Fernando Colón y la Batalla del Cabo San Vicente.

Hernando Colón, hijo y primer biógrafo del Almirante, nos relata con brevedad la batalla que se originó frente al Cabo de San Vicente (Algarve), según este relato y el de Bartolomé de las Casas, muy parecido, Cristóbal Colón llegó a la costa Portuguesa.

Muchos interpretarán de lo dicho por Fernando Colón que esta fue su primera llegada a Portugal y producida de manera casual, pero lo cierto es que Fernando Colón no lo dice así, también le acusan de mentir, sobre todo, en aquello que no les conviene o no encaja en su preconcebida idea, pero no se cohíben de recoger todo lo demás que sí les conviene.

Me he propuesto y exigido el reto de no dudar de aquello que haya dicho, sobre todo, Cristóbal Colón y su hijo Fernando Colón; y que ha de manar siempre de documento auténtico.

Leído y releído el texto de Fernando Colón, multitud de veces, he llegado a la conclusión que el biógrafo, no miente, pero es evidente que no cuenta todo lo que quisiéramos y sería exigible a una biografía, esto lo hará, bien por qué no puede, bien por qué no quiere, o una conjunción combinada de las dos. Empieza Fernando Colón en el primer capítulo con palabras que alientan al esclarecimiento de su origen y patria, pero, poco a poco nos demuestra sin salir del capítulo primero que no lo va a hacer:

CAPITULO I – De la patria, origen y nombre del Almirante D. Cristóbal Colón.

Porque una de las principales cosas, que per­tenecen a la historia de todo hombre sabio, es que se sepa su patria y origen, porque suelen ser más estimados los que proceden de grandes ciudades y generosos ascendientes, querían al­gunos que yo me detuviese y ocupase, en de­cir que el Almirante descendía de sangre ilus­tre, y que sus padres, por mala fortuna, habían llegado a la última estrechez y necesidad, y que probase que descendían de aquel Colón, de quien Cornelio Tácito, al principio del libro 12 de su obra, dice que llevó prisionero a Roma al Rey Mitrídates, por lo cual le dio el pueblo ro­mano la dignidad consular, las águilas del tri­bunal o tienda consular, y querían también que hiciese una larga relación de aquellos dos Co­lones, sus parientes, cuya gran victoria alcanza­da contra los venecianos, describe Sabelico como se dirá en el capítulo V, siguiente.

Pero yo me excusé de estos afanes, creyen­do que el Almirante fue elegido por Nuestro Señor, para una cosa tan grande como la que hizo» y porque había de ser verdadero Apóstol, como lo fue en efecto, quiso que en este caso imitase a los otros, a los cuales, para publicar su nombre, eligió en las orillas del mar, y no en los pa­lacios y en las grandezas; y aunque imitase al mismo Cristo, que siendo sus ascendientes de la Real Sangre de Jerusalén, fue su voluntad que sus padres fuesen menos conocidos. De modo que cuanto fue su persona apropósito, y adorna­da de todo aquello que convenía para tan gran hecho, tanto menos conocido y cierto, quiso que fuese su origen y patria, y casi algunos, que de cierta manera quieren obscurecer su fama, di­cen que fue de Hervi; otros de Cugureo; otros de Bugiasco, lugarcillos pequeños cerca de Génova y situados en su ribera; otros que quieren exaltarle más, dicen era de Saona, y otros genovés, y algunos también, saltando más sobre el viento, le hacen natural de Plasencia, donde hay personas muy honradas de su familia, y sepultu­ras con armas, y epitafios de los Colombos, que así fue el apellido de que usaban sus mayores; bien que el Almirante, conforme a la patria, donde fue a vivir y a empezar su nuevo estado, limó el vocablo para conformarle con el anti­guo, y distinguir los que procedieron de él, de los demás que eran parientes colaterales, y así se llamó Colón: esta consideración me mueve a creer que así como la mayor parte de sus cosas fueron obradas por algún misterio, así en lo que toca a la variedad de semejante nombre y sobre­nombre, no deja de haber algún misterio. Po­dríamos traer para ejemplo muchos nombres que fueron puestos como indicios de los efec­tos que habían de suceder por causas ocultas, como en lo que pertenece al Almirante, de quien fue pronosticada la maravilla y novedad de lo que hizo; porque si atendemos al sobrenombre común de sus ascendientes, diremos que verdaderamente fue Colombo, o Paloma, en cuanto llevó la gracia del Espíritu Santo al Nue­vo Mundo, que descubrió; mostrándose como en el bautismo de San Juan Bautista el Espíritu Santo, en figura de Paloma, manifestando que era el hijo amado de Dios, que no era allí cono­cido, porque sobre las aguas del Océano, llevó como lo paloma de Noé, el ramo de oliva, y el aceite del bautismo; por la unión, y paz, que debían tener aquellas gentes con la Iglesia, que estaban encerradas en el arca de las tinieblas, y la confusión, y consiguientemente, son muy apropósito al sobrenombre de Colón, que volvió a renovar, que en griego significa miem­bro, para que siendo el propio suyo Cristóbal, se supiese de quien era miembro; esto es, de Cristo, de quien había de ser enviado para sa­lud de aquellas gentes, y si queremos reducirle a la pronunciación latina, es Christophorus Colonus, y diremos que como se dice que San Cris­tóbal tuvo aquel nombre por qué pasaba a Cris­to por la profundidad de las aguas, con tanto peligro, de que fue llamado Cristóbal, que así como llevaba y conducía las gentes, que ningu­no se atrevía a pasar, del mismo modo el Almi­rante que fue Chistophorus Colonus, pidiendo a Cristo su ayuda, y que le favoreciese en aquel peligro de su viaje, pasó él y sus ministros para que hiciesen a las gentes indias, colonos y habitadores de la Iglesia triunfante de los cie­los; pues es de creer que muchas almas, de que imaginaba Satanás apoderarse, faltando quien las pasase por el agua del bautismo, fueron he­chas por él colonas del cielo, y habitadores de la gloria eterna del Paraíso.

Como se puede comprobar Fernando Colón no nos dice lo que en el título vaticina, pero nos deja multitud de datos interesantísimos:

  • Que ya se le requería por entonces que esclareciese la patria y origen de su padre.
  • Que su padre no quería que esta cuestión se resolviera.
  • Que era noble.
  • Que cambió de patria y vino a residir a otro estado.
  • Que hay un misterio por el cual escogió su nombre y sobrenombre.
  • Que el nombre lo eligió por lo que habría de suceder (empresa de las Indias).
  • Que eligió el sobrenombre de sus antepasados y lo modificó.
  • Que conformó el apodo por el que eran conocidos sus ascendientes colaterales y lo conformó como su apellido.
  • Que este sobrenombre significaba Paloma.
  • Que la suma del nombre y sobrenombre vienen a significar “muy a propósito” miembro de Cristo, luego dirá “mensajero de Cristo”.
  • Que traducido al latín, se pronunciaría “Christophorus Colonus”.

Tendremos que pasar al capítulo II donde nos vuelve a inducir en su título que aquí si va a hablar de los padres del Almirante, pero vuelve a dejarnos con las ganas en este sentido, pero volviendo otra vez a darnos otros muchos detalles, en este caso no pondré el texto completo por ser bastante más extenso y extractaré lo que considero relevante:

“Dejando ahora la etimología o derivación, y la significación del Almirante, y volviendo a las calidades y personas de sus progenitores, digo que aunque fueron muy buenos en virtud, habiéndolos reducido a gran pobreza y necesi­dad las guerras y bandos de Lombardía, no ha­llo el modo con que vivieron y habitaron, aun­que el mismo Almirante diga en una carta suya que su comercio y el de sus mayores siempre fue por mar” … “sin incluirle en ar­tes mecánicos o ejercicios manuales” … “ni quiero mostrar su falsedad con las historias que otros han escrito de D. Cristóbal Colón, sino es con lo que el mismo autor dejó escrito, convenciéndole con su mismo testimonio”

De esto concluimos:

  • Que su familia participó en las guerras en uno de los bandos donde Lombardía estaba en conflicto, el propio Cristóbal Colón nos dirá que sirvió bajo las órdenes e intereses de Renato de Anjou como Corsario, avalando así la versión de su hijo.
  • Que solo piensa decirnos que sus antepasados siempre se dedicaron al comercio marítimo, que no eran artesanos y que nada más nos contará.
  • Que mucho de lo que se cuenta de su padre es mentira, que él es el más indicado para conocer la verdad ya que él cuenta con sus escritos, que además cuenta con el propio testimonio oral de su padre. (Fernando Colón viajó con su padre en el azaroso IV viaje).

Continuamos en el segundo capítulo:

“La primera es, que el Almirante fue a Lis­boa a aprender la cosmografía que le enseñó un hermano suyo que estaba allí, y lo contrario es cierto, porque el Almirante vivía antes en aque­lla ciudad, y él enseñó a su hermano lo que su­po.” … “La segunda falsedad es que la primera vez que vino a Castilla aceptaron los Reyes Católicos, D. Fernando y doña Isabel su proposición, después de siete años, que les fue hecha por él, rehusándola todos.”… “por lo cual volveré a mi intento principal, concluyendo con decir que el Almirante era hombre de letras y de grandes experiencias, y que no gastó el tiempo en cosas manuales ni ar­tes mecánicas, incompatibles con la grandeza y perpetuidad de sus hechos maravillosos; y así pondré fin a este capítulo con lo que escribe en una carta al ama del serenísimo Príncipe don Juan, que contiene estas palabras: «No soy el primer Almirante de mi familia; pónganme el nombre que quisieren, que al fin David, Rey muy sabio, guardó ovejas y después fue hecho Rey de Jerusalem; y yo soy siervo de aquel misma Señor que puso a David en este estado.»

Que concluimos:

  • Que no fue casualidad la llegada de Colón a Portugal.
  • Que el Almirante llegó antes a Lisboa que Bartolomé Colón.
  • Que él enseñó a su hermano y no al revés.
  • Que los RRCC tardaron siete años en aceptar su empresa.
  • Que su padre no era artesano (otra vez), que era persona ilustrada.
  • Que su padre no fue el único Almirante de su familia.
  • Que alguien le obliga a cambiar su nombre.

Extractos del capítulo III:

“con mo­destia y gravedad fue tan observante de las co­sas de la religión, que en los ayunos y en rezar el Oficio divino, pudiera ser tenido por profeso en religión, tan enemigo de juramento y blasfemia, que yo juro que jamás le vi echar otro ju­ramento que «por San Fernando» y cuando se hallaba más irritado con alguno, era su repre­hensión decirle: «os doy a Dios, porque hicisteis esto o dijisteis aquello»; si alguna vez tenía que escribir, no probaba la pluma sin escribir estas palabras: «Jesús cum María, sit nobis in via: <> y con tan buena letra que bastara para ganar de comer.” … “Dejando otras particularidades, que en el contexto de la historia podrían ser escritas a su tiempo, pasaremos a contar las ciencias a que aplicó la primera edad. Aprendió las letras y estudió en Pavía, lo que le bastó para entender los cosmógrafos, a cuya lección fue muy aficio­nado, y por cuyo respeto se entregó también a la astrología y geometría”

Concluyendo:

  • Que fue persona muy religiosa, y que cuando juraba lo hacía como un peninsular más.
  • Que estudió en Pavia, donde obtuvo conocimientos generales suficientes para poder leer y comprender a los sabios en materias tan inaccesibles en su época como la astrología y la geometría.
  • Que estos estudios los realizó en su edad joven.
  • Que siempre escribía “Jesús cum María, sit nobis in via” (Me acompañan en el camino Jesús y María).

Analizado el texto biográfico de Cristóbal Colón realizado por su hijo, tenemos ya un perfil del descubridor; alguien que intenta mantener oculto e impreciso su origen; alguien que pertenece a la nobleza; alguien que cambió su residencia, su patria, así como su nombre y que su apellido es el sobrenombre utilizado por sus parientes colaterales; que este apellido significa “paloma”; que sirvió a Renato de Anjou como corsario; que estos parientes colaterales eran marinos, que nunca fue artesano y desde muy corta edad se dedicó a la mar y a los estudios.

Analicemos ahora de manera más pormenoriza la información que Fernando Colón nos da sobre la batalla naval en la que su padre combatió junto al famoso Corsario Casanove Coulon.

Fernando Colón: Capítulo I: “y querían también que hiciese una larga relación de aquellos dos Co­lones, sus parientes, cuya gran victoria alcanza­da contra los venecianos, describe Sabelico como se dirá en el capítulo V, siguiente”

Capítulo V: “El principio y causa de la venida del Almi­rante a España, y ser tan dado a las cosas del mar, fue un hombre muy señalado de su apelli­do y familia, llamado Colombo, muy nombra­do por mar, por la armada que gobernaba con­tra los infieles, y también la de su patria: tal era su fama, que espantaban con su nombre hasta los niños en la cuna. Es creíble que este sujeto y su armada fuesen muy grandes, pues una vez apresó con ella cuatro galeras venecianas gruesas, cuya grandeza y fortaleza no será creída sino de quien las hubiese visto armadas. Llamaron a este general Colombo el Mozo, a diferencia de otro más antiguo, que fue gran hombre de mar…”

“Pero volviendo al propósito principal, digo que en tanto que el Almirante navegaba en compañía de Colón el Mozo, lo cual duró mu­cho tiempo, sucedió que entendiendo que las dichas cuatro galeras gruesas venecianas vol­vían de Flandes, fueron a buscarle y le halla­ron entre Lisboa y el Cabo de San Vicente, que es en Portugal, donde llegados a las ma­nos pelearon fuertemente y se acercaron de modo que se aferraron de ambas partes, con tanto odio y coraje, que andaban de un bajel en otro, hiriéndose y matándose, no solo con las armas, sino con alcancías, y otros fuegos; de manera que habiendo peleado desde por la mañana hasta por la tarde, muerta y herida mu­cha gente de ambas partes: se pegó fuego en­tre la nave del Almirante y una galera gruesa veneciana; y como estaban atacadas con gan­chos y cadenas de hierro, instrumento que usan los hombres de mar para este efecto, no pudo ser socorrida una ni otra, por lo mezcladas que estaban, y por el asombro del fuego, que en poco tiempo creció tanto, que no hubo más remedio que echarse al agua, para morir más presto y no tolerar el tormento del fuego; pero siendo el Almirante grandísimo nadador, y viéndose dos leguas, o poco más, distante de tierra, tomando un remo que le ofreció la suer­te y ayudándose del algunas veces, y otras na­dando, quiso Dios (que para mayores cosas le había salvado) darle fuerzas para llegar a tie­rra, aunque tan débil, y trabajado del agua-, y su humedad, que tardó muchos días en repararse y porque no estaba lejos de Lisboa…”

Fernando Colón nos dice que estos Colones eran sus parientes, dato nada despreciable, conviene recordar lo que también nos dijo en los capítulos I y II: “su comercio y el de sus mayores siempre fue por mar”; “No soy el primer Almirante de mi familia; pónganme el nombre que quisieren”; “bien que el Almirante, conforme a la patria, donde fue a vivir y a empezar su nuevo estado, limó el vocablo para conformarle con el anti­guo, y distinguir los que procedieron de él, de los demás que eran parientes colaterales, y así se llamó Colón”

Se tiene por comprobado que hubo dos combates navales frente a las costas del Cabo San Vicente, las dos en el mes de agosto, una en 1476 y el otro en 1485, Fernando Colón entremezcla las dos batallas cuando nos dice que su padre luchaba en esta batalla junto a su pariente contra unas naves venecianas que volvían de Flandes, y que en esta batalla la nave en la que iba Cristóbal Colón es incendiada, ello obliga a su padre a arrojarse al agua y agarrándose a un madero consigue llegar a las costas portuguesas. Este pequeño relato que en sí parece sencillo y muy concreto, es todo un problema para la tesis oficialista y explicaremos por qué:

  • Está demostrado que la batalla de 1476 se produjo contra naves genovesas y no contra naves venecianas, se encontró además, la lista de tripulantes del convoy genovés donde no figuraba ningún Colón.
  • En la batalla de 1476 quien comandaba las naves atacantes era el corsario Gascón Almirante del rey de Francia Luis XI, Guilleume Cazenove apodado Coulon, según Fernando Colón pariente de su padre.
  • Si eran naves genovesas las atacadas por él y su pariente, ¿Cómo se explica su nacionalidad genovesa?, dirá Salvador de Maradiaga“Que Genovés es este que en vez de servir a Génova combate contra ella?”.
  • En la batalla de 1485 si son atacadas naves venecianas, pero al contrario que la de 1476 no se produce ningún enfrentamiento, rindiéndose los venecianos sin ofrecer resistencia.
  • En esta batalla de 1485 no participa Guilleume Cazenove (Coulon), lo hará, su otro pariente, Colon el mozo, con quien el Almirante navegó por mucho tiempo.

Si los oficialistas consideran la batalla narrada por Fernando Colón como la primera llegada de su padre a Portugal, no les encaja que la que describe Fernando Colón pueda ser la de 1485, ¿Dónde se encuadra la etapa portuguesa de Colón?, ¿Dónde aprendió el portugués y el castellano aportuguesado cuando se entrevista con los RRCC en 1486?, ¿Cuándo entabló relación Colón con la corte portuguesa?, ¿Cuándo conoció a Felipa Perestrello y concibió a su hijo Diego?. Ellos nunca se han planteado que Colón pudiera haber residido en Portugal, desde mucho antes.

Estas preguntas que me hago, dieron pie a que la teoría oficialista, para poder encajar a su Cristóforo Colombo, se viera obligada a reconocer que su Colón genovés luchó contra sus propios paisanos y que en efecto Cristóbal Colón luchaba junto a su pariente colateral Cazanove Coulon, pero otros, optaron por negar veracidad a Fernando Colón, pero no en su conjunto, solo en aquello que no les servía, aceptando todo lo demás obligados a ello solo porque sin Fernando Colón y la relación de los viajes no habría historia de Colón que contar.

Los que defendemos un Colón gallego no tenemos los problemas que continuamente tienen los que defienden a un tal Cristóforo Colombo al que quieren hacer descubridor después de lanero y tejedor.

No cabría preguntarse si Fernando Colón cuando escribió la biografía de su padre, tan alejada en el tiempo de estos sucesos bélicos, confundió y mezcló las dos batallas puesto que su padre bien pudo estar en las dos y no necesariamente en una sola (1476), o en ninguna, opción rápida por la que optaron otros.

Yo me creo a Fernando Colón cuando habla de una batalla en la que su padre es obligado a tirarse al agua para salvar la vida; y me creo cuando nos habla de las naves venecianas de 1485, sobre todo cuando el mismísimo Cristóbal Colón nos dice que en 1485 estaba en Lisboa:

Nota que escribió Colón en uno de sus libros “Historia rerum ubique gestaron”.

«Rex Portugalie misit in Guinea, anno domini 1485, magister Jhosepius, fixicus eius et astrologus, ad compiendum altitudem solis in tota Guinea, qui omnia adinpleuit et renunciauit dito serenissimo regi, me presente, quod aliis , in di XI marcii inuenit se distare ab equinoxiali gradus V minute in insula vocata de los Ydolos, que est prope Sierra Lioa; et hoc cum maxima diligencia procurauit postea vero sepe ditus serenissimusrex misit in Guinea in aliis locis postea, et inuenit concordari cum ipso magistro Josepio quare sertum habeoesse castrum mine sub linea equinoxiali»

Traducción: “El rey de Portugal envió a Guinea, en el año del Señor de 1485, maestro José, su físico y astrólogo, para comprobar la altura del sol en toda la Guinea, que en todo cumplió y relató al dicho serenísimo rey, en mi presencia, que otros, a 11 de Marzo se encontraban a una distancia de la equinocial de 5 grados minutos en la isla llamada de los Idolos, que está cerca de Sierra Leona; y con el mayor empeño encontró mas tarde más frecuentemente el dicho serenísimo rey enviar a la Guinea y otros locales más tarde, y encontró concordancia con el maestro José que había por cierto el Castillo de la Mina estaba sobre la línea equinocial”

Si la observación del judío José Vizinho fue realizada el 11 de marzo de 1485 y meses después a su vuelta, Colón estaba presente en tierras portuguesas y no en España, como se creía hasta ahora, no hay motivo que imposibilite  el que Cristóbal Colón pudiera estar en la batalla de San Vicente ese mismo año. También conviene observar que Colón en esa época todavía era bien visto en la corte de Juan II.

Pero como diría el propio Fernando Colón “Pero volviendo al propósito principal…”, este corsario apodado Colón trabajó bajo la alianza de Francia bajo las órdenes de Renato de Anjou. Cristóbal Colón también dijo haber servido a Renato de Anjou actuando como corsario cuando nos relata este suceso:

“A mí aconteció que el Rey Reynel que Dios tiene, me envió á Túnez para prender la Galeaza Fernandina, y estando ya sobre la isla de San Pedro, en Cerdeña, me dijo una saetia que estaban con la dicha galeaza dos naos y una carraca, por lo cual se alteró la gente que iba con migo, y determinaron de no seguir el viaje salvo de se volver á Marsella por otra nao y más gente. Yo visto que no podía sin alguna arte forzar su voluntad, otorgué su demanda, y mudando el cebo de la aguja, dí la vela al tiempo que anochecia, y otro día al salir el sol estabamos dentro del cabo de Carthagine, teniendo todos ellos por cierto que íbamos á Marsella.”

¿Actuaba Cristóbal Colón como subordinado directo de Renato de Anjou, o como dice su hijo, lo hacía en compañía de aquel Colón con el que estuvo largo tiempo?.  Alfonso Fernández de Palencia es el primer cronista castellano que nos aporta información sobre estos Colones, y que como se puede comprobar todo indica que el treintañero Colón servía como capitán de estos.

Palencia: “Infestaba el mar de Occidente un pirata llamado Colón, natural de Gascuña, al que sus afortunadas expediciones habían permitido reunir gruesa armada y ostentar el título de Almirante del Rey de Francia. Por él se habían hecho los franceses aptos para la navegación, porque antes se les consideraba desconocedores de tal ejercicio, o poco experimentados en las expediciones marítimas. Después de combatir largo tiempo en Francia con los ladrones, casos adversos de fortuna le sumieron en la desgracia, y ya hacia la mitad de su vida, se consagró a la del mar y se enriqueció rápidamente merced a sus crueles y pérfidos procedimientos de pirata”

“Buscó para compañeros a algunos vascongados, gascones, ingleses y alemanes, aficionados a aquella vida: construyó una gruesa nave reforzada en las bandas con fuertes vigas, para resistir el choque de las máquinas enemigas; inventó otras de diversos géneros y en épocas determinadas salía del puerto de Harfleur, plaza de Normandía, en la costa del océano, frontera a Inglaterra, y atacando furiosamente a cuantas naves mercantes e encontraba en la travesía, se apoderaba de sus riquezas”

“Entre tanto, el rey Luis, ya amigo de don Alfonso de Portugal, desando desahogar con España un innato prurito de guerra, antes de declararla, mandó a Colón que se reuniera con los marinos portugueses (y gallegos) y entró en la desembocadura del tajo, con siete gruesas naves, y púsose en espera de los mercaderes vascongados que llevaban a Flandes vino, aceite y otros géneros. Muy ajenos estaban ellos de temer nada de Colón, con quien tenían frecuentes tratos, a quien en algunas veces habían acogido benignamente y en cuyas naves iban muchos marineros de Vizcaya. Confiados, además, en el efecto que los de estas provincias se profesaban cuando doblaban el Cabo de San Vicente, puso hacia ellos las proas. Seguros entonces de que venían a su encuentro marchaban confiados a recibir al que creían amigo, sin cuidarse, por tanto, de tomar las armas, y según costumbre de la gente de mar, le preguntaron con qué intención venían en su busca. Colón, dándose por muy amigo de los patrones de las naves, se limitó a indicar pasasen a la suya para ver por las relaciones de carga, si entre la de los andaluces habían introducido alguna los genoveses. Sin demora obedecieron los incautos vascongados y el pérfido pirata les obligó traidoramente a que le entregasen las nueve naves. Dos lograron huir merced a la astucia de cierto vascongado, pero se apoderó de las otras siete y envió a Inglaterra a vender el cargamento de vino y aceite, géneros de que allí se carece”.

Esta acción pirata protagonizada por Cazenove Coulon se cometió a mediados de 1475, gozaba el corsario con la alianza del rey de Portugal y por tanto de los nobles gallegos afines a este reino.

Circular cursada por los Cónsules de Mar de la ciudad de Barcelona a todas las villas, castillos y lugares de la costa de Levante, avisando estén alerta por haber sido avistado en la costa de Valencia un corsario llamado Colón con una armada de siete naos el 20 de septiembre. La circular es de 6 de octubre de 14 Esta circular prueba la verdad de la armación hecha por Cristóbal Colón a Reyes Católicos en su carta dirigida desde Cuba en 1495, refiriéndoles el intento que tuvo hallándose como corsario al servicio del Rey Renato de Anjou, pretendiente a las coronas de Aragón y Sicilia de atacar a la galera “Fernandina”, que no llegó a ejecutar por haberse enterado que estaban con ella otras dos naos y una carraca. Fue sin duda como capitán de una de las naos de su pariente corsario Colon, en su expedición al Mediterráneo en ayuda del pretendiente.

Circular cursada por los Cónsules de Mar de la ciudad de Barcelona a todas las villas, castillos y lugares de la costa de Levante, avisando estén alerta por haber sido avistado en la costa de Valencia un corsario llamado Colón con una armada de siete naos el 20 de septiembre. La circular es de 6 de octubre de 1473. Esta circular prueba la verdad de la declaración hecha por Cristóbal Colón a Reyes Católicos en su carta dirigida desde Cuba en 1495, refiriéndoles el intento que tuvo hallándose como corsario al servicio del Rey Renato de Anjou, pretendiente a las coronas de Aragón y Sicilia de atacar a la galera “Fernandina”, que no llegó a ejecutar por haberse enterado que estaban con ella otras dos naos y una carraca. Fue sin duda como capitán de una de las naos de su pariente corsario Colon, en su expedición al Mediterráneo en ayuda del pretendiente.

Al año siguiente en 1476, ya declarada la guerra entre España y Francia, ante los continuos ataques pertrechados por este Colón a los navíos vascos y las costas de Fernando el Católico, este organiza una armada al mando de Ladrón de Guevara que con treinta navíos pretende hacer frente al Colón Corsario, al intentar atacar Ribadeo sufre fuertes bajas, y ante la llegada de Ladrón de Guevara huye hacia Portugal y con el huye también Pedro Madruga, que se encontraba defendiendo Pontevedra.

El corsario gascón contaba con la ayuda del Conde de Caminha, dueño y señor de la Galicia sur, la misión de Ladrón de Guevara era la de expulsar de tierras gallegas a la flota Franco-Portuguesa, y tomar las plazas defendidas por el Conde de Caminha y que estas tierras no sirvieran de refugio para el corsario, prueba de ello es que la flota castellana llegará hasta el límite de la frontera portuguesa y no continuará la persecución de sus enemigos por aguas portuguesas, se centrarán en recuperar las plazas en manos del Conde de Caminha, que acabaría por perder Pontevedra de los ataques por tierra de Fonseca y sus alidados. Ladrón de Guevara consigue su cometido y logra mantenerse en ellas evitando así que se vuelvan a atacar los territorios cantábricos fieles a Fernando el Católico.

Palencia: “Al dirigirse a Bermeo, una recia tormen­ta arrojó al mayor de sus navíos contra la costa enemiga, y viendo a los otros em­pujados sobre las rocas a punto de es­trellarse, dio rápidamente orden de salir a alta mar. Al dar vista a las costas de As­turias y Galicia, trató de compensar con alguna póresa la pérdida de su navio, mas al querer atacar a Bibadeo, los vecinos, ya prevenidos a la defensa con tropas auxi­liares, le mataron mucha gente, y de tal modo le escarmentaron, que amedrenta­do con el doble descalabro huyó a Portugal en busca de tranquilo refugio.” Efectivamente debió de huir, sin dete­nerse a ayudar a Pontevedra, Vivero y Ba­yona, que se habían alzado en Galicia a favor del rey de Portugal, y que fueron, pocos días después, tomadas por la Escua­dra de treinta navios que, al mando de don Ladrón de Guevara había ordenado el Bey Católico se organizara en Guipúzcoa y Vizcaya para salir en persecución del corsario, y que sólo se tardó días en orga­nizar. Isasti, en su Compendio historial antes citado nos cuenta este episodio y agrega que “el rey don Femando se halla­ba entonces en Galicia y visto lo que hi­cieron los guipuzcoanos alabólos mucho con palabras públicas, de grande honor y agra­decimiento, porque en estas guerras derra­maron tanta sangre propia y de sus ene­migos. en servicio de su Real Corona”.

El rey Católico, tal como describe Palencia, quiso estar presente en tan importante estrategia y se desplaza a Galicia para seguir de cerca los acontecimientos. Se encontraba bajo el mando de Colón, Juan de Granada, un marino experto de Rentería, quien ante las promesas de favores y recompensa por parte de los Reyes, deserta de la flota al mando del Corsario e intenta su captura. El rey Fernando agradece a esta escuadra y las gentes de Ribadeo la victoria conseguida sobre el Corsario Colón y la toma de Vivero, Pontevedra y Baiona, los cronistas no entendieron por qué no se tomó Tui, así lo testimonia esta carta de los RRCC del 16 de Febrero de 1476:

 “por cuanto por nuestra parte vos fue mandado que, como bueno e leal subdito e natural nuestro, vos redujeses a nuestro servicio e ficiesesdes toda guerra e mal e dapno al dicho Colón, corsario, e le prendiesedes e tomasedes cualesquiera naos que toviese, las quales el había robado a nuestros subditos e naturales, e ficiesedes sobre ello todo vuestro poder, e vos, como bueno e leal e fidelidad que nos devedes, pusistes en obra, e trabajastes por prender al dicho Colón, e peleastes con sus gentes, e feristes e matastes mucha della en el puerto de La Coruña, e le tomastes dos naos que le pudistes aver, e prenderiades se podierades al dicho Colón”.

Durante las guerras antisabelinas (1474-1476), la nobleza gallega se divide entre los partidarios de Isabel y su tía Juana (la beltraneja), casada con el Rey de Portugal, entre los partidarios de Juana se encuentra Pedro Álvarez de Sotomayor (Conde de Camiña) quien hasta ese momento mantenía un control férreo sobre las ciudades y señoríos gallegos, y a quien las gentes de Pontevedra lo aclaman como “o noso reí”.

Este omnipotente señor Feudal, hasta ese momento invencible por su astucia, versatilidad y pericia en la guerra, tanto fuese por tierra como por mar y que además había cursado estudios eclesiásticos, (carta de Enrique IV donde lo propone como arzobispo de Santiago) se encontraba en el otoño de 1476 cercado por las tropas Isabelinas en la ciudad de Pontevedra, tan solo contaba con la ayuda del temido almirante y corsario Gascón Guilleume Cazenove llamado Coulon, Coullon o Colón.

Guilleume Cazenove llamado Colón, en su retirada y acosado por Ladrón de Guevara, no pudo auxiliar a su aliado el Conde de Camiña, ambos tuvieron que refugiarse en Portugal para rehacerse y ganar tiempo, consiguieron al menos, salvar los barcos del conde, que de otra manera hubiesen caído en manos de sus enemigos. Tengo por muy probable que el Conde de Camiña y señor de muchas tierras en Galicia, se encontrara en la flota corsaria que atacó luego a las naves genovesas y en la que los biógrafos Fernando Colón y Bartolomé de las Casas aseguran estaba Cristóbal Colón apareciendo para la historia. El Conde, como siempre que tenía problemas, se refugiaba en el país vecino, siempre que esto ocurría lo hacía por mar, medio que dominaba.

En el mes de agosto de 1476, el corsario anunció exasperado al rey Portugués que ante los daños sufridos en Galicia, barrería de las costas andaluzas hasta Gibraltar cuanto barco se encontrase, quería rearmar la flota.

Las cosas no salieron como se esperaba cuando atacaron a una flota genovesa que se dirigía a Inglaterra, al utilizar armas de fuego (Pólvora) prendieron fuego en muchos de sus propios barcos, y Cristóbal Colón junto con otros tuvieron que arrojarse al mar e intentar llegar a nado o amarrado a un madero a las costas Portuguesas.

En agosto de ese mismo año (1476), Palencia, nos narrará el combate naval de Cabo San Vicente con mayor detalle de lo que lo hizo Fernando Colón y Bartolomé de las Casas. Se comprueba la desesperación de Corsario que ha de rehacerse a toda costa para poder recuperar las plazas perdidas y poder enfrentarse a Ladrón de Guevara con ciertas garantías. El ataque a una flota genovesa será todo un desastre, la única solución que le quedará a Alfonso V de Portugal será la de viajar a Francia e Inglaterra para solicitar ayuda y refuerzos, este viaje coincidirá en la misma fecha en que Colón aseguró haber viajado a Thule. Alfonso V es trasladado por Cazenove Coulon a la corte Francesa y no llegará de vuelta hasta noviembre de 1477,y lo hará con el fracaso de no poder conseguir la ayuda esperada, su hijo Juan II, en su ausencia, temiéndose lo peor ante la tardanza en el regreso de su padre, se corona rey y emprende la invasión de tierras de Castilla sin esperar más ayuda.

“Exasperado Colón con el naufragio de su nave junto a Bermeo y con el daño re­cibido en el ataque a ribadeo, anunció al rey de Portugal en cuanto entró en el puer­to de Lisboa, que había resuelto barrer de de las costas andaluzas hasta el Estrecho de Gibraltar, cuantas embarcaciones en­contrase. Llegó de seguida la noticia del ataque del Castillo de Ceuta y entonces don Alfonso reunió gran número de sus nobles y a toda prisa despachó dos galeras que habían escapado a los pasados desastres, la “Real” y la “Lope Yáñez”, las tripuló con gran número de portugueses que también embarcaron en las once de Colón y las en­vío a la defensa de aquella plaza. Al mismo tiempo zarparon del puerto de .Cádiz, con rumbo a Inglaterra, tres gruesas naves genovesas, una galera grande y otro navio flamenco llamado de Pasquerio, sin temor a otro peligro que el de las tormentas, por la magnitud de las embarcaciones y la numerosa tripulación, aumentada enton­ces por la previsión de experimentados genoveses para asegurarse contra los ata­ques de Colón. La fortuna lo dispuso de otro modo. Al divisar estas cinco embarcaciones, las trace unidades del rey de Portugal y de Colón, destacó éste una carabela a enterarse de quiénes eran y qué se proponían. Contestaron los genoveses que bien conocía Colón la firme alianza que con los franceses tenían, en cuya vir­tud disfrutaban de libre navegación por todos los mares. Pero él, con igual astucia que la emplead» con los obedientes vascon­gados, dijo qué el almirante, los maestres de las naves y los principales mercaderes podían pasar a la suya para enseñarle sus papeles. Como los genoveses no habían ol­vidado la pérfida conducta del pirata, se negaron a lo propuesto y empuñaron las armas. Adelantóse entonces Colón con la “Real” contra una de las tres galeras genovesas; la “Lope Yáñez” se arrimó al cos­tado de otra, y una tercera clavó su arpón en la elevada, borda de la flamenca de Pasquerio. Las otras dos galeras genovesas, seguras de los ataques de las naves más pe­queñas del pirata, auxiliaban a los suyos. Ante la tenaz resistencia de las galeras genovesas, Colón dio orden a otra de las suyas, también atestada de combatientes escogidos, de arrimarse al otro costado, a fin de apoderarse antes de ella entre las dos. No veía otro recurso más eficaz para combatir que el empleo de los artificios de fuego, con los que haciendo volar por los aires llamas de azufre y chispas encen­didas, aterraba y vencía a sus enemigos. En aquella ocasión, sin embargo, unos y otros sufrieron el daño, porque cuatro naves del pirata, la “Real”, la pegada al costado de la genovesa, la que combatía con la galera grande y la que trataba de incen­diar la flamenca, fueron, como las enemi­gas, presa de las llamas. Siete quedaron casi destruidas, y también hubieran sido las otras dos genovesas al no haber logra­do extinguir rápidamente él fuego que em­pezaba a prender en ellas. Al defenderse de los ataques de otras embarcaciones, per­dieron gran parte de la gente. También perecieron todos los genoveses y alema­nes de las otras galeras, menos ciento cincuenta que se salvaron a nado y reco­gieron las carabelas portuguesas, cuyos tri­pulantes miraban, desde la playa de La­gos, qué término tendría aquel encarniza­do combate que duraba diez horas. Quinientos nobles portugueses perdieron allí la vida, hundidos en las aguas a causa del peso de las armaduras. Además, dos mil franceses y portugueses perecieron entre las llamas o al filo de las espadas. Colón, con unos pocos, logró a duras penas subir a otras naves. Tal fue el terrible desastre de este pirata, tan funesto también para los ladrones franceses y para la nobleza lusi­tana…”

“Perdiéronse siete grandes naves, a saber: cuatro de Colón y portuguesas, una de las tres mayores genovesas y la urca y la cor­beta de Flandes. Lograron arribar a Cádiz dos de las genovesas, cuya tripulación la­mentaba tristemente la pérdida de la ma­yor parte de sus compañeros en el com­bate. Ocurrió éste el 7 de agosto de 1476, no lejos del Cabo de Santa María, en la costa andaluza, a unas noventa millas de Sanlúcar de Barrameda. Achacaban al­gunos el desastre de las dos armadas a la fortuna del rey don Fernando, por ser genoveses y portugueses enemigos de la Corona aragonesa y del poder de Castilla. Don Femando, sin embargo, lamentó mu­cho el descalabro de los primeros, porque trataba de reconciliarlos con los catalanes y hacerlos amigos de los castellanos, si­guiendo los consejos de su tío don Fernando de Nápoles, que, a la sazón, negociaba alianza con los genoveses y quería tener a su lado por auxiliar en esta negociación a su sobrino.”

Palencia no fue consciente que en este suceso bélico intervino Cristóbal Colón, pero según nos cuentan Fernando Colón y Bartolomé de las Casas, Cristóbal Colón participó activamente, eso sí,  Palencia nos aporta mayor información y detalles más precisos del combate.

Relación del combate por Bartolomé de las Casas, muy parecida a la de Fernando Colón (que no sea por fuentes):

“Como fuese, según es dicho, Cristóbal Colón tan dedicado a las cosas y ejerci­cios de la mar, y en aquel tiempo an­duviese por ella un famoso varón, el ma­yor de los corsarios que en aquellos tiem­pos había, de su nombre y linaje, que se llamaba Columbo Júnior, a diferencia de otro que había sido nombrado y señala­do antes, y aqueste Júnior trajese gran­de armada por la mar contra infieles y venecianos, w otros enemigos de su nación, Cristóbal Colón determinó ir e andar con él, en cuya compañía estuvo y anduvo mucho tiempo. Este Columbo Júnior, te­niendo nuevas que cuatro galeazas de ve­necianos eran pasadas a Flandes, esperó­las a la vuelta entre Lisbona y el Cabo de San Vicente, para asirse con ellas a las manos; ellos juntados, el Columbo Júnior a acometerles y las galeazas de­fendiéndose y ofendiendo a su ofensor, fue tan terrible la pelea entre ellos, asi­dos «tinos con otros con sus garfios y ca­denas de hierro, con fuego y con las otras armas, según la infernal costumbre de las guerras navales, que desde la mañana hasta la tarde, fueron tantos los muertos, quemados y heridos de ambas partes, que apenas quedaba quien de todos ellos pu­diese ambas armadas, del lugar donde se toparon, una legua mudar. Acaeció que en la nao donde Cristóbal Colón iba o lle­vaba quizá a cargo, y la galeaza con que estaba aferrada, se encendiesen con fuego espantable ambas, sin poderse la una de la otra desviar, los que en ellas queda­ban aún vivos ningún remedio tuvieron sino arrojarse a la mar; los que nadar sabían pudieron vivir sobre el agua algo, los que no, escogieron antes padecer la muerte del agua que la del fuego, como más aflictiva y menos sufrible para la es­perar; el Cristóbal Colon era muy buen nadador y pudo haber un remo que a ratos le sostenía mientras descansaba, y así anduvo hasta llegar a tierra que estaría poco más de dos leguas de donde y adonde habían ido a parar las naos con su ciega y desatinada batalla…”

“Ansí que llegado Cristóbal Colón a tie­rra a algún lugar cercano de allí y co­brando algunas fuerzas del tullimiento de las piernas, de la mucha humidad del agua y de los trabajos que había pasado, y curado también, por ventura, de algu­nas heridas que en la batalla había reci­bido, fuese a Lisbona que no estaba lejos.”

Esta flota genovesa que fue atacada por los “Colón” estaba financiada por los mismos a quien Colón en su testamento dispone satisfacer unas cantidades “en tal forma que no se sepa quien se las manda dar” a favor de los herederos de Paulo Di Negro y Alberghi Spinola y en compensación por deudas contraídas en el pasado. Colón trata de compensar con este gesto los daños que provocó a estos comerciantes en la citada batalla, además hace extensible a su hijo Diego tal obligación.

Colón no solo se vio obligado a renunciar a su linaje verdadero, a cambiar su nombre, su apellido, abandonar su patria, mujer e hijos y recurrir a la gloria de sus colaterales parientes, también estuvo condenado a que no se le reconociera su hazaña, en ello puso todo su empeño el rey Fernando quien contó con la ayuda interesada de Amérigo Vespuccio, Fonseca y los catalanes Margarit y Buil entre otros. No estaba el rey Católico, muy católico a la hora de conceder tantos privilegios vitalicios y hereditarios a alguien que décadas antes había sido uno de sus mayores enemigos. Quizás si ahora recordamos algunas de lasa frases de Fernando Colón adquieran mayor significado en este contexto: “bien que el Almirante, conforme a la patria, donde fue a vivir y a empezar su nuevo estado, limó el vocablo para conformarle con el anti­guo, y distinguir los que procedieron de él, de los demás que eran parientes colaterales, y así se llamó Colón: esta consideración me mueve a creer que así como la mayor parte de sus cosas fueron obradas por algún misterio, así en lo que toca a la variedad de semejante nombre y sobre­nombre, no deja de haber algún misterio.”

Vayamos ahora a tratar el “sobrenombre”, aquel que Fernando Colón compara con el significado de “paloma”. Columbus, Colombo, Coulon significan tanto en latín, italiano y francés exactamente lo mismo: “Paloma”. Allí donde era nombrado su sobrenombre era traducido al romance del lugar, así hay tantas versiones distintas en diferentes sitios, que en todas partes significaba “paloma”. Colón se consideraba a sí mismo “el mensajero de Cristo”, descripción de su misión divina a la que no se puede negar cierto paralelismo con este avechucho en la teología católica.

En Pontevedra se encontró el apellido “Colon” en documentos de la época del descubrimiento, y se encontró también, variaciones del mismo como “Collon” y “Culon”, se encontraron en documentos escritos y se encontró en inscripciones labradas en piedra. Pero no parece este apellido oriundo de Galicia, lo que nos hace preguntar ¿de donde vinieron estas gentes que residían en Pontevedra?. En Galicia hay muchas referencias a Santa Columba y citamos ejemplos: Ayuntamiento de Santa Comba, Provincia de A Coruña; Iglesia de Santa Columba en Carnota, provincia de A Coruña; Parroquia de Santa Columba en Brión, provincia de a Coruña; Parroquia de Santa Columba en Cordeiro, provincia de Pontevedra; Santurario de Santa Comba das Pías, cerca de Friol en Lugo; Santa Columba de Ribadelouro, cerca de Tui en Pontevedra. Pero no creo que el apellido provenga de Galicia, a pesar de la evidente toponimia y adoración religiosa, ya que se observa que va derivando del latín Columba hacia Comba y sin derivar nunca en masculino.

Hay otro sitio donde se produce otra proliferación en la toponimia, similar a tierras gallegas, y es en la Gascuña francesa, curiosamente o casualmente en los territorios que señoreaban y eran oriundos los corsarios gascones tan nombrados hasta ahora, así encontramos: Sainte-Colombe-de-Duras; Sainte-Colombe-de-Villeneuve; Sainte-Colombe-en-Bruilhois, todos estos sitios franqueados entre los pueblos de Cazeneuve al sur y Coulon al norte. La Santa Colomba francesa y la gallega tienen su origen en una mujer de origen gallego que en el siglo III es acusada de brujería escapando por ello, de Galicia a Francia, donde es apresada y se le da muerte, convirtiéndose en mártir por haber abrazado la religión católica gracias a una aparición divina que no fue atendida por los responsables de su ejecución.

mapa-coulon

Existe una advocación a “Santa Columba” que quiero resaltar sobre todas las demás, a poca distancia del Castillo de Soutomaior y perteneciente a los dominios ancestrales del señorío y casa de Sotomayor, existe una Ermita dedicada a “Santa Columba” y a pocos metros escogiendo un emplazamiento como mirador, una cruz labrada con el Cristo a un lado y con la santa al otro:

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Guilleume Cazeneuve firmaba con el sobrenombre de “Coullon”, otras “Coulomb” y eran conocidos en el mediterráneo por su traducción italiana “Colombo” y en el levante español por “Colom”. En un documento autógrafo de Guilleume Cazeneuve se comprueba que utiliza su sobrenombre como autógrafo:

coullon

No firmaba siempre de igual manera, y según donde fuera el lugar en que lo nombran, lo harán traducido al romance local. Los piratas acostumbraban a tener sobrenombres y a cambiar su identidad repetidas veces a lo largo de su vida.

Coulomb parece ser el masculino de Colombe y su fonética en francés sería “Culon”. eso explicaría la carta de Juan II de Portugal a Cristóbal Colón en la que primero escribirá “Collon” para referirse al almirante como su “especial amigo” y líneas más abajo lo hará como “Colón”, este supuesto lapsus del rey Portugués me hace desconfiar ¿de si sabia y era conocedor del parentesco entre Colón y el noble gascón?.

Joan II: “A Xpoual Collon nosso especial ami­go en Sevilla”, y en el texto de la carta aparece dirigida a “Xpoval Colon”.

“Nos Dom Joham per graza de Déos, Rey de Portugal!, á dos Algarbes; da aquem é da allem mar om Africa; Senhor de Guiñee vos enviamos muito saudar…” a XX días de marzo de 1488. El Rey.”

Carta de Juan II enviada a Cristóbal Colón donde le llama

Carta de Juan II enviada a Cristóbal Colón donde le llama “nosso especial amigo em Sevilha. La carta fue encontrada en los archivos de los descendientes de Cristóbal Colón y alguien escribió su traducción al castellano. Juan II se dirige a Colón, como “Collon”

En Galicia casualmente tenemos, como he dicho, el apellido Colón en varios documentos, y labrado en piedra en la Basílica de Santa María la Mayor, donde se lee: “Os do cerco de Juan Neto e Juan de Collon, fixeron esta capella”, y otra en una cruz frente a la casa de la tradición que dice: “Juan Colon, 1490″. En un documento existente en el Museo de Pontevedra aparece Juan “Colon” como el mismo que contribuyó a la construcción de la capilla, lo que confirma la dualidad escrita del apellido, posiblemente por no ser común en tierras gallegas, pero con una misma fonética, a este argumento le sumo el “Culon” que aparece en otro documento.

En otro suceso se vuelve a relacionar a los gascones parientes colaterales de Colón con el conde de Caminha, es una carta del 9 de agosto de 1477 en Medina del Campo donde el mismísimo rey Fernando de Aragón firma una real Provisión contra Michel de Nicola, conocido como Michelote y sobrino del la mujer del corsario Guillermo Casanova Colón, por el asesinato de la tripulación de un buque inglés y posteriores tratos con Pedro Alvares de Soto Mayor (conde de Caminha) en la venta del botín. El conde de Caminha era en ese tiempo y en el reino de Galicia, el mayor enemigo de los RRCC, de ahí que el Católico se exprese “que sea en deservicio myo”. Como vemos el conde de Caminha no solo hacía lo propio en costas gallegas, paso obligado de navíos, que también se beneficiaba y favorecía el comercio del pillaje con otros Piratas y Corsarios:

 La importancia de este documento, que viene a reforzar la vinculación existente entre el conde de Camiña y los corsarios “Colon”, radica en que se produce en plena guerra de sucesión.

Los Corsarios de sobrenombre “Colon o Coulon” diremos que antes de la guerra Civil en las Españas, estos corsarios actuaban interceptando naves y comboyes que comerciaban entre el mediterráneo y las Islas Británicas, actuaban vigilantes en toda la costa del Golfo de Vizcaya, con base en el puerto de Harfleur en Normandía y Nantes en la Gacuña.

En noviembre de 1483 se hacía información, en la audiencia de Vitoria, de los daños causados a la nao del armador bilbaíno, Juan de Ochoa, tomada por un Colón, “capitán del rey de Francia” y en otra misiva de 29 de mayo de 1489 al Rey de Francia los RRCC reclaman al rey de Francia la causa de un tal Pedro de Alday, para que haga justicia contra un Michelote, sobrino del corsario Colón, y devuelva a este Pedro de Alday, vecino de Lequeitio, las mercancías y bienes que perdiera en el puerto de Barflena, al serle echada a pique, por aquél, su nave. En esta carta se demuestra que Michelote sobrino de Guilleume Cazeneuve que dicen Colón, era súbdito del rey de Francia.

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