mientras bivió el dicho Rey Don Juan lo guardó.
Y creyendo Sus Altezas que por sus subçesores así se continuaría, no se dieron priesa en el descobrir, salvo en asentar bien los pueblos por donde navegavan sus naos, y avían començado el camino para el dicho mar Bermejo y pasar de india, adonde está casi al cabo hasia el Poniente, o veramente, por más claro entender, açerca del río Indio, y pasar en Persia e Arabia fasta la mar Bermeja, adonde se acaba Asia; ni es de creer que cuando dixeron en aquella escriptura y asiento que les davan todas las islas y tierras que él descubriese de la parte del Levante, que fuesen salvo desde la raya que mandaron señalar Sus Altezas fasta la otra que tenía señalada el Santo Padre 270 leguas, por muchas rasones que no son neçesarias de escrivir; como quiera que diré en una, la cual es que los sobredichos Rey e Reina aún no tenían por suyo ni en donaçión salvo desde la raya que señaló el Santo Padre fasta el cabo de Boa Esperança en Africa, y de lo otro non tenían ninguna posesión, y por esto no determinarían ni acordarían de dar e proveer al señor Rey de Portugal ni a otra persona de cosa que no era suya ni tenían d’ella posesión.
La cuarta es que si la diferençia fuera salvo en el mar Oçeáno, allí adonde señaló la raya el Santo Padre, y que aquellas palabras que van dichas en el asiento, que todas las islas e tierras firmes qu’el señor Rey de Portugal descubriese a la parte de Levante de la raya, que Sus Altezas mandaron marcar, que serían o eran otras, salvo aquellas que se fallasen entre la una raya y otra, y que se entendía qu’él podía descobrir fasta la fin de Levante o Oriente, y ansí mesmo Sus Altezas por Poniente fasta el último, es de creer y muy palpable, porqu’el mundo es redondo, que aquel que más apriesa andoviese cobraría más d’ello; y tanto el Rey de Portugal pudiera navegar, siguiendo el Levante, que llegaría a la dicha raya, que fisieron marcar Sus Altezas por navegaçión al Poniente; y asimismo Sus Altezas tanto pudieran mandar navegar al Poniente, que fisieran otro tanto; y segund esto, se concluye que la diferençia no era salvo en el mar Oçéano, donde se fiso el dicho límite o raya, el cual fue nesçesario de façerse por dividir la pertenençia de cada uno e evitar lo sobredicho, e por dar claro conosçimiento a todo el mundo que a los dichos señores Rey e Reina quedava todo lo restante contenido en el dicho donado e conçesión fasta el cabo de Boa Esperança, y al dicho Rey de Portugal el dicho límite, de entre raya y raya, que Sus Altezas le dieron, que dura fasta el dicho cabo contra Oriente.
Y si se dixesse qu’el mar Oçéano comprehende y congela todo el mundo a la redonda, respondo qu’el Occéano verdadero, y de que es y era la fabla y diferençia, que es aquel que está entre India, Africa y España, como arriba está dividido, y para en prueva d’esto en todas las escripturas de cosmographía e historias generalmente llaman a este los sabios antiguos sin le añedir ningund sobrenombre Oçéano; y todos los otros mares que tienen nombre de oçéano se les arrima el sobrenombre, con que se diferencian d’este que principal y solo Oçéano es; así como al de Arabia, arábico; al de Persia, pérsico; y Ganges, gangético, y así de los otros.
Por todo lo cual queda claramente dicho y provado que la diferençia que fue entre los serenísimos Rey e Reina de Castilla e de Aragón y el señor Rey de Portugal non fue salvo en la mar Oçéana, que arriba está dividida, y que por las CCLXX leguas de mar y tierras, que Sus Altezas le dieron, afirmó y ovo por buena la donaçión y conçesión del Summo Pontífice desde la raya hasia el Poniente fasta el cabo de Boa Esperança en Africa; y asimismo se declara cómo el serenísimo Rey don Manuel non guardó el asiento, así como fasía el Rey don Juan, su anteçesor, porque ha navegado allende el cabo de Boa Esperança en Arabia, Persia e India, por el camino de Guinea, y a navegado al Setentrión y pasado la raya de la parte del Poniente; por lo cual no son obligados Sus Altesas de guardar ya aquel asiento si no quisieren».
Fuentes:
Cristóbal Colón. Textos y documentos completos. Relaciones de viajes, cartas y memoriales, edición prólogo y notas de Consuelo Varela, Alianza Editorial, Madrid, 1982, pp. 170-177
http://www.cervantesvirtual.com/historia/colon/doc22.shtml
Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Madrid, Colección «Vargas Ponce», Tomo LIV, fols. 285-294.
«Fue tropezar con un tesoro». El jefe de la biblioteca universitaria de Múnich, Klaus-Rainer Brintzinger, dice que «no contaba en absoluto» con un hallazgo de este calibre a estas alturas. El mapamundi de Martin Waldseemüller estaba en un tomo que reunía cuartillas de geometría del siglo XVI encuadernadas hace más de 100 años. El hallazgo lo realizaron dos investigadoras recientemente (no han confirmado la fecha del descubrimiento). Nadie sabía que entre ellas podía encontrarse el primer mapa (1507) que incluye el nombre de América para denominar el continente recién descubierto para Europa por Cristóbal Colón. El cartógrafo Waldseemüller (1470-1522) creía que el primer navegante europeo que pisó el continente era Américo Vespucio. Así que lo bautizó como América. Colón había muerto en Valladolid un año antes. Los mapas que Waldseemüller compuso en 1507 son conocidos como «certificados de bautizo» del continente.
Sven Kuttner, responsable del departamento de libros antiguos de la Biblioteca Universitaria de Múnich, subraya que «no se había producido un descubrimiento de estas dimensiones en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial».
el dispensador dice:
sabes acaso que existe un mapa del alma,
con llanuras y relieves suaves,
con desiertos y praderas,
con cordilleras y quimeras?…
sabes acaso que existe una cartografía del alma,
con costas y sus playas,
con acantilados y fallas,
con rías y ensenadas?…
sabes acaso cuál es el mapa de tu alma?,
dónde se ubican sus fuentes,
dónde lo hacen sus ojos de agua,
dónde permanece la sed,
y dónde la voluntad en calma?…
puede que no sepas que cada alma guarda su mapa,
pero si las geometrías no se escapan,
y si las formas combinan esferas y rayas,
será bueno que destaques, por dónde pasan tus fallas,
ya que si de abismos se trata,
prudente es reconocer los desfiladeros y sus vallas…
así como cada cual diseña su mapa,
cada quien lo enaltece o lo estalla,
dependiendo de las geografías,
que vas tejiendo con tus huellas,
pero todo aquello que falta,
termina siendo evidencia de alma.
JULIO 03, 2012.-
Escribió el abad y lexicógrafo Johannes Trithemius, a la sazón un notorio ocultista, que durante un viaje por Alemania en 1507 dio con un «bonito globo terráqueo» de pequeño diámetro. Lo compró junto a «un gran mapa del mundo», probablemente el célebre planisferio de tres metros cuadrados también confeccionado por Waldseemüller. Dejaba así la primera constancia del mapamundi esférico recién descubierto. El «pequeño globo» adquirido por Trithemius era «seguramente de papel maché», según cree Brintzinger. Pegado a su superficie, un pliego comparable al de Múnich representaba los contorneos del mar y de los continentes. África, Europa, Asia y, al este de unas pequeñas islas del «Océano Occidental» (el Pacífico), un gran pedazo de tierra muestra América. Se reconocen bien las dos grandes islas del Caribe y la península de Florida. El istmo de Panamá aparece tan fino que podría ser un estrecho y la costa del Pacífico está trazada en tres líneas casi rectas. El conjunto no deja lugar a dudas: años antes de la conquista de México o de Perú, un cartógrafo de la Selva Negra llamado Waldseemüller sabía mucho sobre América.
El ejemplar hallado en Múnich muestra los gajos que permitían recortarlo para componer un mapamundi tridimensional. Aquellas esferas tenían escasa calidad, así que han sobrevivido muy pocas. Todos los globos que se conservan de aquella tirada de 1507 están aún sin recortar, como este de Múnich. Solo se conservan otros cuatro, de los cuales la casa Christie’s subastó uno en Nueva York hace siete años. Precio alcanzado: un millón de dólares (793.000 euros).
Fuente:
El País
EFE | LISBOA
La tesis de que Cristóbal Colón fue en realidad el hidalgo portugués Pedro Ataíde y ocultó su identidad será puesta a prueba si prospera el proyecto para analizar el ADN de los restos de un familiar de aquel personaje luso.
El ingeniero Fernando Branco, autor del libro «Cristóbal Colón, noble portugués», aseguró en una entrevista con EFE que si logra recabar «el apoyo de un número importante de ciudadanos» iniciará los trámites para exhumar el cadáver del pariente de Ataíde.
La localización de esos restos se mantiene en secreto, pero Branco asegura saber dónde reposa el cuerpo de ese familiar del hidalgo luso que, según su libro, pasó a la historia como Colón.
«Necesitamos autorización para analizar los restos, por eso no divulgo en el libro dónde esta enterrado el cuerpo», explica Branco, cuya obra, publicada el mes pasado, contradice la versión oficial de que el descubridor de América nació en Génova (Italia).
Las muestras obtenidas de esos restos, agrega, tendrían que ser cotejadas con el ADN de Diego Colón, hermano del gran navegante, que ya analizaron, en la década pasada, peritos españoles en Sevilla, donde reposan sus restos.
Fernando Branco no es el primer escritor luso en defender que el hombre que llegó en 1492 al continente americano tiene origen portugués, aunque sí es el único que ha revelado cuál podría ser su identidad exacta.
Tras comparar los datos históricos sobre el almirante y el hidalgo, su libro recoge 63 coincidencias que le llevan a pensar que Ataíde decidió en 1476, después de la batalla de San Vicente, cambiarse de nombre por motivos de seguridad.
«Los ingenieros no solemos decir que estamos plenamente convencidos, pero sí puedo asegurar que nunca vi una mejor hipótesis -sobre el origen de Cristóbal Colón- que ésta», subraya.
En su opinión, la corriente «genovista» apenas tiene argumentos para defender que el navegante era italiano, y atribuye su origen a un mero error tipográfico en un documento.
«Las tesis de Génova son muy débiles -explica- y consideran que Cristóbal Colón procede de la familia Colombo porque los Reyes Católicos escribieron una carta que en catalán tradujo el apellido del marino a Colom, que quiere decir paloma… Y para la que en italiano se utiliza colombo».
Branco recuerda, asimismo, que los diarios de navegación de Colón están escritos en castellano y salpicados de numerosas expresiones portuguesas y alguna catalana.
La coincidencia que le acabó por convencer de que Pedro Ataíde, apodado «El Corsario», fue en realidad Cristóbal Colón, la encontró en el diario de a bordo del almirante, citado por su hijo Fernando Colón en el libro que escribió sobre su padre.
«Tras el descubrimiento de América, Colón para en la Isla de Santa María, en el archipiélago luso de las Azores, donde vivían menos de cien personas. Ahí se encuentra con el lugarteniente Joao da Castanheira, al que dice que conoce bien, pese a que no era un noble ni nada parecido», señala.
Branco cree que el lugarteniente debía ser natural de la población de Castanheira do Ribatejo, una tierra bajo control de la familia Ataíde, lo cual explicaría que se hubiesen encontrado con anterioridad.
La investigación del ingeniero portugués ha sido reconocida por la Academia de Historia lusa, y él se muestra convencido de que si Pedro Ataíde decidió cambiar de identidad y llamarse Cristóbal Colón fue por miedo a perder la vida y sus privilegios de noble.
Ataíde estuvo envuelto en una conjura contra el rey portugués Joao II a instancias de la Reina Isabel la Católica de España, a finales del siglo XV, y un primo suyo fue asesinado por los seguidores del monarca, afirma.
Después, «los Reyes Católicos quisieron retirar poderes a algunos nobles, y el origen luso podía dificultarle mantener los títulos de Almirante de Indias y las riquezas acumuladas».
El autor de la última de una larga lista de obras sobre los orígenes del navegante afirma que su objetivo pasa ahora por «corregir» la Historia, aunque asegura que comenzó a investigar solo por afición y para intentar resolver los misterios que aún rodean a Colón.
El importante legado documental de la familia «García de la Riega», fue desempolvado en el museo de Poio «Casa museo Cristovo Colón» el pasado sábado 30 de junio, en presencia de su alcalde Don Luciano Sobral, su bisnieto y numerosos Colonianos.
Este material será cedido en depósito al museo para su exposición al público. En estos documentos se constata la existencia de «colones» en Pontevedra antes y después del descubrimiento, siendo este el primer indicio que hizo mover a formular a Don Celso García de la Riega su conocida teoría. Teoría que fue la primera en ajusticiar la mentira mundialmente conocida de un Colón genovés. Otros muchos bebieron de sus fuentes para formular otras dispares teorías, pero hoy por hoy, nadie puede atesorar mayor número de argumentos, pruebas, coincidencias y explicaciones que la Teoría del Colón gallego.
Escuchemos a Guillermo (bisnieto de Celso García de la Riega):
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=yE-9DVG_oGs]Casa Museo de Colón en Poio - SanSalvador - Portosanto
SUSANA REGUEIRA – PONTEVEDRA Hay que tener el valor de decir la verdad, aunque duela más de lo que esperamos, porque no es cualquier cosa: hablamos nada menos que de la verdad. Celso García de la Riega era depositario de una educación clásica, un funcionario enamorado de la historia que había publicado en numerosos periódicos y que en aquel diciembre de 1898 era ya todo un personaje: ex secretario del Gobierno Civil en La Habana, había ejercido como jefe de negociado del Ministerio de Ultramar, de Hacienda, como diputado liberal a Cortes o Cambados y hasta como gobernador civil de León.
Unos meses antes, su gran amigo Carmelo Castiñeiras, secretario de la Sociedad Arqueológica, le había dado una gran sorpresa: encontró documentos antiguos en los que aparecían los apellidos Colón y Fonterosa (paterno y materno de Cristóbal Colón) y se los llevó la tertulia que compartían con Casto Sampedro y otros intelectuales de Pontevedra, entre ellos Muruais.
Castiñeiras avivó un viejo recuerdo de De la Riega, que en el prólogo de «Colón, Español», escribe: «En 1892 mi difunto tío Don Luis de la Riega, correspondiente de la Academia de la Histoira, cultísimo escritor y poeta, publicó un notable libro…. En sus páginas está el primer móvil de mis investigaciones acerca de los apellidos Colón y Fonterosa: la mención de una escrtura de aforamiento hecho a principios del siglo XVI por el monasterio de Poyo, a favor de Juan de Colón y su mujer Constanza. En un cartulario, que adquirí en 1879, leí otro aformamiento por el Concejo del mismo pueblo, en 1496, de un terreno al que designa como uno de sus límites la heredad de Cristobo Colón, en el mismo carturaliro aparece otro aforamiento en e l que consta el nombre de María Fonterosa».
Animado por estos descubrimientos y tras años de investigaciones, De la Riega respondió a la petición de la Junta de la Sociedad Arqueológica de Madrid y el 20 de diembre de 1898 pronunció una conferencia histórica.
Su teoría (reunida posteriormente en el libro Colón español. Su origen y patria) es aún hoy la más sólida y depurada de cuantas se han elaborado sobre el mítico navengante.
Más allá de militancias quijotescas, sus argumentos son irrefutables: numerosos documentos que hablan de ventas, foros y alquileres de una familia Colón de A Puntada en Poio (la única que en toda Europa contaba con ese apellido, y no en las versiones Colom, Collom o Columbus) o, sin ir más lejos, la lengua utilizada por el almirante.
Foi, estes, facer, faz, forno, forza, onde, perigos, porén, posto que, sede, ventar, vento, alá… Son algunas de las expresiones en gallego (ni en castellano ni en portugués) que escribe el navegante.
Al legar a América, va bautizanto las costas que encuentra a su paso con topónimos de la ría de Pontevedra. ¿El primero? Por supuesto San Salvador, el patrón de su parroquia (San salvador de Poio), pero también Punta Lanzada, Porto Santo, Onza, Moa…Decenas de nombres de las rías de Pontevedra y Arousa que solo podría conocer un verdadero entendido.
Pero es que De la Riega había ido más allá: había concluído a partir de las tesis de Fernández de Oviedo de 1535 que la nao La Gallega, dedicada a Santa María, había salido de los astilleros de Pontevedra, algo que el erudito pontevedrés demuestra documentalmente.
Su tesis fue recibida con el lógico entusiasmo y especialistas de todo el mundo suscriben las teorías de De la Riega. De hecho, sus contrincantes esperarían hasta años después de su muerte para escudarse en la manipulación de documentos (probaron la intervención en 3 de los 8 analizados por el erudito) y acusarlo de falsario, mentiroso…
Fue una verguenza en la España de la época, un escarnio que traumatizaría a la familia durante décadas, tanto que ni el nieto de De la Riega autorizó que se abriesen sus documentos.
De nada valió que otros investigadores (caso de Philipot o Rodrigo Cota) aportasen nuevos documentos que probaban la teoría, hubo que esperar a la cuarta generación para que el legado de uno de los eruditos más visionarios de Galicia sea observado con una nueva óptica.
Será a partir del próximo día 30, cuando la familia abra el legado inédito de De la Riega en un acto público organizado por la Asociación Cristobal Colón Galego. Celso García de la Riega, un paso más para reescribir la historia y probar el verdadero origen de Colón, convencidos de que no hablamos de cualquier cosa, hablamos de la verdad.
Noticia publicada en: http://www.farodevigo.es/portada-pontevedra/2012/06/17/colon-regreso-origenes/657761.html
El Día de Colón, que desde ayer se celebra en Combarro, se consolida en el calendario festivo de Poio y entre las celebraciones de época de la comarca, con la participación de unas 25.000 personas, según la estimación de los organizadores. Los rincones del centro histórico de Combarro acogen durante este fin de semana un mercadillo de artesanías, exhibiciones de oficios tradicionales y todo tipo de actividades culturales, con las que además de llenar de contenido uno de los primero fines de semana del verano, se sigue reivindicando el origen poiense del navegante.
La Praza da Chouza y sus alrededores acogen un mercado de época con la participación de una treintena de artesanos, así como juegos tradicionales y actividades lúdicas de todo tipo.
El buen tiempo que acompañó ayer la primera jornada de la celebración, unido a que durante este fin de semana apenas hay fiestas populares en la zona, hace prever a los organizadores la presencia de unas 25.000 personas en el evento.
El Día de Colón llega este año a su tercera edición y los organizadores, de la Asociación de Comerciantes de Poio con la colaboración del Concello, consideran que el certamen se ha consolidado ya no solo en el calendario de celebraciones del municipio, sino también entre las fiestas de época de Galicia. Esta fiesta traslada al conjunto histórico de Combarro al ambiente de una villa del siglo XV, cuando el navegante zarpó hacia «las indias».
Al margen del objetivo puramente festivo, el Día de Colón tiene como propósito seguir reivindicando la teoría de que el descubridor de América nació en Poio, como sostienen numerosos historiadores e investigadores. Por eso el programa incluye también actividades divulgativas, como la presentación del libro «La verdad del bufón», de Lidia Mariño, realizada ayer.
Por lo demás, la villa de Combarro cuenta este fin de semana con varias actuaciones de música tradicional, ambientación callejera e incluso una zona destinada a los niños, para los que se instaló un castillo de juegos en la Praza do Alcalde, entre los atractivos de esta cita lúdica. Además, hay muestras de oficios antiguos como cantería, herrería, palilleiras, soplado de vidrio, fabricantes de zuecos, orfebres, plateros, artesanos del cuero y talla de madera, así como talleres de esgrima y de tiro con arco, exhibiciones de cetrería, pasacalles y duelos de caballeros.
Torneo de tiro con arco, baile medieval y teatro
La programación prevista para hoy arranca a las 11.00 de la mañana, con la apertura del mercado artesanal en la Praza da Chouza, al que seguirá una fiesta para los más pequeños, una exhibición y taller de esgrima, y otras actividades de época, como un torneo medieval de tiro con arco (en el que demostrarán sus habilidades arqueros profesionales), baile medieval, o demostraciones de cetrería, entre otros. La programación se desarrollará hasta las diez de la noche y además de las actividades que se irán espaciando en las plazas y puertos de Combarro, a las 20.30 horas se interpretará una obra de teatro musical, seguido de un pasacalles con varios músicos y artistas que recorrerán las calles de la villa para ir recogiendo a los participantes de la fiesta hasta el año que viene.
Este pasacalles se repetirá en diferentes momentos de la jornada. Antes del fin de fiesta (21.00 horas) está previsto a las 13.00 y las 17.00 horas, por las distintas calles y plazas.