El CRISTÓBAL COLÓN HISTÓRICO: DE CORSARIO GENOVÉS A ALMIRANTE MAYOR DE LAS YNDIAS

El CRISTÓBAL COLÓN HISTÓRICO:

DE CORSARIO GENOVÉS A ALMIRANTE MAYOR DE LAS YNDIAS.
Conferencia pronunciada por don Alfonso Enseñat de Villalonga Investigador, Genealogista, Doctor Ingeniero y Alférez de Navío.

NEBULOSA SOBRE LOS ORÍGENES DE COLÓN.

Hasta fines del siglo XIX casi nadie ponía en duda que Cristóbal Colón fuese genovés; si bien existían todavía serias dudas acerca de cuáles fuesen su cuna y genealogía. Ni los biógrafos, ni los cronistas, ni las personas que le acompañaron en sus viajes de descubrimiento, ni sus íntimos amigos, ni los cortesanos, ni tan siquiera sus dos hijos -el natural y el legítimo- pudieron aclarar nada sobre sus orígenes, lo que hizo exclamar a su hijo natural Hernando que su padre «quiso que su patria y origen fuesen menos ciertos y conocidos», y al historiador Francisco de Medina y Nuncibay (1557-1637) que «ni aún provocado por sarcasmos quiso [Colón] nombrar a sus abuelos».

El Almirante jamás hizo alusión alguna al nombre de sus padres, no precisó dato ni circunstancia alguna sobre su niñez y juventud, ni jamás, si se exceptúa la secreta institución del Mayorazgo de 1498, dijo claramente que fuera genovés. Y es que Colón, hombre sumamente enigmático, parece que se complacía en dejar una larga estela de incógnitas sobre su vida, lo que indujo a Menéndez Pidal (Don Ramón) a escribir en 1942: «Como la raposa borra su rastro con el rabo, así Colón quiso borrar su juventud».

Tan espesa es la nebulosa creada por estudiosos e historiadores en tomo a los orígenes de Colón que el gran historiador romántico Washington Irving (1783-1859), con cierto aire de desánimo y pesadumbre, se vio obligado a afirmar en 1828: «Tal ha sido la confusa habilidad de los comentadores, y tales sus esfuerzos, que ya es imposible desenmarañar la verdad de entre las conjeturas que la rodean». Más pesimista se muestra todavía un siglo después -en 1927- el novelista valenciano Vicente Blasco Ibáñez cuando, sin pudor alguno, se atreve a escribir estas palabras: «Tal vez transcurran siglos y siglos sin que el nacimiento y la verdadera nacionalidad del Almirante queden probados de un modo indiscutible y para siempre. Tan embrollado dejó todo lo concerniente a su vida».

Para construir la biografía de nuestro personaje es preciso acudir a las fuentes puras de sus biógrafos contemporáneos, es decir al cronista áulico Lucio Marineo Sículo (1460-1534), que en 1530 escribió la crónica titulada De las cosas memorables de España; a Gonzalo Fernández de Oviedo (1478- 1557), primer cronista de las Indias, a quien se debe la Historia General y Natural de las Indias, publicada en 1535; a Hernando Colón (1488-1539), hijo ilegítimo del descubridor, que a su muerte acaecida en 1539 dejó escrita su Vida del Almirante Cristóbal Colón, que no fue publicada hasta 1571, después de que el manuscrito fuera vendido a precio de saldo por el polígamo y perdulario Luis Colón, tercer Almirante de las Indias, y que fue traducido del castellano al toscano por el aventurero español Alfonso Ulloa. Pero, sobre todo, debemos acudir al polémico dominico fray Bartolomé de Las Casas (1474-1566), que nos legó su extensa obra Historia de las Indias, comenzada en 1527 en La Española y terminada en España entre 1550 y 1563. Depositó el fraile su obra, manuscrita en tres tomos, en el colegio de San Gregorio de Valladolid, con encargo de que no se publicase sino 40 años, por lo menos, después de su muerte; encargo tan escrupulosamente cumplido que, no sólo 40 años sino más de 300 han corrido hasta que aquellos tres enormes volúmenes hayan encontrado lugar en la Colección de documentos inéditos para la Historia de España, siendo impresos en 1875-1876. La publicación» se llevó a cabo por la Real Academia de la Historia, de Madrid, para probar la autenticidad de la Vida del Almirante, escrita por Hernando Colón, y acabar con las polémicas levantadas por algunos estudiosos –como el norteamericano Henry Harrisse- empeñados en distorsionar la biografía del Almirante.

Aún cuando el Colombo de la tesis oficial, tejida por los genovistas a lo largo de trescientos años, no tenga nada que ver con el Colón descrito por sus biógrafos y cronistas contemporáneos (Hernando, Las Casas, Oviedo, Anglería, Bemáldez y Marineo), los genovistas siguen empecinados en sus planteamientos y aferrados a su inconsistente teoría y proclaman que todo lo que se oponga a la misma es falso. Yo, en cambio, he seguido el camino inverso. Primero, he definido las señas de identidad del genial navegante, extraídas de los escritos de los biógrafos y cronistas antes citados -únicos depositarios de la verdad salida de labios del propio Colón-, y luego he buscado en los archivos notariales genoveses la familia que se adapta rigurosamente a este perfil. La tesis aquí expuesta es fruto de cuatro viajes a Génova para investigar en el Archivio di Stato di Genova, donde 37 km de estanterías con legajos aguardan al estudioso. Pero para entenderla hay que desembarazarse de prejuicios y tópicos y familiarizarse con los hábitos vigentes en la Génova del siglo xv.

IDENTIDAD DEL VERDADERO COLÓN.

Según Remando, su padre navegó muchos años con un corsario de su mismo nombre y familia. Este corsario ha sido identificado por el investigador genovés Giuseppe Pessagno, en su trabajo «Questioni colombiane», pu-blicado en 1926 en las Atti della Societa Ligure di Storia Patria. Lo ha identificado con Cristoforo Salvago, capitán de la nave corsaria llamada «Pasquerius» que «daba conserva» o protección al convoy genovés que fue atacado en 1476 frente al cabo de San Vicente de Portugal por el corsario gascón Coullon, vicealmirante del rey de Francia, y en la que navegaba nuestro Cristóbal Colón. Si además de tener el mismo nombre (Cristoforo), ambos pertenecían a la misma familia –como asegura Hernando- significa que Colón tenía que ser forzosamente miembro de la familia Salvago. Por otro lado, el hijo natural del Almirante nos revela que su padre limó su apellido para conformarlo a la lengua castellana. Si genovetizamos, pues, el apellido Colón se obtiene el linaje Colonne, que adecuadamente limado o sincopado se transforma, precisamente, en Colón. De ahí resulta que el gran nauta pertenecía, sin duda, a la familia Colonne. Surge, entonces, el gran dilema: ¿cuál es el linaje real y verdadero del descubridor, Colonne o Salvago, pues, según la vía de razonamientos que elijamos, nos conduce a uno u otro de los dos apellidos? Si analizamos la mecánica de los «alberghi» comprobamos que el inmortal navegante tanto podía llamarse Salvago como Colonne, lo que significa que en un tiempo perteneció a un albergo para luego militar en otro.

Pero veamos cómo puede ser esto. Para empezar, desvelaré un hecho real-mente sorprendente: Tan sólo una cuarta parte de los genoveses que practicaban la mercadería, la banca y la navegación en el siglo xv utilizaba el apellido que les correspondía por su estirpe. En tiempos de Colón estas actividades estaban en manos de 149 familias agrupadas en 35 «alberghi». Cada individuo adoptaba como apellido el nombre del albergo a que estaba afiliado, renunciando al suyo propio. Generalmente el albergo recibía el nombre de la familia coaligada más destacada, pero a veces se elegía un nombre nuevo. Así pues, puede afirmarse que las tres cuartas partes de los mercaderes, banqueros y navegantes genoveses utilizaban un nombre distinto del de su linaje verdadero. Esto supone que en la construcción de la genealogía de estos individuos tiene tanta o más importancia la mecánica onomástica de los «alberghi» que la lógica de la sangre.

El albergo es una institución puramente genovesa, bastante original. Al principio -en pleno siglo XIII- constituía la reunión de todas las casas de la misma sangre en forma de alianzas familiares; pero, a principios del siglo XIV emerge otra forma de agregación, consistente en la reunión de diversas familias ligadas por estrechos vínculos matrimoniales o por meros intereses económicos. Las familias que constituyen un albergo toman el mismo apellido, las mismas enseñas y armas nobiliarias y se reconocen emparentadas entre sí. El vínculo que une estas agregaciones es más fuerte que la parentela o «parentate «, es decir más que la propia sangre. Generalmente los miembros de un albergo habitan en el mismo barrio de la ciudad de Génova, al que dan su nombre y enriquecen con bellos palacios.

La formación de agrupaciones familiares prosigue durante todo el siglo xv; a veces se trata de simples agregaciones individuales, pero no son raros los casos de incorporaciones en masa, como es el caso de la incorporación global de la familia Scotto al albergo Colonne, que adopta la forma Columnis en los escritos latinos.

El albergo Colonne se formó en 1403 y a él fueron asociándose sucesivamente diversas familias, entre las que cabe destacar la familia Scotto cuyos miembros se integraron en masa al mismo en 1429, adoptando desde entonces el apellido Colonne, pero para impedir que quedara relegado al olvido el linaje original, se hacían llamar -como era costumbre en la época- Colonne olim Scotto, es decir Colonne antes llamado Scotto.

A través de la mecánica del funcionamiento de los «alberghi» resulta, pues, posible que los dos linajes encontrados -Colonne y Salvago- sean simultáneamente aplicables al descubridor. En efecto, en 1429 la familia Scotto se incorpora en bloque al albergo Colonne y todos sus miembros pasan a denominarse Colonne olim Scotto, pero en 1453 se empieza a desintegrar el albergo Colonne y varios de sus miembros se incorporan al albergo Salvago. De ahí surge la familia Salvago olim Scotto, en que olim significa «antes lla-mada». Por consiguiente, los individuos que en 1429 se llamaban Colonne, ahora, en 1453, se llaman Salvago. Esto no sólo nos muestra que Colón pudo usar indistintamente estos dos nombres, sino que, además, ninguno de ellos era su verdadero linaje, pues el que le correspondía por sangre era el de Scotto y los otros -Colonne y Salvago- eran sólo nombres de «alberghi».

Oviedo notició que el padre del nauta se llamaba Domenico y Hernando admite que Bartolomé Colón bautizó la capital de La Española con el nombre de Santo Domingo en memoria de su padre, que también lo era del Almirante. Ahora bien, se ha comprobado en los archivos notariales genoveses que el joven Domenico Scotto, hijo del noble Raffaele Scotto, a partir de 1429, en que ha cumplido ya los 15 años, pasa a llamarse Domenico Colonne antes llamado Scotto al ingresar todos los miembros de la familia Scotto en el albergo Colonne. Sin embargo, el noble mercader Domenico Colonne, hacia 1445, se une en matrimonio con Mariola Salvago, se afilia al albergo Salvago y cambia su nombre por el de Domenico Salvago antes llamado Scotto. Así pues, si Cristóbal Colón era hijo de un Domenico y miembro de las familias o «alberghi» Salvago y Colonne, cabe concluir que su padre no podía ser otro que este Domenico Salvago antes llamado Scotto.

Espigados los protocolos notariales del Archivio di Stato di Genova he podido construir el árbol genealógico de la familia de Domenico Salvago, habiendo constatado, con sorpresa y contrariedad, que ninguno de sus tres hijos varones tenía por nombre Cristoforo y que el primogénito se llamaba Pietro; y si esto es así, cabe preguntarse ¿cómo podemos seguir manteniendo que este Domenico es el padre del genial navegante si todo el mundo sabe que se llamaba Cristóbal? Pues bien, incluso, el nombre de pila de Colón -para complicar más, si cabe, la biografía del descubridor- ha resultado ser falso, como nos revelan dos fuentes fidedignas totalmente independientes y distintas entre sí.

En 1530, es decir cinco años antes de que el primer cronista de las Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo diera a luz su Historia General y Natural de las Indias, Lucio Marineo Siculo, cronista del Emperador Carlos V, escribía en su crónica titulada De las cosas memorables de España, que los Reyes Católicos, después de conquistar Canaria, enviaron a Pedro Colón a descubrir otras islas mucho mayores. Al principio a nadie sorprendió la noticia de que Colón se llamara realmente Pedro, pero andando los años algunos historiadores apuntaron a un posible despiste del cronista. Sin embargo, nadie se ha dado cuenta hasta ahora de que el testimonio de Marineo es corroborado por el gran humanista portugués y sacerdote el doctor Gaspar Frutuoso (1522-1591), que en su obra manuscrita Saudades da Terra, bebiendo en fuentes exclusivamente portuguesas -y más concretamente en los archivos de la isla de La Graciosa en el Archipiélago de las Azores- descubrió que Hiscóa Perestrello, esposa del capitán de la isla de La Graciosa, era cuñada del Pedro Colombo que descubrió el Nuevo Mundo, pues estaba casado con Filippa Moniz Perestrello, hermana de aquélla. Según esto, resulta que en Madeira y las Afores el descubridor era conocido también por Pedro Colombo.

Las dos fuentes en que bebieron Marineo y Frutuoso son tan antiguas y tan puras que no pudieron estar contaminadas por escritos posteriores. De ahí la importancia que debe otorgarse a estos dos testimonios, tan insólitos como casi olvidados.

Sintetizando lo dicho hasta ahora resulta que el verdadero nombre del descubridor era Pietro Scotto pero se hacía llamar Pietro Colombo.

Sólo nos resta ahora averiguar cuándo y por qué cambió su nombre Pietro Scotto por el de Pietro Colombo, primero, y Cristoforo Colombo, después.

De los escritos de Hernando y Las Casas se infiere que Colón era un célebre corsario; hecho que ni siquiera se recató en ocultar en sus cartas a los reyes, ni tampoco su hijo natural se privó de magnificarlo en la biografía de su padre. De la biografía de Colón, escrita por Hernando, se deduce, en efecto, que en los años 1467-1470 se hizo corsario al servicio del conde de Provenza, René D’ Anjou, y que en 1476 navegó «dando conserva» a un convoy armado por los alberghi Spinola, Di Negro y Squarciafico, que cubría la ruta de Génova a Flandes y que el 13 de agosto de 1476 fue atacado -y, en parte, hundido- frente al Cabo de San Vicente en Portugal, por una escuadra francesa. Esta escuadra estaba mandada por el vicealmirante del rey de Francia Guillaume de Casenove alias Coullon, conocido por Colombo por los venecianos y genoveses. Estos dos relatos -recogidos por Hernando y Las Casas en la biografía del Almirante- son, sin embargo, una pequeña muestra de lo que fue su intensa vida corsaria por espacio de veintitrés largos años de su vida continuada en el mar; pero, además -y esto es lo más grave-, su vida corsaria vino precedida de una negra experiencia pirática, en asociación con el famoso y sanguinario pirata ligur Vincenzo Colombo, encubierto por los Doria, señores de Oneglia, y de quien nuestro héroe tomó el nombre de Colombo a modo de apodo al igual que se hacía en los «alberghi». Pero ¿por qué adoptó este apodo? Sencillamente, porque las reglas de un albergo noble impedían que un pirata pudiera ensuciar su nombre prestigioso, y mucho menos podía nuestro héroe rescatar el linaje Scotto de su propia sangre, pues era éste uno de los más ilustres de Europa –como veremos más adelante-. Así pues, decidió retocar el nombre Colonne transformándolo en Colombo, que era casualmente el apellido de su socio.

Pasado el ardor juvenil, el descubridor abandona su actividad pirática, se separa de su socio Vincenzo Colombo y se hace corsario-condottiero al servicio de varios reyes y señores.

De su «curriculum vitae» quiso Colón lavar dos borrones muy negros y deshonrosos: 1.°) Su actividad de feroz pirata, y 2.°) Los años en que luchó como corsario al servicio de los enemigos del rey Católico y de su padre Juan II, que, concretamente, fueron el Gran Maestre de Rodas, el condestable dom Pedro de Portugal -rey intruso de Cataluña- y el conde René de Provenza, junto con su hijo el duque de Calabria, nombrado por el conde su lugarteniente.

Colón no podía desvelar a la corte aragonesa sus orígenes porque inme-diatamente se le hubiera situado entre los criminales y los enemigos del rey. Como pirata debía ser ahorcado como hicieron los genoveses en 1492 con Vincenzo Colombo y como corsario debía demostrar su fidelidad al rey, si aspiraba a recibir sus favores y ganar su confianza, y ello requería tener un pasado limpio.

Ocultar sus antecedentes piráticos y de condottiero al servicio de los enemigos del rey fueron el gran secreto de Colón.

Hemos dado, pues, un paso más: el nauta se llamaba realmente Pietro Scotto alias Colombo. Sólo nos queda un misterio por aclarar ¿de dónde le viene el nombre de Cristóbal? La respuesta nos la da Remando Colón cuando afirma que su padre se dio a sí mismo el nombre de Cristoforo porque llevaba a Cristo, al igual que «San Cristóbal tuvo aquel nombre porque pasaba a Cristo por la profundidad de las aguas con tanto peligro». Esto significa que Colón cambió el nombre de Pietro que sus padres le impusieron en la pila bautismal. Y surgen ahora otras dos preguntas ¿cuándo y por qué cambió de nombre?.

En sus actuaciones piráticas por el Mediterráneo (1461-1469) el nauta es designado en las crónicas y documentos de la época con el simple apelativo Colombo, sin especificar su nombre propio. Por las actas descubiertas a finales del siglo XIXy principios del xx en los archivos notariales genoveses por el marqués Marcelo Staglieno y el general Ugo Assereto se sabe que utilizaba el nombre de Cristoforo Colombo durante, por lo menos, los años 1470 a 1479, periodo en que abandonó la piratería para hacer el corso «dando conserva» a convoyes comerciales genoveses, primero, y portugueses después; «esla etapa de la regeneración del nauta e inicio de su misticismo, como pone de relieve la elección del nombre «Cristóbal». Al casarse en 1481, en Lisboa, con la noble dama portuguesa Filippa Moniz Perestrello y obtener al mismo tiempo la nacionalidad lusa, recupera el nombre bautismal de Pietro, como ordenan los cánones de la Iglesia romana, pero sigue utilizando el temible y respetado apelativo Colombo, que le cualificaba como experto hombre de mar. Con el nombre de Pietro Colombo figura durante su estancia en Madeira. Cuando en 1483 huyó de Portugal para refugiarse en Castilla, en calidad de fugitivo, volvió a usar el nombre de Cristoforo pero castellanizó el apodo Colombo transformándolo en Colomo, apellido que fue traducido al catalán en la forma Colom durante su estancia en Barcelona, en abril y mayo de 1493, al regreso de su viaje de descubrimiento.

CORROBORACIÓN DE ESTA TESIS.

Algunos se escandalizarán, tal vez, ante las conclusiones a que han desembocado mis razonamientos, pero habrán de rendirse ante la evidencia de los hechos. Mientras ninguna de las teorías colombinas pergeñadas hasta ahora -incluida la genovista oficial- consiguen conectar «su Colón» juvenil con el «Colón histórico» adulto; en el presente caso, en cambio, el ensamblaje es casi perfecto y si no veamos la realidad de los hechos.

Empecemos por el cambio de nombre. Aunque el cambio de nombre de pila no es insólito en la Génova del siglo xv, y he conseguido documentar por vía doble que el Almirante así lo hizo, algunos pudieran ser escépticos de que también lo hicieran sus dos hermanos varones.

Si el nauta cambió de nombre de pila, Bartolomé Colón debió de tener también muy buenas razones para hacerlo. Es más que probable que Bartolomé naciera en Portugal–como en mi libro demuestro– y aunque fuera inscrito como genovés con el nombre de Raffaele, pudo obtener más adelante la nacionalidad portuguesa, cambiando su nombre de pila por Bartolomeu, de uso más corriente en Portugal. Es casi seguro que si el futuro Adelantado de las Indias no hubiera obtenido la nacionalidad portuguesa, hubiera tenido dificultades insalvables para participar en los viajes de descubrimiento realizados por los portugueses y sobre todo, en el viaje más secreto organizado por la Corona portuguesa como es el que llevó a término en 1487-1488 el navegante Bartolomeu Diaz al sur del continente africano y que desembocó en uno de los descubrimientos más notables y rentables de su tiempo, el Cabo de las Tor-mentas, después llamado de Buena Esperanza, que abría el camino hacia la India y tierras de la especiería.

Mientras algunos críticos se desconciertan ante el hecho de que Cristóbal y Bartolomé hubieran podido cambiar de nombre, nadie -ni siquiera los historiadores italianos- se rasgan las vestiduras de que lo hubiese efectuado el tercer hermano, Diego, y ello porque tienen que doblegarse ante la evidencia. Todos los historiadores, en efecto, están de acuerdo en que Diego Colón usaba otro nombre antes de arribar a Castilla en 1493, por la sencilla razón de que el nombre de Diego -muy corriente en Castilla y Portugal- era totalmente desconocido en tierras genovesas, como lo era también en tierras catalanas.

Después del cambio de nombre hay otro tema que nos preocupa: Si Colón pertenecía a la familia Salvago, es lógico pensar que se relacionara a menudo con ella. En caso contrario, cabría dudar de la consistencia de la tesis aquí expuesta.

Se observa que la familia Salvago rodea siempre a nuestro héroe. Domenico Salvago, padre del nauta, «estante» muchos años en Lisboa, es precisa-mente el eslabón que permite situar al niño Cristóbal en la ciudad del Tajo, cuando empieza a ordenar su lenguaje en el cerebro, lo que justifica su mejor conocimiento de la lengua portuguesa que la genovesa, aunque sus primeros balbuceos fueron en lengua genovesa. Gracias a este personaje, perteneciente al círculo de mercaderes y banqueros genoveses y florentinos que mueven el comercio y las finanzas lusas, Colón podrá relacionarse años después con el mercader florentino Lorenzo Berardi y obtener fraudulentamente una copia de la carta que Paolo del Pozzo Toscanelli remitió en 1474 al rey de Portugal a la que adjuntaba una carta de marear en que estaba dibujada la ruta que había que seguir para alcanzar la India navegando por Occidente. De este histórico con-tacto no sólo surge un intercambio de informaciones reservadas sino el compromiso de formar una sociedad para llevar a la práctica el proyecto toscanelliano, que suscribirá a los pocos años Juanoto Berardi, hijo de Lorenzo.

También la familia Salvago está presente en la primera navegación de Colón. En 1461, en efecto, el joven Colón, al cumplir la edad de catorce años, embarca en una fusta capitaneada por su tío Imperiale Doria -perteneciente a la familia del futuro gran almirante Andrea Doria-, que forma parte de una escuadra armada por varios corsarios pertenecientes a los «alberghi» Salvago y Colonne para avituallar a la colonia genovesa de Famagusta y enviar socorros a la reina Carlotta de Chipre. Imperiale Doria estaba casado con Mariola de Colonne antes Scotto, prima segunda de Domenico Salvago, el padre de Colón, lo que explica el enrolamiento de éste en dicha nave.

No pasan muchos años sin que la familia Salvago vuelva a aparecer junto al gran nauta. En 1476, Colón navega con el armador y capitán de naves Cristoforo Salvago, que le muestra la ruta de Flandes y le enseña a navegar por las bravas aguas del Atlántico. Este Cristoforo Salvago, «estante» muchos años en Sevilla, será la causa de la venida de Colón a Castilla en el año de 1484.

Una vez en Castilla, sigue Colón relacionándose con la familia Salvago. En los años 1486 a 1492, en efecto, el futuro Almirante se relaciona en Sevilla con el banquero y mercader genovés Baliano Salvago, allí «estante», y con el socio de éste, Francesco Sopranis de Riberol, que se convertirá al poco tiempo en el banquero, procurador y factor principal del Almirante.

Incluso después de la muerte del descubridor, la familia Colón continúa haciendo negocios con el albergo Salvago. En 1508, Diego Colón «el Viejo», hermano del descubridor, junto con su hijo natural Juan Antonio Colombo, se obligan a pagar a Gerolamo Salvago, mercader genovés, hermano del Cristoforo Salvago antes citado, la muy elevada suma de 235.948 maravedís que les prestó Diego Colón «el Joven», segundo Almirante de las Indias, para pagar una letra de cambio a la banca Francesco Dona y Francesco Dona, banqueros genoveses. La cuantía de la deuda llama la atención por su gran volumen y pudiera ser consecuencia de un préstamo destinado a financiar, parcialmente, el fletamiento de alguna nave aprestada para el comercio con el Nuevo Mundo.

BIOGRAFÍA DE COLÓN.

Conocida la genealogía del descubridor, resulta ya fácil componer su biografía.

El gran navegante Cristóbal Colón pertenecía al linaje Douglas, familia noble y poderosa que pasó de Escocia o Scotia a Piacenza, en la Lombardía, en tiempos de Carloinagno, en donde adoptó el nombre de Scotto. En la primera mitad del siglo XIIIlos Scotto se convirtieron en riquísimos mercaderes poseedores de una poderosa compañía mercantil domiciliada en París. A mediados del siglo XIVla familia Scotto era tenida entre las cinco principales casas de Piacenza.

Alberto Scotto el Magno es elegido en 1290 Capitán del Pueblo y Señor Perpetuo de Piacenza y cinco años después es proclamado Príncipe de Piacenza. En 1302 derrota a Matteo Visconti y recibe la «bacchetta» del Principado de Milán, pero en 1315es derrotado por el hijo de Matteo Visconti, Gale-azzo, y confinado en Crema, donde acabó sus días en 1317. El hijo de Alberto Scotto, Francesco 1, llamado il Milite, no recuperó el gobierno de Piacenza, pero continuó gobernando los señoríos y castillos heredados de su padre, hasta que en 1447 los Scotto acabaron perdiendo sus tierras de Piacenza.

Como testigo del pasado esplendor de la familia Scotto de Piacenza permanece todavía el magnífico mausoleo que esta familia construyó en la iglesia del convento dominico de San Giovanni in Canale, visitado por Remando Colón en su peregrinaje en busca de los vestigios de sus antepasados.

Ya que el descubridor pertenecía al linaje Scotto, el Nuevo Mundo debiera haber recibido el nombre de Escocia y no el espúreo de América, pero la historia es así y no se cansa de ofrecemos incongruencias e injusticias.

Una rama de la familia Scotto de Piacenza se instaló en Génova. De ella procede Cristóbal Colón.

BIOGRAFÍA DEL PADRE DE COLÓN E INFANCIA DEL NAUTA.

Domenico Scotto, procedente de la familia Scotto de Piacenza, hijo primogénito de Raffaele Scotto y de su esposa Selvaggia Spinola de Luccoli, nació en 1414 en el castillo de Roccaforte Ligure, en el Piamonte. A algunos pudiera extrañar que Domenico, el padre de Colón, naciera en este castillo piamontés, pero la extrañeza se disipa al averiguar que esta fortaleza pertenecía a la familia de Selvaggia Spinola, la madre de Domenico y abuela de Colón.

Al fallecer Pietro I Scotto, abuelo de Domenico, en 1429,todos los miembros de la familia Scotto ingresan en bloque en el albergo Colonne y cambian su nombre por el de Colonne, por lo que desde entonces su hijo Raffaele, padre de Domenico, será siempre conocido por Raffaele de Colonne antes Scotto y el hijo de éste por Domenico de Colonne antes Scotto. En 1445, Domenico se casa en Génova con Mariola Salvago, hija de Ottobono Salvago y de Franchetta Marabotto, y al poco tiempo (1453) ingresa en el albergo Salvago, pasando a denominarse Domenico Salvago antes Scotto.

El padre de Colón heredó de sus antepasados unas tierras en Parma(en la Tierra de los Rossi, conocida en latín medieval por «Terra Rubea»), junto al antiguo marquesado de Lavagna. Estas tierras eran poseídas en feudo de la familia Fieschi, pero le fueron arrebatadas por los Visconti en 1447, en las interminables guerras que asolaron la Lombardía. La posesión de estas tierras quedó reflejada en la firma «Colombo de Terra Rubea» que Cristóbal y Bartolomé Colón utilizaron en sus años mozos, y del enfeudamiento de las mismas por la familia Fieschi nos da testimonio el propio Almirante al afirmar que el genovés Bartolomeo Fieschi, su compañero de fatigas en el cuarto viaje de descubrimiento, tenía gran deudo con él, lo que -según aclaran las Leyes de Partida- significa que tenía un vínculo muy fuerte de vasallaje con la familia Fieschi. De ahí nacen, precisamente, las relaciones epistolares de Colón en 1502 y 1504 con Juan Luis Mayo -seudónimo que encubría el verdadero nombre de Giovanni Luigi Fieschi-, jefe de la rama principal de esta poderosa familia.

Despojado de sus propiedades de Parma, Domenico se hace mercader y su pariente Bartolomeo Marabotto, mercader «estante» en Lisboa, le reclama para que le suceda en sus negocios de Portugal, a lo que accede Domenico, estableciéndose en la capital portuguesa a partir de 1451.

Cuando Domenico llega a Lisboa viene acompañado de su mujer y de un hijo de apenas cinco años, llamado Pietro Salvago, que había nacido en 1446, y al poco tiempo se convertirá en Cristoforo Colombo.

De que Colón naciera en 1446, ya no cabe dudar actualmente, pues ello no sólo resulta de las manifestaciones del gran navegante recogidas por sus biógrafos contemporáneos -Hernando y Las Casas-, sino también de escrituras notariales auténticas rescatadas del Archivio di Stato di Genova.

Domenico Salvago antes Scotto se dedica al negocio de exportación de productos portugueses a Francia y, probablemente, a Inglaterra y Flandes, estando documentada la exportación de higos secos y uvas pasas a La Rochelle, donde se encuentra otro genovés, Polo Gentile, para recibir estas mercaderías.

Domenico Salvago y Marco Lomellini, otro genovés «estante» en Lisboa, forman el 21 de junio de 1456 sociedad con el florentino Giovanni Guidetti, mercader «estante» también en Lisboa, para administrar la concesión, hecha a su favor por el rey Afonso V,del monopolio absoluto de la exportación del corcho portugués. Marco Lomellini participa en el capital de la empresa con el 55%, Domenico Salvago antes Scotto con el 25% y Giovanni Guidetti con el 20% restante. En cuanto a los beneficios de la sociedad, el rey se reserva para sí la tercera parte.

Ha sido notable el hallazgo de que el padre de Colón vivió durante catorce o quince años en Lisboa dedicado a la mercadería, disfrutando de una concesión real, pues esto le permitiría a su hijo Cristóbal, pasados varios años, relacionarse con personas de gran relieve e influencia en la corte portuguesa. Domenico estuvo asociado a un conocido grupo de mercaderes y banqueros genoveses y florentinos «estantes» en Lisboa, muy bien informados sobre los descubrimientos portugueses en el continente africano; de cuya amistad, conocimientos y caudales se serviría años después para diseñar -e, incluso, llevar a término– su proyecto de navegación a la India por Occidente. Entre los mercaderes florentinos destacan Berardi -del que ya he hablado– y Bartolomeo Marchionni, que se convertirá en el mercader más importante de la trata de esclavos del siglo xv y el banquero más rico de Lisboa; era íntimo del rey y por esto estaba en posición de conocer todos sus secretos.

En 1453, recién cumplidos los siete años, el niño Pietro Salvago (el futuro Cristóbal Colón), hijo de Domenico, es enviado a Génova, depositándolo, en calidad de donado, en el Convento de los padres dominicos de Santa Maria di Castello. Allí permanecería durante los años 1453 y 1454, donde aprendería a leer y escribir, cumpliéndose lo dicho por Remando Colón: «en su tierna edad aprendió las letras». Pronto el futuro descubridor demostró sus grandes dotes intelectuales -intuitivas, imaginativas e innovadoras-, por lo que los frailes propondrían a Domenico Salvago que completara sus estudios elementales en uno de los conventos que la Orden tenía en Pavía -segura-mente el de San Giovanni in Canale-, donde era fama que enseñaban muy buenos maestros.

Sabemos que llegó a la ciudad lombarda cuando tenía, precisamente, nueve años de edad. La precisión de esta edad se obtiene de las manifestaciones de Las Casas, cuando dice que Colón estudió en Pavía «los primeros rudimentos de las letras, mayormente la gramática», lo que entonces se llamaba los «rudimentos de gramática latina» y que era precisamente la instrucción que se impartía en el tercer grado de la enseñanza elemental, cuando el alumno había alcanzado la citada edad de nueve años. Y si el futuro nauta empezó su instrucción en Pavía por el tercer grado de la enseñanza elemental, quiere decir que ya había cursado los dos grados anteriores en otro lugar, o sea, en Génova.

Nuestro héroe continuaría en Pavía el cuarto y quinto grado de la enseñanza elemental, pues lo deja entrever Las Casas al afirmar que allí (en Pavía) «quedó experto en la lengua latina». Como alumno aventajado que era, el joven Cristóbal, a los doce años de edad, iniciaría en la escuela monástica paviana los estudios de aritmética y geometría y es, incluso, probable que ya por entonces obtuviera los primeros rudimentos de geografía y cosmografía por boca de un maestro de filosofía natural y, asimismo, por boca de otro maestro en astrología -que abundaban entre los dominicos-, consiguiera asimilar los conocimientos necesarios de astronomía. Con ello se daría cumplimiento a las manifestaciones de Hernando Colón: «estudió en Pavía lo bastante para entender a los cosmógrafos, a cuya lección fue muy aficionado; por lo cual se dedicó también a la astrología y la geometría».

El 8 de enero de 1458 muere Mariola Salvago, la esposa de Domenico y madre de Pietro (luego llamado Cristóbal), y al poco tiempo -en 1459-, Domenico contrae en Génova nuevas nupcias con Bianchinetta Spinola de Luccoli. Después de este segundo enlace, Cristóbal, que ya había cumplido los trece años, regresa al Convento de Santa Maria di Castello de Génova, mientras su padre Domenico vuelve a Lisboa.

En el convento de los padres dominicos de Génova, Cristóbal proseguiría sus estudios de geografía, cosmografía y astrología, por obra de frailes expertos en estas materias. A estos dominicos debió referirse Las Casas cuando afirma que, tratando con hombres doctos y gracias a su infatigable estudio, el descubridor consiguió la médula y sustancia de estas ciencias. Su estancia en el Convento de Santa Maria di Castello finalizaría a principios de 1461, cuando visitó este cenobio su pariente el banquero Ludovico Centurione Scotto para embarcarlo en la nave de Imperiale Doria, tío de Colón, rumbo a Chipre. Esta fue su primera entrada en el mar.

El nauta completaría su formación geográfica y cosmográfica en Levante, donde tuvo «tracto e conversación con gentes sabias, eclesiásticos y seglares, latinos y griegos, judíos y moros». La referencia a «latinos y griegos» sólo se comprende si uno se sitúa en Levante, donde, desde la muerte del emperador Isaac TIacaecida en 1204, coexistían los estados latinos, en poder de venecianos y genoveses, con los propiamente griegos, independizados del antiguo imperio bizantino. Por «judíos y moros» hay que entender que el nauta, al decir ‘judíos», se refería a los «indianos» o gentes de la India -conforme figura en la versión italiana de la Historia del Almirante, escrita por Hernando Colón- y, al decir «moros», quería decir «árabes», pues en España desde antiguo se cometía el error de llamar «moros» a los «árabes».

Domenico, entretanto, permaneció en Lisboa hasta 1466, en que, a punto de expirar la concesión del monopolio del corcho, Marco Lomellini y Ottobo-no Salvago –ex suegro de Domenico– se reúnen en Génova en casa de los Lomellini para negociar la prórroga de la sociedad corchera; y al no lograrse un acuerdo, entra a formar parte de la misma el flamenco Martin Leme, en sustitución de Domenico Salvago olim Scotto. Un hijo de Martin Leme, llamado Antonio, pasados los años, se asentará en Madeira donde hará amistad con Colón.

Después de abandonar la sociedad, Domenico regresa a Génova y se supone que entraría en los negocios del albergo Spinola, en su condición de hijo de Selvaggia Spinola y de esposo, al propio tiempo, de Bianchinetta Spinola. Este parentesco con los Spinola permitirá a Colón envanecerse de no ser el primer almirante de su familia, pues en la familia Spinola brillaron muchos y grandes almirantes en todos los tiempos. La afirmación del nauta en este sentido, que muchos juzgaron que era una pura invención de un ególatra, se apoya pues en una base sólida y auténtica.

El 25 de agosto de 1485 el noble Domenico Salvago antes Scotto, encontrándose en el burgo de Riparolio, donde vivía la familia de su segunda esposa, postrado en cama por enfermedad, otorga testamento ante el notario de Génova Giovanni Antonio di Castello y fallece en los primeros días de noviembre del citado año. Con ocasión de la enfermedad de su padre, Colón viajó a Génova y aprovechó su estancia allí para exponer su proyecto al Ufficio di.San Giorgio.

LAS NAVEGACIONES DE COLÓN.

Su bautismo de mar lo hizo nuestro héroe en una nave de un tío suyo -Imperiale Doria-, que formaba parte de una flota aprestada por las familias Salvago y Colonne, a las que pertenecía el gran nauta, pero pronto se asoció a un activo y feroz pirata protegido de los Doria d’Oneglia, llamado Vincenzo Colombo, del que aprendió los más recónditos secretos de la navegación. En aguas del Mediterráneo logró curtir su piel, encallecer sus manos y templar su acerado ánimo, pero sobre todo, aprendió a interpretar y dibujar cartas de marear. Con Vincenzo formó una sociedad de corsarios y -como era costumbre en la época- tomó de su principal socio de esta compañía el apodo «Colombo», modificando el suyo propio de Colonne, con el que será conocido en el futuro.

Dejó Colón la piratería para hacerse corsario-condottiero, sirviendo, pri-mero, los intereses de la reina de Chipre Carlotta de Lusignan, empeñada en recuperar, con la ayuda de los duques de Saboya, el trono que le había arrebatado su hermano bastardo Giacomo, para, luego, ponerse al servicio de la Orden de San Juan de Jerusalén y de Rodas -cuyo Gran Maestre era catalán y enemigo acérrimo de Juan II de Aragón-. Al mismo tiempo, sirvió al condestable dom Pedro de Portugal, rey intruso de Cataluña y aliado de los duques de Borgoña y de la citada Orden Hospitalaria. Al poco tiempo, haría el corso al servicio del conde de Provenza René d’ Anjou que, al morir el condestable de Portugal, se consideró con derechos suficientes para seguir disputando la Corona de Aragón al rey Juan II Sirvió al conde durante tres largos años. A esta actividad de condottiero a sueldo siguió una actividad más lucrativa y estable.

A partir de 1470,Colón se convierte en «corsario de conserva», llamados así a los que daban protección a convoyes comerciales. El nauta es contratado para esta misión por un consorcio mercantil formado por los «alberghi» Di Negro y Spinola, que explotaba la ruta comercial de Lisboa a Quíos, con escalas en Cádiz y Génova. Pero, en 1474, el gran navegante no puede resistirse al ofrecimiento que le hacen el rey Ferdinando I de Nápoles y la reina Carlotta de Chipre de hacer la guerra sucia a Venecia para sustraerle su influencia en Chipre, con el consentimiento secreto del duque de Milán, que, a la sazón, era también gobernador de Génova, después de que hubiese ocupado por las armas la Liguria. Finalizado este contrato al cabo de dos años, recupera Colón su anterior oficio de dar escolta a flotas comerciales, pero cambia de ruta y de mares y se introduce en la aventura del Océano.

La ruta de Flandes no es fácil para un marino que sólo conoce el Mediterráneo. Esta ruta requiere pilotos experimentados en navegar por aguas bravas, sorteando o aprovechando, según los casos, vientos fuertes del norte; por ello, Colón se alista en la nave corsaria capitaneada por su pariente Cristoforo Salvago, experto navegante y armador de navíos, del que aprende rápidamente los secretos de la navegación en aguas del Atlántico Norte. Sin embargo, en agosto de 1476, al doblar el cabo de San Vicente, en Portugal, el convoy genovés, escoltado por la nave pilotada por Cristoforo Salvago, es atacado y hundida esta nave por el corsario francés Coullon, que a la sazón era vicealmirante del rey de Francia. De milagro salva la vida Cristóbal Colón agarrado a un remo con el que consigue arribar a la playa portuguesa de Lagos. Desde allí se dirige nuestro héroe a Lisboa, donde se demora varios meses hasta recuperarse de sus fatigas -y no sabemos si de algunas heridas y quemaduras-. Permaneció allí mientras se reparaban las naves del convoy que se salvaron de la contienda, pero que quedaron averiadas y mientras esperaba también que se incorporaran al mismo otras naves de refresco aprestadas por los albergos Doria y Di Negro.

El viaje de Colón a Flandes es más rápido de lo normal, pues el convoy llevaba un gran retraso acumulado, que era preciso recuperar, y cuando regresa a Lisboa embarca sin demora en una nave portuguesa que le llevará a realizar un viaje impresionante que marcará su vida. Su destino es Islandia -conocida entonces por Thule- y desde allí navega 100 leguas al oeste en busca de bancos bacaladeros, llegando a aproximarse mucho a las costas de Groenlandia. De regreso a la ciudad del Tajo continuará por algún tiempo haciendo la ruta de Lisboa a Londres y Flandes, ruta que llegará a dominar a la perfección.

En Lisboa entra Colón en contacto con los mercaderes genoveses Ludovico Centurione Scotto y Paolo Di Negro, que le contratan para transportar azúcar de Madeira a Génova, haciendo escala en Lisboa y Cádiz. En Madeira conoce a Bartolomeu Perestrello, capitán donatario de la isla de Porto Santo, y en un viaje que ambos efectuaron a Lisboa, conoce en el convento dos Sanctos a Filippa Moniz, hermana del citado Bartolomeu, con la que se casa, y se establece en Porto Santo, primero, y luego en Funchal. A partir de este momento y adquirida por matrimonio la nacionalidad portuguesa, Colón pilota naves lusas que hacen el rescate en la costa de la Malagueta, trayendo especialmente «grano del paraíso» o falsa pimienta, oro, marfil y esclavos.

De improviso recibe una oferta interesante. Joao II encomienda en 1482 a Diogo Cao el mando de una expedición al golfo de Guinea a fin de descubrir nuevas tierras, abrir nuevos mercados y buscar el camino de la India. El año anterior (1481) Diogo Azambuja había construido por orden real el fuerte de San Jorge da Mina. Allí, pues, se dirigió la flota expedicionaria como principal base de operaciones. Al recalar la flota en Madeira, en el viaje de ida, Bartolomé Colón, que acompañaba a su hermano Cristóbal, conoció a su sobrino Diego que había nacido, por lo menos, mes y medio antes. En esta escala debió volver a quedar embarazada Filippa, embarazo de fatal desenlace, pues a consecuencia del parto morirían en 1484 madre e hijo, a los que nunca más volvió a ver nuestro héroe.

LA VENIDA DE COLÓN A CASTILLA.

Las desgracias de Colón no vinieron solas, pues al poco tiempo estallaba la conjura del tercer duque de Braganza, fraguada, con la complicidad del cuñado del rey, Diogo, duque de Viseu, para derrocar al rey Joao II. Los con-jurados y sospechosos fueron perseguidos con saña por el vengativo y receloso rey. Entre los sospechosos se encontraba la familia de Filippa Moniz, emparentada con los Braganza, por lo que, avisado Colón oportunamente de la persecución, optó por exiliarse a Castilla. Su hijo Diego quedó en Porto Santo al cuidado de su tía Briolanja Moniz, en espera de que su padre pudiera ocuparse de él.

Años atrás, Colón había entrado en contacto en Lisboa con los mercaderes florentinos Bartolomeo Marchionni y Lorenzo Berardi, que le habían mostrado una copia de la carta que el famoso cosmógrafo florentino Paolo del Pozzo Toscanelli había enviado, por intermedio del canónigo lisboeta Martins, al rey Joao II. A dicha carta acompañaba un mapa en que figuraba la ruta que debía seguirse para alcanzar la India por Occidente.

EPÍLOGO.

Colón había recorrido ya todos los mares conocidos en su época y había navegado más que ningún otro navegante en ningún tiempo anterior, pues durante veintitrés años había alcanzado Siria, Chipre y Quíos por el Oriente, la gélida Islandia por el Norte y el cálido Congo por el Sur, después de cruzar el mar Tenebroso; y había visitado todas las islas atlánticas, desde las Azores hasta Madeira y Canarias e incluso Cabo Verde. Sólo le faltaba al nauta embarcarse en la aventura de cruzar el Atlántico rumbo al Occidente desconocido. Gracias a su experiencia y con la carta de Toscanelli en la mano ya podía realizar sus sueños. Sólo necesitaba apoyo financiero y éste se lo proporcionó Berardi, con el que formó una sociedad. De sus gestiones cerca de los duques de Medina Sidonia y de Medinaceli en busca de apoyo, así como de la presentación de su proyecto a los Reyes Católicos, con el concurso de varios vale-dores, de los que la historia ha dejado constancia, se conocen casi todos los detalles. Mucho más se conoce de la firma de las Capitulaciones de Santa Fe suscritas por los reyes y el nauta, así como de la relación minuciosa de su viaje de descubrimiento y de su recepción por los monarcas en Barcelona, que el 30 de abril de 1493 le confirmarían en el cargo de almirante mayor de las Indias, virrey y gobernador de las tierras que descubriese. Pero lo que no se conocía hasta ahora eran las andanzas de Colón en su niñez y años mozos, ni, muchos menos, la biografía de su padre y abuelos. Tampoco se conocían las navegaciones efectuadas por el nauta antes de su llegada a Castilla. En definitiva, todo lo que rodeaba al descubridor antes de 1484 era oscuridad y misterio. Hoy en día, a través de las páginas de este libro -tras la búsqueda de la luz necesaria en los archivos genoveses- he podido iluminar la figura gigantesca del inmortal héroe castellano-genovés.

CRONOLOGÍA E ITINERARIO DE CRISTÓBAL COLÓN

1446
Nace en Génova Cristóbal Colón, hijo de Domenico Salvago olim Scotto y de Mariola Salvago.

1451
Domenico Salvago se traslada con su familia a Lisboa. 1453 Colón ingresa como «donado» en el convento dominico de Santa Maria di Castello, de Génova, en donde estudia el 1.er y 2.° grado de enseñanza elemental.

1455
Estudia el 3.°, 4.° Y5.° grado de enseñanza elemental en el convento dominico de San Giovanni in Canale, de Pavía.

1459
Regresa al convento de Santa Mana di Castello, de Génova, donde termina sus estudios de enseñanza elemental (6.° y 7.° grado).

1461
A los 14 años de edad es recogido por su pariente Ludovico Centurione olim Scotto y embarca en una fusta genovesa capitaneada por su tío Imperiale Doria, que acude a prestar socorro a la colonia genovesa de Famagusta y a la reina de Chipre Carlotta de Lusignan, que había sido destronada por su hermano bastardo Giacomo, con el apoyo del sultán de Egipto y la Serenísima de Venecia. Dicha nave formaba parte de una flota corsaria armada a costa de los alberghi Colonne y Salvago, a los que pertenecía Domenico Salvago.

1462
Se asocia al famoso pirata Vincenzo Colombo, protegido de los Doria de Oneglia y adopta el apodo Colombo. Este sanguinario pirata acabó sus días en el patíbulo en 1492.

1463
Hace el corso al servicio de la Orden de San Juan de Jerusalén y de Rodas, cuyo Gran Maestre era el catalán Pere Ramon Sacosta, enemigo de Juan II de Aragón.

1464-1466
Hace el corso al servicio del condestable dom Pedro de Portugal, rey intruso de Cataluña.

1467-1470
Hace el corso al servicio de René d’Anjou, conde de Provenza, enemigo acérrimo de Juan II, al que disputaba la corona de Aragón.

1470-1473
Da escolta a las naves de Paolo Di Negro y Niccolo Spinola que hacían la ruta de Lisboa a Quíos, con escalas en Cádiz y Génova.

1474-1476
Hace el corso al servicio del rey Ferdinando 1de Nápoles -sobrino de Juan II de Aragón- y de la reina Carlotta de Chipre, con el consentimiento secreto del duque de Milán, que a la sazón era gobernador de Génova.

1476
Se embarca en la nave flamenca (urca) Pasquerius, que enarbolaba el pabellón de Borgoña y estaba capitaneada por Cristoforo Salvago, del mismo nombre y familia que el futuro descubridor. Dicha nave corsaria daba conserva a un convoy comercial fletado por los alberghi Spinola, Di Negro y Squarciafico, que hacía la ruta de Génova a Flandes. Este convoy fue atacado, frente al cabo de San Vicente, en Portugal, por la escuadra del corsario francés Guillaume de Casanove alias Coullon, vicealmirante del rey de Francia, y entre otras, fue hundida la nave en que iba embarcado Cristóbal Colón, que consiguió llegar a nado al pueblo de Lagos, en el Algarve. Cristoforo Salvago, que residió varios años en Sevilla, fue causa de la venida de Colón a España en 1484.

1477
Navega en una nave portuguesa hasta Islandia y Groenlandia, con escalas en Bristol y Galway.

1478
Da escolta a convoyes portugueses que hacen la ruta de Lisboa a Londres y Flandes.

1478-1481
Transporta azúcar de Madeira a Génova en naves portuguesas por cuenta de los mercaderes genoveses Ludovico Centurione olim Scotto y Paolo Di Negro, haciendo escalas en Lisboa y Cádiz. En estos viajes aporta en diversas ocasiones en Valencia, donde pudo relacionarse con importantes mercaderes y banqueros genoveses: Francesco Doria, Francesco Pinello, Francesco de Rivarolo y Francesco Palomar. Hacia 1486 todos estos genoveses estaban asentados en Sevilla, donde volvieron a coincidir con el gran navegante.

1481
Se casa en Lisboa con Filippa Moniz Perestrello y se establece en Madeira, desde donde hace viajes de comercio, primero, y de descubrimiento, después, en la ruta hacia el golfo de Guinea, en compañía de portugueses.

1482
Nace su hijo Diego y, junto con su hermano Bartolomé, navega en la flota de Diogo Cao y llega hasta el cabo do Lopo, hoy en día llamado cabo de Santa María, en la actual Angola (13° 26′ latitud Sur).

1484
Al regresar a Lisboa, le sorprende el ajusticiamiento del duque de Viseu y la persecución del rey a todos los parientes del duque de Braganza, que habían conspirado contra la Corona, entre los que figuraba la familia de Filippa Moniz, y tiene que salir huyendo de Portugal para refugiarse en Castilla.

1484
De julio a septiembre, acude a la Corte de los Reyes Católicos, que se encontraba en Córdoba.

1484
En noviembre o diciembre, fallece de parto en Madeira Filippa Moniz Perestrello.

1485
En enero, sigue a la Corte que se encontraba en Sevilla.

1485
En abril o mayo, viaja a Génova para visitar a su padre moribundo y exponer su proyecto al Ufficio di San Giorgio.

1485
En junio, regresa a Lisboa y es recibido por Joao n, asistiendo a la exposición que hizo el astrólogo judío Joseph Vizinho sobre sus mediciones de la altura del sol en Sierra Leona.

1485
En el verano, formula por escrito su solicitud a los monarcas castellanos, de que sea aceptado su proyecto de navegación a la India por Occidente.

1486
En enero, es recibido en audiencia por los reyes en Alcalá de Henares.

1486 En mayo, decide fijar su residencia en Córdoba, donde conoce a su amante Beatriz Henríquez de Arana, madre de su segundo hijo Hernando.

1486
En este año, Colón reanuda en Sevilla las relaciones que en Lisboa había tenido con Lorenzo Berardi y sus hijos Giovanni (o Juanoto) Berardi y Gianneto Berardi, y formó sociedad con ellos para poner en práctica su proyecto de navegación a la India por Occidente, siguiendo la ruta recomendada por Paolo del Pozzo Toscanelli al rey de Portugal. Una copia de la carta de Toscanelli al rey llegó a manos del descubridor por medios poco honestos.

1487
En agosto, los reyes le convocan a El Real de Málaga para transmitirle el dictamen desfavorable de la comisión que estudió su proyecto.

1488
En junio, se encuentra en Murcia con los Reyes Católicos. 1488 En agosto y septiembre, se entrevista en Avis con Joao II.

1488-1489
Entre otoño de 1488 y la primavera de 1489, ofrece su proyecto a don Enrique de Guzmán, duque de Medina Sidonia.

1490
En mayo, le abre las puertas de su palacio don Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, acogiéndole bajo su protección.

1491
Va a Madeira a recoger a su hijo Diego, volviendo acompañado de Pedro Corréa d’a Cunha, cuñado de Filippa Moniz.

1491
A su regreso, desembarca en Palos, acude al monasterio de La Rábida, y en Huelva deja a su hijo Diego al cuidado de su cuñada Briolanja Moniz de Perestrello y de su esposo el flamenco Miguel de Mulyart.

1492
El 17 de abril se firman las Capitulaciones de Santa Fe por las que los reyes envían a Colón a descubrir las Indias Occidentales.

LO QUE APORTAN LAS RECIENTES INVESTIGACIONES COLOMBINAS, A LA BIOGRAFIA DEL ALMIRANTE.

1.°- No tiene sentido que se siga dudando de la autenticidad del Mayorazgo fundado por Colón el 22 de febrero de 1498, después del minucioso estudio que el académico Ángel de Altolaguirre hizo en 1926 de los documentos descubiertos en el Archivo de Simancas por la investigadora norteamericana Alicia B. Gould. Según esto, es indiscutible que Colón nació en Génova.

2.°- No se puede seguir afirmando que Colón mintió y que todo lo que se oponga a la teoría genovista oficial es falso, como proclama Henry Harrisse en 1892 y sus seguidores muchos años después. Por el contrario, las señas de identidad del nauta hay que buscadas en la biografía escrita por Hernando Colón, cuya autenticidad fue demostrada por la Real Academia de la Historia al publicar por primera vez, en 1875-1876, la Historia de las Indias de fray Bartolomé de Las Casas. Así pues, la biografía de Colón debe basarse principalmente en las obras de Hernando y Las Casas y no en el hallazgo de una familia en Génova en que un cierto Cristoforo Colombo, lanero, es hijo del tejedor Domenico.

3.°- Colón nació indudablemente en 1446, como se desprende de las revelaciones del nauta: empezó a navegar de 14 años y en 1484, cuando llegó a Castilla, ya había navegado 23 años sin salir de la mar. Así pues, no se puede seguir manteniendo como hacen los genovistas que nació en 1451.

4.°- El acta descubierta en 1904 por el general Ugo Assereto es auténtica, pero de ella se desprende que Colón nació en 1446, no siendo válidos, en cambio, los razonamientos del norteamericano Henry Vignaud que en 1921 llega a la conclusión de que el nauta nació en 1451.

5.°- La revelación de Colón a los reyes de que vino a servir de 28 años, no significa que tenía esa edad cuando llegó a Castilla en 1484, sino que cuando tenía esos años entró a servir al rey Ferdinando I de Nápoles, primo del rey Católico, y aliado de éste, pues el reino de Nápoles podía considerarse que era parte del Casal de Aragón.

6.°- La primera navegación de Colón tuvo lugar en 1461 en la fusta de Imperiale Doria, su tío, que formaba parte de la flota armada por los alberghi Salvago y Colonne para rescatar la colonia genovesa de Famagusta. A estos alberghi perteneció Domenico el padre del nauta.

7.°- La formación marinera de Colón la obtuvo de la familia Doria de Oneglia, encubridora de piratas y corsarios y aliada de René d’ Anjou, conde de Provenza. Sobre la familia Doria nos ilustra el senador genovés Federico Federici y el historiador francés Yves Renouard.

8.°- Merced a la mecánica de los «alberghi», institución típicamente genovesa, y a los protocolos notariales del Archivio di Stato di Genova, ha podido descubrirse que el padre de Colón se llamaba Domenico Salvago y el abuelo, Raffaele Scotto, y que el verdadero linaje del nauta era Scotto, procedente de Piacenza. Los «alberghi» han sido estudiados por el francés Jacques Heers y el senador genovés Federico Federici.

9.º- Hernando Colón nos revela que su padre «navegó con un corsario de su mismo nombre y familia». En estas palabras muchos historiadores y estudiosos han pretendido ver un parentesco cercano entre el corsario francés Coullon y Cristóbal Colón. Sin embargo, el investigador e historiador genovés Giuseppe Pesagno, en 1926, descubrió en el Archivio di Stato di Genova que el capitán de la nave «Pasquerius», que daba conserva al convoy genovés que fue atacado en 1476 frente al cabo de San Vicente en Portugal por el vicealmirante francés Coullón, se llamaba Cristoforo Salvago. Habiéndose demostrado por Salvagini, Harrisse y Vignaud que Colón viajaba en este convoy, cabe deducir que viajaba también en esta nave en su condición de corsario.

10º.- El verdadero nombre de pila de Colón es Pietro y no Cristoforo. Esto nos lo revela el cronista de Carlos V Lucio Marineo Siculo en 1530, afirmación que ha sido corroborada por el sacerdote portugués Gaspar Frutuoso, natural de la isla de San Miguel en las Azores,el cual, según información obtenida hacia 1589 en los archivos de la isla de la Graciosa, de la que había sido capitán donatario Pedro Corréa, resulta que éste estaba casado con Hiscoa o Hizeu Perestrello, «cuñada de Pedro Colombo que descubrió el Nuevo Mundo».

11º.- Colombo no es el nombre de familia del descubridor, sino un apodo, que adoptó al formar sociedad con el pirata ligur Vincenzo Colombo. Este pirata acabó en el patíbulo en 1492. De este pirata nos dan noticias los investigadores genoveses Emilio Pandiani y Giovanni Monleone.

12º.- Cuando Hernando Colón refiere que su padre «quiso que su patria y origen fuesen menos ciertos y conocidos» nos está diciendo que el nauta tenía algo que ocultar. Algunos historiadores creen que quería ocultar su ascendencia judía o su bastardía de algún personaje importante; pero lo que, en realidad, quería ocultar es su oscuro pasado pirático y su «curriculum» de corsario al servicio de los enemigos de la Corona de Aragón (Condestable Pedro de Portugal; René d’Anjou, conde de Provenza; y el catalán Pere Ramon Çacosta, Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén y de Rodas).

13º.- Según los trabajos de Virginia Rau, de la Universidad de Lisboa, publicados en 1956, y de Jacques Heers (1991), Domenico Scotto, el padre de Colón, se relacionaba en Lisboa con un poderoso círculo de mercaderes y banqueros florentinos, entre los que se encontraban Giovanni Guidetti, Gerolamo Semighi, Bartolomeo Marchionni y Lorenzo Berardi. Marchionni era tratante de esclavos y banquero de Joao II y Berardi es el mercader que proporcionó a Colón una copia fraudulenta de la carta de Toscanelli al rey, en la que le señalaba la ruta a seguir para viajar a la India por Occidente. Estos trabajos se complementan con los de Consuelo Varela, que revelan la existencia de una sociedad formada por Colón y Juanoto Berardi, hijo de Lorenzo, para explotar el negocio de las Indias (monopolios de fletes y esclavos).

14º.- Según el investigador genovés Alberto Boscolo, los extraños parientes de Colón, Juan Antonio y Andrea Colombo, eran hijos naturales de Diego Colón, el hermano del Almirante, lo que desbarata uno de los argumentos principales de la teoría genovista oficial.

15º.- En 1474, Colón hizo el corso contra Venecia en alianza con Ferdinando I de Nápoles, y con el consentimiento secreto del duque de Milán, que era a la sazón gobernador de Génova y no quería indisponerse con la Serenísima. Tal información resulta de las investigaciones realizadas por el historiador inglés George Hill en los archivos chipriotas y venecianos.

16º.- Según los trabajos de Bernabé Caunedo del Potro (1983) se descubre que Bartolomé Colón viajó en 1488 a Londres en la nave de Jofre Ibáñez de Sasio1a, la cual fue abordada por corsarios alemanes, que retuvieron secuestrado al hermano del Almirante durante seis años (1488-1492).

17º.- Según investigaciones propias en el Archivo Histórico del Reino de Mallorca, resulta que Miguel Ballester, Alcaide de la Concepción y fiel amigo del descubridor, era de origen mallorquín (Manacor) e hijo de Johan Ballester, secretario del rey Juan II de Aragón. Era, además, sobrino político de Luis de Santángel.

BREVE CURRICULM VITAE

Alfonso Enseñat de Villalonga nació en Barcelona en 1928, donde cursó la carrera de ingeniero Industrial (1953), doctorándose en Madrid años después. Ocupó diversos cargos en la fabrica de caucho de Productos Pirelli, S.A. de Vilanova i la Geltrú y se formó en la factoría de Milán. En 1962 ganó plaza por oposición de ingeniero del Estado y al año siguiente estudió economía en la Universidad de Columbia de Nueva York. Ha sido Subdirector General de Estudios, de Medio Ambiente Industrial, de Electrónica e Informática y de Seguridad Industrial, y finalmente, Inspector General de Servicios del Ministerio de Industria y Energía. Ha sido pionero destacado en la lucha contra la contaminación ambiental (1968-1981) y en la creación de la red de estaciones IN. Participé en la Conferencia Mundial del Medio Humano, celebrada en Estocolmo en 1972. Ha sido Director de la revista Economía Industrial. Ha publicado en diversos medios treinta y seis artículos sobre temas muy diversos y pronunciado cerca de un centenar de conferencias en España y en el extranjero. Durante veinticinco años se ha dedicado a la investigación genealógica, especialmente medieval. Es comendador de número de la Orden del Mérito civil.

Sus investigaciones en los mas importantes archivos españoles (Archivo Histórico Nacional, Archivo General de Simancas, Archivo General de Indias, Biblioteca Nacional de Madrid, archivos particulares, etc.), así como cuatro viajes realizados a Génova a consultar archivos, así como una amplia bibliografía, le han servido de base para dictar conferencias, además de las publicaciones.

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