Documentos falsos…, entre catalanes e italianos anda el juego

Don Ángel de Altolaguirre se cansó de defender el supuesto testamento de 1498 presentado a juicio en los pleitos Colombinos por Baltasar Colombo, años más tarde supimos que trabajaba y estaba a sueldo de la ciudad de Génova, de hecho la ciudad de Génova le encarga el libro titulado «Colombo» para tratar de contrarrestar la enorme repercusión que estaba teniendo la teoría gallega en todo el mundo Ibero-Americano.

Altolaguirre: «Uno de los temas más discutidos en la actualidad y menos estudiados es el de si el testamento que don Cristóbal se dice otorgó el año de 1497 es apócrifo o auténtico; el asunto merece la pena de estudiarse, porque en un párrafo de él declara que nació en Génova y en otro lo confirma con la conocida frase De Génova salí y en ella nací. Durante mucho tiempo el escrito se ha tenido por auténtico; pero ahora algunos lo declaran apócrifo a fin de anular uno de los argumentos de mayor fuerza que se emplean para demostrar la nacionalidad italiana del Almirante.»

Estamos acostumbrados al poco rigor del Sr. Altolaguirre, pero confundir la provisión real de 1497 para constituir mayorazgo con el supuesto testamento de 1498 solo puede ser por torpeza del académico o mala intención, o por las dos a la vez. El supuesto testamento de 1498, confunde continuamente  las fechas y los textos de tres documentos atribuyendo según le interese al documento falso de 1498. Este documento es el más importante que tienen los genovistas, por ser el único donde Colón supuestamente dice ser genovés, ahora vamos a enumerar su falsedad  fragante:

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Colón reivindica “SOY GALLEGO”

En el 25 de Julio, día de Galicia, día del Apóstol, desde la ciudad que le vio nacer, Colón reivindica “SOY GALLEGO”.

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Este hombre que se vio obligado a ocultar su identidad por motivaciones políticas, no cesó nunca de dejarnos pistas, de tirar migas de pan, para que pudiésemos rastrear su verdadera nacionalidad.

No contaba él, con el olvido de su gesta y de su persona por periodo de cuatro siglos, no contaba él, cuando, al fin el mundo se preocupó por sus orígenes y circunstancias, se falseara e inventara una historia tan alejada de la realidad.

Gracias a un españolismo que rehusó defender un Colón gallego, un españolismo que no le gusta el protagonismo que Galicia tiene en la historia de España, y no puede permitir que el mundo nos reconozca haber tenido una sociedad capaz de preparar a un hombre para abordar tan importante contribución a la humanidad.

Gracias  también, a un nacionalismo que no puede defender a un Colón gallego, no puede defender la realidad histórica de una sociedad que ellos han mal interpretado y politizado hasta la saciedad. En busca siempre de un enemigo para sus fines, han alterado a su conveniencia la realidad.

Gracias a unos académicos incompetentes que no se merecen el puesto que ocupan, fruto de la mala selección, fruto de un sistema universitario que excluye a aquellos formadores de más valía, por otros que sirvan mejor a intereses propagandistas, que de manera burda acaban mezclando siempre la política en todo lo que tocan.

Todos estos elementos antes expuestos, no desean revisar nada, están conformes y apoltronados, no quieren que nada cambie y que se descubra los errores de su incompentencia, no tanto por los errores, más bien, por ocultar su competencia para el cargo.

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Que sepan que han ocasionado mucho daño, que sepan que serán destapados cuando el mundo se dé cuenta del tremendo error histórico, y cuando vengan de fuera a revisar nuestra historia por su importancia,  por pertenecer a la historia de la humanidad, estos personajes serán despojados de sus méritos, concedidos por ellos mismos  y entre ellos, como vulgar y deprimente casta endógena.

Entre los enemigos de la patria por ocultar la verdad, nombraremos a los que más daño han hecho.

Como activistas destacados: Ángel de Altolaguirre, Oviedo y Arce, Serrano y Sanz, Salvador de Maradiaga, Luis Ulloa, Menéndez Pidal y Manuel Murguía.

Situación más idónea para nuestro monumento
Situación más idónea para nuestro monumento

Como peleles destacados: el resto de miembros de las academias de la historia, la gallega y la española. A todos ellos los alojaremos en la parte sucia de nuestra memoria.

Mussolini contra el Colón Gallego. La compra de Ángel Altolaguirre.

No es la primera vez que se publica el documento de arriba. Lo hizo en el año1987 la revista «Cristóbal Colón» que dirigía don Xosé Lois Vila Fariña, a quien hoy nadie se molesta en mencionar. Diría incluso que hay quien se molesta en que no sea mencionado, vaya usted a saber por qué. También lo reprodujo Philippot, algo después. Y anteriormente, el Sr. Modesto Bará había ya dado cuenta de la existencia del papelote, tan molesto para los genovistas. El documento tiene su propia historia, que trataremos de resumir.
Tras la publicación de la obra del gran Celso García de la Riega, «Colón Español», Génova se puso muy nerviosa. La teoría que hablaba de un Colón Gallego no gustaba en Italia y se expandía por el mundo de manera imparable. La cuestión trató de desactivarse tachando de falsa la documentación aportada por García de la Riega. No se consiguió del todo, pues varios de los documentos fueron declarados totalmente válidos, pero la duda estaba sembrada. En Galiciase siguió trabajando. Aparecieron nuevos documentos, que serían publicados pordon Prudencio Otero, y que demostraban de una manera simplemente irrebatible la existencia del apellido Colón en Pontevedra en tiempos del descubridor. Eso ya era demasiado para Génova. La cuna de su Colombo se desplazaba hacia Galicia y, sencillamente, no lo podían consentir. Decidieron comprar a la Academia de la Historia española, que era la encargada de dirimir estos asuntos. En 1922 escribieron, desde la ciudad de Génova, esta carta, dirigida al agregado militar en la embajada de Italia en Madrid. En ella, entre otras cosas, se dice:»(…) las pretendidas reivindicaciones del origen español de C. Colombo defendidas ahora por Prudencio Otero Sánchez valen desde el punto de vista científico los mismo que las de García de la Riega, las cuales fueron ya demostradas como completamente infundadas.«Lo cierto era que los documentos que estaba a punto de publicar Prudencio Otero valían mucho. Muchísimo, y en Italia se sabía. De ahí la mussoliniana necesidad de desactivarlos. La carta continúa:

«Tal falta de fundamento no es sin embargo apreciada por el gran público, y de ahí que sea muy oportuna la obra que se propone desarrollar S.V. Ilustrísima

¿Qué «obra» se proponía desarrollar el agregado de la embajada de Italia en Madrid por encargo de Génova en realación a los documentos sobre el Colón Gallego? Dejemos por un momento la pregunta en el aire, y pasemos a explicar, también por el aire, quien era Ángel Altolaguirre y Duval.

Altolaguirre era uno de esos académicos que había de determinar el alcance de los documentos gallegos. Presidía una comisión que debía trasladarse a Galicia para el estudio, no sólo de los documentos sino de otras pruebas como la famosa inscripción de la Basílica de Santa María. Pero, coincidiendo con la carta de la ciudad de Génova al agregado militar, acérrimo fascista, Altolaguirre no solamente se negó a desplazarse a Pontevedra con las excusas más peregrinas. Además, se dedicó a atacar con una virulencia indigna de un académico, de un historiador, y hasta de un mamífero, a la tesis gallega. Publicaba informes negando la veracidad de los documentos que no estudiaba y haciendo gala de una parcialidad y una subjetividad indecentes, insultaba rabiosamente a cualquiera que osara afirmar que acaso Colón era gallego. Y todo eso, sin renunciar a la presidencia de la comisión encargada del asunto.

Bien. En los años 50, felizmente muerto Ángel Altolaguirre, esperamos que tras larga y dolorosa agonía, sus descendientes decidieron vender su biblioteca. Un señor catalán, interesado en la figura de Colón, adquirió un lote de libros provenientes de la colección de Altolaguirre y entre las páginas de uno de ellos, encontró varios documentos. Eran las cartas dirigidas por Prudencio Otero a  Ángel Altolaguirre, en las que le pedía insistentemente que procediera a realizar, como presidente de la comisión académica, el viaje prometido a Pontevedra para analizar las pruebas sobre el Colón Gallego. Junto a las cartas de Prudencio Otero, el documento que vemos arriba. El señor catalán, un bibliófilo llamadoJaume Colomer i Montset ató cabos rápidamente y contactó con Modesto Bará, periodista e investigador que mucho aportó al Colón Gallego, dando cuenta de su extraño hallazgo. La carta de Colomer dice que la embajada italiana se encargaba de buscar:

«(…) que alguien estudiara el problema del origen de Cristóbal Colón, a fin de oponerse a la argumentación de la tesis gallega. Todo hace pensar que el encargado de llevar a cabo esta campaña había confiado el asunto al Sr. Altolaguirre. El hecho de que poseyera él la carta del Ayuntamiento de Génova lo hace así presumir.


Vd. que conocerá los pormenores de los incidentes tenidos entre la comisión de académicos que se tenía que trasladar a Pontevedra y la comisión que allí aguardó inútilmente su llegada, sabrá encajar esta carta genovesa que explicaría muchas cosas, pero que aparte de la polémica surgida demuestra que alguien había «tomado su partido» antes de examinar los documentos de Vds»

Así se supo el porqué de la inquina remunerada de Altolaguirre contra el Colón de Pontevedra, y así se supo cuál era la obra encargada por Mussolini, a través de la ciudad de Génova, a su agegrado militar en Madrid. ¿Por qué una carta de la Ciudad de Génova a su agregado militar, en la que se muestra la preocupación italiana ante los documentos de Pontevedra, acaba en poder de Altolaguirre, la persona encargada de analizar esas pruebas pontevedresas? ¿Por qué precisamente Altolaguirre guarda esa carta junto a las de Prudencio Otero? ¿Cuántos académicos más fueron comprados por Génova? ¿Cuántas cartas como la que aquí reproducimos fueron escritas desde Italia? ¿Cuántos altolaguirristas caben en un Fiat Cinquecento?

Es conocida la furia con la que Mussolini defendió a su Colombo contra el empuje del Colón Gallego, ¿hasta dónde llegó esa furia? La carta que nos ocupa nos llegó de una manera imprevista y casual. En realidad, nunca nos debió haber llegado, y si podemos hoy leerla es porque el burro de Altolaguirreolvidó destruirla y la dejó perdida entre las páginas de un libro. Eso nos permite sospechar que estamos ante la punta de un iceberg.

Hay quienes citan las obrillas que escribió Altolaguirre con la misma veneración con que verían una aparición de Mussolini. Sepan que todo lo que haya escrito Altolaguirre en relación a Cristóbal Colón, al menos a partir de la fecha de esta carta,  ha de ponerse en cuarentena, y tras citar a Altolaguirre, lávense la boca con detergente. Y lean a Enrique Zas, que demostró punto por punto que Altolaguirre sólo escribía bobadas.Y aún por encima, pagadas por Mussolini.

A quien piense que soy desconsiderado con Altolaguirre, le pediré que busque las perlas que Altolaguirre y algún que otro académico dedicaban a García de la Riega, por aquel entonces recién fallecido. No seré yo quien las reproduzca por respeto a don Celso, respeto que no merecen ni Altolaguirre ni sus entusiatas cachorrillos.