Braulio Díaz Sal

Periodista del diario «La Nación» y director del periódico «Faro de España» (Buenos Aires) .- fundado por don Ramón Mourente

PROLOGO EXTRACTADO DEL LIBRO DE FERNÁN MIRÁ

CRUZADOS DE LA HISPANIDAD

Querido Fernán Mirá: Estimo que es muy poco lo que puedo aportar a los valiosos testimonios acerca del origen español —concretamente gallego— de Cristóbal Colón. Pero me complace fortalecer tu entusiasmo, digno de un auténtico caballero andante de la Hispanidad. Es decir, de la defensa de la verdad en este caso histórica, y sobre todo cuando tantos y cuantos por ahí, en vez d salir a la palestra, parecieran rehuir —¿por miedo? ¿por provecho; ¿por no comprometerse en algo que consideran fuera de moda?-o soslayar un asunto de tanta trascendencia. En nombre de vieja ilusiones en torno del tema «Colón Español» —hace varías décadas con Elíseo Alonso y otros amigos, sostuvimos una campaña de apoyo a un propósito similar que capitaneaba don Modesto Bará, en Galicia— me satisface llevarte mi solidaridad y fraterno apoyo, come siempre —bien lo sabes— para ‘tu limpió hispanismo. No dudo que Colón era español —¡y qué bien suena!— como creo, también, que tampoco lo dudan, inclusive, muchísimos de los que callan o sostienen otras tesis. Mas no creo que alguien, jamás, antes que él -¿quien hubiera ocultado, por modesto o despistado que fuera, seme ante acontecimiento?— haya estado en el Nuevo Mundo. El hecho de que acá hubiera gentes hasta con costumbres, culturas y rasgos de cierta identidad, poco refleja en favor de cualquier otro descubrimiento. Lo que sucede, amigo Fernán Mirá, es que escuece que haya sido una hazaña de España. A España, a esa España de nuestros amores, se le perdonan pocas cosas. Y especialmente su grandeza y sus glorias. Frente a España no existen indiferentes. O se ama apasionadamente —igual que muchísimos extranjeros que(pusieron como última y suprema voluntad ser enterrados en ella— o se la ataca despiadada y arbitrariamente. Esto enaltece a la estirpe, y que resulta un caso insólito en el mundo. Con la «nacionalidad» con Colón sucede lo mismo. Escribo nacionalidad, conste, porque es su tiempo ya España era Nación… Y bien: No deseo entrar demasiado en lo específicamente histórico, porque tu documentado plan¬eamiento y la erudición de apreciables figuras que también te secundan, rebasan mis sapiencias sobre al rigor cronológico y de investigación. Además, confieso que mee pasma algo tan común como, por ejemplo, la constante aparición de referencias, inéditas, tanto respecto a Colón como de su circunstancia. O sea, de quienes le ayudaron o lo protegieron; de quienes lo acompañaron y, en la medida apreciable compartieron la hazaña, llamada por Agustín de Foxá, en verso inolvidable, «Octavo día de la Creación», Deseo, sin embargo, remarcar es coincidencia que el apellido Colón era común en España, principalmente en Galicia y de modo especial en Pontevedra, donde estaba enraizado desde tiempos remotos. Pero también en otros lugares como, reiterando ejemplos, en el Reino de Aragón. Según documentos hallados por investigadores —que causa¬ron no poca sorpresa– en el Archivo de Protocolos de Zaragoza, en 1426, el alcaide de Agravieso se llamaba Miguel Colón. En 1444, en Lanaja, había un Domingo Colón. En 1450 en la capital zaragozana, un pelaire o cardador, llamado Lorenzo Colón. Todavía el Descubrimiento estaba lejos. También en Zaragoza aparecen: Joao Colón, mercader, en 1453; Mateo Colón, sacerdote (1482); Johan Colón, escudero, Violante de Colón (1484), entre otros. En 1500, figura un Pablo Colón, en Huesca; en 1520, un Joan Colón, sastre y —además de otros Colón en diversos lugares— en 1552, se registra otro Miguel Colón en Fuentes del Ebro. No faltan estudio¬so-, que abogan que la oriundez del apellido es gallega y particular¬mente pontevedresa. Me es grato aceptarlo y añado que es innato el, afán de viajeros que siempre caracterizó a mis paisanos. Perte¬nezco a la provincia de Lugo, y estoy en América. ¿Qué representa lo dicho en renglones arriba? Apenas un testimonio más para agre¬gar a ejemplos que desvirtúan todos loe «alegatos» de un Colón no español. Cruz diablo con asociarlo a la multitud de Colombos que ha producido Italia … Y lo insólito es que en la enseñanza espa¬ñola figura como «genovés». Extremo graciosamente tratado en tu castizo romance y en rigurosa rima, con objetividad meridiana, puntualizada en los octasílabos de tu aclaratorio EXORDIO. Y eres LÚ, un argentino y por descontado un irreductible hispanoamericano el que valientemente te diriges a editores y educadores nuestro ámbito afectivo, marcando una pauta que debía ser preceptiva. Por lo menos, como está expuesta en la transcripción que haces de la «Historia de España», de Agustín Blázquez Fraile. Todos los nombres dados por Colón a las tierras descubiertas eran españoles. Tanto en el sentido topográfico como en el hagiográfico, sea, los unos, homónimos en su mayoría de la toponimia gallega pontevedresa, y los otros, de venerados nombres de nuestro santoral católico. Ni uno de ninguna nación extranjera. Como queda dicho por otra parte, el apellido Colón parece que era usual en muchos lugares de España. El hecho de que en su léxico haya vocablos comunes en el área mediterránea, debe entenderse que era así el idioma español de entonces, y no es ortodoxo andar con especulación fuera de lugar. Recuérdese, también, que cuando Colón propuso el viaje a los Reyes Católicos, solamente les ofreció una aventura, Si él tenía la idea de que más allá del horizonte atlántico pudiera haber tierra, es evidente que Isabel de Castilla poseía ,1a fe o ;; corazonada, y que Fernando las compartía. LO demás son fantasías en muchos casos interesada). Respecto a la ascendencia judía de Colón, y que era sefardita (cristiano nuevo o converso), es; más que probado, y aunque a mi vez podría dar innumerables con rancias creo que el aserto está bien nutrido con las citas que brindas sin embagues —»a calzón quitado «— y con toda valentía, en ( meritorio y original trabajo, finalmente de la «socorrida cuna «genovesa» —refutada por una veintena de localidades itálicas, y si así fuera, la gloría del Descubrimiento, y de conquista y civilización de América, jamás podría discutirse a España, aunque soportemos con pesadumbre, que el Continente no se apellide Colombia, o Isabela, o con toda propiedad Hispania. Hay un detalle simpatiquísimo que traigo a colación —para endulzar un tanto el amargor apesadumbrado—, que muchos desconocen y acaso algunos olvidan: una de las islas de la desembocadura, del Ebro se LLAMA Genova, nombre que también se repite, geográficamente, para determinar un caserío de la provincia de Baleares, municipio de Paira de Mallorca. No deja de ser una humorada lo dicho.

Adelante, pues, con tu hidalgo empeño reivindicador .¡Qué bien suena este verso tuyo!

¿Qué se anhela o se propende

Con esa publicación?

Hay una sola razón:

¡ESPAÑA! Así lo entiende

Quien al honrarla pretende

-como Hispanoamericano-

Que el linde del océano

No tenga aquende ni allende.
Adelante, repito, con tu perseverancia vindicadora, para legitimo servicio de la Justicia Histórica y mayor gloria de Dios y de la Hispanidad.

Braulio Díaz Sal

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